Dos informaciones de agencia EFE, Ago-06-2022, las cuales actualizan la situación con el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, confinado en su residencia de la curia episcopal hace días por la policía del régimen Ortega-Murillo. A ver si Francisco por fin habla de Nicaragua en el Ángelus sin limitarse a apelar a un diálogo, lo que suele ser su costumbre en casos similares.
La primera información sobre unos cargos que le está inventando la policia.
Managua, 6 ago (EFE).- La Policía Nacional acusó este viernes al obispo nicaragüense Rolando José Álvarez Lagos de intentar "organizar grupos violentos", supuestamente "con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales", y se ha iniciado un proceso de investigación con la finalidad de determinar la responsabilidad penal.
Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa (norte), se encuentra recluido desde el jueves en el Palacio Episcopal, que está sitiado por fuerzas especiales de la Policía, que no lo dejan salir junto a seis sacerdotes y a seis laicos.
La institución señaló en una nota de prensa que "las altas autoridades de la Iglesia católica" en el departamento de Matagalpa, "prevaliéndose de su condición de líderes religiosos, utilizando medios de comunicación y redes sociales, están intentando organizar grupos violentos".
Según la Policía, el alto jerarca estaría "incitándolos" a esos "grupos violentos" a "ejecutar actos de odio en contra de la población, provocando un ambiente de zozobra y desorden, alterando la paz y la armonía en la comunidad, con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales".
BAJO INVESTIGACIÓN Y PERMANECERÁ RECLUIDO
La Policía, que dirige Francisco Díaz, consuegro del presidente del país, Daniel Ortega, indicó que, "para garantizar la paz y la seguridad ciudadana, ha establecido medidas de protección a la población, para que estos hechos no se vuelvan a repetir".
Asimismo, dijo que "ha iniciado un proceso de investigación, con la finalidad de determinar la responsabilidad penal de las personas involucradas en la comisión de estos actos delictivos, de los cuales se ha informado al Ministerio Público y al Poder Judicial".
"Las personas investigadas -que no mencionó- se mantendrán en sus casas", agregó.
En la víspera, el obispo Álvarez pidió a la Policía que lo dejen oficiar la misa con sus feligreses dentro de una parroquia, en medio de roces del Ejecutivo con la Iglesia católica.
Entonces el jerarca salió del Palacio Episcopal, se puso de rodillas en la acera y elevó sus manos hacia el cielo, y recibió de un colaborador a Jesús Sacramentado y con el Santísimo se acercó a los oficiales, que se le retiraron, según la transmisión que hizo la diócesis de Matagalpa en redes sociales.
El religioso señaló a la Policía de no permitir la libre circulación, la libertad de movimiento, la libertad de expresión y la libertad religiosa, además de crear zozobra y agitar los "ánimos y la fe tan sencilla de nuestro pueblo fiel".
MURILLO HABÍA ADELANTADO INVESTIGACIÓN
Previo a la declaración de la Policía, la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, dijo a través de medios oficiales, sin mencionar al obispo, que "provocar, hacer ostentación de impunidad es un delito sobre todo cuando lo que se provoca es discordia, desenfrenos, no estamos para eso".
Murillo, quien en la víspera afirmó que los símbolos sagrados del catolicismo habían sido "manipulados", resaltó que "generar descrédito hacia esas instituciones que merecen respeto también es un delito", y se refirió a los crímenes de odio, que desde 2021 están penados con cadena perpetua en Nicaragua.
"Recordémonos todos que el odio es un crimen, que todo crimen es un delito, y un delito que debe investigarse, y luego también desde las instituciones respectivas tomar las medidas pertinentes", anotó Murillo, esposa de Ortega.
El obispo ha presentado a los agentes policiales a Jesús Sacramentado, ha intentado abrazarlos y les ha dedicado canciones religiosas y otras como el "Himno de la Alegría" y "Yo solo quiero un millón de amigos" del brasileño Roberto Carlos.
En la misa de hoy, a puertas cerradas, Álvarez oró "también por quienes nos tienen retenidos".
"Seguimos pidiéndole al Señor que les bendiga sus vidas, sus matrimonios, sus familias, sus trabajos, que el Señor les bendiga sus alimentos, sus pasos", remarcó.
Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.
El presidente Ortega ha tildado de "terroristas" a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis que vive el país desde abril de 2018.
Nicaragua vive una crisis política y social desde abril de 2018, que se ha acentuado tras las controvertidas elecciones de noviembre pasado en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión.
La segunda nota principalmente trata de la solidaridad mostrada por la arquidiócesis de Managua, pero también el temor que existe de que al obispo Álvarez se lo lleven en un secuestro propiamente dicho.
Managua, 6 ago (EFE).- La Arquidiócesis de Managua, que dirige el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes, expresó este sábado su "cercanía" con el obispo Rolando Álvarez, acusado por la Policía Nacional de intentar "organizar grupos violentos", supuestamente "con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales".
Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa (norte), se encuentra recluido desde el jueves en el Palacio Episcopal, que está sitiado por fuerzas especiales de la Policía, que no lo dejan salir junto a seis sacerdotes y seis laicos.
"La Arquidiócesis de Managua manifiesta su cercanía con la hermana diócesis de Matagalpa, en particular con su pastor, monseñor Rolando José Álvarez y sus sacerdotes ante las circunstancias difíciles que están viviendo", indicó en una declaración el arzobispado que dirige el cardenal Brenes.
"Con la certeza puesta en Cristo Buen Pastor, queremos evangelizar a tiempo y destiempo, confiando que la comunicación franca y respetuosa pueden abrir caminos de entendimiento", agregó.
La Arquidiócesis de Managua también invitó a todos los fieles a orar "a Cristo, a María Madre de la Iglesia y a San Juan María Vianney, patrono y protector del clero, para que la Palabra se enuncie y se ejerza el ministerio pastoral con plenitud".
La Policía Nacional acusó anoche a "las altas autoridades de la Iglesia católica" en el departamento de Matagalpa, "encabezada" por el obispo Álvarez, "quienes prevaliéndose de su condición de líderes religiosos, utilizando medios de comunicación y redes sociales, están intentando organizar grupos violentos".
Según la Policía, el alto jerarca estaría "incitando" a esos "grupos violentos" a "ejecutar actos de odio en contra de la población, provocando un ambiente de zozobra y desorden, alterando la paz y la armonía en la comunidad, con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales".
ORGANISMO TEME "SECUESTRO"
La Policía, que dirige Francisco Díaz, consuegro del presidente Daniel Ortega, informó que "ha iniciado un proceso de investigación, con la finalidad de determinar la responsabilidad penal de las personas involucradas en la comisión de estos actos delictivos, de los cuales se ha informado al Ministerio Público y al Poder Judicial".
"Las personas investigadas -que no mencionó- se mantendrán en sus casas", precisó.
El Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos (Cenidh) alertó en un mensaje que las "amenazas de Rosario Murillo", vicepresidenta y primera dama de Nicaragua, contra el religioso, de que sería investigado, se habían cumplido.
"Desde Cenidh estaremos vigilantes y denunciando ante organismos internacionales de derechos humanos estas acciones agresivas", dijo ese organismo.
Para el Cenidh, "el riesgo de que secuestren a monseñor Álvarez es inminente" y, si eso pasa, "responsabilizamos al régimen Ortega Murillo de lo que pueda ocurrirle".
El jueves, el obispo Álvarez pidió a la Policía que lo dejen oficiar la misa con sus feligreses dentro de una parroquia, en medio de roces del Ejecutivo con la Iglesia católica.
Entonces el jerarca salió del Palacio Episcopal, se puso de rodillas en la acera y elevó sus manos hacia el cielo, y recibió de un colaborador a Jesús Sacramentado y con el Santísimo se acercó a los oficiales, que se retiraron, según la transmisión que hizo la diócesis de Matagalpa en redes sociales.
El religioso acusó a la Policía de no permitir la libre circulación, la libertad de movimiento, la libertad de expresión y la libertad religiosa, además de crear zozobra y agitar los "ánimos y la fe tan sencilla de nuestro pueblo fiel".
Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.
El presidente Ortega ha tildado de "terroristas" a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis que vive el país desde abril de 2018.
Nicaragua vive una crisis política y social desde abril de 2018, que se ha acentuado tras las controvertidas elecciones de noviembre pasado en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión.