Ser reconocido y público pro-abortista barra-brava no descalifica a nadie para que reciba la Sagrada Comunión en la parroquia que el ‘católico practicante’ Joseph Biden frecuenta los Domingos, la de la Santísima Trinidad de Washington D.C., según se afirma en una “Declaración del Consejo Parroquial” publicada al propósito en el sitio de internet de la parroquia. Según se colige de esa misma declaración, cualquiera podrá recibir la sagrada Comunión, sacrílegamente o no, en esa parroquia, no es necesario tener ninguna de las disposiciones necesarias para hacerlo. Es más, no se hace la mínima alusión a ello. Para ellos les basta con dejarse ver con un rosario en la mano, poner en la oficina una foto saludando a Francisco, autodeclararse —como lo hizo Biden en campaña— ‘católico devoto’, y para qué más. Casi les faltó a los del tal consejo promover “barra libre eucarística” en la Parroquia de la Santísima Trinidad de Washington D.C.
Nuestra traducción.
Declaración del consejo parroquial sobre la Eucaristía
Como Consejo Parroquial de la Santísima Trinidad, apoyamos a nuestro Arzobispo, el cardenal Wilton Gregory, en relación con los asuntos relacionados con el ofrecimiento de la Eucaristía a los políticos estadounidenses. Como parroquia que tiene una larga historia de dar la bienvenida a todos, estamos de acuerdo y apoyamos el enfoque pastoral de nuestro Arzobispo. La Iglesia Católica de la Santísima Trinidad no negará la Eucaristía a las personas que se presenten para recibirla.
El cardenal Gregory se desempeña como uno de los líderes eclesiásticos más destacados en la actual controversia y, por lo tanto, fue impactante y decepcionante que su solicitud de posponer el borrador de partes de este documento sobre la Eucaristía recibiera la minoría de votos entre los obispos. Como dijo el cardenal Gregory en las discusiones previas a la votación, “la fuerza de nuestra voz para promover la misión de Cristo se ha debilitado seriamente”. Lamentablemente, la votación reciente ha causado una considerable desolación entre nuestros feligreses y entre católicos romanos de todo el país.
Como reafirmó recientemente el Papa Francisco, la comunión debe verse “no como un premio para los perfectos, sino como una poderosa medicina y alimento para los débiles”. Ninguno de nosotros, ya sea que estemos en los bancos o detrás del altar, es digno de recibirlo. El gran regalo de la Sagrada Eucaristía es demasiado sagrado para convertirlo en un tema político.