Sunday, February 06, 2022

Oportunidad servida para que los Judíos critiquen a Francisco, usó el término “campos de concentración” para referirse a los que hay de migrantes en Libia


Como ya el papado no es sagrado ni cosa parecida, Francisco, el hombre que afirma no ver televisión desde 1990 como promesa a la Vírgen del Carmen, ha participado hoy en un programa de la televisión pública italiana en calidad de simple entrevistado —luego no faltará el payaso fundamentalista que salga a imponernos que su participación en él también es “Magisterio”—. Este es un reporte inicial en español de agencia EFE, Feb-06-2022.

El papa afirmó hoy que hay «campos de concentración» para los migrantes en Libia, y pidió a los países de la Unión Europea (UE) que se pongan de acuerdo para lograr «un equilibrio», en una entrevista en un programa de la televisión pública italiana Rai en la que también habló del perdón, de sus amigos y hasta de su pasión por el tango.

«Lo que se hace con los migrantes es criminal, sufren tanto para llegar al mar, hay grabaciones sobre los campos de concentración, sí uso esta palabra, de traficantes en Libia, lo que sufren los que quieren huir, se puede ver en estas grabaciones», dijo al ser preguntado por Fabio Fazio, presentador de «Che tempo che fa» de Rai 3.

El pontífice se refirió al Mediterráneo como «el cementerio más grande de Europa», lamentó que después de todo ese sufrimiento «sean rechazados» y recordó «esas naves que giran esperando un puerto» que las autoridades tardan en conceder.

«Cada país debe decir cuántos migrantes debe acoger, es un problema de política interna, pero la UE debe ponerse de acuerdo y llegar así a un equilibrio», comentó, citando a España e Italia como los países donde más llegan los migrantes, que deben ser «acogidos, acompañados, promovidos e integrados» y más con el descenso demográfico pues «se necesita gente y un migrante integrado ayuda al país», dijo.

Preguntado sobre los 19 migrantes muertos de frio recientemente en Europa, Francisco se refirió a la «cultura de la indiferencia» y de «las categorías» de la sociedad que otorga «el primer puesto a las guerras» y «el segundo a las personas».

Y puso como ejemplo la guerra de Yemen, «tantos años que hablan de ella» pero no se soluciona porque lo que cuenta es «la venta de armas», afirmó.

En una larga entrevista desde su residencia de Santa Marta, en el Vaticano, el papa se refirió a la necesidad de «sentir y tocar» para no caer «en la tentación de mirar hacia otro lado», así como a que «la capacidad de ser perdonado es un derecho humano».

Entre otros muchos temas, como el cambio climático, la necesidad de que los padres estén cerca de sus hijos o el peligro del clericalismo dentro de la Iglesia católica, Francisco también contestó a algunas preguntas personales, como que tiene «pocos amigos, pero verdaderos» y «que le gusta la música clásica y el tango».

Preguntado sobre si lo había bailado, el papa con cierta ironía respondió que «un porteño que no baila tango no es un porteño».

Ahora, la parte referente a los “campos de concentración”, en el pasado usada de la misma manera por él, ya le había traído quejas de los Judíos, con los cuales en general Francisco mantiene buenas relaciones.

Veamos a continuación cómo cuenta la entrevista Elisabetta Piqué, la amiga de Francisco que trabaja para La Nación.

ROMA.- “Un porteño que no baila el tango no es un porteño”. Fue una de las frases llenas de humor porteño, valga la redundancia, que pronunció hoy el papa Francisco en una entrevista de una hora que concedió a uno de los programas más populares de la televisión italiana, algo sin precedente para un Pontífice.

El programa que consiguió el gran “scoop” es “Che tempo che fa” (”Qué pronóstico de tiempo hay”, un prime-time show de gran audiencia que transmite todos los domingos a partir de las 20 locales el tercer canal de la RAI desde hace 19 años. Este es conducido por Fabio Fazio, uno de los presentadores más conocidos del país, que suele tener como invitados a figuras de diversos ámbitos, con los que conversa sobre temas de actualidad. En el pasado entrevistó al expresidente estadounidense, Barack Obama, al actual presidente francés, Emmanuel Macron, al cineasta italiano y premio Óscar, Paolo Sorrentino, a Pelé y al fundador de Microsoft, Bill Gates.

Aunque el programa vendió y transmitió la entrevista como la “primera histórica entrevista en directo” del Papa, en verdad se trató de un falso directo. Con solo ampliar el reloj de plástico que suele llevar el Papa en su muñeca izquierda, se notaba que todo había sido grabado unas horas antes y que era una conexión en diferido. Difícil entender por qué no lo dijeron.

Más allá de este detalle, el papa Francisco, de 85 años, que fue presentado por Fazio como “un intelectual de corazón, un papa que eligió llegar a todos”, volvió a demostrar grandes dotes de comunicador.

Si bien no dijo nada nuevo en todo lo que tiene que ver con los problemas del mundo: de migrantes, de la guerra, los fabricantes de armas que la fomentan y del cambio climático, su modo de hablar franco, simple y directo, cosechó inmensos aplausos del público presente en el estudio de Milán, desde donde lo entrevistó Fazio. Al final, el público incluso lo ovacionó, de pie.

Denunció nuevamente la “cultura de la indiferencia” que reina ante los cientos de miles de migrantes que escapan de su tierra debido a guerra y persecuciones. Volvió a lamentar que el Mar Mediterráneo se haya vuelto un virtual “cementerio” de centenares de desesperados, hombres, mujeres, niños, que arriesgan su vida para un futuro mejor y que allí mueren, víctimas de mercaderes de la muerte que los hacen viajar en barcazas. “Lo que se hace con los migrantes es criminal”, disparó, al destacar que sufren horrores y que muchos de ellos, antes de emprender el cruce del Mediterráneo, son encerrados en virtuales “lagers”, campos de concentración, en Libia, donde sufren torturas de manos de traficantes.

Preguntado sobre la guerra, Francisco aseguró que se trata de “un contrasentido de la creación, porque la guerra es siempre destrucción”. “Por ejemplo, trabajar la tierra, cuidar a los hijos, llevar adelante una familia, hacer crecer la sociedad, es construir. Hacer la guerra es destruir. Es una mecánica de destrucción”, aseguró.

También reflexionó sobre el mal y el perdón. “Diré una cosa que escandalizará a alguien, pero diré la verdad: la capacidad de ser perdonado es un derecho humano. Todos nosotros tenemos el derecho a ser perdonados si pedimos perdón. Nosotros hemos olvidado que alguien que pide perdón tiene el derecho a ser perdonado”, dijo, al evocar la parábola del hijo pródigo, que es perdonado por el padre.

Consultado sobre cómo se imaginaba el futuro de la Iglesia católica, evocó a Pablo VI y a su exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi. “Yo hice otra que se llama Evangelii Gaudium, que no es tan original porque es un plagio de Aparecida y de Evangelii Nuntiandi”, dijo, con humor, al subrayar que el camino de la Iglesia hacia el futuro es una Iglesia en camino. Como ya hizo en otras oportunidades, advirtió, además, que “el mal más grande de la Iglesia es la mundanidad espiritual”, un mal incluso “peor que el de los papas libertinos”. “Y esta mundanidad espiritual de la Iglesia hace crecer una cosa fea, el clericalismo, que es una perversión de la Iglesia. El clericalismo que hay en la rigidez; y debajo de todo tipo de rigidez hay podredumbre, siempre”, disparó.

Cuando Fazio le preguntó por la escapada que hace unas semanas hizo a una disquería del centro de la ciudad, el Papa contó que en verdad no fue a comprar discos. Explicó que es amigo de los dueños del lugar y que fue a bendecir el local, recién refaccionado, como ya había trascendido. “Es verdad que escucho música, me gustan mucho los clásicos y el tango. Un porteño que no baila el tango no es un porteño”, afirmó, causando risas.

¿Cómo se imaginaba su futuro de niño? “Se escandalizarán, pero quería ser carnicero”, contó, al precisar que cuando acompañaba a su abuela a hacer las compras, quedaba fascinado al ver como el carnicero iba guardando más y más billetes de dinero en un bolsillo de su delantal.

Por otro lado, habló de la importancia de tener siempre buen humor. Y reiteró que, más allá de su fe en Dios, no tiene explicación ante el sufrimiento de los niños. “¿Por qué sufren los niños? Encuentro un solo camino: sufrir con ellos. Y para mí en esto fue un gran maestro Dostoevskij”.

Preguntado si es un hombre solo o si tiene amigos, el Papa contestó que sí, que tiene amigos, como cualquier persona normal y que fue justamente por eso que decidió no ir a vivir al apartamento pontificio. “Necesito relaciones humanas, por eso vivo en esta residencia de Santa Marta. Es una vida para mí más fácil. Las amistades me dan fuerza. Es más, necesito de amigos. Son pocos, pero verdaderos”.