¿Preparados para la modificación del numeral 2357 del Catecismo?, entre otras, esa es una de las sugerencias que contiene la siguiente entrevista del nuevo prefecto del DDF, Mons. Víctor Manuel Fernández, con Quotidiano Nazionale, Jul-11-2023. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Siga @secretummeum¿Cómo se puede promover la fe en un Occidente cada vez más indiferente al dato religioso?
“Es una indiferencia relativa, porque nacen siempre nuevas formas de religiosidad y espiritualidad. En un cierto punto, cuando se advierte el sofocamiento de la superficialidad, se vuelve a proponer la cuestión de la religión. Ese es el momento en que, si estamos atentos, podemos tener un diálogo fecundo”.
¿Se percibe todavía en el mundo la necesidad de escuchar palabras de esperanza sobre el dolor, la muerte, la vida eterna y la Iglesia todavía es capaz de abordar estos temas, una vez definidos como ‘novísimos’?
“Hoy todo es inmediato, urgente, entonces es difícil que surja una propuesta de vida eterna. Sin embargo, frente al dolor, a la muerte, al fracaso, al abandono, muchos comienzan a mirar el horizonte más amplio de la existencia. Hace parte de nuestro mensaje y no podemos dejar de hablar del llamado a una vida plena y sin fin en el abismo del amor divino. A veces se ignora este mensaje, pero en otras circunstancias se escucha”.
¿La comprensión más profunda de la doctrina pasa también por la superación de la homosexualidad como ‘objetivamente desordenada’, definición del Catecismo que sigue hiriendo a quienes viven una condición sexual no elegida y también a sus familias?
“Este es un problema del lenguaje teológico, que a veces ignora el efecto que puede tener en el corazón de las personas, como si fuera indiferente al dolor que produce. Pero, como saben, no es el caso del Papa Francisco, quien sin duda usaría otro idioma"
Bendecir las parejas gay es un sacrilegio para los círculos tradicionalistas. ¿Citan la Biblia con conocimiento de causa?
“Hay textos bíblicos que no deben ser interpretados de manera ‘material’, no digo ‘literal’. Hace tiempo que la Iglesia comprendió la necesidad de una hermenéutica que los interprete en su contexto histórico. Esto no significa que pierdan su contenido, sino sobre todo que no deben tomarse completamente por su valor nominal. De lo contrario, deberíamos obedecer el mandato de San Pablo de que las mujeres deben cubrirse la cabeza, por ejemplo”.
¿Y qué siente que debe decir a los católicos decepcionados por el estancamiento de la reflexión sobre el acceso de las mujeres al diaconado, aunque solo sea permanente, a pesar de un par de comisiones ad hoc instituidas por el Papa?
“Digo que no se necesita analizar este problema de modo aislado. Lo que está detrás y es mucho más profundo es la discurso sobre el poder en la Iglesia y sobre el acceso de las mujeres a lugares donde haya poder de decisión. Por eso es importante que permitan a las mujeres empezar a votar en el Sínodo”.
¿La eventual ordenación de hombres esposados, defendida por una gran mayoría en el Sínodo sobre la Amazonía, socava la doctrina o es una hipótesis posible para la Iglesia?
“Es una hipótesis posible, como efectivamente ocurre en Oriente. Pero es una decisión prudencial que debe sopesar el Papa”.
¿Qué espera del Sínodo de los Obispos de octubre?
“A diferencia de otros Sínodos, durante los cuales me esperaba respuestas muy concretas, en este caso prefiero esperar a ver a dónde nos quiere llevar el Espíritu”.
¿Lo marcaron las invectivas, incluso en el plano personal, que le dirigieron de los ambientes tradicionalistas?
“Me lo esperaba, pero no son los que más me preocupan. Hay otros espacios en los que se articulan operaciones para dañar la imagen de las personas, cuando no responden a sus intereses ideológicos y económicos. En estos casos, el mensaje social de Francisco es fastidioso. No son exactamente sectores tradicionalistas”.