Se acerca esa fecha, quedan pocos días, y para decir verdad esta entrada la escribimos más bien obedeciendo a un temor interior y no en razón de un concreto hecho que nos compela a ello. En dicha fecha se cumplen los 500 años exactos de la excomunión de Martín Lutero y nuestro temor es que en tal fecha Francisco nos sorprenda levantándole la excomunión al hereje, una más de las ‘sorpresas del Espíritu’ a las que suele referirse en forma ambigüa para justificar el avance de novedades en la Iglesia, algunas de ellas de su propia cosecha, y esa podría ser una más de ellas.
Cuenta la historia que (según el antigüo sitio del Archivo Secreto Apostólico Vaticano):
El plazo de 60 días fijado en la bula Exsurge Domine en los que Martín Lutero debía dar muestra de sumisión al papa vencía el 27 de noviembre de 1520, después de que se hubieran colocado copias de la bula papal en las puertas de las catedrales de Meissen, Merseburg y Brandenburgo, y después de que hubiera llegado a manos del fraile alemán el original a él dirigido, que quemó despreciativamente. Al pontífice, considerada la decisión del innovador de continuar por el camino que había emprendido (in suo pravo et damnato proposito obstinatum), no le quedaba más remedio que poner en práctica la amenaza que había anunciado claramente en el documento del 15 de junio de 1520.
El 3 de enero de 1521 se publicaba la bula Decet Romanum pontificem con la que Lutero era declarado formalmente hereje, al igual que sus secuaces y cualquiera que en el futuro hubiera aceptado o ayudado al mismo Lutero o a sus discípulos. El pontífice se reservaba para sí mismo la posible absolución del monje y ordenaba a todos los arzobispos, metropolitanos, obispos, capítulos de catedrales, canónicos, así como a los superiores de las órdenes regulares, combatir la herejía de Lutero y sus adeptos en defensa de la fe católica. El mismo día en el que se publicaba la bula de excomunión se enviaban breves apostólicos al arzobispo de Mainz Alberto (nombrado inquisidor general para toda Alemania) y a los nuncios Caracciolo y Eck para exhortarles, concediéndoles los poderes oportunos, a combatir y juzgar a todos los luteranos obstinados.
Como Ustedes son católicos bien informados, no hay necesidad de decir que en los últimos siete y tantos años se han venido dando muchas señales que apuntarían a un posible levantamiento de la excomunión de Lutero, ¿o sí?
Reiteramos, es solamente un temor interior, y ojalá estemos equivocados, pero conforme están las cosas...