Francisco se reune con los obispos de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana
Cada quien habla de la fiesta según le ha ido en ella, por eso vamos a traducir lo que sobre la audiencia que concedió hoy Francisco a los obispos de la Iglesia Greco-Católica ucraniana publicó esta misma Iglesia en su sitio de internet, y luego traduciremos lo publicado por el Vaticano. Lo hacemos así porque cronológicamente aparecieron en ese orden. Ustedes notarán en dónde cada uno pone los acentos.
“El Papa Francisco se reunió con los obispos del Sínodo de la Iglesia Greco-Católica ucraniana en el Vaticano”, información con fecha Sep-06-2023 de la Iglesia Greco-Católica ucraniana. Traducción de Secretum Meum Mihi.
El Papa Francisco se reunió con los obispos del Sínodo de la Iglesia Greco-Católica ucraniana en el Vaticano
6 de septiembre de 2023
En la mañana del 6 de Septiembre se celebró en el Vaticano una audiencia privada con el Santo Padre Francisco para los obispos del Sínodo de la Iglesia Greco-Católica ucraniana (UGCC). En una conversación franca, los jerarcas de la UGCC expresaron el dolor, el sufrimiento y una cierta decepción del pueblo ucraniano.
Por iniciativa del Papa Francisco, la reunión comenzó una hora antes de lo previsto “para tener la oportunidad de hablar más tiempo con los obispos ucranianos”. Según Su Beatitud Sviatoslav, padre y jefe de la UGCC, “este encuentro fue un momento de escucha mutua y una oportunidad para un diálogo franco y sincero”.
Los obispos de la UGCC pidieron al Papa Francisco iniciar el encuentro con una oración conjunta por una paz justa en Ucrania y por todos aquellos “que están muriendo en nuestro país en este momento a manos del agresor ruso”. El Santo Padre agradeció la iniciativa y, junto con los obispos ucranianos, rezó la oración del “Padre Nuestro” por Ucrania y su “sufrido pueblo”.
“En una conversación con el Santo Padre, le expresamos al Papa todo lo que nuestros fieles en Ucrania y en todo el mundo nos confiaron transmitir a Su Santidad. Nuestros obispos hablaron en ucraniano, inglés, portugués e italiano”, subrayó Su Beatitud Sviatoslav. Los obispos dijeron que ciertas declaraciones y gestos de “la Santa Sede y de Su Santidad son dolorosos y difíciles para el pueblo ucraniano, que actualmente se desangra en la lucha por su dignidad e independencia”. Los malentendidos que han surgido entre Ucrania y el Vaticano desde el comienzo de la guerra a gran escala, explicaron los obispos, son utilizados por la propaganda rusa para justificar y apoyar la ideología asesina del "Mundo Ruso”, por lo que “los fieles de nuestra Iglesia son sensibles a cada palabra de Su Santidad como voz universal de la verdad y la justicia”.
Refiriéndose a sus propias palabras y a las comparaciones que había dirigido, en particular, a los jóvenes rusos, el Santo Padre explicó: “Al regresar de Mongolia, he afirmado que el verdadero dolor es cuando el patrimonio cultural de un pueblo sufre una 'dilución' y es sometido a manipulaciones por parte de un determinado poder estatal, como resultado de lo cual se transforma en una ideología que destruye y mata. Es una gran tragedia cuando una ideología así se entromete en la Iglesia y reemplaza el Evangelio de Cristo”.
El Santo Padre también admitió que “el hecho de que usted dudara con quién está el Papa fue particularmente doloroso para el pueblo ucraniano. Quiero aseguraros mi solidaridad con vosotros y mi constante cercanía orante. Estoy con el pueblo ucraniano”. Como gesto especial y símbolo de cercanía al pueblo ucraniano, el Papa Francisco trajo consigo un icono de la Theotokos (Madre de Dios), que mostró a los obispos de la UGCC. “Este icono me lo regaló Su Beatitud Sviatoslav cuando era un joven obispo en Argentina. Rezo por Ucrania todos los días delante de ella”.
Los obispos también agradecieron al Papa Francisco su constante apoyo a Ucrania a nivel internacional, sus acciones humanitarias, sus esfuerzos personales para liberar a los prisioneros, la misión de mantenimiento de la paz del enviado papal especial, el cardenal Matteo Zuppi, etc. “La juventud ucraniana se sintió sinceramente conmovida por la humildad de sus palabras al pedir perdón por el hecho de que no fue posible hacer más para poner fin a la guerra en Ucrania”, dijo Su Beatitud Sviatoslav.
Los Padres Sinodales pidieron al Santo Padre que continúe sus esfuerzos por la liberación de los prisioneros de guerra, en particular mencionaron a los sacerdotes redentoristas, el P. Ivan Levytskyi y el P. Bohdan Haleta, que todavía se encuentran en cautiverio ruso.
Al concluir la audiencia, en nombre de los obispos del Sínodo de la UGCC, Su Beatitud Sviatoslav entregó al Papa algunas de las pertenencias personales de los Redentoristas cautivos: una cruz misionera, un libro de oraciones y un rosario. “Estas cosas, Santidad, dan testimonio del sufrimiento de nuestra Iglesia junto con su pueblo en medio de los horrores de la guerra causada por la agresión rusa. Como un tesoro invaluable, se los entregamos con la esperanza de que pronto llegue una paz justa a Ucrania”. El jefe de la UGCC también entregó a Su Santidad un icono de Jesucristo, que había sido salvado de la iglesia quemada por los rusos en el pueblo de Chervone en la región de Zaporizhia.
“Comunicación a los periodistas: Audiencia a los obispos del Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana”, Sep-06-2023. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Esta mañana, antes de la Audiencia General, el Papa Francisco recibió en el estudio del Aula Pablo VI a los obispos del Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana.
En el curso del encuentro, que duró casi dos horas, tras el saludo de Su Beatitud Svjatoslav Ševčuk, que recordó la dolorosa situación en la que se encuentra su país, con el aumento del número de muertos, heridos y torturados, y agradeció al Papa por el afecto demostrado de tantas maneras y en tantas ocasiones, intervinieron varios participantes, cada uno para contar el sufrimiento que vive el pueblo ucraniano en diferentes lugares y formas.
El Papa Francisco escuchó atentamente las palabras a él dirigidas, manifestando con algunas breves intervenciones su sentimiento de cercanía y participación en la tragedia que viven los ucranianos, con una “dimensión de martirio” de la que no se habla lo suficiente, sometidos a crueldad y criminalidad. Expresó su dolor por la sensación de impotencia experimentada ante la guerra, “una cosa del diablo, que quiere destruir”, con un pensamiento particular para los niños ucranianos con los que se reunió durante las audiencias: “te miran y han olvidado sonreír” y añadió: “Este es uno de los frutos de la guerra: quitarles la sonrisa a los niños”.
Para responder a la crueldad de la guerra, surgió la necesidad de más oración, para la conversión y el fin del conflicto y, siguiendo una petición recibida durante el encuentro, el Papa expresó el deseo de que en el mes de octubre, particularmente en Santuarios, se dedique el rezo del rosario a la paz y la paz en Ucrania.
Al hablar del encuentro que mantuvo con algunos jóvenes rusos en los últimos días, el Papa se refirió luego a la respuesta dada a los periodistas en el avión de regreso de Mongolia.
Finalmente, recordó el ejemplo de Jesús durante la Pasión, que no permanece víctima de insultos, torturas y crucifixión, sino que testimonia el coraje de decir la verdad, de estar cerca al pueblo, para que no se desanime. “No es fácil —dijo— esto es santidad, pero el pueblo quiere santos y maestros de este camino que Jesús nos enseñó”.
Para concluir, antes de dirigirse juntos en oración a Nuestra Señora, el Papa contó cómo cada día recuerda a los ucranianos en su oración ante el icono de la Virgen que le regaló el Arzobispo Mayor antes de dejar Buenos Aires.