Podríamos esperar que se trate de un mal chiste. En una entrevista que publica Il Giornale, Sep-30-2020, el card. Walter Kasper es abordado sobre los más recientes escándalos financieros vaticanos. En su última respuesta el cardenal aspira que el modelo de control financiero para el Vaticano sea como el alemán. ¡¿El alemán?! Alemania, donde la Iglesia es propietaria al 100% de una editorial la cual una de sus líneas de negocio era la literarura pornográfica, y decimos ‘era’ porque cuando se supo de ello dijeron que se iban a deshacer de esa parte del negocio.
Esta es nuestra traducción de la entrevista aludida.
Cardenal Kasper, en medio de esta tormenta el Papa llamó al cardenal Pell de Australia...
«Me enteré, aunque no creo que vuelva a trabajar en las finanzas del Vaticano, ¡ahora es emérito como yo! Pero el Papa ciertamente quiere mostrarle cercanía y amistad por lo que ha sufrido ».
Pero el Papa está demostrando que quiere hacer limpieza, ¿no es así?
«Es cierto, el Papa quiere limpiar el Vaticano, especialmente en este ámbito de las finanzas, pero no he seguido de cerca los últimos acontecimientos del cardenal Becciu. Hay que decir, sin embargo, que Francisco ha tomado este camino desde hace algún tiempo... ».
¿Se puede explicar mejor?
«Lo de poner en orden las finanzas del Vaticano es una tarea que aceptó de los cardenales cuando fue elegido. Se habló en el pre-cónclave, cuando muchos estaban sorprendidos por el escándalo de Vatileaks y por lo que salió. Desde ese momento Francisco decidió limpiar y renovar la Curia Romana. Por supuesto que todos sabemos, pero él también lo sabe bien, que este es un proceso muy difícil y nada fácil».
Alguien, sin embargo, insinúa que el Papa se queda solo y que el pontificado está perdiendo piezas...
«¡Ese no es el caso en absoluto! ¡ni mucho menos! El hecho es que renovar y reformar una institución como la Curia Romana, que es muy antigua y compleja, no es cosa fácil, ¡el Papa hace lo que puede! No es solo un problema organizativo: también se necesita un cambio interno de las personas, cambiar su mentalidad en lo profundo, cambiar ciertos rituales y esto no se puede hacer de la noche a la mañana».
En los últimos años, Francisco, como era de esperar, se ha ganado muchos enemigos en la Curia...
«Hay personas que no quieren reformas, es evidente, pero realmente no sé cuántas sean. El Papa está decidido a seguir adelante: es necesaria una renovación, no se puede dejar todo como está, eso está claro. Benedicto XVI ya había iniciado el camino de la reforma y ahora Francisco prosigue».
En su opinión, ¿la colecta del Óbolo de San Pedro, el 4 de octubre, resentirá estos últimos escándalos relacionados con el dinero de la caridad del Papa?
«Obviamente estos son hechos terribles, representan un escándalo para los fieles y hasta el Papa está escandalizado. Todo esto, sin embargo, no debe detener a la Iglesia: es un proceso difícil pero es necesario cambiar las cosas para mejor, y sabemos que no se puede hacer en un instante, con una orden inmediata».
Una forma de cambiar, por ejemplo, es la centralización de los recursos financieros, un proceso de reforma que el Papa pidió hace dos años y en el que se está trabajando. ¿En su opinión es el camino correcto?
«Creo que es necesario, se necesita una organización precisa, un centralismo y un cierto control. En una institución como la Santa Sede es fundamental. Y sobre todo es importante que cada vez haya más controles sobre las finanzas: en Alemania se hace desde hace mucho tiempo, en el Vaticano, afortunadamente, las cosas también van en esta dirección».