Monday, September 27, 2021

Obispos que se arrodillaron ante los gobiernos durante emergencia sanitaria, texto del cardenal Robert Sarah


Il Giornale, Sep-28-2021, presenta un adelanto de un libro llamado “Diez Mandamientos por Diez Cardenales” (nuestra traducción), y en ese adelanto presentan un texto del cardenal Robert Sarah, quien resalta la actitud de ciertos obispos durante la emergencia sanitaria, algunos de los cuales se extralimitaron con la disculpa de cuidar la vida temporal de las ovejas importándoles un bledo la salud sus almas. Mientras traducíamos el texto, no pudimos dejar de pensar que hasta hace muy poco el cardenal Sarah era el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y nos imaginabamos que desde que fue declarada la pandemia llegaban a su congregación cartas de los fieles del planeta buscando protección contra los abusos de sus obispos en materia de liturgia. ¿Qué tipo de abusos denunciarían?

EL ANTICIPO DEL LIBRO «DIEZ MANDAMIENTOS POR DIEZ CARDENALES»
«¿Iglesias cerradas por Covid? Un abuso de poder»

El cardenal Sarah acusa: «De ciertos obispos, medidas más restrictivas que las previstas»

Publicamos un extracto del libro Diez Mandamientos por diez Cardenales publicado por Edizioni Ares y editado por el vaticanista Fabio Marchese Ragona.

por Robert Sarah


Los grandes defensores de la laicidad del estado se refieren a la célebre expresión «Iglesia libre en Estado libre». Sólo en apariencia esta expresión es una traducción en otros términos del dicho evangélico: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». En realidad, la idea detrás de este slogan es que la Iglesia es libre, pero dentro (en) la libertad del Estado. Según esta visión, el Estado posee una libertad más amplia, capaz de garantizar —pero también de limitar— si es necesario, la libertad de la Iglesia. Estos no dicen «Iglesia libre y Estado libre», sino «Iglesia libre en un estado libre». Sin embargo, hay que admitir que, en los recientes hechos relacionados con el Covid-19, los Estados fácilmente han podido cometer abusos de poder al prohibir el culto divino, debido al enfriamiento de la fe, de la debilidad y aquiescencia especialmente de nosotros los obispos.

En el mundo han sido numerosas las situaciones en las que los Pastores no hemos combatido por preservar la libertad de culto de la grey de Cristo. En ciertos casos, los obispos han tomado decisiones incluso más restrictivas que los gobiernos civiles, por ejemplo, al decidir el cierre de iglesias incluso donde el estado no lo imponía. Ciertamente de todo esto deberemos dar cuenta ante el Juez Supremo. Además de transmitir a los fieles la falsa idea de que «participar» en la misa en streaming o incluso no participar en ella es lo mismo que ir a la iglesia el domingo, esta actitud de los pastores ha fortalecido la convicción de que, al fin y al cabo, rezar y rendir culto a Dios sea una cosa menos importante que la salud física. ¡Cuántos pastores han afirmado públicamente, durante la pandemia, que la Iglesia ponía en primer puesto la salud de los ciudadanos! Pero, ¿murió Cristo en la cruz para salvar la salud del cuerpo o para salvar las almas? Está claro que la salud es un don de Dios y la Iglesia siempre la ha valorado y cuidado de muchas formas. Pero más todavía que la salud del cuerpo, para nosotros los pastores cuenta la del alma, que es la «suprema lex», la ley suprema, en la Iglesia. Hemos permitido que nuestros fieles permanezcan mucho tiempo sin la liturgia, sin la Comunión Eucarística y la Confesión, cuando en cambio —como se ha visto— bastaba con organizarse para ofrecer los Sacramentos de forma segura también desde el punto de vista sanitario. Hubiéramos podido y debido protestar contra los abusos de los gobiernos, pero casi nunca lo hicimos. Muchos fieles se escandalizaron por esta sumisión inmediata y silenciosa de los Pastores a las autoridades civiles, mientras que estas últimas cometieron un verdadero abuso de poder, privando a los cristianos de la libertad religiosa. Por otro lado, se alaba el ejemplo contrario de aquellos Pastores que actuaron según el Corazón de Cristo, como, por citar sólo uno, el arzobispo de San Francisco, Mons. Salvatore Joseph Cordileone. Su testimonio demuestra que luchar por la causa justa cuesta trabajo y atrae críticas injustas e incluso calumnias o persecuciones de diversa índole, pero que finalmente el Señor concede la victoria.

Cardenal Raymond Leo Burke escribe carta de agradecimiento a todos quienes oran por él


La carta tiene como fecha Sep-25-2021 y está publicada en varios idiomas en el sitio de internet del Cardenal Raymond Leo Burke. Esta la versión en español.

25 de septiembre 2021

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Agradeciendo una vez más, de todo corazón, vuestras fieles y generosas oraciones por la recuperación de mi salud, les escribo para informarles sobre el progreso de mi rehabilitación. Al agradeceros, agradezco, sobre todo, a Nuestro Señor, que, en respuesta a vuestras oraciones, me ha conservado en vida. Agradezco también a Nuestra Señora de Guadalupe y a todos los santos por cuya intercesión habéis ofrecido y ofrecéis oraciones por mí.

El pasado 3 de septiembre salí del hospital para instalarme en una casa vecina donde viven los miembros más cercanos de mi familia. La casa está bien equipada para el programa de rehabilitación que estoy siguiendo. Mi secretario sacerdote ha venido ahora desde Roma para quedarse conmigo de modo a ayudarme con mi programa de rehabilitación. También me está ayudando a responder a la correspondencia y a lidiar con los muchos cambios de agenda necesarios debido al tiempo que estuve en el hospital y, ahora, a las varias semanas que necesitaré para recuperarme lo más completamente posible de la enfermedad.

Aunque estoy haciendo progresos constantes, la mejoría es lenta. Los médicos y terapeutas que dirigen el programa de rehabilitación me aseguran que eso es necesariamente así y que estoy procediendo bien. Por mi parte, estoy tratando de crecer en la paciencia. Mis principales desafíos, en la actualidad, son recuperar ciertas habilidades físicas fundamentales, necesarias para mi vida diaria; superar la fatiga general y la dificultad para respirar, típicas de quienes han sufrido el contagio del virus Covid-19. No puedo predecir cuándo podré volver a mis actividades normales. Al parecer, será de aquí a varias semanas.

Lamento no poder responder a vuestras comunicaciones individualmente, ya que debo concentrar mi limitada energía en recuperar mis fuerzas. Por eso también debo limitar el número de llamadas telefónicas y visitas personales que recibo. Estoy profundamente agradecido por vuestra comprensión.

Nuestro Señor me ha preservado en vida para alguna obra que Él desea que realice, con la ayuda de Su gracia, por amor a Él y a Su Cuerpo Místico, la Iglesia. Estoy decidido a utilizar el tiempo presente de rehabilitación de la mejor manera posible, de modo que esté preparado para llevar a cabo Su obra. A lo largo del tiempo transcurrido en el hospital y también ahora, sigo poniéndome al amparo de Nuestra Santísima Madre, para que mi corazón, unido con su Inmaculado Corazón, descanse siempre seguro en el Sacratísimo Corazón de Nuestro Señor. Como padre espiritual en la Iglesia, he contado en gran medida con la ayuda de San José, cuyo Purísimo Corazón abrazó el Corazón de María, su verdadera Esposa, y de Jesús, su Divino Hijo, confiado a sus paternales cuidados.

Os ruego que continuéis orando por mi plena recuperación. Por mi parte, cada día yo ofrezco mis oraciones y sufrimientos por vuestras muchas intenciones. Oremos todos y ofrezcamos sacrificios por el mundo y la Iglesia, que están acosados por tanta confusión y error haciendo grande y hasta mortal daño a muchas almas.

Pidiendo a Dios que os bendiga a vosotros, a vuestros hogares y a todas vuestras actividades, soy vuestro en el Sagrado Corazón de Jesús, en el Inmaculado Corazón de María, y en el Purísimo Corazón de San José,

Cardenal Raymond Leo Burke

Telegrama de pésame de Francisco por muerte de cardenal José Freire Falcão


El texto del telegrama fue divulgado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede en su boletín diario, Sep-27-2021.

Telegrama del Santo Padre

S.E. MONS. PAULO CEZAR COSTA
ARZOBISPO DE BRASILIA
BRASILIA (DF)

HE RECIBIDO CON DOLOR LA NOTICIA DEL FALLECIMIENTO DEL CARDENAL JOSÉ FREIRE FALCAO Y DESEO EXPRESAR MI UNIÓN DE ORACIÓN CON LA ARQUIDIOCESIS DE BRASILIA, CON LA FAMILIA DEL FALLECIDO Y CON TODOS AQUELLOS QUE LLORAN SU MUERTE. ENCOMIENDO AL QUERIDO CARDENAL A LA MISERICORDIA DE DIOS, RECORDANDO SU PRECIOSA COLABORACIÓN EN LOS DISTINTOS ORGANISMOS DE LA SANTA SEDE Y MIS ENCUENTROS CON ESTE PASTOR APASIONADO POR LA EVANGELIZACIÓN. FUE SOLÍCITO EN PONER LOS DONES RECIBIDOS DEL SEÑOR AL SERVICIO DEL PUEBLO DE DIOS Y DE SUS HERMANOS OBISPOS, ESPECIALMENTE DURANTE LOS AÑOS EN LOS QUE FUE PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL. DOY GRACIAS AL PADRE DEL CIELO POR SU MINISTERIO EPISCOPAL, EN EL QUE SE PRODIGÓ CON GENEROSIDAD AL CONDUCIR AL PUEBLO QUE LE FUE CONFIADO POR LOS CAMINOS DEL EVANGELIO, CON EL MISMO CELO CON EL QUE HABÍA REALIZADO SUS SERVICIOS PRECEDENTES. MIENTRAS ENCOMIENDO A LA PROTECCIÓN MATERNAL DE LA VIRGEN MARÍA A SUS SERES QUERIDOS, ASÍ COMO AL SEÑOR ARZOBISPO, A LOS QUE LE ASISTEN EN SU MINISTERIO Y A TODOS LOS FIELES DE LA ARCHIDIÓCESIS, LES IMPARTO DE TODO CORAZÓN, ASÍ COMO A TODOS Y A LOS QUE PARTICIPAN EN LAS EXEQUIAS LA CONSOLADORA BENDICIÓN APOSTÓLICA.

FRANCISCUS PP.

Fallece cardenal José Freire Falcão. RIP


Informa la arquidiócesis de Brasilia, Brasil, Sep-27-2021. Traducción de Secretum Meum Mihi.

Es con profundo pesar que la Arquidiócesis de Brasilia comunica que a los 95 años, el Cardenal Dom José Freire Falcão, Arzobispo Emérito de Brasilia, hizo su Pascua, por complicaciones del COVID-19, el 26 de septiembre de 2021, a las 22:40, en el Hospital Santa Lucía, Ala Sur.

El Cardenal fue internado el 17 de septiembre, como medida preventiva, luego de dar positivo por COVID-19. En la madrugada del 24 de septiembre, Dom Falcão tuvo un empeoramiento de su cuadro respiratorio y renal, siendo necesaria una intubación respiratoria para brindar una mayor comodidad a su condición.

Su ausencia es sentida profundamente por toda la Arquidiócesis de Brasilia, amigos y fieles por la marca indeleble que S. Emcia. dejó en las numerosas obras pastorales que suscitó durante los veinte años que gobernó esta Iglesia particular.


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