Sunday, June 13, 2021

“Ha llegado el momento”. De cómo un día como hoy Nuestra Señora de Fátima pidió la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón


APÉNDICE SEGUNDO ¹

Introducción

El texto que sigue, no es un documento que tomemos manuscrito por la Hermana Lucía. Pero tiene todas las garantías de autenticidad, ya que es su mismo director espiritual, el P. José Bernardo Gonçalves, S.J., quien lo transcribió directa y literalmente de sus apuntes. La visión, a que se refiere el texto, la tiene la Hermana Lucía, el día 13 de junio de 1929, en la capilla de la casa de Tuy (España).

El texto narra primero la visión de la Santísima Trinidad, a la que acompaña la presencia de la Virgen María, en la forma como se había aparecido, mostrando su Corazón, en las apariciones de junio y julio de 1917. La promesa, entonces hecha, se hace ahora realidad. Y la Hermana Lucía oye cómo la Virgen María pide la consagración de Rusia a su Corazón en unas circunstancias bien detalladas.

TEXTO SOBRE LA PETICIÓN DE LA CONSAGRACIÓN DE RUSIA

Vino algunas veces a nuestra capilla, para confesar, el Padre Gonçalves. Me confesé con su Rvcia. y, como me entendía bien, continué por espacio de tres años que estuvo aquí de secretario del P. Provincial.

Fue en esta época cuando Nuestra Señora me avisó de que había llegado el momento en que quería que participase a la Iglesia su deseo de la consagración de Rusia, y su promesa de convertirla. La comunicación fue así:

13 de Junio de 1929. – Había pedido y obtenido licencia de mis superioras y del confesor, de hacer la Hora Santa de once a media noche, de los jueves a los viernes. Estando una noche sola, me arrodillé entre la balaustrada, en medio de la capilla, postrada, para rezar las oraciones del Ángel. Sintiéndome cansada, me incorporé y continué rezando con los brazos en cruz. La única luz era la de la lámpara.

De repente se iluminó toda la capilla, con una luz sobrenatural y sobre el altar apareció una cruz de luz, que llegaba hasta el techo. En una luz más clara se veía, en la parte superior de la cruz, un rostro de hombre con el cuerpo hasta la cintura; sobre el pecho una paloma también de luz y, clavado en la cruz, el cuerpo de otro hombre. Un poco por debajo de la cintura, suspendido en el aire se veía un Cáliz y una Hostia grande sobre la cual caían unas gotas de Sangre que corrían a lo largo del rostro del Crucíficado y de una herida en el pecho. Escurriendo por la Hostia, estas gotas caían dentro del Cáliz. Bajo el brazo derecho de la cruz estaba Nuestra Señora: («era Nuestra Señora de Fátima, con su Inmaculado Corazón... en la mano izquierda..., sin espada ni rosas, pero con una corona de espinas y llamas...”). Bajo el brazo izquierdo, unas letras grandes, como si fuesen de agua cristalina, que corrían hacia el altar, formaban estas palabras: “Gracia y Misericordia”.

Comprendí que me era mostrado el misterio de la Santísima Trinidad y recibí luces sobre este misterio que no me es permitido revelar.

Después Nuestra Señora me dijo:

– Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre que haga, en unión con todos los Obispos del mundo, la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón; prometiendo salvarla por este medio. Son tantas las almas que la justicia de Dios condena por pecados cometidos contra Mí, que vengo a pedir reparación; sacrifícate por esta intención y reza.

Di cuenta de esto al confesor que me mandó escribir lo que Nuestra Señora quería se hiciese.

Más tarde por medio de una comunicación íntima, Nuestra Señora me dijo, quejándose:

– No han querido atender mi petición... Al igual que el rey de Francia* se arrepentirán, y la harán, pero ya será tarde. Rusia habrá esparcido ya sus errores por todo el mundo, provocando guerras, persecuciones a la Iglesia: el Santo Padre tendrá que sufrir mucho.

* En 1689, un año antes de su muerte, Santa Margarita María intentó, con varios medios e iniciativas, hacer llegar al ‘Rey Sol’, Luis XIV de Francia, un mensaje del Sagrado Corazón de Jesús, con cuatro peticiones: grabar el Sagrado Corazón de Jesús en las banderas reales; construir un templo en Su honor, donde debía recibir homenaje de la Corte; el Rey debía consagrarse al Sagrado Corazón; y debería servirse de su autoridad ante la Santa Sede para obtener una misa en honor del Sagrado Corazón de Jesús. Sin embargo, nada se consiguió. Incluso parece que este mensaje no llegó al conocimiento del Rey.

Sólo un siglo más tarde la familia real respondería, en la medida de lo posible, a este mensaje. Luis XVI, en 1792, concibe la idea de consagrarse al Corazón de Jesús, pero esto lo realiza ya en la prisión del Templo, prometiendo cumplir todos los pedidos comunicados por Santa Margarita María, después de su liberación.

Era ya demasiado tarde para la Providencia Divina: Luis XVI fue decapitado el 21 de enero de 1793.

“Memorias de la Hermana Lucía”, Volumen I
Compilación del P. Luis Kondor, SVD
Introdución y notas del P. Dr. Joaquín M. Alonso, CMF (†1981)
10.ª edición, septiembre 2008
Secretariado dos Pastorinhos
Fátima, Portugal

¹ Por “Apéndice Segundo” entiéndase el título por el cual en la fuente original de la cual se toma la cita aparece identificada la cita misma. Presentamos la cita tal cual aparece publicada originalmente y relegamos nuestras palabras a esta marginal nota de pie de página, presentando las debidas disculpas por el atrevimiento si es que las considera Usted innecesarias e intromisorias.