Thursday, March 10, 2022

“El camino sinodal va derecho hacia un cisma”


Esta es una entrevista aparecida en Il Foglio, Mar-11-2022, con Dorothea Schmidt, participante en el llamado “camino sinodal” alemán y representante de la parte minoritaria y cuasi-invisible del mismo. Traducción de Secretum Meum Mihi (con algunas adaptaciones)

Un Sínodo de partido

El proceso sinodal alemán cobra vida, listo para presentar las peticiones vinculantes “al Papa o a un Concilio”. Entrevista a la escritora Dorothea Schmidt, miembro de la asamblea que discute y vota

Matteo Matzuzzi


Dorothea Schmidt es una joven periodista y escritora alemana y forma parte de la asamblea sinodal alemana que desde hace un tiempo se reúne periódicamente para preparar los documentos que luego serán enviados a Roma, presentados —como se estableció el pasado mes de febrero— “a la atención de del Papa o de un Concilio”. Del Sínodo alemán se sabe todo, sabemos la fuerza del impulso que quisiera cambiar mucho, desde la ordenación de mujeres a la moralidad sexual, hasta la puesta en discusión del celibato sacerdotal.

Le preguntamos cómo vive su participación en una organización que deberá tomar decisiones tan fundamentales.

“El camino sinodal alemán nace para contrastar los casos de abuso dentro de la Iglesia católica. Esta es sin duda un motivo válido y una tarea necesaria. Desgraciadamente, sin embargo, he tenido que constatar toda una serie de peticiones, también expresadas de forma oculta en las cláusulas, que no son por decir poco preocupantes: no sólo deberíamos hacer saltar por los aires la enseñanza de la Iglesia sobre la sexualidad, adoptar una lenguaje y un pensamiento conforme a la teoría de género, sino también abolir el sacerdocio —o al menos someterlo a discusión—, instituir sacramentos LGBT e introducir una estructura de llamados ‘consejos’. El orden de la creación debería ser reemplazado por una antropología de género con diversas identidades sexuales. El tema del que partimos, que es la lucha contra el abuso, se trata sólo superficialmente. En realidad, después de más de dos mil años de historia, se está intentando derribar la doctrina de la revelación bíblica. Y, de hecho, el camino sinodal ha declarado abiertamente que ni la Escritura ni la tradición pueden seguir considerándose vinculantes. En la práctica, parece rendirse a la mentalidad de nuestra época, de hecho, la valora como uno de los signos de los tiempos y afirma que el sensus fidei fidelium no puede equivocarse. ¡Ciertamente no se entiende en este sentido por el Vaticano II! A menudo me pregunto en qué tipo de ambiente terminé”.

Empecemos por lo básico: ¿cómo se compone la asamblea sinodal?

“La asamblea sinodal está compuesta por todos los miembros de la Conferencia Episcopal Alemana y del Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK); todos los demás participantes fueron convocados según criterios poco transparentes; la casi totalidad ha sido designada por el ZdK o por algunos obispos. Sobre todo, la presencia del ZdK, cuyas raíces se remontan al siglo XIX, le da a la asamblea un tono netamente político. Hay, de hecho, funcionarios de organizaciones y asociaciones liberales y de izquierda, que no son para representar a la totalidad del laicado alemán y, dominando la asamblea sin haber sido elegidos legítimamente, favorecen un cambio sustancial en el Magisterio. Una situación similar se daría —por ejemplo— si para una votación destinada a detener la impermeabilización de los suelos sólo se llamara a los contratistas de construcción para que votaran. El resultado de la votación sería seguro incluso antes de que se cuenten los votos. Desafortunadamente, la minoría a la que yo también pertenezco, alrededor del 20 por ciento de los participantes, percibe con dolorosa claridad que no ser del agrado de la mayoría, debido a la lentitud provocada por nuestras objeciones al proceso emprendido. Sin embargo, no hacemos más que repetir lo que dijo el Papa Francisco, es decir, que para una reforma se necesita conversión, oración, el Espíritu Santo, discernimiento y evangelización. No puede haber reforma sin conversión”.

¿En qué sentido afirma esto?

“El camino sinodal pone al margen el orden de la creación, construye una nueva imagen del hombre y de Dios, asumiendo la mentalidad de la época, quiere poner el Magisterio de la Iglesia sobre un fundamento humanista e impostarlo según la mentalidad corriente. En el camino sinodal no se menciona a Jesús, ni a María como personas vivientes, ni se habla de conversión. Aparte de algunas pequeñas oraciones en voz alta de vez en cuando, no se vuelve a Dios y no se trata de escucharlo. En tres días celebramos una sola santa misa, a pesar de la presencia de muchos sacerdotes y obispos. Sin embargo, ya sabemos por la historia, que toda reforma estructural nace de una renovación espiritual desde adentro, en el Espíritu Santo, de un giro existencial hacia Dios. Yo por lo menos no arriesgo a creer que la Iglesia atraiga nuevos miembros y que más personas podrán aprender a conocer y amar a Jesús si hay mujeres detrás del altar o si los obispos anuncian el sexo libre para todos o si la celebración de la Eucaristía se sustituye por la celebración de la Palabra. (Sin conversión, cualquier reforma es solo un plagio comercial. Es como querer curar pacientes obesos con productos de pastelería). Me pregunto sinceramente: ¿Mantenemos todavía la mirada fija en el Evangelio?”.

A menudo se lee sobre desacuerdos internos en el proceso sinodal, pero el mensaje que se transmite es el de una unidad de puntos de vista casi total. ¿Qué atmósfera se respira realmente en el camino sinodal?

“La atmósfera mayormente se asemeja a un congreso de partido. Es totalmente diferente a lo que he experimentado hasta ahora como Iglesia. Conozco una Iglesia con mujeres y hombres de todas las edades, con laicos y clérigos, donde todos juntos alaban, viven los sacramentos, hacen de catequistas, comparten experiencias, se corrigen y se regocijan juntos en el Señor. Para mí el camino sinodal es el opuesto perfecto de todo esto. Es un camino que conduce desde la Iglesia Católica hacia una comunidad protestante-liberal de burócratas eclesiásticos y académicos. Me parece encontrarme en un escenario político, siempre dispuesto a ajustarse a las preferencias de los electores, donde predomina una atmósfera que va de los tenso a lo agresivo, con tonos políticos ásperos, con silbidos y protestas y mayorías programadas. Hasta la tercera asamblea sinodal siempre había participantes que mostraban carteles rojos o verdes en señal de aprobación o desaprobación de las contribuciones al diálogo. Para un obispo en particular, las señales rojas volaron alto incluso antes de que hablara, cada vez que pedía una intervención. Las premisas con las que trabaja el camino sinodal están en evidente contraste con todo lo que el Papa Francisco quiere decir con la palabra sinodalidad, es decir, ante todo, escuchar, escuchar, escuchar al Espíritu de Dios, más que hablar, hablar, hablar. Nos encontramos teniendo un estilo de debate verdaderamente extraño. Lo que falta del todo es vivir como hermanas y hermanos en el Señor, la oración, la escucha del Espíritu de Dios, el discernimiento comunitario, un diálogo verdaderamente digno de llamarse así. Hay solamente un no diálogo y un grupo que huye de Roma”.

¿Cuáles son los temas que generan más tensiones?

“No todo cambio es una reforma. Alrededor del 80-90 por ciento de los participantes en el Camino Sinodal quieren cambiar las estructuras, dar un fundamento humanista al Magisterio de la Iglesia y adaptarlo a la mentalidad predominante. Para la mayoría de los miembros, la revelación divina en las Escrituras y la tradición no es vinculante para siempre. Incluso ahora se está pidiendo permiso para reescribir y modificar el Catecismo. Solo el 10-20 por ciento ven la reforma como una renovación espiritual. Otro aspecto es la perspectiva sobre el orden de la creación de Dios y sobre la ética del amor humano. La mayoría se inclina ante la ideología de género y considera la creación divina del hombre y la mujer una mera interpretación históricamente condicionada. El binarismo de género se licua al punto de que es prácticamente irrelevante quién era Jesús y quién lo representa; es decir, no importa si el alter Cristo frente al altar es un hombre, una mujer, un hombre nacido mujer o una mujer nacida varón. La casi totalidad de los participantes quiere derrocar por completo la doctrina moral de la Iglesia. Otro punto crucial es el sacerdocio ministerial. No se trata simplemente de la ordenación de mujeres, sino que uno se pregunta si sigue siendo necesario el ministerio presbiteral y si los obispos deben ser elegidos por el pueblo; ¿Y si el pueblo se ha apartado de Dios? ¿Qué obispos serán entonces elegidos? Se tiende a confundir poder y autoridad, sacerdocio común y sacerdocio ministerial. Otra cuestión fundamental es sin duda la idea de libertad. La mayoría equipara la libertad con la máxima ‘autonomía’ posible, mientras que la minoría enfatiza que la libertad no es una ‘opción’, sino que significa practicar las virtudes por hábito moral. La libertad como arbitrariedad es esclavitud. En conclusión, podemos decir que el camino sinodal no sigue los pasos de Jesús, sino que exige al Señor seguir los pasos de los sinodales”.

Entre los temas que son queridos por el Papa Francisco está también la nueva evangelización a la que se le debe dar un papel central en el proceso sinodal y también en la Iglesia en general. ¿Qué iniciativas ha tomado hasta ahora la asamblea sinodal en este sentido?

“Lamentablemente, la presidencia del camino sinodal rechazó todas las peticiones del Santo Padre de incluir la nueva evangelización entre los ejes fundamentales del proceso sinodal. Ni siquiera la exhortación de los obispos ha dado fruto. Muchos participantes entendieron las orientaciones que el Santo Padre había dado para orientar el camino sinodal como un estímulo para continuar en la dirección tomada, es decir, cambiar radicalmente la Iglesia y asimilarla a las iglesias protestantes. Según ellos, precisamente estos cambios constituirían la nueva evangelización”.

Como misión especial, el Papa Francisco invita a ir a los márgenes, a las periferias existenciales. ¿Cómo ve cumplida esta misión en el camino sinodal?

“El camino sinodal es un asunto de académicos. Para cada tema nos esperan montañas de documentos de difícil lectura, en los que esencialmente cada párrafo plantea una objeción o una corrección. Me siento como si estuviera en un curso de teología de una universidad pública. Ciertamente no se puede hablar de un movimiento hacia los marginados. Estamos lejos de renunciar a los privilegios de los sacerdotes y obispos para dar un testimonio real de vida evangélica. Y muchos observadores externos no logran comprender en lo más mínimo las decisiones que toma el camino sinodal. Sienten la confusión provocada por un giro de 180 grados que desquicia todo lo aprendido a lo largo de su vida, todo lo que la Iglesia ha enseñado durante más de dos mil años. La prensa, sin embargo, cree que el camino sinodal es la única salida a la crisis de la Iglesia. Sin embargo, sabemos que todavía hoy solo Cristo es el camino, la verdad y la vida”

¿En qué consiste, según Usted, el papel de los obispos, de los consagrados, de los presbíteros y diáconos?

“A menudo me he preguntado cómo es posible que los obispos, que durante su consagración prometieron solemnemente enseñar y custodiar fielmente el Magisterio de la Iglesia, lleguen a traicionar esta enseñanza, pensando en reescribirla fácilmente. Sin embargo, esto es precisamente lo que está sucediendo, incluso si las decisiones del camino sinodal no tienen legitimidad desde el punto de vista del derecho canónico. Tampoco esperan el visto bueno del Papa para implementar las resoluciones, pero ya están implementando lo decidido. Para junio pretenden cambiar la ley laboral eclesiástica. Para mí sería deseable una tregua, para decir: ‘¡Alto a todos! Tenemos que retirarnos en aislamiento. Debemos orar, dejar a Dios indicar los caminos a tomar y suplicarle que nos done la unidad en el Espíritu Santo’. En cambio, la mayoría de los obispos han caído como fichas de dominó, tratando de justificar y legitimar los pecados de los hombres, un estilo de vida contra la Iglesia, con argumentaciones humanístico-teológicas, inspiradas en la mentalidad corriente. Yo diría que ya están siguiendo un evangelio-placebo”.

¿Y en cuanto a la acusación hecha contra el camino sinodal de instrumentalizar loa abusos?

“La presidencia del camino sinodal y muchos participantes se refieren al estudio MHG encargado por la Conferencia Episcopal Alemana. Desafortunadamente, este estudio presenta contradicciones y numerosas dificultades metódicas. El estudio MHG ha recibido duras críticas de, por ejemplo, el psiquiatra y teólogo Manfred Lütz. Según él, el estudio de MHG se basa en muy pocos datos y los supuestos resultados no son comprobados. Lütz critica el estudio como poco científico, en gran parte. Además, faltaría una discusión científico-crítica de los resultados, en lugar de argumentos no comprobados, afirmaciones poco o nada representativas y, por lo tanto, difícilmente utilizables. Sin embargo, los artífices sinodales se refieren a este estudio para aprobar demandas como la abolición de la doctrina sexual de la Iglesia. Aquí también toman la palabra algunas víctimas de abusos, para testimoniar cuánto les hubiera gustado que sus verdugos se hubieran mantenido fieles a la enseñanza de la Iglesia. No se puede culpar a la doctrina de la Iglesia por los horribles actos que se han cometido. El autor del crimen es siempre responsable, a menudo por un alejamientos de los preceptos de Dios, cualquiera que lo haga notar es inmediatamente desacreditado y reprochado. A menudo se constata en el debate excesos de emotividad y maquinaciones deliberadas para montar escándalos, pequeños y grandes. Recordemos el caso del arzobispo de Colonia, Rainer Maria Woelki. Este cardenal ha sido difamado de todas las formas posibles e imaginables por la prensa y por las redes sociales. Me parece precisamente que están tratando de sacarlo de cualquier rol activo. Pero en realidad ningún otro obispo ha sido tan consistente como él en resolver el escándalo de abusos en su diócesis. La instigación al escándalo y la excesiva emotividad ofuscan la visión de los hechos y quitan la base para un debate honesto, objetivo y calmado. Por eso, la discusión pierde fácilmente los objetivos fundamentales: falta de fe, falta de conocimiento necesario de la fe y falta de relación con Cristo. Cuando se trata de abusos en el camino sinodal, el contexto casi siempre es el de hacer pasar los cambios esperados de la Iglesia. La afirmación de obispos críticos y de algunas víctimas de que se trata de un abuso de los abusos no es en absoluto la provocación de una minoría, sino que es simplemente la verdad de los hechos. Si queremos poner a plena luz este oscuro capítulo, debemos afrontar la verdad y proceder con objetividad”.

¿Cuáles serán, a su juicio, las consecuencias de las decisiones del camino sinodal?

“En realidad son presentes dos frentes opuestos, y el foso que los separa es cada vez más profundo. La atmósfera se vuelve agresiva, especialmente hacia nuestra minoría que busca una posición central y se opone a inventar una Iglesia completamente nueva, como si solo fuera Alemania. El camino sinodal va derecho hacia un cisma. Y este cisma en realidad ya está presente, donde obispos individuales socavan el derecho eclesiástico del trabajo, bendicen a las parejas homosexuales, donde la misa es presidida por mujeres. Por eso era lógico que el Papa, como una piedra en el fuego, dijera: ‘Por favor, amigos, déjenlo en paz’. Pero muchos participantes en el camino sinodal se limitan a quejarse y siguen haciendo lo que quieren, pisoteando a la Iglesia universal y llamando extremistas a todos los que luchan por la unidad con la Iglesia universal. En mi opinión, sería deseable que la Congregación para la Doctrina de la Fe o el Papa pusieran fin al camino sinodal. De lo contrario, la división de la Iglesia será imparable. Se está formando una Iglesia alemana particular que se inclina al espíritu del tiempo. Los obispos, sin embargo, no deben convertirse en marionetas en manos de la mentalidad de la época (y cambiar sus mitras por gorros de bufón), deben, por el contrario, mantener la unidad con el Papa y con la Iglesia universal”.

¿Y en cambio cuál es su idea de reforma?

“Tenemos que mirar las emergencias reales: muchos ya no creen en un Dios real, vivo y presente. El conocimiento necesario de la fe falta en todas partes. Demasiados ni siquiera conocen las oraciones más comunes y las principales recurrencias del año litúrgico, no tienen idea de quién es el Espíritu Santo ni lo qué hace. Es de aquí que la Iglesia debe partir. Necesitamos urgentemente una mejor catequesis, de una inserción más plena y vital en el Cuerpo de Cristo, en lo que la Iglesia cree, en su forma de vivir, en todo lo que espera. Necesitamos de los sacramentos, de todos los sacramentos, de manera integral, para que las personas se curen, se nutran y se reconcilien. Necesitamos un anuncio del Evangelio lleno de pasión, que impulse a emprender el camino del seguimiento de Jesús. Necesitamos una escuela de oración, donde podamos aprender a experimentar verdaderamente la presencia santa y sanadora de Dios, como un Padre lleno de amor misericordioso e infinito. La experiencia de ser amado debe repetirse una y otra vez, la experiencia de que el anuncio de Jesús tiene una fuerza transformadora que puede hacer florecer toda nuestra vida. Sueño con una Iglesia que ponga en el primer puesto el Evangelio, que lleve directamente a Jesús, que sepa ser exigente, que brille en la alegría de haber descubierto a Dios. Ser la Iglesia de Jesús es un desafío, es verdad, pero da auténtica alegría y una profunda e indescriptible sensación de realización. Sueño con una Iglesia que no deje meter de los demás en la boca lo que tiene qué decir, sino que dé testimonio gozoso de su esperanza, con un corazón ardiente. No podemos hacer esto si no hemos aprendido a conocer y amar a Cristo, si no nos hemos dejado inflamar por él. Las estructuras, los ritos y las tradiciones no contagian, no atraerán a nadie a la fe, si falta una relación vital y auténtica con Jesucristo. Hans Urs von Balthasar lo expresó admirablemente: ‘Ser cristiano significa ser aferrado’. Solo cuando nos dejemos atrapar seremos capaces de reavivar el fuego de la fe en nuestra tierra y mantenerlo encendido”.

Invasión rusa a Ucrania: Entrevista del cardenal Parolin con Il Messaggero


Aparece hoy en Il Messaggero una entrevista con el Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, sobre la invasión rusa a Ucrania, haciendo énfasis en la reciente conversación telefónica que sostuvo con el ministro de exteriores ruso. No sobra decir, lo de ‘invasión rusa a Ucrania’ es de nuestra cosecha, aún más en el curso de la entrevista el cardenal Parolin afirma claramente que en el Vaticano “no dan definiciones”.

Obviamos la introcucción que le da el periódico y pasamos a traducir el cuerpo mismo de la entrevista.

Su Eminencia el alcalde de Mariupol informó que un hospital civil de 900 camas fue destruido, que hay niños bajo los escombros y un niño murió por deshidratación: ¿qué tiene que ver todo esto con la operación militar, según la definición de los rusos?

«Es una pregunta que no solo es legítima sino un deber, dado que la primera versión que se dio de esta guerra es que se trataba de una operación militar destinada a destruir las instalaciones militares de Ucrania y por ende asegurar y garantizar la seguridad de Rusia, pero bombardear un hospital infantil no tiene nada que ver con este objetivo».

Es una guerra ¿Tuvo alguna garantía desde el perfil humanitario cuando habló con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia?

«Me escuchó y luego, naturalmente, hizo presente su punto de vista, y así nos quedamos. Pero no es como si me diera ninguna garantía. Sin embargo era importante insistir por nuestra parte y volver a presentar el llamamiento del Papa que hizo tanto a la embajada rusa ante la Santa Sede la semana pasada, como en otras ocasiones, para que se pueda detener».

¿Cuál es el punto de vista de Lavrov, por casualidad le dijo cuál es el objetivo final, tal vez la toma de Kiev?

«Dijo que el propósito es garantizar la seguridad de Rusia, que todo lo que ha pasado en los últimos años habría puesto en peligro la seguridad del país. Entonces, esta fue la llamada telefónica».

Le siento preocupado esta vez, Usted que ha visto tanto...

«Estoy muy preocupado por lo que está pasando. Ahora es precisamente una guerra total».

Hay crímenes de lesa humanidad que están ocurriendo ante nuestros ojos, los civiles están siendo golpeados todos los días...

«Nosotros no damos definiciones, las darán los organismos encargados. Sin embargo, es inaceptable que un hospital sea bombardeado. No hay razones, no hay motivos para hacerlo».

Ni siquiera quieren corredores humanitarios a Europa, solo hacia territorio ruso...

«Se necesita que haya una apertura de parte de todos, solo si hay disponibilidad de intentar y encontrar acuerdos, pero si cada uno está atrincherado en sus posiciones, entonces no hay nada que hacer y la guerra será cada vez más mortífera, y con las perspectivas de que pueda alargarse. Es terrible. Terrible. Y espero que no».

Habla víctima de obispo Gustavo Zanchetta: “Sentíamos presión porque Zanchetta decía que era amigo del Papa”


Una entrevista extensa con la periodista Silvia Noviasky, del periódico El Tribuno de Salta, Mar-10-2022 (el medio que dio a conocer este aberrante caso), ha concedido una de las víctimas del obispo Gustavo Zanchetta, anterior ordinario de la diócesis de Orán, Argentina. Si algunos papólatras ó relacionistas públicos incrustados en los medios de comunicación se quejan de que en el asunto Gustavo Zanchetta se hace demasiado énfasis en relacionarlo con Francisco, la culpa es del propio Zanchetta, quien siempre hizó énfasis en que era protegé de Francisco, como lo denota, entre otras, el testimonio de esta víctima. Aún más, esta víctima, con la dolorosa autoridad que le da su condición de tal, afirma sin rodeos que Francisco proteje a Zanchetta.

¿Cuándo y hasta cuándo estuviste en el seminario?

Ingresé cuando tenía 19 años, ahora tengo 28. Entré con otro encargado de la diócesis, monseñor Colombo, a él lo nombraron en La Rioja y llegó Zanchetta. Básicamente, todo mi seminario fue con Zanchetta, siete años. Todo lo que pasé y viví fue un proceso más largo, a diferencia de otros chicos.

¿Cómo vivieron en el seminario?

La verdad que la pasamos mal. Si bien entramos todos con la ilusión de ser sacerdotes, de servir a la gente en nombre de Dios, vivimos momentos muy duros, de mucha discriminación, de mucho maltrato y dolor porque la Iglesia intentaba ocultar todo lo que se vivía. Discriminación porque éramos negros y él (Zanchetta), venía de Buenos Aires, era un tipo blanco y nosotros éramos negritos del norte. Éramos para él prácticamente nada. Nos discriminaba también a compañeros por ser gordos, por estilo de vida, había gente ahí adentro que tenía 30 años y los trataba como un viejo que no servía para nada. En la denuncia están las cosas que vivimos.

¿Había un grupo selecto, de preferencias, con regalos y permisos?

Había un grupo selecto, permisos y regalos y viajes que te obligaba a hacer. Yo entre comillas pertenecí a ese grupo, pero no me quería dejar llevar por todo lo que él hacía. Te ofrecía camperas, buzos, computadoras, dinero.

¿Con qué argumento ofrecía dinero?

Sufrimos mucha manipulación, muchos vienen de familias humildes. Yo también vengo de una familia que a veces no tuvimos para comer y, con ese argumento, él manipulaba mucho. Te tocaba donde eras más frágil.

¿Y en tu caso cuál era esa fragilidad?

Mi mamá tuvo un derrame cerebral, tiene una salud delicada y él se aferraba a eso. Yo me crié sin mi papá, nunca supe quién era y él se aferraba de esa carencia de una figura paterna en mi vida. Me decía “yo soy tu nuevo papá, Dios me puso acá”. A veces parecía de buena onda, de que quería ayudar, pero todo fue manipulación.

¿Presumía de su amistad con el Papa?

Si, él siempre presumía de que era amigo del Papa, de que lo llamó el Papa o que lo llamó él y le contó de nosotros. Estando en ese lugar, la máxima autoridad era el Papa. Nos movía el piso, era como decir “guau, realmente viene codeándose con la gran sociedad”. Cuando volvía de Roma, decía: “Estuve con el Papa, estuve en la cama del Papa”.

¿En qué sentido lo decía, como muestra de la llegada que tenía a la intimidad del Papa?

Sí, como diciendo “es muy amigo mío, muy íntimo mío”. Eso nos presionaba, ahí mostraba su autoritarismo y poder. Decía “yo puedo cerrar el seminario”, “a mí no me contradigas porque soy el obispo”.

¿Eso te limitaba para ponerle límites?

Limitaba en este doble discurso, porque se decía amigo del Papa y terminaba maltratando a los chicos porque no había pan. A veces iba a comer con nosotros y no sabíamos que iba, no tenía por qué ir porque además es otro foro diferente al del obispo. Nos sentíamos presionados por el hecho de que él nos chapeaba que era amigo del Papa, que el Papa lo protegía

¿Y crees que es así, que el Papa lo protege?

No solamente lo protege, sino que en este proceso lo vi, quiso mostrar su poderío. No solamente por exiliarlo de Orán y darle un puesto de trabajo (en el Vaticano). Cuando sabíamos todos los problemas administrativos que había en la diócesis y los que traía de Quilmes, darle un puesto económico ahí y ahora mandarlo custodiado por dos abogados canonistas. A veces te sorprende porque, ¿las víctimas en qué quedan?

Muchos preguntan por qué, si no eran menores, no le pusieron límites ante los abusos.

Sí, la verdad que sí. Pero en ese momento no era tan fácil, porque no es que hubo un hecho puntual, de decir “vengo y te meto un dedo en la boca y te apoyo”. Hubo todo un trabajo de manipulación. En ese momento yo no me daba cuenta de lo que pasaba. Cuando ya estaba a punto de salir del seminario comienzo a hablar con un cura y ahí abro los ojos y me doy cuenta de todo lo que habíamos vivido. Estábamos muy manipulados, no llegábamos a entender la dimensión de todo lo que había hecho y cómo había comenzado su proceso, desde la más insignificante cosa hasta llegar a eso. No era fácil sacarlo, empujarlo.

Al último, cuando ya estaba por salir, nuestra relación (con Zanchetta) era más agresiva. Cuando él se fue, conmigo no se fue bien y ahí comencé a abrir los ojos. Si bien seminaristas de ese momento que hoy son curas decían “se va el obispo” y se ponían tristes, yo no sentía nada. Incluso él me preguntó cómo me sentía. Yo estaba en el seminario acá en Salta y llamó y dijo que, por temas de salud, se iba a Roma. Le dije que estaba tranquilo y se molestó porque quería que lo llore, yo no sentía que era un desapego afectivo. Ya veníamos sabiendo y viviendo lo que se había hecho con los curas, que se lo había denunciado canónicamente en la Nunciatura.

Esas denuncias ante la Nunciatura, ¿incluían los relatos de ustedes?

Sí, cuando fue la denuncia del padre Martín y otros sacerdotes no hubo relatos nuestros sino de otros chicos del seminario, mayores que nosotros. Después, cuando el obispo (Scozzina) nos pidió, hicimos una carta que la adjunté a la denuncia. Así que sabía cuando se iba, por qué era.

¿Por qué se fue?

Porque hubo de parte de los sacerdotes denuncias de malversación de fondos, de abuso de poder y abuso sexual, todo lo que se vivía acá.

Sabiendo por qué se iba, ¿cuál fue la sensación al verlo luego en el Vaticano?

De que si te portás mal, te premian, vos querés ser correcto y no. Salió un cura a decir que no hubo malversación de fondos y la hubo, porque incluso él mismo hizo perder esos cuadernos que faltaban, del Instituto Muguerza.

En la denuncia reconoce que hubo un faltante de cerca de $500 mil. Incluso se le robaba a la gente, porque el Muguerza no tenía título avalado por el Ministerio e iba mucha gente porque Zanchetta decía que sí. Es difícil creer que la Iglesia se aproveche de la necesidad de la gente y el deseo de superarse y querer tener un título.

El puesto que le asignaron en el Vaticano fue en el APSA (Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica), relacionado con lo económico.

Sí, lo llevaron a un puesto que tenía que ver con algo económico sabiendo aún que tenía problemas económicos en Quilmes y en Orán también los tuvo. Y el Papa: “Te portaste mal, te premio con un puesto económico”. Allá tuvo casa y comida diaria. Cuando vos salís del seminario es “arreglátela como puedas. ¿No tenés para comer?... No me interesa si tenés para vivir”.

¿Se sintieron acompañados en la denuncia?

Por algunos curas sí. Yo me aferré mucho a un sacerdote y le conté lo que pasaba, lo que vivía, todo el trauma y todo lo que yo sentí que se rompió dentro mío, por el hecho de entrar con una ilusión, sin nada y dudando de todo.

¿Qué se rompió?

Yo quería ser cura, vivir una vida de celibato y entregarme a Dios. Y se rompió mi sueño, esas ganas de postrarme y decirle “aquí estoy Señor”. Hoy dudo de la Iglesia y de la existencia de Dios. Llegué a un punto en que no sé si existe, para no generar bronca hacia él, digo “no existe”. Prefiero creer que no está a pensar que permitió todo esto. Hoy se sigue con esa obsesión por protegerlo, dejarlo bien parado.

No me interesa saber de la Iglesia, nada que tenga que ver con ese entorno. También porque me sentí por la Iglesia, y lo digo especialmente por (el actual obispo de Orán) Luis Scozzina, abandonado. También por los sacerdotes de la diócesis. Yo estaba en los últimos años de teología y compartimos retiros, muchas cosas, y nadie se acercó a preguntarme cómo estaba. Acá en Salta, tampoco.

¿Por qué no estás viviendo en Orán?

Cuando salí del seminario, salí con las manos vacías luego de 7 años. Me intentaron compensar con un título del Muguerza. Después me enteré de que ese título no era avalado por el Ministerio de Educación. No solo se me mintió a mí, sino a toda la gente que pagó durante años para ir ahí. Creo que ahora está avalado pero para la gente que estudió antes, no.

¿Cuál era el título?

Profesor de Ciencias Religiosas y Filosofía. Cuando terminé, me di cuenta de que no tenía el aval, me tiré un lance y fui a un colegio privado, pensé que en nuestro entorno tal vez nos daban trabajo de algo. Me acuerdo clarito de que fui y la directora me dijo “¿vos sos el que denunciaste a Zanchetta, no?”. Ahí sentí que la sociedad me había tildado y estaba limitado. En un colegio privado que pertenece al obispado, me dijeron que llevara el currículum, que tenían horas libres y me las iban a dar. Nunca me llamaron. Después de que hice la denuncia se cerraron muchas puertas.

¿Cómo sobreviviste al salir del seminario?

Con lo que me ayudaba mi familia. Decidí irme de Orán y buscar otros caminos. Decidí empezar desde cero aquí en Salta. Allá ni el obispo ni ningún cura se ofreció para decir al menos “che vení a limpiar la iglesia y te pagamos algo”. Además fue difícil todo el proceso, fue cansador, tedioso. Teníamos que ir a tal iglesia a hacer la reconstrucción de los hechos y veía cómo la gente de la iglesia ya no te trataba igual, que los curas te miraban mal.

¿Había enojo hacia vos?

Había enojo hacía mí, desde el obispo (Scozzina). Después de la denuncia tuve una reunión con él y fue el quiebre total, nunca más me mandó un mensaje. Fui y hablamos sobre lo que pasó, de la denuncia y él me salió diciendo que no era así, minimizando, como sigue haciendo hoy, tratando de calmar todo y que no se siga con esto.

¿Pensaste que iban a tener una sentencia favorable para ustedes?

Tenía más fe en la Justicia civil que de la Justicia eclesial. Me pareció tanta mentira que nos llevaran a declarar a Tucumán, y se encajonó todo. Nunca recibimos una respuesta concreta. La respuesta siempre fue “todo está bajo secreto pontificio” y hasta el día de hoy no hay respuesta concreta de lo que pasa.

¿Pensaban que nadie les iba a creer?

En el momento de hacer la denuncia no sabía si estaba haciendo lo correcto. Era tanta la presión de afuera de: “No hagas, no pasó nada, no es como vos decís”. A veces te llegaban a hacer sentir loco. A veces los curas, el obispo, te decían que no fue así y hoy me doy cuenta de que trataron de tapar y minimizar. En un momento me sentí loco, que ya no sabía quién era, me perdí. Era tanta la presión que se vivía de afuera y te taladraban tanto la cabeza... La fiscal fue un sostén muy fuerte, porque nos escuchó y nos hizo ver que esa era la verdad, que no era la que se intentaba mostrar a la sociedad.

Se habló en los alegatos de heridas que no se pueden medir y que el camino será largo. ¿Qué viene ahora, luego de la sentencia?

Viene paz, tranquilidad de saber que nos creyeron y no se dejaron intimidar por más que llevó dos abogados de Roma para asesorarlos.

¿Se sintieron presionados por los abogados canonistas que acompañaron a Gustavo Zanchetta en el juicio?

Sí, yo no tenía para pagar un abogado y no sabía qué abogado realmente se la iba a jugar en este caso, porque era plantársele a una autoridad de la Iglesia. Por eso realmente admiro la valentía de la fiscal (Soledad Filtrín Cuezzo) que se la jugó y nos defendió hasta el final.

Luego de la sentencia se lo dije a todos los chicos: esta es una pequeña parte de todo lo que se vivió. Pero ahora sigue nuestro trabajo particular, de ir sanando esas heridas que quedarán para toda la vida y que cuesta mucho cerrar.

La Iglesia, desde el Papa hasta Scozzina y muchos sacerdotes de la diócesis, hacen la vista gorda a la situación. Hay un canonista que está hablando, (Francisco Javier) Iniesta, que a toda costa lo defiende a Zanchetta y te da bronca por el hecho de que a nosotros no nos mandaron a nadie de la Iglesia, alguien que dijera “che no sabemos si es verdad o no, pero te queremos acompañar”. Nosotros le dimos todo a la Iglesia y la Iglesia, que supuestamente es madre, te asesina, te fusila, te pone presión. Porque decís, “yo no tengo abogado que me defienda y él tiene dos”. Sorprende la indiferencia de muchos curas, que incluso son licenciados en moral que niegan y minimizan todo y no creen en nada de lo que pasó. Después del seminario llegué a tener un pico de estrés por todo lo que pasaba y ninguno fue capaz de ayudar, cuando comíamos de la misma mesa. Duele. Eso genera más heridas que las que ya se cargan, porque decís, así como la Iglesia te eligió, no te eligió, porque hoy te abandona y te deja, si no estás de su parte no estás con la Iglesia. La Iglesia busca presionarte, busca que abandones todo y cubrir todo lo que realmente se vivió. El obispo (Scozzina) ahora manda una carta. Es una falta de respeto total, cuando nosotros estuvimos llorando en su oficina, pidiendo ayuda, es una carta de impunidad, da bronca. Me decepciona la institución que tanto habla de las leyes de Cristo, pero cuando se trata de sus ungidos, sacerdotes, obispos, no se cumple. Tanto derecho canónico, tanta moral, tanto dicen lo que está bien hacer y lo que no, y ellos no lo cum plen.

Pronunciamientos de la conferencia episcopal de Puerto Rico y del arzobispo de San Juan sobre destitución de obispo de Arecibo


Que la Conferencia Episcopal de Puerto Rico se pronuncie oficialmente sobre el descabezamiento del obispo de Arecibo no tiene nada de particular, podrían hacerlo o no, lo curioso es que aparte de ello y de manera oficial un miembro de esa misma conferencia se pronuncie por aparte. Se trata del arzobispo de San Juan, Mons. Roberto Octavio González Nieves, O.F.M., si recuerdan bien, y como indicamos al momento de reseñar el descabezamoento de Mons. Daniel Fernández Torres, es sobre este arzobispo sobre el cual se posaron las miradas como una de las causas de la destitución del obispo de Arecibo.



Este el comunicado de la Conferencia Episcopal de Puerto Rico, Mar-09-2022.

9 de marzo de 2022

COMUNICADO

A todos los Párrocos, Presbíteros, Diáconos, Consagrados y Consagradas y miembros del Pueblo de Dios

¡SHALOM-PAZ en Cristo Jesús!

Los Obispos de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña (CEP) hemos recibido en esta mañana una comunicación oficial de S.E.R. Mons. Ghaleb Bader, Delegado Apostólico para Puerto Rico de Su Santidad, el papa Francisco. En esta comunicación de la Santa Sede, se nos notifica el relevo del cargo de Obispo de la Diócesis de Arecibo, de S.E.R. Mons. Daniel Fernández Torres.

Ante un momento tan doloroso para la vida de la hermana Diócesis de Arecibo nos unimos de corazón a la solicitud del mismo Delegado Apostólico, de orar “por nuestro hermano, S.E.R. Mons. Daniel, en este momento difícil de su vida y misión de Obispo”. Igualmente, pedimos a todos la oración por nuestro hermano y la amada Diócesis de Arecibo.

También, el Santo Padre Francisco, ha nombrado a S.E.R. Mons. Álvaro Corrada Del Rio, sj, como Administrador Apostólico de la Diócesis de Arecibo. Por deferencia y respeto a los procesos canónicos internos de la Iglesia, estas serán las únicas expresiones oficiales que se harán sobre este asunto, al momento.

[aparece firma]
+Rubén Antonio González Medina, cmf
Obispo de Ponce
Presidente Conferencia Episcopal Puertorriqueña

[aparece firma]
+Alberto A. Figueroa Morales
Obispo Auxiliar de San Juan
Secretario CEP


Ahora el pronunciamiento del arzobispo de San Juan, Mons Roberto O. González Nieves, O.F.M., Mar-09-2022, el cual simplemente designan como “Expresiones del Arzobispo de San Juan”, en papel membreteado de la arquidiócesis de San Juan y sin firma.

Oficina de Prensa
Arzobispo de San Juan de Puerto Rico
9 de marzo de 2022

EXPRESIONES DEL ARZOBISPO DE SAN JUAN ANTE LA DECISIÓN DEL PAPA CON EL OBISPO DE ARECIBO

En la mañana de hoy, la Santa Sede anunció que el Santo Padre ha relevado de su cargo al Obispo de Arecibo, Mons. Daniel Fernández Torres.

Es una noticia dolorosa, por ello, animo a todo el pueblo, especialmente, al clero, religiosas y religiosos de Arecibo, a acompañar al Obispo Daniel con sus oraciones y cariño en esta situación particularmente difícil. En la mañana de hoy, se me preguntó si me había comunicado con el Obispo Daniel. Al Obispo Daniel le envié este mensaje de texto: “Daniel… Sé que estás pasando por un momento muy doloroso. Te acompaño con mis oraciones y sentimientos fraternales… +r”.

De otra parte, también se ha anunciado, que el Papa ha nombrado a Mons. Álvaro Corrada del Río, Obispo Emérito de Mayagüez, como Administrador Apostólico de la Diócesis de Arecibo. Mons. Corrada es un Obispo probado y sé que sabrá servir a esa hermana diócesis con sabiduría.

Oremos también por el Santo Padre, Papa Francisco, para que en su compleja y difícil misión de dirigir a la Iglesia universal el Espíritu Santo le colme siempre con sus dones.


Entradas Relacionadas: Arzobispo de San Juan, Puerto Rico, sobre cese de homólogo de Arecibo: “Fue por insubordinación al Papa”.

Conferencia Episcopal de Nicaragua evita pronunciarse de fondo sobre salida del Nuncio


Parece que los obispos de Nicaragua cambiaron de parecer. Como se había dicho anteriormente, no solamente estaban tardando, sino que ahora que se han pronunciado lo hicieron sobre las formas y no sobre el fondo, en una nota de prensa que apareció hoy, pero con fecha de ayer, en las redes sociales de la Conferencia, pero adelantado por un medio de comunicación. Lo que llama la atención es que en un programa de Canal 10 de Nicaragua el día de ayer, el presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, Mons. Carlos Herrera, afirmó, “No se han dado buenas relaciones, entonces el papa (Francisco) ha decidido que (el Nuncio) renuncie a esa función. Habían ciertas limitaciones, entonces si no hay comunicación de qué sirve estar en esa función de diplomático”. En la nota de prensa publicada hoy dicen claramente que “por cuanto se refiere a su acreditación (la de un Nuncio) ante el Gobierno de Nicaragua, este asunto es de exclusiva competencia bilateral de la Santa Sede y del Gobierno de Nicaragua, por lo tanto esta Conferencia Episcopal por deferencia y respeto a los procedimientos de la Santa Sede, se abstiene de pronunciarse sobre este tema”.