Tuesday, May 11, 2021

Publicado el motu proprio Antiquum Ministerium, por el cual se instituye el ministerio laical de catequista


Como mi hermana era celadora del Corazón de Jesús, siempre que había comunión solemne de niños, me llevaba a renovar la mía.
Mi tía llevó una vez a su hija a ver la fiesta. La pequeñita se fijó en los ángeles que echaban flores. Desde ese día, de vez en cuando se separaba de nosotros, cuando jugábamos; tomaba una brazada de flores y venía a tirármela.
– Jacinta, ¿por qué haces eso?
– Hago como los angelitos: te echo flores.
Mi hermana tenía la costumbre, en una fiesta anual que debía de ser la del Corpus Christi, de vestir algunos angelitos, para que fuesen al lado del palio, en la procesión, echando flores. Como yo era siempre una de las designadas, una vez, cuando mi hermana me probó el vestido, conté a Jacinta la fiesta que se aproximaba y cómo yo iría a echar flores a Jesús. La pequeñita me pidió entonces que intercediese ante mi hermana, para que la dejase a ella también. Mi hermana dijo que sí. Le probó también un vestido, y en el ensayo, nos dijo cómo deberíamos echar las flores al Niño Jesús.
Jacinta le preguntó:
– ¿Y nosotras le veremos?
– Sí –le respondió mi hermana–, lo lleva el señor Prior.
Jacinta estaba muy contenta y preguntaba continuamente si faltaba mucho para la fiesta. Llegó por fin el ansiado día, y la pequeña estaba loca de contento. Nos colocaron a las dos al lado del altar, y durante la procesión al lado del palio, cada una con su cesto de flores. En los sitios señalados por mi hermana, yo tiraba a Jesús mis flores. Jacinta estuvo todo el tiempo pendiente del Prior y por muchas señales que le hice, no conseguí que echase ni una sola flor; miraba continuamente al Sr. Prior, y nada más. Al terminar la función mi hermana nos sacó de la iglesia y preguntó:
– Jacinta, ¿por qué no echaste las flores a Jesús?
– Porque no lo vi.
Después, me preguntó:
– ¿Tu viste al Niño Jesús?
– No. ¿Pero tú no sabes que el Niño Jesús no se ve, porque está escondido en la Hostia que recibimos cuando comulgamos?
– ¿Y tú, cuando comulgas, hablas con El?
– Sí.
– ¿Y por qué no lo ves?
– Porque está escondido.
– Voy a pedir a mi madre que me deje ir también a comulgar.
– El señor Prior no te la dará, sin tener los diez años.
– Pero tú, aún no los tienes y ya comulgaste.
– Porque sabía toda la doctrina y tú aún no la sabes.
Me pidieron entonces que se la enseñase. Así me constituí en catequista de mis dos compañeros, que aprendían con un entusiasmo único. Cuando yo era preguntada, respondía a todo; pero, al enseñar, me acordaba de pocas cosas; por lo que Jacinta me dijo una vez:
– Enséñanos más cosas porque esas ya las sabemos.
Les confesé que no las sabía sino cuando me las preguntaban, y añadí:
– Pide permiso a tu madre para ir a la iglesia y así aprenderás más.
Los dos pequeñitos que deseaban recibir a Jesús escondido, como ellos decían, fueron a hacer la petición a su madre. Mi tía aunque dijo que sí, los dejaba ir muy pocas veces, luego iban muy poco, pues decía que la iglesia estaba bastante lejos y que eran muy pequeñitos para comulgar; el Prior no le daría la Sagrada Comunión hasta después de los diez años.
Jacinta continuamente me hacía preguntas sobre Jesús escondido.
Recuerdo que un día me preguntó:
– ¿Cómo es que tantas personas reciben al mismo tiempo a Jesús escondido? ¿Es un bocadito para cada uno?
– No ¿no ves que son muchas formas y en cada forma hay un niño?
¡Cuántos disparates le habré dicho!

Sor Lucía de Jesús y del Inmaculado Corazón de María
“Memorias de la Hermana Lucía”, Vol I




El pasaje que acaban de leer Ustedes es una fracción de las memorias de Sor Lucía de Fátima, en el que relata cómo en sus tempranos años, y poco antes de que comenzaran las conocidas apariciones, fue una espontánea catequista de sus primitos. Y tal como esa, en el recuerdo se quedarán millones de experiencias de infinidad de catequistas durante la historia de la Iglesia, porque ahora nadie podrá asumir ese rol si no cuenta con el “Vatican Seal of Approval”. De ahora en adelante el catequista es un ministerio laical instituido. Tal vez por ello, y esto es solamente una especulación nuestra, es que se ha producido la audiencia del pasado Sábado entre Francisco y Mons. Arthur Roche, porque en el motu proprio (uno más en el largo historial de Francisco) con que se instituye este ministerio, se dice en su punto 8°: “La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos se encargará en breve de publicar el Rito de Institución del ministerio laical de Catequista”.

El motu proprio se llama Antiquum Ministerium, y fue presentado hoy en una conferencia de prensa desde la Oficina de Prensa de la Santa Sede en el Vaticano, a las 11:30 horas (tiempo de Roma). Adicionalmente hay uno de los conocidos editoriales de Andrea Tornielli sobre la institución del neoministerio laical.

Esta es una información de Vatican News, May-11-2021.

El Papa establece el ministerio de catequista

Se publicó hoy el Motu proprio “Antiquum ministerium” con el que Francisco establece el ministerio laical de catequista: una necesidad urgente para la evangelización en el mundo contemporáneo, que debe realizarse de forma secular, sin caer en la clericalización

Isabella Piro – Ciudad del Vaticano


“Fidelidad al pasado y la responsabilidad por el presente” son “las condiciones indispensables para que la Iglesia pueda llevar a cabo su misión en el mundo”: así lo escribe el Papa Francisco en el Motu proprio Antiquum ministerium – firmado ayer, 10 de mayo, memoria litúrgica de San Juan de Ávila, presbítero y Doctor de la Iglesia – con el que instituye el ministerio laical de catequista. En el contexto de la evangelización en el mundo contemporáneo y ante “la imposición de una cultura globalizada”, de hecho, “es necesario reconocer la presencia de laicos y laicas que, en virtud del propio bautismo, se sienten llamados a colaborar en el servicio de la catequesis”. No sólo: el Pontífice subraya la importancia de “auténtico encuentro con las jóvenes generaciones”, así como “la exigencia de metodologías e instrumentos creativos que hagan coherente el anuncio del Evangelio con la transformación misionera que la Iglesia ha emprendido”.

Un ministerio nuevo, pero con orígenes antiguos

El nuevo ministerio tiene orígenes muy antiguos que se remontan al Nuevo Testamento: de forma germinal, se menciona, por ejemplo, en el Evangelio de Lucas y en las Cartas del Apóstol San Pablo a los Corintios y a los Gálatas. Pero “toda la historia de la evangelización en estos dos milenios”, escribe el Papa, “muestra con gran evidencia lo eficaz que ha sido la misión de los catequistas”, que han conseguido que “la fe fuese un apoyo válido para la existencia personal de cada ser humano”, llegando a “dar incluso la vida” por este fin.

Desde el Concilio Vaticano II, pues, se ha tomado conciencia de que “la tarea del catequista es de suma importancia”, además de necesaria para el “desarrollo de la comunidad cristiana”. Todavía hoy, continúa el Motu Proprio, “muchos catequistas capaces y tenaces” desempeñan una “misión insustituible en la transmisión y profundización de la fe”, mientras que una “larga fila” de beatos, santos y mártires catequistas “han marcado la misión de la Iglesia”, constituyendo “una fuente fecunda para toda la historia de la espiritualidad cristiana”.

Transformar la sociedad a través de los valores cristianos

Por ello, sin restar importancia a la “misión propia del Obispo, que es el primer catequista de su Diócesis”, ni a la “peculiar responsabilidad de los padres” en cuanto a la formación cristiana de sus hijos, el Papa exhorta a valorar a los laicos que colaboran en el servicio de la catequesis, saliendo al encuentro de "los muchos que esperan conocer la belleza, la bondad y la verdad de la fe cristiana." Corresponde a los pastores – subraya además Francisco – reconocer “los ministerios laicales capaces de contribuir a la transformación de la sociedad mediante ‘la penetración de los valores cristianos en el mundo social, político y económico’”.

Evitar las formas de clericalización

Testigo de la fe, maestro, mistagogo, compañero y pedagogo, el catequista – explica el Pontífice – está llamado a ponerse al servicio pastoral de la transmisión de la fe desde el primer anuncio hasta la preparación para los sacramentos de la iniciación cristiana, hasta la formación permanente. Pero todo esto sólo es posible “a través de la oración, el estudio y la participación directa en la vida de la comunidad”, para que la identidad del catequista se desarrolle con “coherencia y responsabilidad”. Recibir el ministerio laical del catequista, de hecho, “da mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado”. Debe realizarse – recomienda Francisco – “de forma plenamente secular, sin caer en ninguna expresión de clericalización”.

La Congregación para el Culto Divino publicará el Rito de Institución

El ministerio laical de catequista tiene también “un fuerte valor vocacional” porque “es un servicio estable prestado a la Iglesia local” que requiere “el debido discernimiento por parte del Obispo” y un Rito de Institución especial que la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicará próximamente. Al mismo tiempo – señala el Pontífice – los catequistas deben ser hombres y mujeres “de profunda fe y madurez humana”; deben participar activamente en la vida de la comunidad cristiana; deben ser capaces de “hospitalidad, generosidad y vida de comunión fraterna"; deben formarse desde el punto de vista bíblico, teológico, pastoral y pedagógico; deben tener una experiencia previa madura de catequesis; deben colaborar fielmente con los presbíteros y diáconos, y "estar animados por un verdadero entusiasmo apostólico”.

La invitación del Papa a las Conferencias episcopales

Por último, el Papa invita a las Conferencias Episcopales a “hacer efectivo el ministerio del catequista" estableciendo el proceso formativo y los criterios normativos necesarios para acceder a él, de forma coherente y en conformidad con el Motu proprio que puede ser acogido también, "en base a su derecho propio", por las Iglesias orientales”.