Si Dios hizo hablar a la burra de Balaam, ¿por qué no puede valerse de esos “rígidos”, “contadores de rosarios”, que tanto odian por allá determinados habitantes de la Casa Santa Marta?
Este es un artículo de Caserta 24 Ore, Jul-05-2021. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Caserta. Voluntarios convencen a una jóven de no abortar
5 JULIO 2021
(Caserta24ore) CASERTA Excepcional vigilia de oración de reparación contra el aborto en la Clínica Sant'Anna de Caserta de la asociación “Cruzada Católica por la Realeza de Nuestro Señor Jesucristo”, con su Presidente Nacional Gianluca Martone y su socia fundadora, la maestra Antonietta Ibello. “Esta mañana, explica el voluntario Gianluca Martone, durante un presidio, que comenzó a las 7 de la mañana del lunes 5 de julio de 2021 y finalizó a las 9.30 con un aviso regular enviado a la Jefatura de Policía de Caserta, sucedió un auténtico MILAGRO, como otros que he podido admirar en estos cinco años de testimoniar frente a los hospitales del centro-sur. Mientras rezábamos el Santo Rosario con los misterios dolorosos, mi socia Antoinetta notó que una chica, mientras ingresaba a la clínica que llevaba unos minutos abierta, después de ver mi cartel gigantesco que me había puesto por causa de las restricciones relativas al muro que delimita la propia clínica, huyó mientras su madre le gritaba varias veces: “¿A dónde vas? ¿Estas loca?". Fue una escena increíble, que Antonietta atribuyó inmediatamente al hecho de que la joven no quería y no ha querido tener un aborto, habiéndome visto a mí y a Antoinetta rezando fuera de la clínica. Llenos de asombro y agradecimiento al Señor que nos usó para este Milagro de la Vida que triunfa sobre la muerte en estos tiempos difíciles, continuamos la vigilia de oración con otros rosarios y oraciones. Con la verdadera fe católica, la Misa Tridentina y el rezo del Santo Rosario, a pesar de las restricciones covid, los milagros igual suceden. El gran Don Oreste Benzi, uno de los sacerdotes que tomé como ejemplo en esta cruzada pro vida, dijo: “Hoy, mientras estamos aquí, quinientos niños, en promedio, son masacrados y asesinados. 180 mil al año. Pero estas criaturas gritan, y su clamor se eleva a Dios. Por mi parte, no quiero quedarme callado y, mientras Dios quiera, seguiré dando voz en las trincheras ante los hospitales a estos mártires inocentes, los verdaderamente olvidados de nuestra sociedad, que ha olvidado y perdido el valor infinito de la vida para cada uno de nosotros, desde la concepción hasta la muerte natural.