Tuesday, May 03, 2022

Cardenal Zuppi habría perdido el favor de Francisco y ya no sería considerado para ser presidente de obispos italianos. ¿Motivos?, no lo creerán cuando sepan


Hemos aprendido algo más hoy a raíz de la entrevista aquella que Francisco concedió a Corriere Della Sera.

Hace unos días, ya meses, Andrea Gagliarducci en Catholic News Agency, dedicaba un artículo (aquí una traducción de Infovaticana) sobre la elección del próximo presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, CEI, en el cual explicaba a grandes rasgos cómo es que se elige y proporcionaba los nombre de algunos de los posibles candidatos. Uno de esos posibles candidatos era el cardenal Matteo Maria Zuppi, arzobispo de Bologna.

El mismo Andrea Gagliarducci en otro artículo de hoy, también para Catholic News Agency, decantando una de las expresiones de Francisco en la entrevista a Corriere Della Sera precisamente sobre la elección del presidente de los obispos italianos, explica por qué ya el cardenal Zuppi no estaría más en competencia para la posición porque habría perdido las simpatías de Francisco y, lo más llamativo, el motivo que habría ocasionado esta caída en desgracia.

Esto es lo que Francisco dijo a Corriere sobre la elección del presidente de los obispos italianos.

«...[L]a próxima asamblea tendrá que elegir al nuevo presidente del CEI, estoy tratando de encontrar uno que quiera hacer un buen cambio. Prefiero que sea un cardenal, alguien con autoridad. Y que tenga la posibilidad de elegir al secretario, alguien que pueda decir: quiero trabajar con esta persona».

En el artículo de hoy Gagliarducci hace énfasis en la frase “prefiero que sea un cardenal, alguien con autoridad”, porque ella daría la clave para deducir que algunos de los candidatos que había mencionado en su artículo de Marzo ya no van más porque simplemente no son cardenales. Pero aún más, Zuppi, quien sí es cardenal y hasta ahora creíamos gozaba del favor de Francisco, tampoco tendría ya opciones de ser el presidente de la CEI (nuestra traducción).

Zuppi perdió cierta simpatía papal por la forma en la que aplicó el motu proprio Traditionis custodes, el cual en el efecto abolió la liberalización del antiguo rito de la Misa admitido por Benedicto XVI.

A diferencia de muchos otros obispos, Zuppi ofreció una interpretación más libre del decreto dentro de su archidiócesis, permitiendo celebraciones de la misa tradicional con la única limitación para la celebración de tener que buscar una iglesia que no fuera también parroquia.

Mientras que otros obispos aplicaron las disposiciones del Papa al pie de la letra, el cardenal de 66 años adoptó una posición más conciliadora. En la residencia papal, la Casa Santa Marta, se susurra que rumores de que Zuppi actuaba con miras a un futuro cónclave habían alcanzado los oídos del Papa Francisco. Es probable que esto haya reducido la simpatía del Papa por el arzobispo de Bolonia, que está fuertemente vinculado a la influyente Comunidad de Sant'Egidio.

Y allí lo tienen, Damas y Caballeros, el motivo por el cual Zuppi habría caído en desgracia ante Francisco es haber aplicado el motu proprio Traditionis Custodes dentro de lo establecido por Francisco en el mismo motu proprio y no haberse extralimitado como han hecho la mayoría de obispos del planeta, aplicando no solamente lo que el motu proprio dice sino inventando por iniciativa propia medidas aún más draconianas.

He aquí la excusa para posicionar a Tucho en Buenos Aires: Auditaron a Poli, ¡y no pasó!


Casi como un rayo nos vino a la cabeza aquello de que Francisco quiere posicionar a su amigo y pluma fantasma del Documento de Aparecida, Víctor Manuel Fernández, como arzobispo de Buenos Aires. Y la disculpa, aunque parece ocasionada a propósito, es que al actual arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Mario Aurelio Poli, “dos enviados del Papa Francisco” le hicieron una auditoría y no la pasó. Ahora, la información dice que le enviaron dos auditores, pero no sabemos si hayan sido los tan de moda en este pontificado visitadores apostólicos. Tal vez le den una salida digna, visto que le faltan unos pocos meses para cumplir 75 años, pasa su renuncia y se la aceptan pronto pero diciendo que es por límite de edad.

Fíjense bien en este artículo de Sergio Rubin, no propiamente un enemigo de Francisco, en Clarín, May-03-2022.

Sospechas en la curia de la Ciudad
Escándalo en la Iglesia porteña: una auditoría del Vaticano detectó irregularidades en la venta y alquiler de inmuebles

La realizaron dos enviados del Papa Francisco y apunta al Arzobispado de la Ciudad de Buenos Aires que maneja Mario Poli, quien ahora viajó a Roma. Ordenaron que se limiten las transacciones de venta de propiedades.

Sergio Rubin
03/05/2022
Clarín.com | Política


En un hecho sin precedentes en la Iglesia católica en el país por la relevancia de la jurisdicción eclesiástica involucrada, el Vaticano detectó una serie de transacciones económicas irregulares que involucran la venta de inmuebles y alquileres a precios muy menores a los de mercado en el arzobispado de Buenos Aires. Esa maniobra habría beneficiado a supuestos “asesores financieros” de la curia porteña y fue detectada tras una auditoria que ordenó el Papa Francisco y fue efectuada por dos enviados de la Santa Sede.

En un primer informe de la auditoria efectuada en octubre pasado al arzobispo porteño, cardenal Mario Poli, máximo responsable, al que tuvo acceso Clarín, el Vaticano le advierte que no se cumplieron las normas eclesiásticas establecidas sobre transacciones de bienes de la Iglesia y lo exhorta a limitarse a realizar las transacciones “estrictamente necesarias”, dado que el 29 de noviembre cumplirá 75 años, edad en la que los obispos deben elevar su renuncia al Papa.

Poli viajó esta semana a Roma y el jueves será recibido por Francisco, pero en medios eclesiásticos se señaló que se trata de un viaje programado en el que el cardenal le entregará al Papa las conclusiones de un sínodo que realizó la arquidiócesis porteña. Y que además, añadieron, visitará diversos organismos vaticanos de los cuales forma parte. Por eso, aseguraron, hace tiempo su ausencia del plenario de obispos que sesiona estos días en Pilar.

El informe no menciona operaciones concretas, pero si advierte por la falta de conformación del Colegio de Consultores y del Consejo de Asuntos Económicos de la arquidiócesis, integrado por sacerdotes y laicos, que deben supervisar las transacciones, y recuerda que cuando el monto supera los trescientos mil dólares debe consultarse a la Santa Sede.

Además, le pide al cardenal Poli la exclusión de “encargos y responsabilidades, incluso informales, en la gestión administrativa” del padre Martín Bracht, párroco de una iglesia de Palermo. “Se ha podido constatar una dudosa transparencia en sus acciones, una búsqueda desmedida de protagonismo, incluso en detrimento de sus hermanos sacerdotes", dice el informe.

Tras agradecer “la disponibilidad” con que fueron recibidos los auditores, el informe se dice que “causa perplejidad que, a pesar de la presencia de un numeroso Consejo Episcopal, no esté constituido el Colegio de Consultores (…) y que, en los hechos, el Consejo de Asuntos Económicos se encuentre inoperante, ya que se está pensando en su redefinición”.

“Me veo en la obligación de informarle respecto de la necesidad de constituir y poner en funcionamiento el Consejo de Asuntos Económicos y el Colegio de Consultores lo antes posible”, dice la carta firmada por el prefecto y el secretario de la Congregación para el Clero del Vaticano, los arzobispos Lazzaro You Heung sin y Andrés Ferrada Moreira. “También quiero subrayar de manera especial -dice más adelante- que, en vísperas de los setenta y cuatro años de edad de Su Eminencia, se limite a realizar únicamente aquellas transacciones económicas que en la actualidad resulten estrictamente necesarias”, le solicita.

En ese sentido, también le pide intentar “en la medida de lo posible, no enajenar más activos pertenecientes a la arquidiócesis o a las parroquias, lo que al parecer ha ocurrido con frecuencia en los últimos tiempos”.

En el tramo final de la carta le pide a Poli que la Economía Diocesana, Norma Rodríguez, le envíe a la congregación la documentación administrativa y contable que manifestó que pondría a disposición.

Concluye la carta diciendo que “cada palabra de la presente misiva ha sido ponderada y escrita, pensando en el servicio común que, en diferentes roles, ambos prestamos a la Iglesia y al Santo Padre”.

Poli, que ya está en Roma, es el arzobispo de Buenos Aires. Asumió su cargo tras la elección de Jorge Bergoglio como pontífice.


Entradas Relacionadas: “En ningún caso se detectaron delitos o negociados”, reacción de arzobispado de Buenos Aires ante informaciones de auditoría a cardenal Poli.

“Por la fe de los jóvenes”, tema de “El Video del Papa” de Mayo 2022


Publicado hoy el llamado “El Video del Papa” de Mayo 2022, según la intención conocida de antemano: “Por la fe de los jóvenes”.

“Estoy listo para encontrarme con Putin en Moscú”, entrevista con Francisco en Corriere Della Sera


Algo sucede con las comunicaciones del Vaticano, nadie parece estar dispuesto a admitirlo, allá ellos, pero es evidente y se nota en circunstancias como la presente. Y lo presente es que pareciera existir un dicasterio para las comunicaciones paralelo, no oficial y no reconocido, el cual se encarga de concertar entrevistas de Francisco con medios seculares, hasta con un diario deportivo; y al otro dicasterio, el oficial, el que aparece en el organigrama, lo obligan a comportarse simplemente como seguidor, a la zaga, limitándose a reseñar lo que Francisco dice a esos medios seculares, incluso pareciera que en ese dicasterio se enteraran igual que los demás, es decir, cuando ya las declaraciones de Francisco son del dominio público. Algún día sabremos qué sucede.

En ese marco Francisco ha concedido una de esas entrevistas al periódico Corriere Della Sera, el cual publica un artículo basado en ella como información principal de su edición de May-03-2022. Una traducción al español aparece en Vatican News, suponemos será también publicada (ya revisada y poniendo correctamente los entrecomillados) en la edición semanal en español de L'Osservatore Romano que aparece los Viernes.

La materia principal, como verán más a delante, es que Francisco está dispuesto a ir a Moscú para hablar con Putin. También que en la reciente audiencia que le concedió a Orban, este le dijo que Putin planeaba acabar la guerra en la fecha que los rusos conmemoran como “Día de la Victoria”, es decir, el 9 de Mayo. Pero también Francisco confirma una información que vimos ayer en Clarín de Buenos Aires respecto a su problema con la rodilla, y es el hecho de que lo van a infiltrar.

Esta es la traducción al español del artículo de Corriere Della Sera que hace Vatican News (con adaptaciones).

“Estoy Listo para Encontrarme con Putin en Moscú”

por Luciano Fontana


Ha repetido la frase muchas veces en estos días. Con amabilidad y una amplia sonrisa, es lo primero que nos dice (Fiorenza Sarzanini, subdirectora del Corriere, participa en la entrevista) nada más entrar en el salón de Santa Marta: «Discúlpenme si no puedo levantarme a saludarles, los médicos me han dicho que tengo que estar sentado por mi rodilla». Hoy el Papa Bergoglio deberá someterse a una pequeña operación, una infiltración, para superar un dolor que no le permite moverse, participar como quisiera en las audiencias y encuentros con los fieles.

«Tengo un ligamento roto, se me va a intervenir con infiltraciones y se verá —dice—, estoy así desde hace tiempo, no puedo caminar. En el pasado, los papas solían ir con la silla gestatoria. Hace falta también un poco de dolor, de humillación...».

Pero esta no es la principal preocupación del Pontífice. Hablar de lo que está ocurriendo en el corazón de Europa le causa tormento. «Deténganse», detengan la guerra es el llamamiento que lleva gritando desde el pasado 24 de febrero, cuando los ejércitos rusos invadieron Ucrania y la muerte y la destrucción se convirtieron en una parte terrible de nuestras vidas como europeos.

Sigue repitiendo ese llamamiento con el desconsuelo de quien ve que no pasa nada. Hay una vena de pesimismo en las palabras con las que Bergoglio recuerda los esfuerzos que está haciendo, junto con el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin («Verdaderamente un gran diplomático, en la tradición de Agostino Casaroli, sabe moverse en ese mundo, tengo gran confianza en él y en él me confío»), para obtener al menos un alto el fuego. El Papa Bergoglio pone en fila todos los intentos y repite varias veces que está listo para ir a Moscú. «El primer día de la guerra llamé por teléfono al presidente ucraniano Zelenski —nos dice el Papa Francisco—, en diciembre había hablado con él para mi cumpleaños, pero esta vez no, no llamé. Quise hacer un gesto claro que todo el mundo pudiera ver y por eso me dirigí al embajador ruso. Les pedí que me explicaran, les dije que por favor se detuvieran. Luego le pedí al cardenal Parolin, tras veinte días de guerra, que hiciera llegar un mensaje a Putin de que estaba dispuesto a ir a Moscú. Por supuesto, era necesario que el líder del Kremlin concediera algunas ventanillas. Todavía no hemos recibido respuesta y seguimos insistiendo, aunque me temo que Putin no pueda ni quiera realizar este encuentro en este momento. Pero, ¿cómo es posible que no se detenga esta brutalidad? Hace veinticinco años, con Ruanda, vivimos la misma experiencia».

La preocupación del Papa Francisco es que por el momento Putin no se detendrá. También intenta razonar sobre las raíces de este comportamiento, sobre las motivaciones que le llevan a una guerra tan brutal. Tal vez «los ladridos de la OTAN a la puerta de Rusia» hayan llevado al jefe del Kremlin a reaccionar mal y a desencadenar el conflicto. «Una ira que no sé decir si fue provocada —dice—, pero facilitada tal vez sí». Y ahora los que se preocupan por la paz se enfrentan a la gran cuestión del suministro de armas por parte de los países occidentales a la resistencia ucraniana. Una cuestión que encuentra resistencias, que divide al mundo católico y al pacifista. El Pontífice se muestra dubitativo, su doctrina siempre se ha centrado en el rechazo a la carrera armamentística, el no a la escalada de producción de armas que tarde o temprano alguien decide poner a prueba en el campo causando muerte y sufrimiento. «No sé responder a la pregunta de si es correcto abastecer a los ucranianos -razona -, lo que está claro es que en esa tierra se están probando las armas. Los rusos saben ahora que los tanques son poco útiles y están pensando en otras cosas. Las guerras se libran por eso: para probar las armas que hemos fabricado. Así ocurrió en la guerra civil española antes de la Segunda Guerra Mundial. El comercio de armas es un escándalo y pocos lo combaten. Hace dos o tres años, un barco llegó a Génova cargado de armas que iban a ser transferidas a un gran carguero para su transporte a Yemen. Los trabajadores del puerto no quisieron hacerlo. Dijeron que pensaban en los niños de Yemen. Es algo pequeño, pero es un bonito gesto. Debería haber muchos como este».

Las palabras de Francisco, en la conversación, siempre vuelven a lo que es más justo hacer. Muchos le han preguntado por el gesto simbólico de una visita a Ucrania. Pero la respuesta es clara: «Por ahora no voy a Kiev -explica-. He enviado al cardenal Michael Czerny, (prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral) y al cardenal Konrad Krajewski, (limosnero del Papa), que fue allí por cuarta vez. Pero siento que no debo ir. Tengo que ir a Moscú primero, tengo que encontrarme con Putin primero. Pero yo también soy un sacerdote, ¿qué puedo hacer? Hago lo que puedo. Si Putin abriera la puerta...».

¿Podría el Patriarca Kirill, jefe de la Iglesia Ortodoxa Rusa, ser el hombre que pueda convencer al líder del Kremlin de abrir una puerta? El Pontífice sacude la cabeza y cuenta: «Hablé con Kirill durante 40 minutos a través del zoom. Durante los primeros veinte minutos me leyó todas las justificaciones de la guerra. Escuché y dije: no entiendo nada de esto. Hermano, no somos clérigos del Estado, no podemos usar el lenguaje de la política, sino el de Jesús. Somos pastores del mismo santo pueblo de Dios. Por eso debemos buscar caminos de paz, hacer cesar el fuego de las armas. El Patriarca no puede transformarse en el monaguillo de Putin. Tenía programado un encuentro con él en Jerusalén el 14 de junio. Habría sido nuestro segundo encuentro cara a cara, nada que ver con la guerra. Pero ahora también él está de acuerdo: dejémoslo, podría ser una señal ambigua».

La alarma de una guerra mundial en pedazos que el Papa Bergoglio había dado en años pasados se está convirtiendo, por tanto, en algo que debe sacudir las conciencias de todos. Porque, según el Pontífice, estamos más allá de los pequeños pedazos, estamos en una realidad que realmente puede llevar a una guerra mundial. «Mi alarma no fue un mérito, sino sólo la constatación de las cosas: Siria, Yemen, Iraq, en África una guerra tras otra. En cada pedacito hay intereses internacionales. No se puede pensar que un estado libre pueda hacer la guerra a otro estado libre. En Ucrania parece que fueron los otros los que crearon el conflicto. Lo único que se imputa a los ucranianos es que reaccionaron en el Donbás, pero estamos hablando de diez años atrás. Ese argumento es viejo. Ciertamente son un pueblo orgulloso. Por ejemplo, cuando para el Vía Crucis había dos mujeres, una rusa y otra ucraniana, que tenían que leer la oración juntas, hicieron un escándalo. Así que llamé a Krajewski, que estaba allí, y me dijo: déjalo, no lea la oración. Ellos tienen razón aunque nosotros no logramos entenderlo del todo. Así que se mantuvieron en silencio. Tienen una susceptibilidad, se sienten derrotados o esclavizados porque pagaron mucho en la Segunda Guerra Mundial. Muchos hombres murieron, son un pueblo mártir. Pero también tengamos cuidado con lo que puede pasar ahora en Transnistria».

La conversación sobre la guerra está llegando a su fin y la síntesis parece pesimista: «No hay suficiente voluntad de paz -es la amarga observación de Francisco- la guerra es terrible y debemos gritarlo. Por eso he querido publicar este libro con Solferino, con el subtítulo el valor de construir la paz. Cuando me reuní con Orban, me dijo que los rusos tienen un plan, que el 9 de mayo todo terminará. Espero que sea así, para que se pueda entender también la velocidad de la escalada de estos días. Porque ahora no es solo el Donbás, es Crimea, es Odessa, es quitarle a Ucrania el puerto del Mar Negro, es todo. Soy pesimista, pero debemos hacer todos los gestos posibles para detener la guerra».

La mirada también está dirigida a las acciones que puede poner en el campo nuestro país. «Italia está haciendo un buen trabajo —afirma el Pontífice— La relación con Mario Draghi es buena, muy buena. Ya en el pasado, cuando estaba en el Banco Central Europeo, le pedí consejo. Es una persona directa y sencilla. Admiraba mucho a Giorgio Napolitano, que es un grande, y ahora a Sergio Mattarella. Siento un gran respeto por Emma Bonino: no comparto sus ideas, pero conoce África mejor que nadie. Frente a esta mujer digo, chapeau». De la política, y de los políticos italianos, no quiere hablar demasiado. Recomienda a todos la seriedad y la capacidad de gestionar los éxitos del momento, que a menudo se vuelven efímeros.

Todavía hay tiempo, al final de la entrevista, para hacer un balance del cambio en la Iglesia, el reto al que ha dedicado y seguirá dedicando el mayor compromiso. «A menudo encontré una mentalidad preconciliar disfrazada de conciliar. En países como América Latina y África fue más fácil. En Italia quizás más difícil. Pero hay buenos sacerdotes, buenos párrocos, buenas monjas, buenos laicos. Por ejemplo, una de las cosas que intento hacer para renovar la Iglesia italiana es no cambiar demasiado los obispos. El cardenal Gantin solía decir que el obispo es el esposo de la Iglesia, cada obispo es el esposo de la Iglesia de por vida. Cuando hay un hábito es bueno. Por eso trato de nombrar sacerdotes, como ocurrió en Génova, en Turín, en Calabria. Creo que esta es la renovación de la Iglesia italiana. Ahora la próxima asamblea tendrá que elegir al nuevo presidente del CEI, estoy tratando de encontrar uno que quiera hacer un buen cambio. Prefiero que sea un cardenal, alguien con autoridad. Y que tenga la posibilidad de elegir al secretario, alguien que pueda decir: quiero trabajar con esta persona». El último pensamiento es para el cardenal Martini, cuyo artículo «perfecto» sobre el terrorismo y la guerra releyó el Papa después del 11 de septiembre. «Es tan actual que he pedido que se vuelva a publicar en L'Osservatore Romano. Continúen en los periódicos investigando la realidad, narrándola. Es un servicio al país por el que siempre les estaré agradecido».