Al paso que vamos, no tardaremos con ver alguna prescripción del Vaticano diciendo que para obtener las indulgencias prescritas por tal o cual buena obra, ya no será necesario orar según las intenciones del Sumo Pontífice sino que bastará con enviárle buena onda.
En ocasiones anteriores Francisco ya ha echado mano de ese recurso cuando trata con personas no católicas. Lo hizo en 2015 dirigiéndose a los integrantes de los denominados “movimientos populares” en Bolivia; lo hizo por escrito pidiéndole algo parecido a la alcaldesa de Barcelona; y lo ha hecho de nuevo ayer al final de su discurso a los miembros de una cosa que se llama “comunidades Laudato Si'”, presentes en audiencia en el Aula Paulo VI en el Vaticano.
Pero no solamente ello, también como ha hecho en otras ocasiones, Francisco evitó finalizar la audiencia impartiendo la bendición, limitándose a pronunciar una rasa bendición invocatoria, cosa que cualquiera, sin ser Papa, puede hacer.
Esta la traducción oficial de sus palabras.
Gracias por vuestras oraciones y a todos los que rezan entre vosotros os pido que recéis, y a los que no rezan, por lo menos mandadme ondas buenas: ¡lo necesito! (ríen, aplausos).
Y ahora me gustaría pedirle a Dios que bendiga a cada uno de vosotros, que bendiga el corazón de cada uno de vosotros, creyentes o no, de cualquier tradición religiosa que sea: que Dios os bendiga a todos. Amén.
En el video con audio en español de Vatican News, la traductora intentó matizar el pedido de Francisco de que le envíen “buena onda” e inicialmente lo tradujo como “buenos deseos” (ir a 20:49)