Thursday, July 06, 2023

Tucho contra sus críticos: “Me consideran un ignorante usurpador latinoamericano de un puesto que les pertenece a ellos”


En esta ocasión traemos la defensa que contra los críticos de su nombramiento hace el nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctina de la Fe, Mons. Víctor Manuel Fernández, en una entrevista para el periódico italiano Domani, Jul-06-2023. Traducción de Secretum Meum Mihi.

Excelencia, en agosto partirá de La Plata para Roma. En su opinión, ¿será posible en el futuro tener una iglesia menos centrada en Roma?

Su pregunta me da la oportunidad de aclarar una cosa, porque me han hecho decir que el Papa podía vivir en alguna otra diócesis, pero yo nunca lo dije. El Papa debe ser el obispo de Roma. Lo que yo afirmé es que lo importante no es la ciudad de Roma sino la diócesis de Roma. Entonces, mientras resida en la diócesis de Roma, puede estar viviendo fuera del Vaticano e incluso fuera de la ciudad de Roma. Por ejemplo, podrías vivir en Guidonia, que es otra ciudad pero parte de la diócesis de Roma. ¿Por qué no podría hacerlo un Papa que ama las periferias? Después Sandro Magister publicó un hermoso artículo titulado: El Papa busca casa en Guidonia. En ese momento también sostenía que, con las posibilidades de comunicación que existen hoy en día, algunos departamentos o academias podrían estar en otros países. No creo que haya herejía en esto, pero mis afirmaciones han sido tergiversadas.

En una reciente publicación en Facebook habló de grupos contrarios a Francisco que instrumentalizan su nombramiento. ¿Hay cierta intolerancia hacia el Papa?

Hay grupos que creen que la suya es la única forma posible de pensar en la iglesia y la única forma de expresar la doctrina. Creen que pueden juzgar la doctrina del Papa, pero Jesús le dio las llaves de Pedro al Papa, no a ellos. Sólo a Pedro le prometió la asistencia muy especial que afirman tener. Pero lo más problemático es que no solo piden la libertad de pensar de forma diferente, lo que es respetable, sino que quieren pretender e imponer que todos piensen como ellos. Entonces entiendo que les dé fastidio que yo esté en la Doctrina de la Fe. Imagino que inconscientemente me consideran un ignorante usurpador latinoamericano de un puesto que les pertenece a ellos. Pero tampoco yo tendré la asistencia del Espíritu que le fue prometida a Pedro, porque sólo el Papa la tiene. Seré un pobre trabajador que presentará su trabajo a Francisco, que sólo utilizará y aprobará las cosas que, en el ejercicio de su único carisma, tendrá por verdaderas y apropiadas.

Trabajando a menudo junto al Papa Francisco subrayó su estilo de libertad y creatividad. Sin embargo, no faltaron las críticas, incluso en la opinión pública. ¿Después de diez años ha cambiado algo?

En otros tiempos habían personas lunáticas y agresivas de las que todos huían, que acababan despotricando solas contra todo. Ahora esas personas pueden crear un blog o sitio web y hacer que la gente lo lea. Si tienen mucho dinero, pueden hacer que sus opiniones tengan mayor impacto en las redes sociales. Si se leen los comentarios que aparecen en los foros de Internet, se ve que la mayoría de ellos son agresivos y ofensivos, de izquierda o de derecha. Las personas normales escriben poco. El problema es que en los últimos años se ha notado que tienen una influencia creciente. Algunos políticos saben muy bien cómo usar estos recursos. Pienso que en la Santa Sede todavía tenemos mucho por crecer en esto, porque los medios oficiales de la iglesia son seguidos por menos personas respecto a otros que son más hábiles para influir en la opinión de los demás, a veces con mentiras, burlas, citas fuera de contexto.

Algunos ponen en duda su profundidad teológica, citando su libro Sáname con tu boca. ¿Qué responde a quienes la acusan de no tener preparación teológica?

Algunos utilizan un recurso que funciona para ellos: el ridículo. Todo parte de la convicción de que lo único sólido es su pensamiento, lo único profundo es su pensamiento, lo único académico es su pensamiento, aunque no hayan estudiado teología. Es natural que destrocen a cualquiera que piense diferente. Llevan años usando ese libreto, que es solo un catecismo que yo usaba con los jóvenes cuando era párroco para sugerirles que evitaran las relaciones prematrimoniales. Lo que les proponía era que desarrollaran otras expresiones de amor, como el beso. Nada de herético en este enfoque. Pero lo citan como si quisieran que fuera teología sistemática, lo cual no es en absoluto. Creo que no es ético ni evangélico que hagan esto, y ellos lo saben. Si quieren comentar mi teología, léan mi manual sobre la Gracia, por ejemplo, ¡o mis artículos académicos! Si alguno de ellos lee esta entrevista, le sugiero que lea mis artículos en la revista Angelicum y los discuta conmigo. Con mucho gusto escucharé sus críticas teológicas. Pero me parece muy bajo que utilicen un catecismo juvenil para juzgar mi pensamiento académico.

Cuando dejó la Universidad Católica, fue reconocido por muchos méritos, entre ellos una creciente presencia pública de la universidad y su contribución al diálogo con la sociedad. ¿Cree que la teología todavía está cerrada hoy?

El Papa me pide que fomente una teología en diálogo con la sociedad, pero si uno se pone sólo como juez y cree que el Espíritu Santo no puede inspirar nada bueno fuera de la iglesia, entonces no hay diálogo posible. El Papa Francisco es un modelo de ese diálogo con el mundo.

En Alemania, el camino sinodal ha demostrado cómo el diálogo con los laicos es esencial para enfrentar los problemas de la sociedad actual. ¿Cree que estudiar teología sólo en universidades pontificias podría impedir la elaboración de una doctrina más cercana al pueblo?

En el documental Amén. Francisco responde que nota su valentía y su generosidad al exponerse sin miedo. A menudo le tenemos miedo al mundo y preferimos alejarnos de él para no hacernos daño. A veces nuestras universidades privadas son esos refugios que nos mantienen preservados pero no permiten que seamos desafiados por quien es diferente. Esto corre el riesgo de que nuestro mensaje llegue entonces sólo a unos pocos elegidos y que no seamos sacramentos de la presencia de Dios en medio del mundo. Recuerdo que en Argentina hubo un Congreso sobre la doctrina social de la Iglesia al que asistieron varios profesores de la Universidad Católica, pensando en dar lecciones a otros. Pero allí se encontraron con mucha gente muy diferente que discutía con ellos: trabajadores sociales, sindicalistas, gente que trabaja con los más pobres y los más abandonados, y estos profesores se sentían abrumados, no sabían qué decir. Por eso, cuando era rector de la universidad, propuse a los estudiantes que hicieran tareas de ayuda en los barrios más pobres de Buenos Aires. Esto les ha permitido estar mucho mejor preparados como profesionales y como creyentes para servir a la sociedad sin arrogancia y con mayor empatía.

En Amoris laetitia el Papa Francisco escribe: «Es mezquino detenerse sólo a considerar si el obrar de una persona responde o no a una ley o norma general». En el campo doctrinal, ¿se ha considerado a menudo la teología como un apéndice burocrático?

La teología está al servicio de la fe y de la evangelización. Pero si no se dialoga con la vida concreta de las personas, con sus dramas, limitaciones y sueños, se corre el riesgo de volverse irrelevantes y perder el significado concreto.

Cuando el Papa habla de «métodos inmorales» por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ¿a qué se refiere?

Se refiere a ciertas metodologías crueles de la Inquisición en otros siglos, que no eran tan terribles como las presentan ciertas leyendas negras, pero también es cierto que hoy no podemos considerarlas aceptables. Hoy la Iglesia no actúa de este modo, pero puede hacer algo parecido si trata de imponer la doctrina sin respetar la libertad y los tiempos de las personas. En algunas instituciones todavía puede haber abuso de autoridad, maltrato, metodologías inadecuadas.

Bergoglio le confió la elaboración del documento final de la Conferencia de Aparecida. ¿Por qué la V Conferencia del CELAM es fundamental para comprender la relación entre la Iglesia y el mundo secularizado?

Ayudé a recolectar contribuciones de los diferentes círculos menores, fue un trabajo difícil porque había poco tiempo para escribir. El documento es algo heterogéneo, pero tiene el inmenso valor de reunir consensos y aportes reales de todos. Esto quiere decir que el documento final tiene un “olor latinoamericano” y no es sólo el resultado de una imposición de algunos europeos de la curia romana que temían que hubiera desviaciones relativistas. Pero no se trataba de un relativismo, sino de un pensamiento encarnado en la realidad concreta de América Latina. Hay que decir que el mismo Papa Benedicto en ese momento alentó la libre discusión y el Cardenal Bergoglio aseguró esa libertad.

“Mi función no es la venganza de los progres”, nuevo prefecto del DDF a Vida Nueva


Aquí otra entrevista concedida por el nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Mons. Víctor Manuel Fernández. En esta ocasión para Vida Nueva, Jul-06-2023.

PREGUNTA.- Cuando el Papa le anunció que sería el nuevo prefecto para el Dicasterio para la Doctrina de la Fe. ¿No le entraron ganas de salir corriendo? A quienes les guste el poder, su puesto es un regalo. Pero para quien conozca la realidad eclesial, más bien podría pensar que es una losa…

RESPUESTA.- Así es, yo tenía el secreto proyecto de retirarme a los 65 años para volver a la docencia teológica y para dedicarme de nuevo a escribir y predicar retiros espirituales. Además, después de cinco años, me había enamorado de mi Arquidiócesis de La Plata, estaba cómodo y hasta había logrado que la casa donde vivo fuera de mi agrado. Hace dos meses había abierto una ventana para tener una mejor vista de la ciudad. Me costó aceptar y asumir desde el corazón esta nueva tarea.

P.- ¿Qué le diría el Victor Manuel Fernández de hoy a aquel joven que empezaba a estudiar teología, que comenzaba a cuestionarse cosas y que nunca se imaginó que acabaría al frente de Doctrina de la Fe?

R.- Cuando yo escuchaba la palabra “Congregación para la Doctrina de la Fe”, inmediatamente aparecía una nube negra en mi cabeza. Si me hubieran hablado del Consejo para la Cultura era otra cosa. Especialmente me molestaba que se prestara mucha atención a ciertos problemas doctrinales y menos a otros. Por ejemplo, a quienes, sin ser lefebvristas, se distanciaban del Concilio Vaticano II, no se les cuestionaba demasiado. También había diferencias en el modo de tratar a los teólogos europeos y a los latinoamericanos, por ejemplo. No sé si mis impresiones eran justas, pero eso es lo que sentía.

P.- A lo largo de estos años, desde algunos sectores de la Iglesia le han tachado de ‘hereje’. ¿Qué pensarán ahora de la decisión del Papa de poner a un ‘hereje’ al frente de la ‘Santa Inquisición’?

R.-
Sí, Yo soy doctor en Teología, tuve la aprobación romana para ser decano de una Facultad de Teología, y mis hermanos obispos me votaron presidente para la comisión doctrinal de mi Episcopado. Se supone que sé distinguir lo que es herético y no me voy a exponer a decir algo que cruce esa línea.

P.- Ahora el jefe es usted… ¿Preparado para ser el centro de las críticas de unos y otros? Seguro que intuye que a unos les defraudará por no reformar tanto como se espera de usted y otros ya le han condenado…

R.-
Seguramente, porque mi función no debería entenderse como la revancha de los progres. Probablemente podré tener una mirada más amplia que otros pero eso no significa avanzar imprudentemente o desbocadamente en cosas que necesitan estudio, tiempo e incluso consensos.

P.- No es habitual que el Papa haga pública una carta dirigida a un nuevo cargo vaticano que ha designado. ¿Qué es lo que le ha impactado más de los encargos que le hace en el escrito?

R.-
Yo creo que el Papa pensó muy bien esa carta, cada palabra. Acabo de enviar una carta al Dicasterio haciendo notar que la carta usa expresiones claves que nos orientan en su interpretación y aplicación. Por ejemplo: “finalidad principal”, “la Iglesia necesita crecer en…”, “más eficazmente que”, “criterio fundamental”, “lo esencial”, “mayor peligro”, “acojan el Magisterio reciente”. Está claro que es un texto programático y ahora la tarea del Dicasterio será analizar cuáles son los cauces para aplicarla.

P.- Si uno se toma en serio todas las peticiones que le hace el Santo Padre para su nuevo puesto, serían necesarios unos cuantos lustros. ¿Por dónde va a empezar? ¿Qué ve más urgente?

R.-
Lo primero será conversar largamente con la sección doctrinal para ver cómo acoger de manera más clara y visible el magisterio reciente, porque puede ocurrir que se den respuestas basadas en criterios legítimos pero incompletos, sin incorporar criterios que nos ha ido dando Francisco.

P.- Todas esas propuestas de cambio que se intuyen en la carta, ¿implicarán un cambio en el Catecismo o para eso hace falta otro pontificado?

R.-
Eso llevará más tiempo. No obstante, no hace falta que algo esté ya en el Catecismo para que sea oficial. Basta que esté publicado en las Acta Apostolicae Sedis.

P.- En medio del ambiente de polarización e ideologización existente en la Iglesia y que se hace patente en el ámbito teológico, ¿cómo lograr esa ‘armonía’ que le pide el Papa en la carta sin quedarse anclado en el pasado y pegar acelerones en una renovación necesaria para dialogar con el mundo?

R.-
Es un arte que hay que aprender.

P.- Una y otra vez se ha empeñado en explicar por escrito, en conferencias y en entrevistas qué es la teología del pueblo, que sustenta el pensamiento del Papa Francisco, y qué no es. ¿Cree que logrará hacer entender a sus principales detractores que no es una teología marxista de la liberación?

R.-
Te diría dos cosas. Por una parte me parece que se ha crecido mucho al respecto. Hoy esa sensibilidad ante el dolor de los pobres y esa atención a la cultura propia de los postergados se entiende mejor que en otras décadas. Hasta los políticos de extrema derecha hablan de los pobres, aunque difieran en los métodos propuestos para superar la pobreza. Pero por otra parte en los últimos años ha vuelto a crecer la polarización en la sociedad y todo lo que tenga que ver con ese mensaje se considera “populista”. La acusación más generalizada es esa en lugar de “comunista”.

P.- En la carta que le ha escrito el Papa, menciona de pasadas la lucha contra los abusos sexuales, que también queda circunscrita a su Dicasterio. A la luz de lo que conoce, ¿cree que la Iglesia está haciendo todo lo que está en su mano o todavía queda un largo trecho para dar por zanjada esta lacra?

R.-
En mi conversación con el Papa y en su carta queda claro que yo, que por otra parte no soy especialista, no me dedicaré a este asunto tan delicado. Pero debo decir que esa sección disciplinar del Dicasterio tiene personas muy profesionales. Además, hay que reconocer que en los últimos años se ha crecido mucho. Cuando yo, hace cinco años, empecé como Arzobispo de La Plata, nuestros procedimientos todavía no eran tan claros, uno tenía que ir viendo qué era lo más adecuado y siempre con muchas dudas. Ahora hay procedimientos y protocolos mucho más precisos, tanto desde la Santa Sede como en las Conferencias Episcopales de distintos países. Un obispo puede tener la confianza de que, siguiendo esos protocolos y consultando con esa sección disciplinar del Dicasterio, está bien encaminado. Por supuesto que tendremos que seguir aprendiendo y creciendo, pero Francisco ha hecho mucho.

Vatican News registra audiencia privada de Francisco a Bill Clinton


El día de ayer reseñamos la audiencia privada que Francisco concedió al expresidente de EEUU, Bill Clinton; casi de inmediato esa audiencia se volvió tendencia en Twitter en razón de la presencia en la delegación que acompañaba a Clinton de Alexander Soros, hijo de George Soros. A comienzos de Junio The Wall Street Journal lanzó la información en primicia de que George Soros había cedido el control de su imperio a su hijo, Alexander Soros; dicho imperio, aglutinado bajo algo llamado “Open Society Foundations”, se ha caracterizado por su inclinación anticristiana, y de allí el motivo por el cual la aludida audiencia era tendencia ayer en Twitter.

Vatican News presenta un registro de la audiencia, Jul-06-2023, intentando bajarle la temperatura a las críticas por la extrañeza de los observadores, indicando discretísimamente en la redacción de la información que Soros nunca habló con Francisco porque, mientras Francisco hablaba con Clinton, se encontraba con la delegación que acompañaba a Clinton visitando algunos lugares vaticanos. Practicamente lo que dicen es que los de la delegación, entre los cuales estaba Soros, solamente se juntaron con Francisco para un saludo y unas fotos, como la que aquí publicamos.

El Papa Francisco recibió al ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton

El ex presidente estadounidense, recibido en Santa Marta para un encuentro privado

Vatican News


En la tarde del miércoles 5 de julio, el Papa Francisco recibió en la Casa Santa Marta al ex presidente de los Estados Unidos Bill Clinton. El encuentro del Pontífice con el político estadounidense tuvo lugar en privado y el tema tratado fue la paz. Al final del encuentro, Francisco saludó brevemente a los hombres de seguridad y otros amigos que acompañaban al ex Presidente en su viaje a Roma y Europa, y que mientras tanto habían sido llevados a visitar algunos lugares del Vaticano.

Clinton, que fue el 42º Presidente de los Estados Unidos de enero de 1993 a enero de 2001, ya había visitado el Vaticano el 2 de junio de 1994 y fue recibido por el Papa Juan Pablo II.

Publicado programa de viaje de Francisco a Mongolia


Información de agencia EFE, Jul-06-203.

Ciudad del Vaticano, 3 jun (EFE).- El papa Francisco celebrará un encuentro interreligioso y una misa para la pequeña comunidad católica, que no supera los 1.500 fieles, durante su viaje en Mongolia del 31 de agosto al 4 de septiembre, según el programa oficializado hoy por el Vaticano.

Francisco viajará a Ulán Bator el 31 de agosto y después de un vuelo de cerca 13 horas descansará el resto de la jornada del 1 de septiembre. El programa oficial comenzará el 2 de septiembre con las reuniones con las autoridades del país y su discurso en el Palacio de Estado.

Por la tarde se reunirá con el clero del país, donde sólo e 0,03 % de la población es católica lo que supone que hay cerca de 1.500 fieles.

El domingo celebrará un encuentro interreligioso en el Teatro Hum de la capital mongola, donde cerca el 50 % de su población son budistas tibetanos, el 5 % de prácticas chamánicas , el 4 % de musulmanes y un 40 % que no profesan ninguna religión.

Por la tarde, celebrará misa ante la pequeña comunidad católica en el Palacio de deportes "Steppe Arena" y al día siguiente se reunirá con los trabajadores de Caritas e inaugurará una casa de ayuda a los necesitados en un país donde un tercio de su población vive en condición de pobreza y es necesario ayudar sobre todo a las poblaciones de nómadas.

Se trata de una visita histórica ya que ningún pontífice había viajado antes este estado asiático, muy cercano a China, uno de los países que el papa Francisco desearía visitar.

El lema de este viaje es "Esperanza Juntos" con el que se quería "resaltar el doble sentido del viaje apostólico del Santo Padre a Mongolia, el de visita pastoral y el de visita de estado” y "por lo tanto, se optó por una virtud puramente cristiana como es la esperanza, pero ampliamente compartida también en círculos no cristianos, asociándola con el adverbio juntos, para subrayar la importancia de la colaboración bilateral entre la Santa Sede y Mongolia", explicó el Vaticano.

Además, el lema "puede caracterizar la presencia que el Santo Padre representa para esta pequeña porción del pueblo de Dios como un signo de gran esperanza y aliento y, por otra parte, , la Iglesia que está en Mongolia, con su pequeñez y marginalidad, puede ofrecer un signo de esperanza para la Iglesia universal", añadieron.

El papa, que fue operado de una hernia abdominal el pasado 7 de junio, también viajará a Lisboa para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), del 2 al 6 de agosto próximos, con una agenda que incluye una parada en el santuario mariano de Fátima, donde ya estuvo en mayo de 2017.

“Tratar de no perseguir ni condenar”, el nuevo prefecto del DDF habla de su futura ocupación


Según intuimos, el nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Mons. Víctor Manuel Fernández, ha asumido una estrategia mediática para afrontar las críticas que vienen surgiendo con su nombramiento, una mezcla entre redes sociales (a las cuales parece darle preponderacia, como verán más adelante) y entrevistas a medios de comunicación, por ahora en español, que es su lengua materna, pero suponemos que pronto en inglés, que es de dónde él dice provienen la mayor parte de las críticas (también suponemos serán con medios no hostiles a él y que le hagan preguntas complacientes, como America, National Catholic Reporter, Religion News Service), y a futuro también en italiano. No todas las declaraciones que Mons. Fernández ha hecho hasta ahora las hemos consignado en este blog, pero lo ponemos de manifiesto para que las busquen.

En esta entrada consignamos una entrevista que aparece en el periódico español ABC, Jul-06-2023 (en la imágen, click para ampliar), la cual publicamos con adaptaciones.

—Algunos críticos han peinado sus libros, pero no han encontrado ninguna herejía. Aun así, insinúan el ‘peligro’ de que usted cambie la doctrina. ¿Cuál es su proyecto?

—Es importante aclarar que la doctrina cristiana no cambia, porque es la plenitud de Dios de donde brota todo, y eso no puede ser mejor. Pero nosotros somos muy limitados y estamos infinitamente lejos de comprenderlo todo. Entonces la Iglesia va creciendo, madurando, en su comprensión de esa enseñanza y por consiguiente la va expresando de nuevas maneras. Santo Tomás decía que la voluntad de Dios «se vuelve más confusa cuando más se desciende a los particulares». En los particulares, donde se juega la vida de la gente, es difícil bajar (imponer) doctrinas como cascotes. Esta convicción mía probablemente dará otro color al dicasterio, pero es inevitable si usted advierte que soy el primer latinoamericano en ese puesto.

—El Papa ha acompañado su nombramiento de una carta en la que le pide alejarse de los «métodos inmorales de otras épocas». ¿A qué puede referirse, aparte de la tortura a los investigados y a quemar vivas a personas en plazas?

—La carta del Papa es un tesoro. Muchos me han dicho que es un punto de inflexión, también amigos judíos y evangélicos. Es llamativo el efecto que produjo, más que una carta a mi persona es una luz para la Iglesia. Sin embargo, en este punto que usted me pregunta no hay una gran novedad. Recordemos que san Juan Pablo II pidió perdón por los excesos de la Inquisición, aunque sabía que otros tribunales de la sociedad y de otras confesiones cristianas habían sido mucho más crueles. Lo que pasa es que Francisco tiene la magia de decir las cosas de tal manera que zamarrean como si fueran nuevas. Pero no menciona esto como historiador, lo dice para advertir de que no sigan existiendo formas «análogas» de imponer la verdad en el mundo de hoy. Hoy el dicasterio no tortura ni mata, pero en lugar de alentar el pensamiento, de dialogar, de buscar síntesis y puntos de contacto, puede frustrar a una persona, puede faltarle el respeto, puede maltratarla. Es un llamado de atención que me hace a mí.

—Pero si ahora el prefecto no condena ni corrige, ¿usted a qué se va a dedicar en Roma? ¿Cómo se abordarán ahora los eventuales «errores doctrinales» que en el pasado se afrontaron con procesos?

—Se podría decir que debo tratar de no perseguir ni condenar. De hecho, mi predecesor el cardenal Ladaria no lo ha hecho. Pero sí puedo llamar a conversar, hacer un llamado de atención, pedir una clarificación, seguir un proceso de profundización de algo que no está claro. Aunque el Papa en su carta me dejó bien

claro que no es sólo esa mi tarea. Me indicó que el dicasterio está para «aumentar la inteligencia» de la fe, para «crecer en la interpretación de la palabra y en la comprensión de la verdad», y me aclaró un secreto: que la mejor forma de cuidar la doctrina es crecer en su comprensión más que aplicando mecanismos de control. Todo esto requerirá pensar el modo de concretarlo, definir los cauces adecuados, pero tendré que conversarlo con el dicasterio.

—¿Qué va a ocurrir con los casos de abusos?

—En la carta del Papa, y también en varias conversaciones privadas que tuvimos, advertí que él tiene claro que yo no soy canonista ni especialista en esos temas, y que si me dedico a esos temas no podré jamás cumplir con esto que me está pidiendo. Por eso acordamos que yo confíe en el trabajo de la Sección disciplinar, que tiene muy buenos profesionales, que lo está haciendo bien, y que los deje trabajar con autonomía, de modo análogo a lo que sucede con la Comisión de protección de menores, que está a cargo del cardenal O’Malley y donde el prefecto tiene escasa intervención.

—El Papa solicita un mayor esfuerzo para que las cuestiones que ustedes afronten respondan a las preguntas que se plantea el mundo actual. En su opinión, ¿qué cuestiones está planteando la sociedad a la Iglesia?

—Son incontables, y requieren tener un buen diálogo con todas las ciencias. Pero tengo dos puntos a favor: uno es que fui rector de una universidad, donde pude ejercer ese diálogo y aprendí economía, pedagogía, biología, etc. El otro es que fui miembro del Consejo para la Cultura en el Vaticano, donde se trataron con altísimo nivel, guiados por el cardenal Ravasi, temas como la inteligencia artificial, la robótica, y tantos otros que nos interpelan cada vez más. Pero yo, como latinoamericano, no puedo evitar incluir las cuestiones sociales que más afectan la vida de los descartados de la sociedad.

—El Papa ha querido que en su currículum apareciera también su largo periodo como párroco.

—Me alegró enormemente que Francisco mencionara ese detalle, que no es menor. A simple vista parece que es algo irrelevante en el currículum de un prefecto de Doctrina de la Fe, pero no lo es. Mi teología cambió, se profundizó y se enriqueció notablemente gracias a mi paso por esa parroquia periférica.

—¿Por qué se hizo usted sacerdote?

—Mire, cuando yo era adolescente quería ser poeta y hacer el bien como maestro rural, en algún lugar donde nadie quiere ir, para estar con los olvidados del mundo. Pero descubrí que en el sacerdocio se podían integrar las dos cosas. Lea los poemas eucarísticos de Ernestina de Champourcin o de José María Pemán y dígame si eso no es elevadísima poesía. Vaya a ver cómo comprende a su gente el párroco de un barrio pobre y verá que es, a su modo, aquel maestro rural que yo soñaba ser.

—¿Qué es lo que más le atrae de la propuesta cristiana?

—Que tiene su centro vivo en el amor: el amor infinito de Dios y el amor fraterno que es lo único que nos hace realmente santos.

—¿Cuál es el consejo de los que ha recibido estos días para su nueva etapa, que más le ha ayudado?

—Si usted entra a mi Facebook y lee los mensajes que me escribe la gente, verá que la inmensa mayoría me pide que nunca deje de ser yo mismo, que no pierda lo bueno que ellos han conocido en mí. Que levante la cabeza frente a todo lo que digan los demás y sea fiel a lo que Dios me ha regalado.

—¿Ha hablado con sus predecesores?

—Me senté a conversar días atrás con el cardenal Ladaria en Roma, quien me puso al tanto de diversos detalles del dicasterio. Más adelante le pediré también al cardenal Müller que tengamos una conversación.

—¿Qué es lo que más aprecia de su predecesor Joseph Ratzinger?

—Su fina bondad y la belleza de su exposición teológica. Francisco tiene otras capacidades expositivas que también valoramos. La genialidad del Espíritu Santo es habernos regalado a los dos.

—¿La mayoría de las críticas contra su nombramiento proceden de sectores conservadores. ¿Usted se considera conservador o liberal?

—Mire, no soy ni una cosa ni la otra, aunque tampoco quiero ser un ‘extremista de centro’. Por ejemplo, estoy firmemente en contra del aborto, he sido tapa (portada) de los diarios ‘Clarín’ y ‘La Nación’ por reprocharle al presidente de Argentina que apoyara la ley de interrupción del embarazo, y creo que nadie en América Latina ha escrito más artículos que yo al respecto. Pero por otro lado crecí con fuerte sentido social, amo ir a fondo con la Doctrina Social de la Iglesia, y a la vez asumo la invitación paternal del Papa a estar muy atentos a los condicionamientos de las personas, a no hacer sufrir a la gente con nuestros juicios lapidarios.

—Una mezcla de los dos.

—¿Cómo le llamaría usted a esa mezcla? Yo, sin vanidad, le llamo ‘coherencia evangélica’, porque es amor al ser humano, es defender la vida en toda circunstancia, tanto la del niño por nacer como la del que crece en la miseria y el abandono de la sociedad. Y a la vez es ternura de hermano para entender que en el drama concreto de un ser humano a veces se rompen todos los esquemas. Pero probablemente por esto me atacan tanto desde la derecha como de la izquierda.

—¿Cree que en la Iglesia hay muchos que caen en la tentación de polarizar la fe, de ideologizarla y convertirla en lucha de partidos?

—Es una tentación cada vez mayor. En realidad, es contagiarse ingenuamente de la polarización que reina en la sociedad. Cristo nos dijo que tenemos que estar en el mundo –a fondo– pero sin ser del mundo, es decir, sin caer en las fragilidades, fanatismos y violencias del mundo. Tenemos que ‘ser’ más y mostrar algo diferente, pero nos contagiamos y perdemos la frescura del Evangelio, no mostramos algo verdaderamente superador. La fe está polarizada igual que la sociedad.