Rodrigo Guerra López, en su calidad de Secretario del Pontificio Consejo para América Latina, había proporcionado unas declaraciones a Aleteia, Ago-19-2022, en las cuales anticipaba un pronunciamiento de Francisco durante el Ángelus dominical sobre la situación en Nicaragua, especialmente la de la Iglesia, el cual efectivamente se dio, como ya todos Ustedes saben. Una vez conocido dicho pronunciamiento, el Sr, Guerra se ha referido a él, solamente que lo hace en calidad de miembro del Consejo Directivo de la Academia de Líderes Católicos; no sabemos cuál sea la diferencia, si eso condicione los pronunciamientos cuando se habla en calidad de lo uno o de lo otro, o tal vez radique en el medio que presenta la entrevista, el caso es que ese medio, El Debate, con fecha de hoy, presenta la entrevista con el Sr. Guerra. Transcribimos la pregunta que nos interesa al efecto.
–El Papa Francisco se pronunció este domingo públicamente sobre la persecución en Nicaragua, ¿qué opina de su postura? ¿Hasta qué punto puede influir el Santo Padre en la liberación del obispo detenido?
–El Papa Francisco a través de sus palabras nos ha mostrado el pasado domingo la enorme preocupación que tiene por el pueblo nicaragüense. Su «silencio» durante varios días no es omisión en modo alguno. En una coyuntura así de delicada es preciso entender que no todo se logra con declaraciones, sino creando condiciones para recuperar la posibilidad de diálogo sincero y de pacificación. Mucha de la labor de la Iglesia se realiza de manera discreta y no bajo los reflectores de los grandes medios. La misión del Papa es eminentemente evangélica y, por lo tanto, no debe ser interpretada en términos políticos convencionales.
La velocidad para reconstruir puentes rotos no es la que marca Twitter sino la que lentamente se construye con paciencia. El Papa Francisco no teme ser criticado si con ello se facilita el no poner al pueblo en riesgo. Él es el primer convencido de que hay que hacer hasta lo imposible por salvaguardar la vida de las personas reales. Con esta convicción, la Iglesia continuará anunciando con radicalidad su voluntad de encuentro y diálogo, siempre privilegiando los medios pacíficos. La lógica del evangelio no es la confrontación sino el anuncio alegre de la libertad integral que Jesucristo ha venido a traer, más allá de cualquier ideología. La eventual liberación del obispo Álvarez habrá que contemplarla en este amplio contexto.