La frase aquella, atribuida erróneamente a Groucho Marx, de “estos son mis principios y si no le gustan tengo otros”, nos vino a la cabeza al enterarnos de la reacción tomada ante Traditionis Custodes por el cardenal Antonio Cañizares Llovera, arzobispo de Valencia.
El “pequeño Ratzinger”, como le decían en alguna época, ha pasado por varios espectros, para poner algunos ejemplos, como afirmar:
¡Cuántos sacerdotes se han visto tratados de «retrógrados» o «anticonciliares» por el solo hecho de celebrar de manera solemne, piadosa o simplemente por obedecer cabalmente las rúbricas! Es perentorio salir de esta dialéctica.
La reforma ha sido aplicada y principalmente ha sido vivida como un cambio absoluto, como si se debiera crear un abismo entre el pre y el post Concilio, en un contexto en el que el término «preconciliar» era usado como un insulto. Se dio aquí también el fenómeno que el Papa observa en su reciente carta a los obispos del 10 de marzo de 2009: «A veces se tiene la impresión de que nuestra sociedad tenga necesidad de un grupo al menos con el cual no tener tolerancia alguna, contra el cual se pueda arremeter con odio». Durante años éste fue el caso en buena medida de los sacerdotes y fieles ligados a la forma de Misa heredada a través de los siglos, tratados muchas veces «como leprosos», como dijera de forma contundente el entonces cardenal Ratzinger.
Hoy en día, gracias al Motu Proprio, esta situación está cambiando notablemente. Y en gran medida lo está haciendo porque la voluntad del Papa no ha sido únicamente satisfacer a los seguidores de monseñor Lefevbre, ni limitarse a responder a los justos deseos de los fieles que se sienten ligados, por diversos motivos, a la herencia litúrgica representada por el rito romano, sino también, y de manera especial, abrir la riqueza litúrgica de la Iglesia a todos los fieles, haciendo posible así el descubrimiento de los tesoros del patrimonio litúrgico de la Iglesia a quienes aún lo ignoran. ¡Cuántas veces la actitud de quienes los menosprecian no es debida a otra cosa que a este desconocimiento! Por eso, considerado desde este último aspecto, el Motu Proprio tiene sentido más allá de la existencia o no de conflictos: aun cuando no hubiera ningún «tradicionalista» a quien satisfacer, este «descubrimiento» hubiera sido suficiente para justificar las disposiciones del Papa.
Se ha dicho también que dichas prescripciones serían un «atentado» contra el Concilio, pero esto muestra un desconocimiento del mismo Concilio, cuya intención de brindar a todos los fieles la ocasión de conocer y apreciar los múltiples tesoros de la liturgia de la Iglesia es precisamente lo que deseó ardientemente esta magna asamblea...(Prólogo a la edición española de La Reforma De Benedicto XVI de Don Nicola Bux, Editorial Ciudadela en colaboración con el Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote, 2009)
Ó, en un gesto ‘filo-lefebvrista’ (como dice por allí un cierto sacerdote) escribir el prefacio de un libro de un sacerdote de la FSSPX/SSPX.
Ó celebrar en 2012 la Santa Misa con el Misal de Juan XXIII en su condición de Prefecto en ejercicio de la Congregación para el Culto Divino para la peregrinación a Roma de los tradis que así mostraban su agradecimiento a Benedicto XVI por el, ahora abrogado, motu proprio Summorum Pontificum cuando cumplía cinco años de promulgado. Y al explicar sus motivaciones para hacerlo decía:
La Congregación, de la cual el Papa me ha llamado a ser Prefecto, no tiene nada en contra del uso de la liturgia antigua, aunque la verdadera tarea de nuestro dicasterio es la de la profundización del significado de la renovación litúrgica según las directrices de la Constitución Sacrosanctum Concilium y de seguir la estela del Concilio Vaticano II. Para ello hay que decir que incluso la forma extraordinaria del rito romano debe ser iluminada por la Constitución conciliar, que en los primeros diez párrafos detalla el verdadero espíritu de la liturgia, por lo que vale para todos los ritos.
Ó afirmar en otro prólogo suyo a otro libro:
...es absolutamente infundado decir que las prescripciones de Summorum Pontificum serían un “atentado” contra el concilio; una afirmación tal manifiesta un gran desconocimiento del concilio mismo, pues el hecho de brindar a todos los fieles la ocasión de conocer y apreciar los múltiples tesoros de la liturgia de la Iglesia es precisamente lo que deseó ardientemente esta magna asamblea...observamos que cuando se denuncian actitudes o posiciones de “rechazo al concilio” esto es siempre en un único sentido, es decir, en el de quienes no aceptan el estado actual de la liturgia,...
Para pasar ahora a prohibir en su jurisdicción, así sea temporalmente, todas las celebraciones con los libros litúrgicos que otrora encomiaba, como lo acabamos de delinear en los ejemplos propuestos. En efecto el grupo que promueve la Misa Tradicional en Valencia, informó Jul-27-2021:
Tras la publicación del motu proprio Traditionis Custodes del Papa Francisco, el Cardenal Arzobispo de Valencia, D. Antonio Cañizares Llovera, ha dispuesto la SUSPENSIÓN provisional de la celebración de la Santa Misa con el misal anterior a la reforma de 1970 que tenía lugar todos los domingos y festivos en la ermita de Santa Lucía, por lo que no habrá Misa durante el mes de agosto.(énfasis originales).
Igual mañana podrá salir a reestablecer las celebraciones al estado en el que estaban antes de Traditionis Custodes, pero el perjuicio ya estaría causado.
Y la extrañeza viene porque incluso los más encarnizados obispos bergoglianos, como en el caso de un ejemplo que dimos en el pasado, paladines de la heterodoxia y la heteropraxis, han salido a proceder con cautela frente a Traditionis Custodes y han provisionalmente dejado las celebraciones en el mismo estado en el que se encontraban antes de Jul-16-2021, hasta tomar una decisión definitiva. Para un obispo que se suponía amigo de lo que establecía Summorum Pontificum, su medida, aunque transitoria, da mucho que pensar.