Una hipocresía supina a nuestro parecer, los primeros que corrieron a arrodillarse y declararse esbirros de la tiranía sanitaria fueron precisamente los obispos, no solamente los italianos sino los del planeta entero, empezando por la cabeza con su ‘acto de amor’, quien ordenó a su vicario para la ciudad de Roma cerrar los templos y después se lavó las manos negando que había sido él quien dio la orden. Ahora, terminada la tal emergencia del Covid-19 ‘decretada’ en 2020 por la Organización Mundial de la Salud, ha salido la presidencia de la Conferencia Episcopal Italiana, CEI, a decir que ya no más Misas por Facebook ó Youtube, que ya está bueno y que regresen los fieles a los lugares de culto.
Como una experiencia de las tantas que existieron con refrencia a la tal pandemia, nos llega a la memoria el caso de un sacerdote conocido nuestro que mantuvo siempre su parroquia abierta, no digamos dónde pero es una ciudad tremendamente grande del planeta, nunca se negó a distribuir la comunión en la boca, nunca usó guantes de latex durante las celebraciones litúrgicas, jamás se negó a seguir confesando a los fieles. Pues bien ese sacerdote fue cancelado por su obispo, le quitaron la parroquia y con la disculpa de que era un sacerdote donado a dicha Iglesia Particular por cierta congregación religiosa, le dijeron que sus servicios ya no eran necesarios y lo devolvieron a su congregación. Y como ese caso, quién sabe cuántos más en el mundo, ¡ahora vienen los obispos a hacerse los que no quieren Misas transmitidas através de las nuevas tecnologías, cuando fueron ellos los que las impusieron casi que con dogmatismos!
Pues bien, en el caso particular de Italia, la presidencia de la CEI publicó una carta, May-08-2023, con ocasión del fin de la emergencia sanitaria mundial por el Covid-19, declarada el pasado Viernes por la autoridad globalista, OMS, en inglés WHO. Dice en un aparte la carta de la presidencia de la CEI (nuestra traducción):
Siga @secretummeumAcogiendo la comunicación de la OMS, señalamos que todas las actividades eclesiales, litúrgicas y devociones piadosas pueden volver a ser vividas en las modalidades habituales precedentes a la emergencia sanitaria.
Sin perjuicio de la posibilidad de que los obispos diocesanos dispongan o sugieran algunas normas prudenciales como la higienización de manos antes de la distribución la Comunión o el uso de mascarilla para visitas a enfermos frágiles, ancianos o inmunodeficientes.
También creemos oportuno que las celebraciones retransmitidas vía streaming cesen, o al menos sean disminuidas en su número. Las actividades en los establecimientos sanitarios, sociosanitarias y de asistencia social seguirán las normas propias de los lugares en los que se desarrollen.