Recientemente, cuando Francisco la ha emprendido contra la cadena estadounidense EWTN, porque dizque se la pasa hablando mal de él, algunos comentadores han salido a subrayar la intrascendecia del dicho medio. Bueno, un pensamiento parecido se nos vino respecto al medio del cual citamos la información de la presente entrada: Intrascendente, insustancial, anodino. Y si es que de verdad el mundo de habla hispana le está en deuda —eterna e impagable, dependiendo de quién lo afirme— a los españoles, esperaría uno que tuvieran medios de comunicación católicos que marcaran el paso, que influyeran, dicho más vulgarmente, medios católicos con peso en los cojones. El esfuerzo lo ponen los medios en manos de laicos. Y este medio en particular sí que se acomoda a las características antes señaladas, si nunca lo ha Usted consultado no se ha perdido de nada, mucho decirlo para un medio perteneciente a la arquidiócesis de Madrid, del cual se esperaría fuera un medio de referencia, pero no. Ello para decir que el periódico Alfa y Omega en su más reciente edición trae una corta entrevista con el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal Luis Ladaria Ferrer, de la cual reproducimos la parte final de la misma (la entrevista completa se puede leer en la imágen, click para ampliar).
Hablemos ya de su trabajo como prefecto… Su último documento fue el rechazo a la bendición de las uniones homosexuales. ¿Qué diría a quienes ven una contradicción con la acogida a estas personas como pide el Papa? —Les diría una cosa muy sencilla: que lean atentamente lo que dice el Papa Francisco y que lean atentamente el texto de la congregación. No son cosas distintas, sino que son perfectamente coherentes.
El Papa, por ejemplo, cuando volvía hace poco de Eslovaquia, insistió muy fuertemente en lo que significa el matrimonio cristiano. A la vez, todos tenemos que acoger a estas personas, ¿quién lo duda? También Dios las quiere, ¿quién lo duda? Si ha habido rechazo social, esto no va, es ir contra la fe y contra la moral cristiana. Eso es muy claro.
Acaban de institucionalizar que las mujeres accedan a los ministerios de acólito y lector. Es un paso para la participación real y efectiva de cada bautizado en la misión de la Iglesia. ¿Queda camino que recorrer?
—Siempre queda camino por recorrer. ¿Cuál era el principio de esta modificación de Ministeria quaedam de los tiempos de Pablo VI? Estaba claro que el acolitado y el lectorado eran ministerios laicales. En un primer momento, por el peso de la historia, se redujeron a los varones. Y ahora hemos llegado a la conclusión de que, si son ministerios laica- les [subraya las sílabas], son para todos los laicos y, por tanto, también para las laicas. No se podía excluir a las mujeres. Esto es muy positivo para la Iglesia y abre el camino, porque está dicho que pueden crearse otros ministerios –sea en la Iglesia universal, sea en las diferentes conferencias episcopales– según las necesidades pastorales.
El papel de la mujer en la Iglesia está creciendo y, en el Vaticano, hay mujeres con puestos de mucha responsabilidad. Que el ministerio sacerdotal esté reservado a los varones desde el comienzo de la Iglesia no es discriminar. En la Iglesia es muy importante el principio mariológico: María no fue sacerdote ni fue san Pedro, ni tuvo las llaves del Reino, y, no obstante, es la persona a la que nosotros más veneramos después de Nuestro Señor. Esto nos tiene que iluminar, nos tiene que abrir los horizontes.
Entiendo que este proceso irá muy ligado al camino sinodal…
—Claro.
En el último año han hablado del cuidado de la vida y han abordado la moralidad de las vacunas, incidiendo en que son buenas para proteger a la población, especialmente a la más vulnerable, pero al mismo tiempo en que deben ser voluntarias. ¿Cómo mantener el equilibrio?
—Sin bajar a la casuística, creo que tenemos una obligación con nosotros mismos y con los demás. No es algo que me toca solo a mí personalmente, sino que toca a la sociedad. Somos responsables todos de todos.
El Papa está insistiendo en que se avance en la vacunación en los países menos desarrollados…
—Hay que procurar que los bienes de la tierra sean de todos. Estos bienes son la comida y la bebida, pero también la salud.