«A ver qué os parece. Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: ‘Hijo, vete hoy a trabajar en la viña.’ Él respondió: ‘No quiero’, pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Él respondió: ‘Voy, Señor’, pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?»
Mt. 21, 28-31
La última vez que tratamos el tema manifestamos nuestros escepticismo, y dijimos que queríamos ver si de verdad el supuesto ultimatum que le dio el Vaticano a Enzo Bianchi para que abandonara la comunidad que fundó, Bose, se cumpliría. Pues no, nada sucedió, la comunidad ha emitido un comunicado en el cual dice que Bianchi no se fue. Pensamos que el comunicado es solamente una versión de lo que en realidad ha sucedido y como es presumible que esta novela continúe, quedamos pendientes del próximo capítulo.
Por si se necesita decirlo, Bose no es una comunidad tradi, ni conservadora, como aquellas que durante el presente pontificado han gustado comisariar. Bianchi no es de los, así llamados, enemigos de Francisco, ni opuesto a sus reformas, ni mucho menos. El brazo de hierro exclusivamente se muestra para esos tales, a estos, que no entran dentro de dicha ecuación, se le trata con toda clase de mimos, larguezas, consideraciones, abrazos, besos, caricias y apapachos.
Este es el texto del comunicado aludido, firmado por “La Comunidad de Bose”, y publicado por el diario de los obispos italianos, Avvenire, Feb-18-2021. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Con profunda amargura, la Comunidad ha debido reconocer que el hermano Enzo no fue a Cellole dentro de los tiempos indicados por el decreto del delegado pontificio del pasado 4 de enero.
Se trataba de una solución puesta a punto en los últimos meses con el asentimiento reafirmado por escrito por el propio hermano Enzo y por algunos hermanos y hermanas dispuestos a seguirlo para brindarle toda la asistencia necesaria.
Como explicamos al dar la noticia, la comunidad tuvo que renunciar a su Fraternidad de Cellole para que se respetara la indicación del decreto singular aprobado en forma específica por el Papa que preveía que el hermano Enzo abandonara Bose y sus Fraternidades. Actuando así, la Comunidad había buscado una forma de observar el singular decreto que permitiría al hermano Enzo ir a vivir a un lugar que él amaba, a cuya reestructuración había contribuido activamente, llegando a determinar incluso la disposición de los locales apto para acogerlo una vez que renunció como prior. Con la solución indicada, los hermanos extra domum seguirían gozando de todos los derechos propios de los miembros profesos de la comunidad, como la participación en los consejos.
Al mismo tiempo, el traslado del hermano Enzo a Cellole habría ayudado a aliviar la tensión y el sufrimiento de todos y habría facilitado el lento camino de la reconciliación y comprensión recíproca.
Para implementar todo esto, hace una semana los hermanos ya presentes en Cellole se trasladaron a Bose y otros dos, entre los que habían dado su disponibilidad, se dirigieron a Cellole para preparar mejor la llegada del hermano Enzo.
Lamentablemente no se aceptó la mano tendida y ahora la Comunidad también tendrá que afrontar la exigente carga de reiniciar la Fraternidad de Cellole, ya que su cierre se habría producido plenamente sólo después de la llegada del hermano Enzo a la Pieve. La presencia de Bose en ese lugar, de hecho, es un compromiso con la diócesis y una responsabilidad moral para las muchas personas que encontraron allí alimento para su vida espiritual y humana. Compromiso y responsabilidad que se vieron recompensados abundantemente por el gran don de la amistad y la comunión fraterna.
Si bien agradecemos a la Santa Sede por cómo nos acompaña y confirma, una vez más confiamos nuestro camino a la oración de amigos y huéspedes.
La Comunidad de Bose