Esta es una entrevista con el cardenal Camillo Ruini publicada en Il Foglio, May-04-2021. Traducción, con algunas adaptaciones, de Secretum Meum Mihi.
“¿Cisma? Existe el riesgo”
La bendición de las parejas homosexuales, las revueltas en Europa y la respuesta de Roma. Habla el cardenal Ruini
Matteo Matzuzzi
Roma. En unos días, decenas de sacerdotes alemanes bendecirán públicamente a “cientos de parejas homosexuales”, a pesar de que en marzo la congregación para la Doctrina de la Fe estableció que no es admisible. Más de trescientos sacerdotes austriacos han dejado claro que no obedecerán, dos diócesis suizas se han excusado con los fieles por el no de Roma. “Los nudos están llegando a un punto crítico que, lamentablemente, existe desde hace tiempo, sobre todo en los países de habla alemana, como lo demuestra la llamada ‘Asamblea sinodal alemana’ actualmente en curso, que ha indicado claramente sus propios objetivos: no solo la bendición de las parejas del mismo sexo, sino también el sacerdocio para las mujeres, la abolición de la obligación del celibato eclesiástico, la intercomunión entre católicos y protestantes”, dice a Il Foglio el cardenal Camillo Ruini, ex presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y vicario de Roma.
Es un gran problema, la tensión es alta y no parece haber en el horizonte repensamientos de la parte alemana, a pesar de que el presidente de la conferencia alemana, Mons. Georg Bätzing, se distanció de la bendición pública prevista para el 10 de mayo, motivada por la observación de que “no se puede negar la bendición de Dios a quien la pida”. Lo que responde el cardenal Ruini: “La respuesta ya está contenida en el responsum de la Congregación. La Iglesia simplemente no tiene el poder de bendecir estas uniones. De hecho, sólo se puede bendecir lo que está en conformidad con los planes de Dios, no lo que es contrario a ellos, como las uniones entre personas del mismo sexo”. “Las personas ciertamente pueden ser bendecidas, pero para que se conviertan, no para que sean confirmadas en su pecado. Dios mismo bendice al hombre pecador para que se deje cambiar por Él, pero no puede bendecir el pecado. Me gustaría subrayar —añade Ruini— la fuerza de esta posición: no se trata solamente de una cosa que la Iglesia ha decidido no hacer, sino de algo que la Iglesia no puede hacer. Consecuentemente, nadie en la Iglesia tiene este poder”.
Pero si todo está tan claro, ¿por qué fue necesario llegar a un acto oficial de la congregación?
“El motivo lo indica la propia congregación, en la Nota explicativa que acompaña al responsum: estas bendiciones se están difundiendo en algunos ámbitos eclesiales”.
Sin embargo, parece que el Papa fue muy cauteloso al dar su asentimento al texto.
“Efectivamente, la fórmula utilizada es: ‘el Sumo Pontífice ha sido informado y ha dado su asentimiento a la publicación del responsum’, mientras que en muchos casos análogos se usa decir que el Papa ‘ha aprobado’ y ‘ha ordenado la publicación’. La impresión es que el Papa está buscando evitar o al menos atenuar conflictos que hagan mal a la Iglesia. Además, del mismo texto de la Nota explicativa surge la misma preocupación. Sin embargo, permanece el hecho de que el Papa ha dado su asentimiento a la publicación”.
De muchas partes se juzga “medieval” el no a la bendición de las parejas gay. ¿Quizás el “mundo” ya no comprende el no de la Iglesia sobre ciertas cuestiones?
“Desde principios del siglo pasado se han producido cambios profundos y en buena parte justificados en la cuestión de la homosexualidad. En los tiempos de la reina Victoria la homosexualidad era un delito grave y luego, durante mucho tiempo, los homosexuales fueron víctimas de odiosas discriminaciones. En un cierto momento hubo un profundo punto de inflexión, con la reivindicación de los derechos de las personas homosexuales y con el llamado orgullo gay. En este contexto, la posición de la Iglesia a muchos les parece fuera de tiempo, demasiado atrasada y ahora imposible de proponer”.
¿Es así?
“Para nada. La Iglesia hoy se opone a cualquier discriminación injusta contra las personas homosexuales y quiere que sean acogidos en la comunidad cristiana con respeto y delicadeza, como dice la misma Nota Explicativa de la Congregación para la Doctrina de la Fe”.
¿Dónde, entonces, está el objeto de la disputa?
“Está en la valoración moral de las relaciones homosexuales y de las uniones que implican. Según la enseñanza constante de la Sagrada Escritura, Antiguo y Nuevo Testamento, y de la tradición eclesial, los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados, porque no son aptos para transmitir la vida y no están fundados sobre una verdadera complementariedad afectiva y sexual. Por tanto, en ningún caso podrán aprobarse. Esta valoración moral y eclesial no debe confundirse en modo alguno con una norma jurídica estatal. Además, el juicio negativo se refiere al comportamiento considerado en sí misma, no a la responsabilidad subjetiva de las personas, que en todo caso deben ser respetadas y ser acogidas”.
Mientras tanto, sin embargo, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana ha dicho que “el tiempo se acaba”, declarándose contrario al responsum.
“No sé cuál sea el significado exacto de estas palabras y no quisiera atribuirle intenciones que no son las suyas”, comenta el cardenal Ruini. “Espero de todo corazón que no haya ningún cisma y oro por ello. El Papa Francisco, el 29 de junio de 2019, dirigió una carta ‘al pueblo de Dios que está en camino en Alemania’, en la cual pide, entre otras cosas, conservar siempre el sentido de Iglesia y el vínculo con la Iglesia universal: estas palabras del Papa ofrecen un criterio y una orientación preciosos. No niego, por tanto, que exista un riesgo de cisma, pero confío en que, con la ayuda de Dios, se pueda superar”.