En esta ocasión traemos la defensa que contra los críticos de su nombramiento hace el nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctina de la Fe, Mons. Víctor Manuel Fernández, en una entrevista para el periódico italiano Domani, Jul-06-2023. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Siga @secretummeumExcelencia, en agosto partirá de La Plata para Roma. En su opinión, ¿será posible en el futuro tener una iglesia menos centrada en Roma?
Su pregunta me da la oportunidad de aclarar una cosa, porque me han hecho decir que el Papa podía vivir en alguna otra diócesis, pero yo nunca lo dije. El Papa debe ser el obispo de Roma. Lo que yo afirmé es que lo importante no es la ciudad de Roma sino la diócesis de Roma. Entonces, mientras resida en la diócesis de Roma, puede estar viviendo fuera del Vaticano e incluso fuera de la ciudad de Roma. Por ejemplo, podrías vivir en Guidonia, que es otra ciudad pero parte de la diócesis de Roma. ¿Por qué no podría hacerlo un Papa que ama las periferias? Después Sandro Magister publicó un hermoso artículo titulado: El Papa busca casa en Guidonia. En ese momento también sostenía que, con las posibilidades de comunicación que existen hoy en día, algunos departamentos o academias podrían estar en otros países. No creo que haya herejía en esto, pero mis afirmaciones han sido tergiversadas.
En una reciente publicación en Facebook habló de grupos contrarios a Francisco que instrumentalizan su nombramiento. ¿Hay cierta intolerancia hacia el Papa?
Hay grupos que creen que la suya es la única forma posible de pensar en la iglesia y la única forma de expresar la doctrina. Creen que pueden juzgar la doctrina del Papa, pero Jesús le dio las llaves de Pedro al Papa, no a ellos. Sólo a Pedro le prometió la asistencia muy especial que afirman tener. Pero lo más problemático es que no solo piden la libertad de pensar de forma diferente, lo que es respetable, sino que quieren pretender e imponer que todos piensen como ellos. Entonces entiendo que les dé fastidio que yo esté en la Doctrina de la Fe. Imagino que inconscientemente me consideran un ignorante usurpador latinoamericano de un puesto que les pertenece a ellos. Pero tampoco yo tendré la asistencia del Espíritu que le fue prometida a Pedro, porque sólo el Papa la tiene. Seré un pobre trabajador que presentará su trabajo a Francisco, que sólo utilizará y aprobará las cosas que, en el ejercicio de su único carisma, tendrá por verdaderas y apropiadas.
Trabajando a menudo junto al Papa Francisco subrayó su estilo de libertad y creatividad. Sin embargo, no faltaron las críticas, incluso en la opinión pública. ¿Después de diez años ha cambiado algo?
En otros tiempos habían personas lunáticas y agresivas de las que todos huían, que acababan despotricando solas contra todo. Ahora esas personas pueden crear un blog o sitio web y hacer que la gente lo lea. Si tienen mucho dinero, pueden hacer que sus opiniones tengan mayor impacto en las redes sociales. Si se leen los comentarios que aparecen en los foros de Internet, se ve que la mayoría de ellos son agresivos y ofensivos, de izquierda o de derecha. Las personas normales escriben poco. El problema es que en los últimos años se ha notado que tienen una influencia creciente. Algunos políticos saben muy bien cómo usar estos recursos. Pienso que en la Santa Sede todavía tenemos mucho por crecer en esto, porque los medios oficiales de la iglesia son seguidos por menos personas respecto a otros que son más hábiles para influir en la opinión de los demás, a veces con mentiras, burlas, citas fuera de contexto.
Algunos ponen en duda su profundidad teológica, citando su libro Sáname con tu boca. ¿Qué responde a quienes la acusan de no tener preparación teológica?
Algunos utilizan un recurso que funciona para ellos: el ridículo. Todo parte de la convicción de que lo único sólido es su pensamiento, lo único profundo es su pensamiento, lo único académico es su pensamiento, aunque no hayan estudiado teología. Es natural que destrocen a cualquiera que piense diferente. Llevan años usando ese libreto, que es solo un catecismo que yo usaba con los jóvenes cuando era párroco para sugerirles que evitaran las relaciones prematrimoniales. Lo que les proponía era que desarrollaran otras expresiones de amor, como el beso. Nada de herético en este enfoque. Pero lo citan como si quisieran que fuera teología sistemática, lo cual no es en absoluto. Creo que no es ético ni evangélico que hagan esto, y ellos lo saben. Si quieren comentar mi teología, léan mi manual sobre la Gracia, por ejemplo, ¡o mis artículos académicos! Si alguno de ellos lee esta entrevista, le sugiero que lea mis artículos en la revista Angelicum y los discuta conmigo. Con mucho gusto escucharé sus críticas teológicas. Pero me parece muy bajo que utilicen un catecismo juvenil para juzgar mi pensamiento académico.
Cuando dejó la Universidad Católica, fue reconocido por muchos méritos, entre ellos una creciente presencia pública de la universidad y su contribución al diálogo con la sociedad. ¿Cree que la teología todavía está cerrada hoy?
El Papa me pide que fomente una teología en diálogo con la sociedad, pero si uno se pone sólo como juez y cree que el Espíritu Santo no puede inspirar nada bueno fuera de la iglesia, entonces no hay diálogo posible. El Papa Francisco es un modelo de ese diálogo con el mundo.
En Alemania, el camino sinodal ha demostrado cómo el diálogo con los laicos es esencial para enfrentar los problemas de la sociedad actual. ¿Cree que estudiar teología sólo en universidades pontificias podría impedir la elaboración de una doctrina más cercana al pueblo?
En el documental Amén. Francisco responde que nota su valentía y su generosidad al exponerse sin miedo. A menudo le tenemos miedo al mundo y preferimos alejarnos de él para no hacernos daño. A veces nuestras universidades privadas son esos refugios que nos mantienen preservados pero no permiten que seamos desafiados por quien es diferente. Esto corre el riesgo de que nuestro mensaje llegue entonces sólo a unos pocos elegidos y que no seamos sacramentos de la presencia de Dios en medio del mundo. Recuerdo que en Argentina hubo un Congreso sobre la doctrina social de la Iglesia al que asistieron varios profesores de la Universidad Católica, pensando en dar lecciones a otros. Pero allí se encontraron con mucha gente muy diferente que discutía con ellos: trabajadores sociales, sindicalistas, gente que trabaja con los más pobres y los más abandonados, y estos profesores se sentían abrumados, no sabían qué decir. Por eso, cuando era rector de la universidad, propuse a los estudiantes que hicieran tareas de ayuda en los barrios más pobres de Buenos Aires. Esto les ha permitido estar mucho mejor preparados como profesionales y como creyentes para servir a la sociedad sin arrogancia y con mayor empatía.
En Amoris laetitia el Papa Francisco escribe: «Es mezquino detenerse sólo a considerar si el obrar de una persona responde o no a una ley o norma general». En el campo doctrinal, ¿se ha considerado a menudo la teología como un apéndice burocrático?
La teología está al servicio de la fe y de la evangelización. Pero si no se dialoga con la vida concreta de las personas, con sus dramas, limitaciones y sueños, se corre el riesgo de volverse irrelevantes y perder el significado concreto.
Cuando el Papa habla de «métodos inmorales» por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ¿a qué se refiere?
Se refiere a ciertas metodologías crueles de la Inquisición en otros siglos, que no eran tan terribles como las presentan ciertas leyendas negras, pero también es cierto que hoy no podemos considerarlas aceptables. Hoy la Iglesia no actúa de este modo, pero puede hacer algo parecido si trata de imponer la doctrina sin respetar la libertad y los tiempos de las personas. En algunas instituciones todavía puede haber abuso de autoridad, maltrato, metodologías inadecuadas.
Bergoglio le confió la elaboración del documento final de la Conferencia de Aparecida. ¿Por qué la V Conferencia del CELAM es fundamental para comprender la relación entre la Iglesia y el mundo secularizado?
Ayudé a recolectar contribuciones de los diferentes círculos menores, fue un trabajo difícil porque había poco tiempo para escribir. El documento es algo heterogéneo, pero tiene el inmenso valor de reunir consensos y aportes reales de todos. Esto quiere decir que el documento final tiene un “olor latinoamericano” y no es sólo el resultado de una imposición de algunos europeos de la curia romana que temían que hubiera desviaciones relativistas. Pero no se trataba de un relativismo, sino de un pensamiento encarnado en la realidad concreta de América Latina. Hay que decir que el mismo Papa Benedicto en ese momento alentó la libre discusión y el Cardenal Bergoglio aseguró esa libertad.