Saturday, March 12, 2022

Editorial de Vatican News: “Agresión del ejército ruso en Ucrania”


Más temprano hoy anotamos cómo Andrea Tornielli, Director de la Dirección Editorial del Dicasterio para la Comunicación, entrevistando al Secretario de Estado del Vaticano, y en referencia a la invasión rusa a Ucrania, había soltado la afirmación “ataque del ejército de Moscú en Ucrania”. Unas pocas horas más tarde Vatican News publicó un editorial precisamente firmado por Tornielli en el cual habla de “agresión del ejército ruso en Ucrania” y en otro pasaje, “hipócritamente definida "operación militar especial"”. Con lo que se infiere que nos encontramos ad portas de que oficialmente el Vaticano, ya no por interpuesta persona, i.e., los medios de comunicación que le pertenecen, asuma la misma posición. ¿Escucharemos a Francisco o a Parolin señalar a Putin como agresor, decir que se trata de una invasión rusa a Ucrania, abandonar esas expresiones gaseosas del “diálogo entre las partes” y, como dice Tornielli al final de su editorial, pasar a mostrar sin ambajes que están “del lado de los oprimidos, de los agredidos, de los vencidos”? Sobre esto último anotaremos algo al final.

Este el editorial de Tornielli, Mar-12-2022.

De los escombros de Mosul a los de Ucrania, una voz de paz y esperanza

El Papa Francisco entra en el décimo año de su pontificado. La actualidad de las palabras pronunciadas hace un año en Iraq.

ANDREA TORNIELLI


Francisco entra en el décimo año de su pontificado y es un aniversario dramáticamente marcado por el horror de la guerra en el corazón de Europa. Es impresionante volver a escuchar hoy algunas de las palabras que el Papa pronunció hace un año, durante el viaje apostólico más importante y valiente de su pontificado, el de Iraq. Un viaje que había deseado intensamente, a pesar de los riesgos y de las numerosas opiniones contrarias motivadas por la enorme dificultad para garantizar la seguridad, especialmente para las personas que participarían en las celebraciones y en los encuentros.

En marzo de 2021, Francisco quiso hacer esa peregrinación, que quedó entre los sueños no realizados de San Juan Pablo II, para mostrar su cercanía a todas las víctimas del fundamentalismo, para alentar el difícil camino de reconstrucción del país, para tender la mano a los muchos musulmanes pacíficos que quieren vivir en paz con los cristianos y con los miembros de otras religiones.

Culmen de ese viaje fue la visita del Obispo de Roma entre los escombros de Mosul. Francisco dijo: "Hoy, todos alzamos nuestra voz en oración a Dios Todopoderoso por todas las víctimas de la guerra y de los conflictos armados. Aquí, en Mosul, las trágicas consecuencias de la guerra y las hostilidades son demasiado evidentes. ¡Qué cruel es que este país, cuna de la civilización, haya sido azotado por una tempestad tan inhumana, con antiguos lugares de culto destruidos y miles y miles de personas -musulmanes, cristianos, los yazidíes, que han sido cruelmente aniquilados por el terrorismo, y otros- desplazados por la fuerza o asesinados!"

Un año después, una vez más, las trágicas consecuencias de la sucia guerra en Ucrania, hipócritamente definida "operación militar especial", están ante los ojos del mundo, con su carga de dolor, de sufrimiento, de cuerpos inocentes destrozados, de niños asesinados, de familias divididas, de millones de refugiados obligados a dejarlo todo para huir de las bombas, de ciudades convertidas en campos de batalla, de casas destruidas y quemadas. Por no hablar de las heridas en los corazones, que necesitarán años en curarse. Esta vez es una guerra cercana. No es lejana como la guerra de Iraq, que con profética lucidez el Papa Wojtyla suplicó - desoído - y que no se llevara a cabo, y que convirtió la tierra de Abraham en la sentina de todos los terrorismos. La guerra, "aventura sin retorno".

Esta vez, el odio y la violencia no pueden amantar de teorías sobre el "choque de civilizaciones", ni tienen que ver con ficticios motivos religiosos. Esta vez en ambos bandos hay hombres y mujeres que comparten la misma fe cristiana y el mismo bautismo. Ante los estragos causados por la agresión del ejército ruso en Ucrania, y la escalada bélica que ha desencadenado, con el riesgo de arrastrar al mundo a un conflicto nuclear, no es fácil encontrar signos de esperanza. Sin embargo, al igual que hace un año el Papa Francisco reafirmó en Mosul la "convicción de que la fraternidad es más fuerte que el fratricidio, que la esperanza es más fuerte que la muerte, que la paz es más fuerte que la guerra", también hoy, a pesar de todo, es posible esperar.

Implorando a Dios el don de la paz, sin dejar jamás de buscarla y perseguirla, sin dejar nada por hacer para conseguir el alto el fuego y el inicio de verdaderas negociaciones. Porque si se quiere la paz, hay que preparar la paz, no la guerra. Hay que tener el valor y la creatividad de experimentar caminos nuevos para construir una convivencia entre las naciones que no se base en equilibrios de poder y en la disuasión. Hoy es posible tener esperanza mirando la gran ola de solidaridad que en pocos días se ha generado desde abajo y la generosidad de países como Polonia, que han abierto sus puertas a millones de refugiados.

Hace un año, en el encuentro interreligioso de la Llanura de Ur, Francisco dijo: "¿Dónde puede comenzar el camino de la paz? En la renuncia a tener enemigos. Quien tiene la valentía de mirar a las estrellas, quien cree en Dios, no tiene enemigos que combatir. Sólo tiene un enemigo que afrontar, que está llamando a la puerta del corazón para entrar: es la enemistad. Mientras algunos buscan más tener enemigos que ser amigos, mientras tantos buscan el propio beneficio en detrimento de los demás, el que mira las estrellas de las promesas, el que sigue los caminos de Dios no puede estar en contra de nadie, sino en favor de todos. No puede justificar ninguna forma de imposición, opresión o prevaricación, no puede actuar de manera agresiva".

El camino hacia la paz comienza con el desarme de los corazones, ha enseñado el Papa en estos nueve años de pontificado. Llamarse cristiano significa pertenecer a un Dios hecho Hombre que en la cruz se dejó matar por amor y con su elección de sesr víctima indefensa, desde hace dos mil años nos pide que estemos del lado de los oprimidos, de los agredidos, de los vencidos, de los últimos, de los descartados. Nos pide que sembremos la paz y nunca odio, guerra, violencia.

Lo que teníamos que decir es que Francisco no se ha caracterizado propiamente por ponerse “del lado de los oprimidos, de los agredidos, de los vencidos, de los últimos, de los descartados” en el caso, por ejemplo, de Venezuela (aquí, aquí). O en el caso de Nicaragua, justamente hoy el Vaticano salió a reconocer que el régimen había echado al Nuncio, en la entrada en que lo reseñamos proporcionamos enlaces a varias de otras entradas en las que denotamos las concesiones y mimos que Francisco ha tenido con la dictadura. Pero tal vez la actitud suya más notoria de cómo se puso de lado del opresor y no de los oprimidos, se condensa en la siguiente foto de cuando en su visita a Cuba y EEUU en 2015 buscó él al criminal Fidel Castro para visitarlo como persona privada, no como Pontífice, y estrechar sus manos tintas de sangre por todos los asesinatos ordenados por el déspota.

Fuego amigo: L'Osservatore Romano publica foto de fieles que durante el Ángelus pedían la consagración al Inmaculado Corazón


¿Dónde está un editor cuando uno lo necesita?, habrá alguien preguntado al interior de L'Osservatore Romano cuando se dio cuenta que en la edición semanal en español (no sabemos si en otras) del periódico semioficial del Vaticano, Mar-11-2022, aparecio una foto de los fieles aquellos a los cuales nos referimos el Domingo anterior y que se presentaron en la Plaza de San Pedro a mediodía para el rezo del Ángelus desplegando una especie de bandera, valla, pasacalle, aviso improvisado, en el cual solicitaban, imaginamos que a Francisco, “Consagra ahora Rusia y Ucrania al Corazón de María”. Porque, como anotamos anteriormente, se sobreentiende que quienes trabajan en el Vaticano asumen la ‘línea de partido’ cuando los contratan, y una de ellas es que cada vez que se mencione el tema ese de la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María, el manual dice que lo que hay que espetar de inmediato es: “Eso ya lo hizo Juan Pablo II el 25 de Marzo de 1984”.

En defensa de la persona que cometió el error de incluir esa foto en el periódico, diremos que a lo mejor ni siquiera estaba en proyecto de sus padres en 1984, no entiende un carajo de lo que se trata esa tal consagración, de Fátima si acaso habrá escuchado la parte devocional, pero hasta allí no más, y la juventud le ha llevado a hacer esa efímera concesión por desconocimiento del tema. Y quién sabe si en el momento de escribir estas líneas todavía conserva su puesto de trabajo, porque como por allá en el Vaticano están recortando personal a como dé lugar, así Francisco asegure lo contrario de labios para afuera...

Parolin: "Basta con los estragos de la guerra, nunca es tarde para un acuerdo"


Una entrevista al Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, para los medios de comunicación del Vaticano, publicada hoy. Eso quiere decir que es una entevista bajo ambiente controlado, el entrevistador, por más señas, es el director editorial Andrea Tornielli. El argumento central de esta entrevista es evidentemente la invasión rusa Ucrania, sobre la cual de entrada le preguntan la posición del Vaticano y en otro pasaje Parolin se refiere al uso de los términos, entre los cuales el Vaticano jamás ha aceptado que Rusia esté invadiendo a Ucrania. En una de las preguntas Tornielli habla de “ataque del ejército de Moscú en Ucrania”, a lo cual Parolin responde casi dando un tácito asentimiento, pero de su boca no ha salido una expresión similar que nosotros sepamos desde que inició la invasión.

Parolin: "Basta con los estragos de la guerra, nunca es tarde para un acuerdo"

Entrevista con el cardenal secretario de Estado del Vaticano: "Estamos retrocediendo al pasado en lugar de atrevernos a dar pasos hacia un futuro diferente, un futuro de convivencia pacífica. Por desgracia, hay que reconocer que no hemos sido capaces de construir, tras la caída del Muro de Berlín". Total disponibilidad de la Santa Sede para cualquier tipo de mediación.

ANDREA TORNIELLI


"La guerra es una locura, hay que detenerla". El cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, habló a los medios de comunicación del Vaticano sobre la escalada de la guerra en el corazón de Europa y dijo: "Debemos tener un corazón de piedra para permanecer impasibles y permitir que continúe este estrago, que sigan corriendo ríos de sangre y lágrimas".

- Eminencia, en primer lugar, ¿puede resumir la posición de la Santa Sede sobre el conflicto actual?

La posición de la Santa Sede es la que el Papa ha repetido varias veces: un no rotundo a la guerra, la guerra es una locura, hay que pararla. Pedimos, apelando a la conciencia de todos, que los combates cesen inmediatamente. Tenemos ante nuestros ojos las terribles imágenes procedentes de Ucrania. Las víctimas entre los civiles, mujeres, ancianos y niños indefensos que han pagado con su vida la locura de la guerra. La angustia crece al ver ciudades con casas destruidas, sin electricidad, con temperaturas bajo cero y con falta de alimentos y medicinas.

Así como los millones de refugiados, en su mayoría mujeres y niños, que huyen de las bombas. En los últimos días me he encontrado con un grupo de ellos, que ha llegado a Italia desde diversas partes de Ucrania: miradas inexpresivas, rostros sin sonrisas, tristeza infinita... ¡Qué culpa tienen esas jóvenes madres, qué culpa tienen sus hijos! Hay que tener un corazón de piedra para permanecer impasible y permitir que continúe este estrago, que sigan corriendo ríos de sangre y lágrimas. ¡La guerra es una barbarie! Es significativo que en el Ángelus del domingo 27 de febrero el Santo Padre se refiriera al artículo 11 de la Constitución italiana que dice: "Italia repudia la guerra como instrumento de ofensa a la libertad de los demás pueblos y como medio de solución de las controversias internacionales". Los que hacen la guerra se apoyan en la lógica diabólica de las armas y olvidan la humanidad: ¡cuántos ejemplos tenemos de la verdad de estas palabras! A menudo los olvidamos, a veces porque se refieren a guerras que consideramos "lejanas", pero que en realidad, en nuestro mundo interconectado, nunca están realmente lejos.

- ¿Por qué el Papa, en un gesto sin precedentes, visitó la embajada rusa el día después del inicio del ataque del ejército de Moscú en Ucrania?

Tiene razón al calificar lo del Papa Francisco como un gesto sin precedentes. El Santo Padre quiso expresar a las autoridades de Moscú toda su preocupación por la escalada bélica que acababa de comenzar, y decidió dar un paso personal en este sentido, dirigiéndose a la representación diplomática de la Federación Rusa ante la Santa Sede.

- En los últimos días, usted mantuvo una conversación telefónica con el Ministro de Asuntos Exteriores ruso Lavrov. ¿Qué cosa se dijeron?

Repetí el llamamiento del Papa a un alto el fuego inmediato. Pedí el fin de los combates y una solución negociada del conflicto. Insistí en el respeto a la población civil y en los corredores humanitarios. También reiteré, como había hecho el Papa el domingo pasado en el Ángelus, la total disponibilidad de la Santa Sede para cualquier tipo de mediación que pueda favorecer la paz en Ucrania.

- A pesar de los llamamientos a dejar de usar las armas, nos enfrentamos a una escalada que no da señales de remitir. ¿Por qué?

La guerra es como un cáncer que crece, se expande y se alimenta de sí mismo. Es una aventura sin retorno, por utilizar las proféticas palabras de San Juan Pablo II. Por desgracia, debemos reconocerlo: hemos caído en un vórtice que puede tener consecuencias incalculables y nefastas para todos.

Cuando un conflicto está en marcha, cuando el número de víctimas indefensas crece, siempre es difícil dar marcha atrás, aunque no es imposible, si se tiene la voluntad real de hacerlo; es difícil perseguir las negociaciones con todo el esfuerzo, seguir todos los caminos posibles hacia una solución, ser tenaz en emprender iniciativas de paz.

No debemos ceder a la lógica de la violencia y el odio. Tampoco debemos ceder a la lógica de la guerra y resignarnos a ella, apagando cualquier atisbo de esperanza. Debemos elevar todos juntos un grito a Dios y a la humanidad para que silencien las armas y restablezcan la paz, como está haciendo el Papa.

- El mundo ha cambiado completamente en el espacio de unos días: ahora se habla mucho de rearme, de nuevos gastos militares, de la necesidad de volver a las centrales de carbón y de la transición ecológica...

Sí, en pocos días el mundo, nuestro mundo, ya muy castigado por la pandemia, parece haber cambiado. Recordamos las valientes palabras pronunciadas por el Santo Padre en Hiroshima en noviembre de 2019. Dijo: "Deseo humildemente ser la voz de aquellos cuya voz no es escuchada y que miran con inquietud y angustia las crecientes tensiones que atraviesan nuestro tiempo, las inaceptables desigualdades e injusticias que amenazan la convivencia humana, la grave incapacidad de cuidar nuestra casa común, el continuo y espasmódico recurso a las armas, como si éstas pudieran garantizar un futuro pacífico".

Y añadió: "Con convicción quiero reiterar que el uso de la energía atómica con fines bélicos es, hoy más que nunca, un crimen, no sólo contra el hombre y su dignidad, sino contra cualquier posibilidad de futuro en nuestra casa común. El uso de la energía atómica con fines bélicos es inmoral, al igual que lo es la posesión de armas atómicas". Hoy vemos que ante lo que está ocurriendo en Ucrania muchos hablan de rearme: se destinan nuevas y enormes sumas de dinero a armamento, la lógica de la guerra parece imponerse, la distancia entre las naciones aumenta. Por desgracia, parece que hemos olvidado las lecciones de la historia, de nuestra historia reciente. Vuelvo a citar la voz de San Juan Pablo II cuando abogaba por no entrar en guerra con Iraq: vemos las condiciones de ese país aún hoy, casi veinte años después de aquel conflicto. Tenemos ante nuestros ojos prueba tras prueba de la devastación e inestabilidad que produce la guerra.

- ¿Qué camino se puede seguir que no implique únicamente la eliminación del otro?

La Doctrina Social de la Iglesia siempre ha reconocido la legitimidad de la resistencia armada frente a la agresión. Pero creo que ante lo que está ocurriendo es imprescindible preguntarse: ¿estamos haciendo todo lo posible para alcanzar una tregua? ¿Es la resistencia armada el único camino? Comprendo que estas palabras, ante la matanza de mujeres y niños, ante los millones de desplazados, ante la destrucción de un país, puedan sonar utópicas. Pero la paz no es una utopía, ¡hay tantas vidas humanas en peligro que hay que salvar inmediatamente! Por ello, es necesario emprender iniciativas político-diplomáticas de amplio alcance para lograr un alto el fuego y el inicio de negociaciones para encontrar una solución no violenta. La Santa Sede está dispuesta a hacer todo lo posible en este sentido.

- El Papa ha dicho explícitamente que la guerra en Ucrania es una guerra y no "una operación militar". ¿Por qué?

Las palabras son importantes, y definir lo que está ocurriendo en Ucrania como una operación militar es no reconocer la realidad de los hechos. Nos enfrentamos a una guerra, que desgraciadamente se cobra muchas víctimas civiles, como todas las guerras.

- ¿Cree que Europa y Occidente en general han hecho todo lo necesario para evitar esta escalada bélica?

No me gusta especular de esta manera. La pregunta ofrece, sin duda, un interesante motivo de reflexión. Recordamos la situación de conflicto existente en Donbás, la insuficiente aplicación de los acuerdos de Minsk y lo ocurrido con Crimea. Pero ¡no lloremos sobre la leche derramada! Más bien se necesita una nueva determinación para garantizar que estas crisis se resuelvan con la ayuda de todos.

- ¿Qué papel juega la política? ¿Y qué papel juega la diplomacia en este momento?

Cuando dije que era necesario tomar iniciativas políticas y diplomáticas, me refería precisamente a esta necesidad de política y diplomacia. Estamos retrocediendo al pasado en lugar de atrevernos a dar pasos hacia un futuro diferente, un futuro de convivencia pacífica.

Por desgracia, hay que reconocer que tras la caída del Muro de Berlín no hemos sido capaces de construir un nuevo sistema de convivencia entre naciones que vaya más allá de las alianzas militares o de la conveniencia económica. La actual guerra en Ucrania deja clara esta derrota. Pero también me gustaría decir que nunca es demasiado tarde, nunca es demasiado tarde para hacer las paces, nunca es demasiado tarde para volver sobre los propios pasos y encontrar un acuerdo.

- ¿Cuál es el papel de las Iglesias?

Ante las amenazas que se ciernen, el papel de los cristianos es, ante todo, convertirse. Ayer -me dijeron- en presencia del cardenal Krajewski, enviado especial del Papa a Ucrania, que se celebró una oración ecuménica en la que en primer lugar se pidió perdón al Señor por nuestra dureza de corazón, por nuestros pecados que alimentan el mal que hay en el mundo.

Y luego, el papel de los cristianos, es pedir a Dios que conceda la paz, que ilumine las mentes de los que hacen la guerra y que evite el sufrimiento de los inocentes. Las Iglesias están dando un gran testimonio de solidaridad en la ayuda a los refugiados. Creo que también es muy importante que insistan en pedir el fin de los combates: no puede haber justificación para la guerra, el odio y la violencia.

Vaticano reconoce que régimen nicaragüense echó al Nuncio Apostólico


Es oficial, el régimen Ortega-Murillo sí echó al Nuncio Apostólico en Managua, Waldemar Stanislaw Sommertag, quien sorpresivamente abandonó el país el pasado Domingo para instalarse en El Salvador. Lo ha reconocido el Vaticano mediante un “comunicado de la Santa Sede” publicado en el boletín diario de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Mar-12-2022.

Comunicado de la Santa Sede, 12.03.2022

La Santa Sede ha recibido con sorpresa y dolor la comunicación de que el Gobierno de Nicaragua ha decidido retirar el beneplácito (agrément) a S.E. Mons. Waldemar Stanislaw Sommertag, Nuncio Apostólico en Managua desde 2018, imponiéndole que dejara inmediatamente el País después de notificarle esa medida.

Tal disposición resulta incomprensible ya que, durante su misión, S.E. Mons. Sommertag ha trabajado incansablemente por el bien de la Iglesia y del pueblo nicaragüense, especialmente por los más vulnerables, buscando siempre favorecer las buenas relaciones entre la Sede Apostólica y las Autoridades de Nicaragua. Merece particular mención su participación como testigo y acompañante de la Mesa de Diálogo Nacional entre el Gobierno y la Oposición política, en vista de la reconciliación nacional y de la liberación de los presos políticos.

Convencida de que esta grave e injustificada decisión unilateral no refleja los sentimientos del pueblo de Nicaragua, profundamente cristiano, la Santa Sede desea reafirmar su plena confianza en el Representante Pontificio.

Ahí tenés Francisco, tantas complacencias, larguezas, concesiones y mutismos con la dictadura (aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí), las ovejas tienen que pagarlos. ¡Felicitaciones y Dios sabrá pagartelo!