Friday, January 08, 2021

Las élites de Silicon Valley se ‘amazonizan’


Por supuesto el título de esta entrada es provocador, ni siquiera sabemos ‘amazonizar’, verbo inventado con ocasión del Sínodo para la Amazonía de 2018 realizado en Roma, qué cosa significa, pero como suponemos que puede interpretarse en el sentido amplio, amplísimo, vamos a hacerlo así.

Decimos que las élites de Silicon Valley se ‘amazonizan’, pero muy a su modo, y la relación con la Amazonía, como acabamos de decir, entiéndase en el muy, muy, muy amplio sentido.

Cómo les parece que esta gente tal vez ya no sabe qué hacer con la plata que se ganan a costa de vigilarnos, espiarnos, instrumentalizarnos, acosarnos y, más modernamente, amordazarnos, vetarnos y censurarnos, al punto de que se ha vuelto tendencia entre ellos el recurso a un tratamiento de desintoxicación (sic) en un ritual cuyo ingrediente principal es el veneno de una rana amazónica, llamado kambo, que se inoculan en sus cuerpos. Para ellos la ayahuasca o yagé pasó de moda. Eso, a muy grandes rasgos, lo que contó The New York Times en un artículo publicado el pasado Domingo, Ene-03-2021 (una traducción se puede leer en Clarín).

“Al tomar kambo, el objetivo es purgar no sólo las llamadas "toxinas" atrapadas en tu cuerpo sino también, según los devotos, el trauma psicológico y el mal juju en general”, explica el artículo en un aparte.

“Kambo se está haciendo popular entre la misma multitud de elites de la Nueva Era costera - psiconautas del Hombre Ardiente, disruptores de Silicon Valley, prosélitos de plantas medicinales - que se reunieron alrededor del ayahuasca, el alucinógeno té de la selva tropical, hace una década”, dice el artículo sobre los adeptos a la neopráctica (para ellos, obvio).

Sobre la parte técnica de lo que es el veneno y su modo de obtención, se lee: “Técnicamente hablando, el kambo es una secreción tóxica parecida a un pegamento que se libera en la piel de una rana mono gigante, conocida por los herpetólogos como Phyllomedusa bicolor, cuando el anfibio se siente amenazado.

Los Kachinaua, Kurina y Kanamari han utilizado el kambo para tratar diversas enfermedades, aumentar la resistencia y evitar la mala suerte.

Para cosechar la sustancia, recorren el bosque, escuchando el particular canto de la rana.

Cuando capturan una, suelen atar a la rana con las extremidades cruzadas, la colocan cerca de un fuego para inducirle estrés, y luego le frotan la piel con pequeños palillos, que funcionan como agujas hipodérmicas para administrar la droga, según un informe de 2018 de Jan Keppel Hesselink, profesor de farmacología molecular de la Universidad de Witten/Herdecke en Alemania”.

Quién sabe, tal vez esa es la forma que estos tipos encontraron para “escuchar su sabiduría ancestral” (Cf. Querida Amazonía, N° 70), la de la Amazonía, decimos. Los miembros de esta élite de Silicon Valley, como “habitantes de las ciudades”, a lo mejor encontraron esta forma de “valorar esta sabiduría y dejarse “reeducar” frente al consumismo ansioso y al aislamiento urbano” (Cf. Ibid, N° 72). En fín, mientras más se piense el asunto, alguna manera se encontrará para justificarlos y/o hacer encuadrar su comportamiento dentro de la tal ‘amazonización’ del mundo, buscada por los que se inventaron el sínodo amazónico.

Francisco ora por venezolanos probados por la pandemia, arrogancia de los poderosos y la pobreza


Tratándose de Venezuela, se puede decir que en el caso concreto Francisco ha mandado razones a Santader para que las entienda Bolivar. Y lo decimos porque en una carta con ocasión del onomástico del Card. Baltazar Porras, arzobispo de Mérida y actualmente administrador apostólico de Caracas, publicada en su cuenta de Twitter, Francisco afirma estar orando por el pueblo venezolano “probado por el sufrimiento causado por el azote de la pandemia, la arrogancia de los poderosos y la creciente pobreza que lo extrangula”. El que lea que entienda.

Esta es la nota con la cual Vatican News, Ene-07-2021, reseñó la aludida carta.

El Papa Francisco dirigió una breve pero sentida carta al cardenal Baltazar Porras Cardozo, Arzobispo de Mérida y Administrador Apostólico de Caracas, al celebrar ayer, su onomástico. En ella, no faltó una nueva expresión de cercanía del Santo Padre para con el pueblo venezolano que en los últimos años es víctima de una grave crisis humanitaria y socioeconómica, agudizada por la pandemia de Covid-19.

“Qué Dios te siga dando fortaleza y parresia para que con corazón de padre sepas acompañar y reconfortar a Su Santo pueblo fiel, probado por el sufrimiento causado por el azote de la pandemia, la arrogancia de los poderosos y la creciente pobreza que lo estrangula”, expresa el Pontífice.

En la fiesta de la Epifanía, “día de la manifestación de la humildad de Dios que se hace luz que derrota las tinieblas que cubren al mundo”, el Papa felicita al purpurado venezolano y eleva su plegaria al Señor por su ministerio episcopal y sus vida personal. Por último, lo encomienda a la protección de la Virgen María y de San José y al patrocinio del Santo Rey y Baltazar, con su bendición apostólica.

La misiva también acompaña una “cordial felicitación” del Secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, quien ejerció su último cargo diplomático precisamente en la Nunciatura de Venezuela. Una oportunidad también aprovechada por el Sustituto de la Secretaría de Estado, el venezolano monseñor Edgar Peña Parra, quien manifiesta su “consideración y estima” al cardenal Porras.

Esta semana, el cardenal Porras Cardoso está participando en la Asamblea Ordinaria de la Conferencia episcopal venezolana (CEV), que comenzó este lunes, en modalidad virtual a causa de la pandemia. Además de analizar la realidad nacional, los obispos venezolanos discutirán sobre la II Asamblea Nacional de Pastoral, que se realizará este año, después de haber sido cancelada, el año pasado por la epidemia mundial. Se espera, como es tradición la Exhortación Pastoral de la CEV, el lunes 11, fecha de cierre de la plenaria.