Prometieron un anticipo los de ABC de la entrevista con Francisco y aquí está. La entrevista completa viene el Domingo.
Siga @secretummeum—¿Cómo está de la rodilla, Santo Padre?
—Ya estoy caminando, la decisión de no operarme resultó buena.
—Se le ve muy bien...
—(Ríe) Sí, ya estoy en la edad en la que hay que decir «¡qué bien que se le ve!». —Cuando lo veíamos con la silla de ruedas pensábamos que iba a reducir su agenda, pero la ha triplicado. —Es que se gobierna con la cabeza, no con la rodilla.
—El 13 de marzo cumplirá diez años como Papa. Su elección nos pilló a todos por sorpresa.
—A mí también. Había sacado boleto para estar de regreso a Buenos Aires el domingo de Ramos. Estaba muy tranquilo.
—¿Cómo aprendió a ser Papa?
—No sé si aprendí o no aprendí a ser Papa… La historia te agarra adonde estás.
—¿Qué es lo que más le cuesta de ser Papa?
—No poder callejear, no poder salir con libertad a la calle... En Buenos Aires yo era muy libre. Usaba los medios públicos, me gustaba ver cómo se movía la gente.
—Pero sigue viendo a muchas personas...
—A mí el contacto con la gente me recarga, por eso no suprimí ninguna audiencia de los miércoles. Pero echo de menos salir a la calle, porque ahora el contacto es funcional. Van «a ver al Papa», esa función. Cuando me veían por la calle, no sabían ni que era el cardenal.
—Por cierto que aquí en Santa Marta recibe a personas de todo tipo. Algunos parece que se aprovechan y dicen que son amigos del Papa por sus propios intereses.
—Hace seis o siete años vino a misa un candidato argentino. Hicieron una foto a la salida de la sacristía y le dije: «Por favor, no la use políticamente». «Quédese tranquilo», me respondió. A la semana estaba Buenos Aires empapelada con esa foto, trucada para que pareciera que había sido una audiencia personal. Sí, a veces me usan. Pero nosotros usamos a Dios muchas más, así que calladito y adelante.
—Debe de ser duro que se calibre cada palabra que usted pronuncia.
—A veces lo hacen desde una hermenéutica anterior a lo que dije, para llevarme adonde quieren. «El Papa dijo esto …». Sí, pero lo dije dentro de un contexto. Si lo sacas de contexto es otra cosa.
—Ningún Papa ha hecho ruedas de prensa o entrevistas hablando con tanta libertad.
—Los tiempos cambian.
—¿Qué regalo le gustaría recibir esta Navidad?
—Un poco de paz. ¡Cuántas guerras hay en el mundo! La de Ucrania nos toca más de cerca, pero pensemos también en Myanmar, Yemen, Siria, donde llevan trece años luchando.