Friday, July 23, 2021

Arzobispo Cordileone a Nancy Pelosi: Los católicos devotos no apoyan el aborto

Este es un artículo de The Epoch Times, Jul-23-2021.

Arzobispo a Pelosi: los católicos devotos no apoyan el aborto

POR ZACHARY STIEBER
23 de Julio de 2021


Un arzobispo respondió el jueves a la afirmación de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, de que es una católica devota que apoya el aborto.

“Permítanme repetirlo: nadie puede afirmar ser un católico devoto y aprobar el asesinato de una vida humana inocente, y mucho menos que el gobierno pague por ello. El derecho a la vida es un derecho humano fundamental —el más fundamental— y los católicos no se oponen a los derechos humanos fundamentales”, dijo el arzobispo de San Francisco, Salvatore Cordileone, en un comunicado.

Cordileone es el arzobispo de la diócesis de origen de Pelosi.

A Pelosi le preguntaron durante una conferencia de prensa a primera hora del día por qué los demócratas se han negado a permitir una votación sobre un proyecto de ley que bloquearía los abortos financiados por los contribuyentes.

Dijo que el acceso al aborto es una cuestión de salud para muchas mujeres estadounidenses, “especialmente las que se encuentran en situaciones de bajos ingresos y en diferentes estados, y es algo que ha sido una prioridad para muchas de nosotras durante mucho tiempo”.

“Como católica devota y madre de cinco hijos en seis años, siento que Dios nos bendijo a mi marido y a mí con nuestra hermosa familia, los cinco hijos en seis años, casi cada día [lo siento]. Pero no me corresponde a mí dictar que eso es lo que deben hacer otras personas. Y es una cuestión de equidad y justicia para las mujeres pobres de nuestro país”, dijo también.

El aborto es poner fin a un embarazo, o interrumpir la gestación de un bebé no nacido. Los críticos dicen que el procedimiento es similar al asesinato, mientras que los defensores afirman que la vida y el bienestar de la madre tienen prioridad sobre el feto.

En 2018 se produjeron más de 619,000 abortos, según un sistema de vigilancia dirigido por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Eso supuso 11.3 abortos por cada 1000 mujeres de entre 15 y 44 años. Los abortos están disponibles en todos los estados debido a la sentencia de la Corte Suprema en el caso Roe contra Wade, aunque algunos estados han impuesto diversas restricciones sobre cuándo se puede realizar el procedimiento.

Cordileone condenó las declaraciones de Pelosi.

“Utilizar la cortina de humo del aborto como una cuestión de salud y justicia para las mujeres pobres es el epítome de la hipocresía: ¿qué pasa con la salud del bebé que se mata? ¿Qué hay de dar a las mujeres pobres una opción real, para que sean apoyadas en la elección de la vida? Esto les daría equidad e igualdad a las mujeres con medios, que pueden permitirse traer un hijo al mundo”, dijo.

“Son las personas de fe las que dirigen las clínicas de embarazos en crisis a favor de la vida; son las únicas que ofrecen a las mujeres pobres alternativas a la muerte de sus bebés en sus vientres. No puedo estar más orgulloso de mis compañeros católicos que se destacan en la prestación de este servicio vital. A ellos les digo: ¡ustedes son los dignos de llamarse ‘devotos católicos’!”

La oficina de Pelosi no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.

El mes pasado, los obispos católicos de Estados Unidos aprobaron la redacción de un documento que podría reprender a Pelosi, al presidente Joe Biden y a otros católicos destacados que apoyan el aborto a pesar de las enseñanzas de la fe.

A Biden se le negó la comunión en 2019 por su apoyo al aborto.

Cordileone dijo hace unos meses que discutió con Pelosi su abstención de recibir la comunión debido a su posición sobre el aborto.

Francisco no presidirá Misa de abuelos pero estará en Ángelus


Esta es una información de agencia ANSA, Jul-23-2021.

(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO, 23 LUG - Un poco más de diez días después de salir del Policlínico Gemelli y exactamente tres semanas después de la cirugía de colon, el papa Francisco salteará el próximo domingo 24 de julio a la mañana la celebración en la Basílica Vaticana de la misa de los primeros Abuelos del Mundo.

Se trata por una celebración de Día de los Abuelos y los Ancianos, que reunirá en San Pedro a unas 2.000 personas, en su mayoría adultos mayores acompañados de sus nietos, de la Diócesis de Roma y de asociaciones implicadas en la pastoral de los ancianos.

La celebración estará presidida en lugar del sumo pontífice por el arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización.

Al mediodía, sin embargo, el Francisco recitará regularmente el Angelus mirando hacia la Plaza de San Pedro desde la ventana del Palacio Apostólico.

Vaticano concluye investigación sobre obispo polaco


Esta es una información de Catholic News Agency, Jul-23-2021. Traducción de Secretum Meum Mihi (con adaptaciones).

Vaticano concluye investigación sobre obispo católico polaco

Equipo de CNA
Varsovia, Polonia, 23 de Julio de 2021


El Vaticano ha concluido que las acusaciones de abuso sexual contra un obispo católico polaco “no están probadas”.

En una declaración del 23 de Julio, la nunciatura apostólica en la capital polaca, Varsovia, reveló que el obispo Jan Szkodoń fue objeto de un proceso administrativo penal luego de ser acusado de abuso sexual de un menor.

“Después de un análisis exhaustivo de la evidencia recolectada y después de escuchar a los testigos llamados, la culpabilidad del obispo Jan Szkodoń no fue probada (non constat)”, dice el comunicado.

“Sin embargo, en el curso del proceso, se constató que el obispo Jan Szkodoń actuó de manera imprudente con la menor, al recibirla en su apartamento privado sin la presencia de sus padres, que conocen al obispo desde hace años”.

Szkodoń, de 74 años, obispo auxiliar de la archidiócesis de Cracovia, recibió la orden de realizar un retiro cerrado de tres meses, “dedicado a la reflexión y la oración”.

La nunciatura apostólica dijo que Szkodoń ya había cumplido con este requisito ya que había estado viviendo en reclusión desde febrero de 2020, cuando una revista polaca publicó las acusaciones contra el obispo.

Desde noviembre de 2020, el Vaticano después de las investigaciones ha disciplinado a una serie de obispos polacos principalmente retirados.

A principios de este mes, el arzobispo Wiktor Skworc de Katowice, en el sur de Polonia, pidió un coadjutor luego de una investigación del Vaticano sobre su manejo de casos de abuso clerical.

En Junio, el obispo Zbigniew Kiernikowski renunció como obispo de Legnica, suroeste de Polonia, días antes de su cumpleaños 75 después de una investigación realizada de acuerdo con las disposiciones del motu proprio del Papa Francisco 2019 Vos estis lux mundi.

Ese mismo mes, el Vaticano tomó medidas contra el obispo retirado Stefan Regmunt y el obispo Stanisław Napierała.

Mientras tanto, el cardenal Stanisław Dziwisz, antigüo asistente de San Juan Pablo II, se enfrenta a una investigación del Vaticano sobre denuncias de que manejó mal casos de abuso mientras se desempeñaba como arzobispo de Cracovia de 2005 a 2016.

Medios italianos y polacos informaron el 23 de Julio que la investigación no había encontrado evidencia de negligencia, pero las conclusiones de la investigación no se han hecho públicas.

La Iglesia Católica en Polonia anunció el mes pasado que había recibido 368 denuncias de abuso clerical en los últimos dos años y medio.

Las denuncias se refieren a abusos presuntamente cometidos por 292 sacerdotes y religiosos entre 1958 y 2020.

Un informe publicado el 28 de Junio por el Instituto de Estadísticas de la Iglesia Católica dijo que las acusaciones se realizaron entre el 1 de Julio de 2018 y el 31 de Diciembre de 2020.

La nunciatura apostólica en Varsovia dijo el Viernes que los archivos del proceso administrativo penal que involucra a Szkodoń habían sido transferidos al Vaticano.

“En el foro canónico se da por concluido el caso y válido legalmente el decreto penal. Los interesados han sido debidamente informados de la culminación del proceso canónico”, dijo.

Superior General de la FSSPX/SSPX sobre Traditionis Custodes


En su carta a los obispos de todo el mundo para presentar el motu proprio Traditionis Custodes, Francisco los alude como “movimiento guiado por Mons. Lefebvre”, pero evidentemente tienen nombre, Fraternidad Sacerdotal San Pío X. Su Superior General, el de los aludidos por Francisco, el P. Davide Pagliarani, se ha pronunciado oficialmente* sobre la aparición de este motu proprio mediante un documento que se llama “Carta del Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, tras la publicación del motu proprio «Traditionis custodes»”.

Carta del Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, tras la publicación del motu proprio «Traditionis custodes»

Queridos miembros y amigos de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X:

El motu proprio Traditionis custodes y la carta que lo acompaña causaron gran revuelo en el llamado ámbito tradicionalista. Puede observarse, con toda lógica, que la era de la hermenéutica de la continuidad, con sus ambigüedades, ilusiones y esfuerzos imposibles, ha terminado drásticamente, barrida de un revés. Estas medidas tan claras y directas no afectan directamente a la Fraternidad San Pío X, pero deben ser para nosotros la ocasión de una profunda reflexión. Para ello, hemos de elevarnos a los principios y plantearnos una cuestión a la vez antigua y nueva: ¿Por qué la Misa Tridentina sigue siendo la manzana de la discordia después de cincuenta años?

Ante todo, debemos recordar que la Santa Misa es la continuación, en el tiempo, de la lucha más encarnizada que jamás haya existido: la batalla entre el reino de Dios y el reino de Satanás, esa guerra que alcanzó su punto culminante en el Calvario, por el triunfo de Nuestro Señor. Para esta lucha y para esta victoria se encarnó. Y puesto que la victoria de Nuestro Señor tuvo lugar a través de la cruz y de su sangre, es comprensible que su perpetuación también se realice a través de luchas y contradicciones. Todo cristiano está llamado a esta lucha: Nuestro Señor nos lo recuerda cuando dice que vino «a traer la espada a la tierra» (Mt 10, 34). No es de extrañar que la Misa eterna, que expresa perfectamente la victoria final de Nuestro Señor sobre el pecado a través de su sacrificio expiatorio, sea en sí misma un signo de contradicción.

Pero ¿por qué esta Misa se ha convertido en un signo de contradicción dentro de la misma Iglesia? La respuesta es simple y cada vez más clara. Después de cincuenta años, los elementos de respuesta son evidentes para todos los cristianos de buena voluntad: la Misa tridentina expresa y transmite una concepción de la vida cristiana y, por consiguiente, una concepción de la Iglesia, absolutamente incompatible con la eclesiología salida del Concilio Vaticano II. El problema no es simplemente litúrgico o estético, ni puramente formal. El problema es a la vez doctrinal, moral, espiritual, eclesiológico y litúrgico. En definitiva, es un problema que afecta a todos los aspectos de la vida de la Iglesia sin excepción: es una cuestión de fe.

De un lado está la Misa de siempre, estandarte de una Iglesia que desafía al mundo y que está segura de la victoria, porque su batalla no es otra que la continuación de la que llevó Nuestro Señor para destruir el pecado y el reino de Satanás. Es por la Misa y a través de la Misa como Nuestro Señor alista a las almas cristianas en su propia lucha, haciéndolas partícipes tanto de su cruz como de su victoria. De todo esto se deriva una concepción de la vida cristiana profundamente militante. Dos notas la caracterizan: el espíritu de sacrificio y una esperanza inquebrantable.

Del otro lado está la Misa de Pablo VI, expresión auténtica de una Iglesia que quiere estar en armonía con el mundo, que presta oídos a los reclamos del mundo; una Iglesia que, en definitiva, ya no tiene que luchar contra el mundo, porque ya no tiene nada que reprocharle; una Iglesia que ya no tiene nada que enseñar, porque está a la escucha de los poderes de este mundo; una Iglesia que ya no necesita el sacrificio de Nuestro Señor, porque, habiendo perdido la noción del pecado, ya no tiene nada que expiar; una Iglesia que ya no tiene la misión de restaurar la realeza universal de Nuestro Señor, puesto que quiere contribuir al desarrollo de un mundo mejor, más libre, más igualitario, más eco-responsable; y todo esto con medios puramente humanos. A esta misión humanista que los hombres de Iglesia se han adjudicado debe corresponder necesariamente una liturgia igualmente humanista y profanada.

La batalla de estos últimos cincuenta años, que el 16 de julio acaba de experimentar un momento ciertamente significativo, no es la guerra entre dos ritos: es de hecho la guerra entre dos concepciones diferentes y opuestas de la Iglesia y de la vida cristiana, absolutamente irreductibles e incompatibles entre sí. Parafraseando a San Agustín, podríamos decir que dos Misas construyen dos ciudades: la Misa antigua ha construido la ciudad cristiana, y la Misa Nueva pretende construir la ciudad humanista y secular.

Si Dios permite todo esto, lo hace ciertamente por un bien mayor. Ante todo para nosotros mismos, que tenemos la oportunidad inmerecida de conocer y beneficiarnos de la Misa Tridentina; estamos en posesión de un tesoro del que no siempre medimos todo su valor, y que tal vez guardamos demasiado por costumbre. Alcanzamos a medir mejor todo el valor de algo precioso justamente cuando se ve atacado o despreciado. Que este «choque» provocado por la dureza de los textos oficiales del 16 de julio sirva para que se renueve, profundice y redescubra nuestro aprecio y nuestra fidelidad a la Misa Tridentina; esta Misa, nuestra Misa, debe ser realmente para nosotros como la perla del Evangelio por la que renunciamos a todo, por la que estamos dispuestos a venderlo todo. Quien no esté dispuesto a derramar su sangre por esta Misa, no es digno de celebrarla. Quien no esté dispuesto a renunciar a todo por conservarla, no es digno de asistir a ella.

Esta debería ser nuestra primera reacción ante los acontecimientos que acaban de sacudir a la Iglesia. Que nuestra propia reacción de sacerdotes y de fieles católicos, por su profundidad y su firmeza, vaya mucho más allá de los comentarios de toda clase, inquietos y a veces desesperanzados.

Dios ciertamente tiene otro objetivo en vista al permitir este nuevo ataque a la Misa Tridentina. Nadie puede dudar que, durante estos últimos años, muchos sacerdotes y muchos fieles han descubierto esta Misa, y que a través de ella se han acercado a un nuevo horizonte espiritual y moral, que les ha abierto el camino de la santificación de sus almas. Las últimas medidas que se acaban de tomar contra la Misa obligarán a estas almas a sacar todas las consecuencias de lo que han descubierto: les toca ahora elegir –con los elementos de discernimiento que están a su disposición– lo que se impone a toda conciencia católica bien esclarecida. Muchas almas van a enfrentarse a una elección importante respecto de la fe, porque –repitámoslo– la Misa es la expresión suprema de un universo doctrinal y moral. Se trata, pues, de elegir la fe católica en su totalidad, y por ella a Nuestro Señor Jesucristo, su cruz, su sacrificio y su realeza. Se trata de elegir su Sangre, de imitar al Crucificado y de seguirlo hasta el fin con total, radical y constante fidelidad.

La Fraternidad San Pío X tiene el deber de ayudar a todas aquellas almas que se encuentran actualmente consternadas y desanimadas. Ante todo, tenemos el deber de ofrecerles, por los hechos mismos, la certeza de que la Misa Tridentina nunca podrá desaparecer de la faz de la tierra: es un signo de esperanza sumamente necesario.

Además, cada uno de nosotros, sacerdote o fiel, debe tenderles una mano amiga, porque quien no tiene el deseo de compartir los bienes de que se beneficia se hace en realidad indigno de esos bienes. Sólo así amaremos verdaderamente a las almas y a la Iglesia; porque cada alma que ganemos para la cruz de Nuestro Señor, y para el inmenso amor que El manifestó por su Sacrificio, será un alma verdaderamente ganada para su Iglesia, para la caridad que la anima y que debe ser la nuestra, especialmente en este momento.

Estas intenciones las confiamos a la Madre de los Dolores, a Ella le dirigimos nuestras oraciones, ya que nadie ha penetrado mejor que Ella el misterio del sacrificio de Nuestro Señor y de su victoria en la Cruz, por cuanto nadie ha estado tan íntimamente asociado como Ella a su sufrimiento y a su triunfo. En sus manos ha puesto Nuestro Señor toda la Iglesia; y por eso mismo, a Ella le ha sido confiado lo que la Iglesia tiene de más precioso: el testamento de Nuestro Señor, el santo sacrificio la misa.

Menzingen, 22 de julio de 2021,
fiesta de Santa María Magdalena,

Don Davide Pagliarani, Superior General

* Anteriormente lo había hecho en el contexto de una Misa el pasado Domingo, Jul-18-2021.

Declaración del cardenal Raymond Leo Burke sobre el motu proprio Traditionis Custodes


Declaración del cardenal Raymond Leo Burke sobre el motu prorpio Traditionis Custodes, publicada originalmente en inglés en la página de internet del propio cardenal Burke, esta es una traducción al español proporcionada por Infovaticana, Jul-23-2021 (con algunas adaptaciones).


Declaración sobre el Motu Proprio «Traditionis Custodes»

Muchos fieles —laicos, ordenados y consagrados— me han expresado la profunda aflicción que les ha producido el Motu Proprio «Traditionis Custodes». Los adscritos al Usus Antiquior (Uso Más Antiguo) [UA], lo que el Papa Benedicto XVI llamó la Forma Extraordinaria, del Rito Romano, se sienten profundamente descorazonados por la severidad del rigor que el Motu Proprio impone y también se sienten ofendidos por el lenguaje que emplea para describirlos, sus actitudes y su conducta. Como cristiano fiel, que también tiene un intenso vínculo con la UA, comparto plenamente sus sentimientos de profundo dolor.

Como Obispo de la Iglesia y como Cardenal, en comunión con el Romano Pontífice y con la particular responsabilidad de ayudarle en su cuidado pastoral y en el gobierno de la Iglesia universal, ofrezco las siguientes observaciones:

1. De manera preliminar, cabe preguntarse por qué no se ha publicado todavía el texto latino u oficial del Motu Proprio. Por lo que sé, la Santa Sede promulgó el texto en versiones italiana e inglesa y, posteriormente, en traducciones alemana y española. Dado que la versión inglesa se ha publicado como traducción, hay que suponer que el texto original está en italiano. Si tal es el caso, hay traducciones de textos significativos en la versión inglesa que no son coherentes con la versión italiana. En el artículo 1, el importante adjetivo italiano «unica» se traduce al inglés como «unique», en lugar de «only». En el artículo 4, el importante verbo italiano, «devono», se traduce al inglés como «should», en lugar de «must».

2. Antes que nada, es importante establecer, en esta y en las dos observaciones siguientes (nº 3 y 4), la esencia de lo que contiene el Motu Proprio. De la severidad del documento se desprende que el Papa Francisco emitió el Motu Proprio para hacer frente a lo que percibe como un grave mal que amenaza la unidad de la Iglesia, a saber, el UA. Según el Santo Padre, quienes rinden culto según este uso hacen una elección que rechaza «a la Iglesia y sus instituciones en nombre de lo que se llama la ‘verdadera Iglesia'», una elección que «contradice la comunión y alimenta la tendencia divisoria... contra la que el apóstol Pablo reaccionó tan enérgicamente.»

3. Claramente, el Papa Francisco considera que el mal es tan grande que ha tomado medidas inmediatas, no informando a los obispos con antelación y ni siquiera previendo la habitual vacatio legis, un periodo de tiempo entre la promulgación de una ley y su entrada en vigor. La vacatio legis proporciona a los fieles, y especialmente a los obispos, tiempo para estudiar la nueva legislación relativa al culto a Dios, el aspecto más importante de la vida de la Iglesia, con vistas a su aplicación. Esta norma, de hecho, contiene muchos elementos que requieren un estudio en cuanto a su aplicación.

4. Es más, la norma impone restricciones al UA, que marcan su eliminación definitiva, por ejemplo, la prohibición del uso de una iglesia parroquial para el culto según el UA y el establecimiento de determinados días para dicho culto. En su carta a los obispos del mundo, el Papa Francisco indica dos principios que deben guiar a los obispos en la aplicación del Motu Proprio. El primer principio es «prever el bien de aquellos que están arraigados en la forma de celebración anterior y necesitan volver a su debido tiempo al Rito Romano promulgado por los Santos Pablo VI y Juan Pablo II.» El segundo principio es «suspender la erección de nuevas parroquias personales ligadas más al deseo y a los deseos de sacerdotes individuales que a la necesidad real del ‘santo Pueblo de Dios’».

5. Aparentemente, la norma se dirige a corregir una aberración principalmente atribuible al «deseo y a los deseos» de algunos sacerdotes. A este respecto, debo observar, especialmente a la luz de mi servicio como Obispo Diocesano, que no fueron los sacerdotes quienes, por sus propios deseos, instaron a los fieles a solicitar la Forma Extraordinaria. De hecho, siempre estaré profundamente agradecido a los numerosos sacerdotes que, a pesar de sus ya pesados compromisos, sirvieron generosamente a los fieles que legítimamente solicitaron el UA. Ambos principios no pueden dejar de lanzar el mensaje a los fieles devotos que sienten un profundo aprecio y vinculación por el encuentro con Cristo a través de la Forma Extraordinaria del Rito Romano, de que padecen una aberración que puede ser tolerada durante un tiempo, pero que en última instancia debe ser erradicada.

6. ¿De dónde viene la severa y revolucionaria acción del Santo Padre? El Motu Proprio y la Carta indican dos fuentes: primero, «los deseos expresados por el episcopado» a través de «una consulta detallada a los obispos» realizada por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 2020, y, segundo, «el dictamen de la Congregación para la Doctrina de la Fe.» Sobre las respuestas a la «consulta detallada» o «cuestionario» enviado a los obispos, el Papa Francisco escribe a los obispos: «Las respuestas revelan una situación que me preocupa y entristece, y me persuade de la necesidad de intervenir.»

7. En cuanto a las fuentes, ¿hay que suponer que la situación que preocupa y entristece al Romano Pontífice existe de forma generalizada en la Iglesia o sólo en algunos lugares? Dada la importancia atribuida a la «consulta detallada» o «cuestionario», y la gravedad del asunto que trataba, parece esencial que se hagan públicos los resultados de la consulta, junto con la indicación de su carácter científico. Del mismo modo, si la Congregación para la Doctrina de la Fe opinara que hay que tomar una medida tan revolucionaria, parece que habría preparado una Instrucción o documento similar para abordarla.

8. La Congregación cuenta con la pericia y la larga experiencia de algunos miembros -primero, sirviendo en la Comisión Pontificia Ecclesia Dei y, después, en la Cuarta Sección de la Congregación- que han sido encargados de tratar las cuestiones relativas a el UA. Hay que preguntarse si el «dictamen de la Congregación para la Doctrina de la Fe» ha reflejado la consulta de quienes tienen mayor conocimiento de los fieles dedicados al UA.

9. En cuanto a la percepción del grave mal que constituye el UA, tengo una amplia experiencia a lo largo de muchos años y en muchos lugares diferentes con los fieles que regularmente dan culto a Dios según el UA. Con toda honestidad, debo decir que estos fieles, de ninguna manera rechazan «la Iglesia y sus instituciones en nombre de lo que se llama la ‘verdadera Iglesia'». Tampoco los he encontrado fuera de la comunión con la Iglesia o divisivos dentro de la misma. Al contrario, aman al Romano Pontífice, a sus Obispos y sacerdotes, y, cuando otros han optado por el cisma, han querido siempre permanecer en plena comunión con la Iglesia, fieles al Romano Pontífice, a menudo a costa de grandes sufrimientos. No se adscriben en absoluto a una ideología cismática o sedevacantista.

10. La Carta que acompaña al Motu Proprio afirma que el UA fue permitido por el Papa San Juan Pablo II y posteriormente regulado por el Papa Benedicto XVI con «el deseo de favorecer la sanación del cisma con el movimiento de Mons. Lefebvre». El movimiento en cuestión es la Sociedad San Pío X. Si bien ambos pontífices romanos deseaban la sanación del cisma en cuestión, como deberían hacerlo todos los buenos católicos, también deseaban mantener en continuidad el UA para aquellos que permanecieran en la plena comunión de la Iglesia y no se convirtieran en cismáticos. El Papa San Juan Pablo II mostró su caridad pastoral, de varias formas importantes, con los fieles católicos adscritos al UA, por ejemplo, concediendo el indulto para el UA, pero también estableciendo la Fraternidad Sacerdotal San Pedro, una sociedad de vida apostólica para los sacerdotes adscritos al UA. En el libro Últimas conversaciones, el Papa Benedicto XVI respondió a la afirmación: «La reautorización de la antigua misa se interpreta con frecuencia sobre todo como una concesión a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X», con estas claras y contundentes palabras: «¡Eso es absolutamente falso! Para mí era importante que la Iglesia estuviera en armonía consigo misma, con su propio pasado. Que lo que antes era sagrado para ella no se considerara ahora algo erróneo» (pp. 174). De hecho, muchos de los que actualmente desean rendir culto según el UA no tienen ninguna experiencia y quizás ningún conocimiento de la historia y la situación actual de la Sociedad Sacerdotal San Pío X. Simplemente se sienten atraídos por la santidad del UA.

11. Sí, hay individuos e incluso ciertos grupos que abrazan posiciones radicales, como es el caso también en otros sectores de la vida de la Iglesia, pero no son, de ninguna manera, característicos del mayor y siempre creciente número de fieles que desean adorar a Dios según el UA. La Sagrada Liturgia no es una cuestión de la llamada «política eclesiástica», sino el encuentro más pleno y perfecto con Cristo en este mundo. Los fieles en cuestión, entre los que se encuentran numerosos jóvenes adultos y matrimonios jóvenes con hijos, se encuentran con Cristo, a través del UA, que los acerca cada vez más a Él a través de la reforma de sus vidas y la cooperación con la gracia divina que fluye desde su glorioso Corazón traspasado hasta sus corazones. No tienen necesidad de hacer un juicio respecto a los que adoran a Dios según el Usus Recentior (el Uso Más Reciente, lo que el Papa Benedicto XVI llamó la Forma Ordinaria del Rito Romano) [UR], promulgado por primera vez por el Papa San Pablo VI. Como me comentó un sacerdote, miembro de un instituto de vida consagrada, que atiende a estos fieles: Me confieso regularmente con un sacerdote, según el UR, y participo, en ocasiones especiales, en la Santa Misa según el UR. Concluyó: ¿Por qué se me acusa de no aceptar su validez?

12. Si hay situaciones de una actitud o práctica contraria a la sana doctrina y disciplina de la Iglesia, la justicia exige que sean tratadas individualmente por los pastores de la Iglesia, el Romano Pontífice y los Obispos en comunión con él. La justicia es la condición mínima e insustituible de la caridad. La caridad pastoral no puede ser atendida, si no se observan las exigencias de la justicia.

13. Un espíritu cismático o un cisma real son siempre gravemente malos, pero no hay nada en el UA que fomente el cisma. Para los que conocimos el UA en el pasado, como yo, se trata de un acto de culto marcado por una bondad, una verdad y una belleza centenarias. Conocí su atractivo desde mi infancia y, de hecho, me encariñé con ella. Habiendo tenido el privilegio de asistir al sacerdote como monaguillo desde que tenía diez años, puedo atestiguar que el UA fue una importante inspiración de mi vocación sacerdotal. A los que se han acercado al UA por primera vez, su rica belleza, especialmente al manifestar la acción de Cristo renovando sacramentalmente su Sacrificio en el Calvario a través del sacerdote que actúa en su persona, les ha acercado a Cristo. Conozco a muchos fieles a los que la experiencia del Culto Divino según el UA ha inspirado fuertemente su conversión a la Fe o su búsqueda de la Plena Comunión con la Iglesia Católica. Asimismo, numerosos sacerdotes que han vuelto a celebrar el UA o que lo han aprendido por primera vez me han contado lo profundamente que ha enriquecido su espiritualidad sacerdotal. Esto sin mencionar a los santos a lo largo de los siglos para quienes el UA alimentó una práctica heroica de las virtudes. Algunos han dado su vida por defender el ofrecimiento de esta misma forma de culto divino.

14. Para mí y para otros que hemos recibido tantas y tan poderosas gracias a través de la participación en la Sagrada Liturgia, según el UA, es inconcebible que ahora pueda ser caracterizado como algo perjudicial para la unidad de la Iglesia y para su misma vida. En este sentido, es difícil entender el sentido del artículo 1 del Motu Proprio: «Los libros litúrgicos promulgados por San Pablo VI y San Juan Pablo II, en conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II, son la única (unica, en la versión italiana que parece ser el texto original) expresión de la lex orandi del Rito Romano». El UA es una forma viva del Rito Romano y nunca ha dejado de serlo. Desde el mismo momento de la promulgación del Misal del Papa Pablo VI, reconociendo la gran diferencia entre el UR y el UA, se permitió la celebración continuada de los Sacramentos, según el UA, a ciertos conventos y monasterios y también a ciertas personas y grupos. El Papa Benedicto XVI, en su Carta a los Obispos del Mundo, que acompaña al Motu Proprio «Summorum Pontificum», aclaró que el Misal Romano en uso antes del Misal del Papa Pablo VI, «nunca fue jurídicamente abrogado y, en consecuencia, en principio, siempre fue permitido.»

15. Pero, ¿puede el Romano Pontífice abrogar jurídicamente el UA? La plenitud de poder (plenitudo potestatis) del Romano Pontífice es el poder necesario para defender y promover la doctrina y la disciplina de la Iglesia. No es un «poder absoluto» que incluiría el poder de cambiar la doctrina o erradicar una disciplina litúrgica que ha estado viva en la Iglesia desde los tiempos del Papa Gregorio Magno e incluso antes. La interpretación correcta del artículo 1 no puede ser la negación de que el UA es una expresión siempre viva de «la lex orandi del rito romano». Nuestro Señor, que concedió el maravilloso don del UA, no permitirá que sea erradicado de la vida de la Iglesia.

16. Hay que recordar que, desde el punto de vista teológico, toda celebración válida de un sacramento, por el hecho mismo de serlo, es también, más allá de cualquier legislación eclesiástica, un acto de culto y, por tanto, también una profesión de fe. En ese sentido, no es posible excluir el Misal Romano, según el UA, como expresión válida de la lex orandi y, por tanto, de la lex credendi de la Iglesia. Se trata de una realidad objetiva de la gracia divina que no puede ser modificada por un mero acto de voluntad, incluso de la más alta autoridad eclesiástica.

17. El Papa Francisco afirma en su carta a los obispos: «Respondiendo a vuestras peticiones, tomo la firme decisión de abrogar todas las normas, instrucciones, permisos y costumbres que preceden al presente Motu proprio, y declaro que los libros litúrgicos promulgados por los santos Pontífices Pablo VI y Juan Pablo II, en conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II, constituyen la única expresión de la lex orandi del Rito Romano.» La abrogación total, en justicia, requiere que se estudie cada norma, instrucción, permiso y costumbre individual, para verificar que «contradice la comunión y alimenta la tendencia divisoria… contra la que el Apóstol Pablo reaccionó tan vigorosamente».

18. Aquí es necesario observar que la reforma de la Sagrada Liturgia llevada a cabo por el Papa San Pío V, de acuerdo con las indicaciones del Concilio de Trento, fue muy diferente de lo que ocurrió después del Concilio Vaticano II. El Papa San Pío V ordenó esencialmente la forma del Rito Romano tal y como había existido ya durante siglos. Asimismo, en los siglos posteriores a ese momento, el Romano Pontífice ha ido perfeccionando el Rito Romano, pero la forma del Rito siguió siendo la misma. Lo que ocurrió después del Concilio Vaticano II constituyó un cambio radical en la forma del Rito Romano, con la eliminación de muchas de las oraciones, gestos rituales significativos, por ejemplo, las numerosas genuflexiones, y el frecuente beso del altar, y otros elementos que expresan abundantemente la realidad trascendente -la unión del cielo con la tierra- que es la Sagrada Liturgia. El Papa Pablo VI ya lamentó la situación de forma especialmente dramática en la homilía que pronunció en la fiesta de los santos Pedro y Pablo en 1972. El Papa San Juan Pablo II se esforzó a lo largo de su pontificado y, en particular, durante sus últimos años, para hacer frente a los graves abusos litúrgicos. Ambos Romanos Pontífices, y también el Papa Benedicto XVI, se esforzaron por ajustar la reforma litúrgica a la enseñanza real del Concilio Vaticano II, ya que los proponentes y agentes de los abusos invocaban el «espíritu del Concilio Vaticano II» para justificarse.

19. El artículo 6 del Motu Proprio transfiere a la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica la competencia de los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica asociados al UA. La observancia del UA pertenece al corazón mismo del carisma de estos institutos y sociedades. Si bien la Congregación es competente para responder a las cuestiones relativas al derecho canónico de dichos institutos y sociedades, no es competente para alterar su carisma y constituciones, con el fin de acelerar la aparentemente deseada eliminación del UA en la Iglesia.

Hay muchas otras observaciones que hacer, pero éstas parecen ser las más importantes. Espero que puedan ser útiles a todos los fieles y, en particular, a los fieles que rinden culto según el UA, para responder al Motu Proprio «Traditionis Custodes» y a la Carta a los Obispos que lo acompaña. La severidad de estos documentos genera, naturalmente, una profunda angustia e incluso una sensación de confusión y abandono. Rezo para que los fieles no cedan al desánimo, sino que, con la ayuda de la gracia divina, perseveren en su amor a la Iglesia y a sus pastores, y en su amor a la Sagrada Liturgia.

A este respecto, exhorto a los fieles a rezar con fervor por el Papa Francisco, los obispos y los sacerdotes. Al mismo tiempo, de acuerdo con el can. 212, § 3, «según la ciencia, la competencia y el prestigio que poseen, tienen el derecho, e incluso a veces el deber, de manifestar a los sagrados pastores su opinión sobre los asuntos que pertenecen al bien de la Iglesia y de darla a conocer al resto de los fieles cristianos, sin perjuicio de la integridad de la fe y de las costumbres, con reverencia hacia sus pastores y atentos al provecho común y a la dignidad de las personas.» Por último, en agradecimiento a Nuestro Señor por la Sagrada Liturgia, el mayor don de Él mismo que nos ha dado en la Iglesia, les pido que sigan salvaguardando y cultivando el antiguo y siempre nuevo Uso Más Antiguo o Forma Extraordinaria del Rito Romano.

Cardenal Raymond Leo Burke
Roma, 22 de julio de 2021
Fiesta de Santa María Magdalena, Penitente