En una entrevista al cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Múnich y miembro del consejo de cardenales que ayuda a Francisco a la reforma de la Curia romana, publicada hoy en La Stampa (imágen superior), este revela, entre otras, que de aquella Misa homosexualista que presidió en Mar-13-2022 (ver aquí y aquí), Francisco tenía conocimiento.
Esta es una traducción de Secretum Meum Mihi de dicha entrevista.
“El celibato de los sacerdotes no es un dogma, a las mujeres roles principales en la Iglesia”
El cardenal alemán cerca de Francisco: “Los gays son parte de nuestra comunidad. La sexualidad que Dios nos ha dado es parte de las relaciones personales”
DOMENICO AGASSO Y LETIZIA TORTELLO
MÚNICH, BAVIERA
En cualquier pareja, el sexo no es solo para la reproducción, lo que cuenta es el amor sincero y respetuoso. Y luego, el celibato de los sacerdotes: no es un dogma y puede ser revisado. El mensaje del Evangelio, que debe vencer las rigideces eclesiásticas. Grita palabras disruptivas el cardenal alemán Reinhard Marx, arzobispo de Munich, miembro del Consejo de cardenales instituido por el Papa Francisco.
Eminencia, el mundo salió sufriente de la pandemia, ahora está doblado por la guerra. ¿Cuál es el papel de la Iglesia Católica hoy?
«La Iglesia, o sea el pueblo de Dios, acompaña siempre a las personas y sus dolores. No puede estar fuera del mundo, de lo contrario es anacrónica. Alguien le gustaría convertirla en una fortaleza, esperando que pasen las tempestades. Pero ese no es su trabajo. Debe ser un testimonio de nueva esperanza. Transmitir que la vida es más fuerte que la muerte. Porque durante la pandemia experimentamos la fragilidad de la vida humana, porque a nuestro alrededor siempre hay alguien que quiere dominar a los otros. El pueblo de Dios, para dar consuelo y aliento, para alcanzar la paz, está llamado a llenar fosos y derribar muros. No es una buena renovación si la Iglesia sigue repartiendo dogmas y educando fingiendo saber lo que necesitan las personas. Jesús, en cambio, estaba junto a las personas, no se erguía dando órdenes. La Iglesia no puede limitarse a mirar el pasado definiéndolo como “glorioso”, porque no existe toda esta gloria. No sólo debemos buscar formas de hacer perdurar la institución eclesiástica, sino encontrar estrategias de difusión del Evangelio como invitación a una sociedad abierta y plural, como el “Empowerment”. No es el pueblo el que debe cambiar, es la Iglesia la que debe cambiar»
El celibato parece convertirse más en un impedimento que en una promesa para el mundo sacerdotal. ¿Es hora de eliminar esta práctica, que no es un dogma? ¿La posibilidad de convertirse en esposos y padres no les ayudaría a desempeñar mejor el papel de guía?
«Para afrontar este tema se necesita comenzar preguntándonos: ¿cómo se vive mejor el Evangelio? Jesús por lo menos 40/50 veces (en el Nuevo Testamento) habla del Reino de Dios, pero no solo dice lo que sucederá después de la muerte. Según Jesús, el Reino de Dios comienza ahora, cuando nos reunimos en su memoria, cuando encontramos reconciliación. ¿Qué necesita la gente hoy? De personas que celebran y lleven la Eucaristía, dan buen ejemplo, dedican su vida a la Iglesia y al Evangelio. ¿Solo pueden hacerlo los no esposados? Le pondré un signo de interrogación. Pienso en los colaboradores pastorales laicos, aquí en Alemania, que predican, que acompañan los funerales. Pienso en la Amazonía, donde los creyentes esperan dos o tres años para poder recibir la Eucaristía porque faltan sacerdotes. Por supuesto, el celibato es un fuerte signo de seguimiento de Cristo. Pero al mantener el celibato obligatorio, ¿no es que solo estamos manteniendo viva una tradición? Fue correcto, pero hoy tal vez no en todas partes. Yo creo que también hay vocaciones sacerdotales entre los hombres casados».
La Iglesia alemana presiona fuertemente por un papel más central para las mujeres en la institución. ¿Están maduros los tiempos? ¿También para el sacerdocio femenino?
«La cuestión del papel de la mujer en la Iglesia es más que madura, y se comprende fácilmente. ¿Solo los sacerdotes pueden guiar la Iglesia? No. Necesitamos la responsabilidad y los carismas de todos y todas, juntos. En Munich he creado el nuevo puesto de jefe de la oficina, asignado a una mujer, quien como co-líder junto con el vicario general dirige la administración de la diócesis. Los hombres no pueden decir “buscamos, pero no encontramos a las personas idóneas”, eso es hipócrita: solo hay que querer buscarlas y encontrarlas. En la Iglesia alemana hemos lanzado un programa de mentoring para apoyar el leadership femenino. Hay que leer los signos de los tiempos. Hombre y mujer son iguales: esto está fundamentado en la Biblia. Si no vivimos esta igualdad estamos gravemente retrasados. La reforma necesita acelerarse. Sobre el sacerdocio femenino, Juan Pablo II había tomado una decisión contraria muy precisa. Pero esta discusión aún no ha terminado, los años no serán suficientes. Mientras tanto, sin embargo, debemos hacer que las mujeres participen más intensamente en la vida de la Iglesia, incluso en los puestos más altos: no para ser una Iglesia que agrade, sino porque es un dictamen del Evangelio».
La pedofilia es la plaga más imperdonable de la Iglesia. ¿Cómo se extirpa y cómo se puede prevenir?
«El escándalo del abuso no atañe exclusivamente a la pedofilia en sentido estricto, los perpetradores de los abusos tienen distintos perfiles. El problema básico es el abuso de poder. Es particularmente grave porque los sacerdotes tienen poder sagrado. Sin embargo, los sacerdotes que abusaron de niños al día siguiente se presentaron silenciosamente en el altar. Es terrible. Cree una fundación para víctimas de abusos, para todos aquellos que han perdido la fe después de haber sido objeto de violencia. La prevención es decisiva, ya estamos viendo los frutos: ha disminuido el número de acosos. Pero todo esto no es posible sin un proceso global de renovación de la Iglesia, sin una nueva colaboración de sacerdotes y laicos. También el Camino Sinodal, el proceso de reforma que hemos iniciado en la Iglesia en Alemania, tiene su punto de partida en la lucha contra todas las formas de abuso, incluso espiritual».
La sexualidad es parte del ser humano. ¿No cree que la moral católica debería cambiar de enfoque?
«Aquí también necesitamos un crecimiento en la conciencia. La pregunta que debemos hacer es: ¿Cómo podemos ayudar a las personas a vivir el Evangelio? El Evangelio prevé relaciones personales. La sexualidad que Dios nos ha dado es parte de las relaciones personales. Y no debe ser asimétrico. Los dos partner deben estar al mismo nivel, también porque la sexualidad, como dice el Concilio Vaticano II, no es sólo para la reproducción. Durante mucho tiempo existió la convención de que así era, ahora ya no. Porque somos seres humanos y no animales, la sexualidad es parte de la relación, expresa un sentimiento; debe medirse por el nivel de amor que existe entre dos personas. El sexo también es una forma de demostrar amor. No es automáticamente un pecado, debe ser una forma de aceptación del otro. Esta es la moral».
¿Realmente la Iglesia está acogiendo a las personas homosexuales?
«Recientemente me invitaron a una misa católica organizada por personas LGBTQ+ en Munich. La celebré por el vigésimo aniversario de estas misas. Lo hice después de haber informado al Papa. Quería dar una señal: “Ustedes son parte de la Iglesia”. La orientación sexual no puede ni debe conducir a la exclusión de la Iglesia. ¡No es posible! Las parejas homosexuales también viven la propia relación con amor: entonces, ¿por qué no decirles a estas parejas “que Dios los acompañe en su camino” como un estímulo? En el fondo estamos hablando de una bendición, no del sacramento del matrimonio. Una vez me expresé así y después tuve un poco de lío... El centro de las parejas, homosexuales y no homosexuales, no es el sexo: está representado por el deseo de transcurrir la vida juntos, del amor, confianza recíproca, la fidelidad hasta la muerte. Por tanto no puedo decir que todo esto sea pecado. Por supuesto, la discusión al respecto es muy emocional. Cada tanto me sorprende que este argumento todavía encuentre tanta resistencia».
Volvamos a la guerra. ¿Qué piensa de la posición adoptada por el patriarca de Moscú, Kirill?
«El 24 de febrero estaba en Roma en coche. Me enteré de la invasión rusa de Ucrania, inmediatamente llamé al obispo de la Iglesia Ucraniana Unida en Munich. Y luego, el domingo siguiente fui a su misa, y ya en el saludo inicial lancé un llamado al Patriarca Kirill para que hiciese todo lo posible para detener esta guerra. Esto ha sido bien recibido aquí por muchos creyentes en la Iglesia Ortodoxa Rusa. El Papa también envió mensajes similares al mío, siempre dirigidos al Patriarca. El comportamiento de Kirill es incomprensible e insoportable: ¿cómo puede un hombre de Iglesia estar al lado de un agresor y bendecir la guerra y la violencia? Muchos fieles de la Iglesia ortodoxa rusa ya se han separado y se están uniendo a la Iglesia ortodoxa ucraniana. La posición de Kirill tiene enormes consecuencias dramáticas tanto desde el punto de vista político como ecuménico. Causan daño a todo el cristianismo».
Durante muchos años han estado trabajando en la nueva constitución apostólica, «Prædicate Evangelium». ¿Cuáles son las principales novedades?
«El Papa dice que la Curia, “dirección” de la Iglesia universal, no es un secretariado del Pontífice. Por supuesto, el Papa es la base de la unidad de la Iglesia, pero el Concilio también dice claramente que la Iglesia no es como una pirámide. Debe existir, más que un todo, un vínculo, entre la Iglesia universal y la Iglesia local. No hay la una sin la otra. La Curia no es sólo un ente intermedio, sino que debe apoyar esto juntos. Pero, ¿cómo se puede organizar esta institución? ¿Pueden trabajar juntos sacerdotes y laicos, hombres y mujeres, incluso en posiciones dirigenciales? El Papa dice un claro sí. Quizás los cardenales en el futuro serán más bien un senado del Papa, los distintos encargos necesitan ser reorganizados. Luego debe haber tareas específicas en los dicasterios (ministerios). Será un gran paso, van a pasar cosas importantes».
¿Por ejemplo?
«En octubre de 2013, en mi primera intervención ante el Consejo de Cardenales, hablé de la “desclericalización de la Curia”. Pero la reforma debe continuar».