Wednesday, January 04, 2023

“¿Está la Iglesia Católica Reconsiderando la Anticoncepción?”, artículo en The Wall Street Journal


Cuando todavía no había fallecido el Papa emérito Benedicto XVI, en la edición del Sábado Dic-31-2022 de The Wall Street Journal, apareció el artículo que procederemos a traducir en esta entrada. El artículo se titúla “¿Está la Iglesia Católica Reconsiderando la Anticoncepción?” (en la imágen, click para ampliar), y está firmado por el corresponsal del periódico en el Vaticano, Francis X. Rocca. De notar que, como ha ocurrido antes, la cuenta de Twitter de la Pontificia Academia para la Vida, que se ha convertido en el arma instigadora para promover todo lo contrario a lo que debería defender, trinó promoviendo dicho artículo, sin brindar ningún contexto. El trino, también como ha ocurrido anteriormente en casos similares, fue borrado, pero eso no obvia nada porque además siempre existe alguien que documente.

Nos parece oportuno traer a colación el artículo porque la muerte de Benedicto propulsará los pretendidos cambios que todavía Francisco no ha implementado, entre ellos la resignificación —para decirlo de forma indirecta y eufemística, como se volvió costumbre en las altas esferas eclesiales— de Humanæ Vitæ. Nuestra traducción con algunas adaptaciones.

¿Está la Iglesia Católica reconsiderando la anticoncepción?

En el clima de apertura bajo el Papa Francisco, los teólogos están revisando la moralidad del control de la natalidad por primera vez en décadas.

POR FRANCIS X. ROCCA


Unas dos docenas de teólogos, filósofos y otros eruditos católicos se reunieron en Roma este mes para una conferencia de tres días dedicada a defender y explicar las implicaciones de la prohibición de la anticoncepción por parte de la Iglesia Católica, tal como se establece en la encíclica de San Pablo VI de 1968 “Humanae Vitae”

La conferencia, cuyos oradores incluyeron a los filósofos legales John Finnis de la Facultad de Derecho de Notre Dame y Robert George de la Universidad de Princeton, se organizó en respuesta a lo que hace solo unos años habría sido una fuente poco probable de cuestionamiento sobre el tema: el Vaticano.

Bajo el Papa Francisco, quien ha alentado el debate sobre una serie de cuestiones que antes se consideraban cerradas —incluidos el divorcio y la homosexualidad— la iglesia en sus niveles más altos ahora está debatiendo la moralidad de la anticoncepción, más de medio siglo después de que se suponía que otro Papa habría dictado una declaración definitiva sobre el asunto.

Los oradores en la conferencia expresaron diversos niveles de incredulidad y consternación ante este desarrollo entre los líderes de la iglesia.

“¿No se dan cuenta Ellos que la Iglesia Católica es literalmente la última línea de defensa en la batalla para proteger la dignidad de hombres y mujeres? ¿No pueden ver que renunciar a nuestra opinión sobre la enseñanza de ‘Humanae Vitae’ es el acto final de un drama escrito para nosotros por la serpiente en el jardín?” dijo Deborah Savage, quien enseña teología en la Universidad Franciscana de Steubenville en Ohio.

El año pasado, la Pontificia Academia para la Vida, un grupo de expertos del Vaticano fundado por San Juan Pablo II para centrarse en cuestiones bioéticas, publicó un libro, “Ética teológica de la vida”, cuyo ensayo principal incluía la afirmación de que el control de la natalidad artificial podría en algunos circunstancias ser una “elección sabia”.

El director de la academia, el arzobispo Vincenzo Paglia, escribió en la introducción del libro que el amplio ensayo principal, que también abordó otros temas bioéticos como la eutanasia y la fertilización in vitro, fue una respuesta al llamado del Papa Francisco para “un cambio radical de paradigma” en la vida intelectual de la iglesia para que coincida con el desafíos del mundo contemporáneo.

Un debate católico sobre la anticoncepción podría parecer una preocupación académica en este momento de la historia. Una encuesta de Univision de 2014 encontró que grandes mayorías en Brasil tradicionalmente católico (93 %), Italia (84 %) y Filipinas (68 %) estaban a favor del uso de métodos anticonceptivos artificiales. Según una encuesta de 2016 realizada por Pew Research Center, solo el 13 % de los asistentes a Misa semanal en EE. UU. dijeron que el uso de anticonceptivos era moralmente equivocado.

Sin embargo, ambas partes en el debate están de acuerdo en que lo que está en juego no es simplemente una prohibición particular, sino el enfoque más amplio de la iglesia sobre la ética sexual y médica. Un lado enfatiza la moralidad objetiva o inmoralidad de actos específicos; el otro busca dar mayor énfasis a las intenciones de una persona y a las circunstancias particulares en las que actúa.

Los conservadores advierten que levantar la prohibición categórica del control artificial de la natalidad abriría una caja de Pandora al contradecir el razonamiento detrás de otras prohibiciones. Janet Smith, profesora jubilada de ética en el Seminario Mayor del Sagrado Corazón en Detroit, dijo en la conferencia en Roma que la anticoncepción conduce a la aceptación de la promiscuidad, las relaciones homosexuales, la tecnología de reproducción asistida y el transgenerísmo.

Por otro lado, el reverendo Carlo Casalone, teólogo de la Pontificia Academia para la Vida, dijo en una entrevista que negar a las parejas la discreción en materia de anticoncepción plantea otros riesgos.

“La norma [contra la anticoncepción] refleja un valor, y la conciencia siempre debe tener en cuenta la norma y el valor cuando decide cómo comportarse. Pero hay una variedad de normas, las cuales pueden estar en conflicto, por lo que la conciencia debe ejercer el discernimiento y tomar decisiones”, dijo. “Hay dos peligros si descuidamos el papel de la conciencia y el discernimiento en el proceso de toma de decisiones morales: primero, el de una moral abstracta que no habla de la experiencia vivida de las personas; segundo, que el Evangelio pueda reducirse a ley”.

La iglesia ha enseñado tradicionalmente que está mal impedir la procreación excepto a través de la abstinencia de las relaciones sexuales. Las explicaciones de esta enseñanza han variado con el tiempo de acuerdo con los desarrollos en teología, filosofía y ciencia, como se relata en el libro de John T. Noonan, Jr. “Anticoncepción: Una Historia de Su Tratamiento por Teólogos y Canonistas Católicos” [“Contraception: A History of Its Treatment by the Catholic Theologians and Canonists”].

La justificación bíblica de la prohibición se ha encontrado en la historia de Onán en el libro del Génesis, muerto por Dios por practicar el coitus interruptus. Pero las razones principales por las que la iglesia condena la anticoncepción no provienen de las Escrituras sino de la ley natural, una tradición de filosofía moral con raíces en la antigüedad clásica que sostiene que existe un orden moral en el universo que es perceptible por la razón incluso sin la revelación divina. Para teólogos medievales como Santo Tomás de Aquino del siglo XIII, escribió Noonan, “el primer argumento contra la antinaturalidad de la anticoncepción se basaba en su contradicción del propósito natural de los órganos genitales y el acto genital”. Tomás puso especial énfasis en el acto de la inseminación, el cual sostuvo “estaba investido de una cualidad otorgada por Dios que no debe ser tocada por el control o la manipulación racional”, escribió Noonan.

La invención de la píldora anticonceptiva, aprobada para su uso en los EE. UU. en 1960, inspiró nuevos argumentos morales a favor del control artificial de la natalidad, ya que la píldora no interfería con la mecánica del acto sexual en sí, dijo el reverendo Robert Gahl, profesor de ética en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma.

El núcleo del argumento de San Pablo VI en “Humanae Vitae” no se basaba en la biología sino en lo que él llamaba “la conexión inseparable, establecida por Dios, la cual el hombre por su propia iniciativa no puede romper, entre el significado unitivo y el significado procreativo” en las relaciones sexuales entre los esposos. En otras palabras, cada vida humana debe ser el resultado de un acto de amor, y ninguna instancia de relación sexual puede ser completamente amorosa a menos que esté abierta al potencial de una nueva vida. Cualquier separación deliberada de estos significados es “intrínsecamente equivocada” y nunca permisible, escribió. Sin embargo, la abstinencia sexual durante el período fértil de una mujer para evitar el embarazo puede ser aceptable, ya que esa práctica no “obstruye el desarrollo natural del proceso generativo”.

¿Qué ha cambiado desde 1968? El Papa Francisco ha puesto mayor énfasis en el papel de la conciencia de un individuo en el discernimiento de los factores que mitiga la culpabilidad en circunstancias particulares. “Las consecuencias o efectos de una regla no necesariamente tienen que ser siempre los mismos”, escribió el actual Papa en 2016, alentando la indulgencia en algunos casos para aquellos que se divorcian y se vuelven a casar sin anular su primer matrimonio, una situación que la iglesia ha tratado tradicionalmente condenado como adúltera.

Esta corriente de pensamiento ha alentado una reevaluación de la enseñanza sobre la anticoncepción, que los proponentes presentan como una reinterpretación más que como un repudio de San Pablo VI. “La letra de la ley puede cambiar, pero no para invalidarla sino para profundizar su significado y promover los valores en juego”, dijo Mons. Renzo Pegoraro, rector de la Pontificia Academia para la Vida. La regla contra la anticoncepción “señala valores que deben ser preservados en la vida conyugal —en particular el sentido de la sexualidad y la transmisión de la vida— pero también es cierto que otros valores dignos de protección pueden estar presentes en la situación que vive la familia”. Por ejemplo, Mons. Pegoraro dijo que la anticoncepción podría estar permitida “en el caso de un conflicto entre la necesidad de evitar el embarazo por razones médicas y la preservación de la vida sexual de una pareja”.

La Sra. Smith, en su disertación en la conferencia de Diciembre, dijo que “Ética Teológica de la Vida” ofrece un retrato erróneo de la conciencia, “no como el lugar donde los preceptos de la ley natural se conocen naturalmente, el lugar donde una persona escucha la voz de Dios, [sino como] el depositario de los valores que uno ha adoptado a través de sus elecciones”. El nuevo paradigma de teología moral de la Academia, dijo, parece ser “un desecho de una moralidad determinada por realidades objetivas y su reemplazo por una moralidad de nuestra propia hechura”.

El Papa Francisco no ha tomado partido públicamente en el debate sobre la anticoncepción. Pero ha dejado claro que tendrá la última palabra, diciendo a los periodistas en Julio: “el deber de los teólogos es la investigación, la reflexión teológica. No se puede hacer teología con un ‘no’ por delante. Luego será el Magisterio el que diga: ‘No, has ido más allá, vuelve’”.

Tercer y último día de capilla ardiente


Cerrados los tres días de capilla ardiente en el Vaticano para el Papa emérito. La agencia ANSA, Ene-04-2023, citando como fuente a la Oficina de Prensa de la Santa Sede, señala que hoy asistieron 60 mil personas, con lo que hace un total de 195 mil personas para los tres días. En definitiva, mucho más de los números estimados.

Restarán los funerales mañana en Plaza de San Pedro a las 9:30 (hora local de Roma), cuyo ingreso se a las personas será desde las 7:00.

Monseñor Georg Gänswein: Benedicto XVI vivió amando al Señor hasta el final


Presumimos que el tono de las declaraciones de la siguiente entrevista con Mons. Georg Gänswein, secretario personal del difunto Papa Benedicto XVI, no se relaciona en nada con el de otras que se verán, por ejemplo, en la televisión italiana hoy, ó con lo que dice en su libro de memorias por aparecer pronto. La entrevista a la que nos referimos es una que concedió a Vatican News en alemán y cuya traducción presenta el mismo medio en su sección en español.

Miles de fieles rindieron homenaje a los restos mortales del Papa emérito. Ha pasado gran parte de su vida con él, ¿cómo vive este momento?

Humanamente, muy sufrido. Espiritualmente, muy bien. Sé que el Papa Benedicto está ahora donde quería ir.

¿Cuál ha sido el espíritu con el que Benedicto XVI ha vivido estos últimos días? ¿Cuáles fueron sus últimas palabras?

No oí sus últimas palabras con mis propios oídos, pero la noche antes de su muerte las oyó uno de los enfermeros que estaba de guardia. Hacia las tres: 'Señor, te amo'. El enfermero me lo dijo por la mañana nada más llegar a la habitación, fueron las últimas palabras que realmente comprensibles. Normalmente, rezábamos las alabanzas delante de su cama: también aquella mañana le dije al Santo Padre: 'Hagamos como ayer: yo rezo en voz alta y ud se une espiritualmente'. De hecho, ya no le era posible rezar en voz alta, estaba realmente cansado. Allí sólo abrió un poco los ojos -había entendido la pregunta- y asintió con la cabeza. Así que empecé. Hacia las 8 empezó a respirar cada vez con más dificultad. Había allí dos médicos -el Dr. Polisca y un reanimador- y me dijeron: 'Tememos que ha llegado el momento que tenga que soportar su última lucha en la tierra. Llamé a las Memores y también a la hermana Brígida, les dije que vinieran porque estaba agonizando. En ese momento estaba lúcido. Yo había preparado de antemano las oraciones de acompañamiento para el moribundo, y rezamos durante unos 15 minutos, todos juntos, mientras Benedicto XVI respiraba cada vez con más dificultad, cada vez veía que no podía respirar bien. Entonces miré a uno de los médicos y le pregunté: "Pero, ¿está agonizando?". Me dijo: 'Sí, ha empezado, pero no sabemos cuánto durará.

¿Y luego qué pasó?

Estábamos allí, cada uno ha rezado en silencio, y a las 9.34 horas exhaló su último suspiro. Luego continuamos las oraciones ya no por los moribundos sino por los muertos. Y concluimos cantando "Alma Redemptoris Mater". Murió en la octava de Navidad, su tiempo litúrgico favorito, en el día de uno de sus predecesores: San Silvestre, Papa bajo el emperador Constantino. Había sido elegido en la fecha en que se conmemora a un Papa alemán, San León IX, de Alsacia; murió en el día de un Papa romano, San Silvestre. Les dije a todos: 'Llamaré inmediatamente al Papa Francisco, él es el primero en saberlo'. Le llamé y me dijo: "¡Voy inmediatamente!". Luego vino, le acompañé al dormitorio donde murió y les dije a todos: 'Quédense'. El Papa saludó, le ofrecí una silla, se sentó junto a la cama y rezó. Dio la bendición y se despidió. Esto ocurrió el 31 de diciembre de 2022.

¿Qué palabras de su testamento espiritual le han conmovido más?

El testamento como tal fue lo que más me conmovió. Elegir unas pocas palabras es difícil, debo decir. Pero este testamento ya se había escrito el 29 de agosto de 2006: la fiesta litúrgica del martirio de San Juan Bautista. Está escrito a mano, muy pequeño pero legible, en el segundo año de su pontificado. En alemán dice "O-Ton Benedikt", que significa "éste es Benedicto". Si tuviera un texto como tal, sin conocer al autor, lo habría reconocido. Dentro está el espíritu de Benedicto. Leyéndolo o meditándolo se ve que es suyo. Todo él está aquí, en dos páginas.

Es en síntesis una acción de gracias a Dios y a la familia...

Sí. Es una acción de gracias, pero también es un estímulo para los fieles, para que no se dejen llevar por ninguna suposición, ni en el campo teológico o filosófico ni en ningún otro. En definitiva, es la Iglesia la que comunica, es la Iglesia, Cuerpo de Cristo que vive, la que comunica la fe a todos y para todos. A veces, incluso en teología, si hay teorías muy iluminadas, o teorías que lo parecen, puede ser que al cabo de un año o dos ya hayan pasado. Es la fe de la Iglesia católica, esto es lo que verdaderamente nos trae la liberación y nos pone en contacto con el Señor.

¿Cuál es el mensaje más fuerte de su pontificado?

Su fuerza reside en el lema que eligió cuando se convirtió en Arzobispo de Munich, citando la tercera carta de Juan: "cooperatores veritatis", es decir, "cooperadores de la verdad", lo que significa que la verdad no es algo pensado, sino que es una persona: es el Hijo de Dios. Dios se encarnó en Jesucristo, en Jesús de Nazaret, y éste es su mensaje: no sigas una teoría sobre la verdad, sino sigue al Señor. "Yo soy el camino, la verdad y la vida". Este es su mensaje. Un mensaje que no es una carga: más bien es una ayuda para llevar todas las cargas de cada día, y esto da alegría. Los problemas están ahí, pero cuanto más fuerte es la fe, más fuerte debe ser la fe para tener la última palabra.

El mundo nunca olvidará aquel 11 de febrero de 2013, el anuncio de su renuncia. Hay quienes siguen diciendo que no fue una elección libre o incluso que de alguna manera quería seguir siendo Papa. ¿Qué le parece?

Esta misma pregunta, se la he hecho yo mismo en varias situaciones diciendo: "Santo Padre, están buscando un dietrología sobre el anuncio del 11 de febrero después del consistorio. Buscan, buscan, buscan...". Benedicto replicó: "Los que no creen que lo que he dicho es la verdadera razón de la renuncia, no me creerán aunque ahora les diga: "¡Créanme, es así!". Esta es y sigue siendo la única razón y no debemos olvidarla. Me predijo esta decisión: 'Debo hacerlo'. Fui de los primeros que intentaron disuadirle. Y me contestó secamente: 'Mira, no te pido tu opinión, sino que te comunico mi decisión. Rezaba, sufría, tomada coram Deo'. Hay quienes no creen o hacen teorías, diciendo que 'dejaría una parte pero se quedaría con otra', etc.: todos los que dicen esto sólo hacen teorías sobre una palabra u otra y al final no confían en Benedicto, en lo que dijo. Esto es realmente una afrenta contra él. Por supuesto, cada uno tiene su voluntad, su libertad, y puede decir cosas con sentido o con menos sentido. Pero la verdad desnuda es ésta: ya no tenía fuerzas para dirigir la Iglesia, como dijo en latín aquel día. Le pregunté: "Santo Padre, ¿por qué en latín?". Él respondió: "Este es el lenguaje de la Iglesia". Los que piensan que pueden o deben encontrar alguna otra razón se equivocan. Comunicó la verdadera razón. Amén.

¿Qué aspecto le ha impresionado más estando cerca a Benedicto durante su larga etapa como emérito?

Casi diez años. Benedicto -ya como cardenal, ya como profesor- tenía un gran don. Muchos dicen humildad: sí, es cierto, pero también -esto quizá no era tan evidente- capacidad para aceptar cuando la gente no estaba de acuerdo con lo que decía. Como profesor, esto es normal: existe la confrontación, el discurso, la "lucha" entre diferentes argumentos. En este contexto también se utilizan palabras fuertes, pero sin herir nunca y, a ser posible, sin ser polémico. Otra cosa es cuando uno es obispo y luego Papa: predica y escribe no como una persona particular, sino como quien ha recibido el mandato de predicar y ser pastor de un rebaño. El Papa es el primer testigo del Evangelio, más aún, del Señor. Y allí vimos que sus palabras, las palabras del Sucesor de Pedro, no fueron aceptadas. Pero esto nos dice que el liderazgo de la Iglesia no sólo se hace mandando, decidiendo, sino también sufriendo, y esta parte de sufrimiento no fue poca. Cuando se convirtió en emérito, ciertamente toda la responsabilidad y todo el pontificado habían terminado para él.

¿Creía que viviría tanto después de su renuncia?

Hace unos tres meses le dije: 'Santo Padre, nos acercamos a mi décimo aniversario de episcopado: Epifanía de 2013, Epifanía de 2023. Debemos celebrarlo". Pero también significa diez años desde su renuncia. Algunas personas me dicen: '¿Pero cómo es que renunció diciendo que ya no tenía fuerzas y luego sigue viviendo diez años? Y él respondió: 'Debo decir que soy el primer sorprendido de que el Señor me haya dado más tiempo. Pensé que un año como mucho, ¡y Él me dio diez! Y 95 es una buena edad, pero los años y la vejez también tienen su peso, incluso para un "Papa emérito". Y añadió: "Lo acepté y traté de hacer lo que había prometido: rezar, estar presente y, sobre todo, acompañar a mi sucesor con la oración. Y esto es muy hermoso. También recomiendo a algunos que tienen problemas con esto que relean lo que dijo Benedicto, agradeciendo al Papa Francisco en la Sala Clementina en el 65 aniversario de su ordenación sacerdotal. Finalmente, una vez le dije bromeando, no muy elegantemente: 'Santo Padre, usted hizo la cuenta, sin el dueño del restaurante, (Santo Padre lei ha fatto i conti senza l’oste) ... Él respondió: 'No hice ninguna cuenta: he aceptado lo que el Señor me ha dado'. Él me ha dado esto, debo agradecérselo. Esta es mi convicción. Otros pueden tener otras ideas, teorías o convicciones, pero ésta es la mía".

¿Cuál ha sido la mayor enseñanza para su vida y qué es lo que más echará de menos de Joseph Ratzinger?

La mayor enseñanza es que la fe escrita, la fe hablada y proclamada no es sólo algo que dijo y predicó, sino algo que vivió. Es decir, el ejemplo para mí es que la fe aprendida, enseñada y proclamada se convirtió en la fe vivida. Y esto para mí -incluso en este momento en que estoy sufriendo, no solo- es un gran alivio espiritual.

En su testamento, Benedicto escribió: "Si en esta hora tardía de mi vida miro hacia atrás, hacia las décadas que he vivido, ante todo veo cuántas razones tengo para dar gracias". ¿Era un hombre feliz y realizado?

Era un hombre profundamente convencido de que en el amor del Señor uno nunca se equivoca, aunque humanamente cometa muchos errores. Y esta convicción le dio paz y - se podría decir - esta humildad y también esta claridad. Siempre decía: 'La fe debe ser una fe sencilla, no simplista, sino sencilla. Porque todas las grandes teorías, todas las grandes teologías se basan en el fundamento de la fe. Y éste es y sigue siendo el único alimento para uno mismo y también para los demás".

Gracias por estar con nosotros

Soy yo quien les da las gracias por esta invitación: he venido de muy buena gana y sé bien que el Papa Benedicto se ha sentido muy apoyado y también -si puedo decirlo así- querido, querido por lo que han hecho, y también rodeado de vuestro afecto.

Unser Interview mit dem langjährigen Privatsekretär von Benedikt XVI., Erzbischof Gänswein: Wie waren die letzten Tage des Verstorbenen? Was bleibt vom geistlichen Erbe Benedikts?

Posted by Vatican News on Wednesday, January 4, 2023
Vaticano: —¿Lutos a mí?, ¡a trabajar que hay que producir!


Como Ustedes saben, mañana serán los funerales de Benedicto XVI, pero en el estado del Vaticano no hay luto como cuando muere un Pontífice reinante, en consecuencia todo empleado del Vaticano tiene que asistir a su puesto de trabajo y si quiere asistir a la ceremonia deberá garantizar que el público no se vea afectado por su ausencia.

Información de agencia SIR, Ene-04-2023. Traducción de Secretum Meum Mihi.

“Mañana en el Vaticano todas las oficinas permanecerán regularmente abiertas, pero los empleados que lo deseen podrán asistir a los funerales, siempre que se garantice el funcionamiento de todas las actividades esenciales”. Lo explicó el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, en respuesta a las preguntas de los periodistas. En el Vaticano, por tanto, mañana —día de la celebración de los funerales del Papa emérito Benedicto XVI presidido por el Papa Francisco en la plaza de San Pedro, a las 9.30 horas— no será día de luto, prerrogativa esta que corresponde al Papa gobernante y es válido en todo el territorio del estado más pequeño del mundo, en el caso de la celebraciones exequiales.

Audiencia general: Palabras de Francisco sobre Benedicto


Dos momentos hubo hoy durante la audiencia general en los cuales Francisco se refirió a Benedicto.

Antes de iniciar, dijo Francisco (traducción oficial).

Antes de comenzar, quiero pedirles que nos unamos a cuantos en este momento están rezando por Benedicto XVI en la basílica. Él fue un gran catequista que nos ayudó a descubrir la alegría de creer y la esperanza de vivir en Cristo

Al final, saludando a los peregrinos de lengua alemana, ha dicho (nuestra traducción).

Queridos peregrinos de lengua alemana, con las palabras de nuestro querido difunto Benedicto XVI quiero recordaros: “¡El que cree nunca está solo!” Quien tiene a Dios como Padre tiene muchos hermanos y hermanas. En estos días experimentamos en modo particular cuán universal es esta comunidad de fe y que ni siquiera termina con la muerte. ¡Dios os bendiga!

Benedicto “hizo teología de rodillas”, prólogo de Francisco a libro con pensamientos del Papa emérito


Se movieron rápido y muy inteligentemente en los sagrados palacios, hicieron un libro publicado por Libreria Editorial Vaticana (LEV) con pensamientos de Benedicto XVI y, lo principal, el prólogo es de Francisco. Ya después veremos cómo una vez pasado el fragor mediático se pone manos a la obra para deshacerse de los rezagos del anterior pontificado. “Dios es siempre nuevo”, es el título del volúmen, cuyo prólogo en español, el de Francisco, lo publica hoy COPE y Ecclesia.

Este es el texto completo en español del prólogo de Francisco.

Estoy contento que el lector pueda tener en sus manos este texto de pensamientos espirituales del fallecido Papa Benedicto XVI. El título expresa uno de los aspectos más característicos del magisterio y de la visión de la fe de mi predecesor: sí, Dios es siempre nuevo porque es fuente y razón de la belleza, de la gracia y de la verdad. Dios nunca es repetitivo, Dios nos sorprende, Dios trae novedad. La frescura espiritual que se desprende de estas páginas, lo confirman con intensidad.

Benedicto XVI hizo teología de rodillas. Su argumentación de la fe fue realizada con la devoción de un hombre que ha entregado todo de sí mismo a Dios y que, bajo la guía del Espíritu Santo, buscó una penetración cada vez mayor en el misterio del Jesús que le había fascinado desde su juventud.

La colección de pensamientos espirituales presentados en estas páginas demuestra la capacidad creativa de Benedicto XVI para indagar en los diversos aspectos del cristianismo con una fecundidad de imágenes, lenguaje y perspectiva que se convierten en un estímulo continuo para cultivar el precioso don de acoger a Dios en la propia vida. El modo en que Benedicto XVI supo hacer interactuar corazón y razón, pensamiento y afecto, racionalidad y emoción, es un modelo fecundo sobre cómo hablar a todos de la fuerza disruptiva del Evangelio.

El lector lo verá confirmado en estas páginas, que representan -también gracias a la competencia del editor, a quien va nuestro más sincero agradecimiento- una especie de "síntesis espiritual" de los escritos de Benedicto XVI: aquí brilla su capacidad de mostrar siempre nueva la profundidad de la fe cristiana. Basta con un pequeño florilegio. "Dios es un acontecimiento de amor", expresión que por sí sola hace plena justicia a una teología siempre armoniosa entre razón y afecto. "¿Qué podría salvarnos si no es el amor?", preguntó a los jóvenes en la vigilia de oración de Colonia en 2005, una meditación que se recuerda oportunamente aquí, planteando una pregunta que recuerda a Fëdor Dostoevskij. Y cuando habla de la Iglesia, la pasión eclesial le hace pronunciar palabras impregnadas de pertenencia y afecto: "No somos un centro de producción, no somos una empresa con ánimo de lucro, somos Iglesia”.

La profundidad del pensamiento de Joseph Ratzinger, basado en la Sagrada Escritura y en los Padres de la Iglesia es una ayuda para nosotros también hoy. Estas páginas abordan una gama de temas espirituales y son un incentivo para que permanezcamos abiertos al horizonte de eternidad que el cristianismo lleva en su ADN. El de Benedicto XVI es y seguirá siendo un pensamiento y un magisterio fecundos en el tiempo, porque ha sabido centrarse en las referencias fundamentales de nuestra vida cristiana: en primer lugar, la persona y la palabra de Jesucristo, y después las virtudes teologales, es decir, la caridad, la esperanza y la fe. Y por ello toda la Iglesia le estará agradecida. Para siempre.

En Benedicto XVI, una devoción incesante y un magisterio iluminado se han fundido en una armoniosa alianza. ¡Cuántas veces ha hablado de la belleza con palabras conmovedoras! Benedicto siempre consideró la belleza como un medio privilegiado para abrir a los hombres a lo trascendente y poder así encontrarse con Dios, que para él era la tarea más elevada y la misión más urgente de la Iglesia. En particular, la música era para él un arte vecino con el que elevar el espíritu y la interioridad. Pero esto no desvió su atención, como verdadero hombre de fe, de las grandes y espinosas cuestiones de nuestro tiempo, observadas y analizadas con juicio consciente y valiente espíritu crítico. De la escucha de la Escritura, leída en la tradición siempre viva de la Iglesia, supo extraer desde su juventud esa sabiduría útil e indispensable para establecer un diálogo con la cultura de su tiempo, como confirman estas páginas.

Agradecemos sinceramente a Dios por habernos dado al Papa Benedicto XVI: con su palabra y su testimonio, nos ha enseñado que mediante la reflexión, el pensamiento, el estudio, la escucha, el diálogo y, sobre todo, la oración, es posible servir a la Iglesia y hacer el bien a toda la humanidad; nos ofreció herramientas intelectuales vivas para que todo creyente pudiera dar razones de su esperanza utilizando una forma de pensar y de comunicar comprensible para sus contemporáneos. Su intención fue constante: entrar en diálogo con todos para buscar juntos los caminos a través de los cuales podemos encontrar a Dios.

Esta búsqueda del diálogo con la cultura de su tiempo ha sido siempre un deseo ardiente de Joseph Ratzinger: él, como teólogo primero y como pastor después, nunca se ha limitado a una cultura puramente intelectualista, desvinculada de la historia de los hombres y del mundo. Con su ejemplo de intelectual rico en amor y entusiasmo, que etimológicamente significa estar en Dios, nos mostró la posibilidad de que buscar la verdad es posible, y que dejarse poseer por ella es lo más alto que puede alcanzar el espíritu humano. En este viaje, todas las dimensiones del ser humano, razón y fe, inteligencia y espiritualidad, tienen su propio papel y especificidad.