Hay algunos que se toman bastante a pecho lo que escriben los amigos periodistas de Francisco, como en el caso que nos ocupa, la periodista amiga de Francisco que fue de las primeras en sacar un libro sobre él en el que una fuente anónima que participó en el último cónclave le contó sus pormenores y de allí han asumido que esa es la prueba reina de la elección no canónica de la elección de Francisco. Esa misma periodista amiga de Francisco, Elisabetta Piqué, ha escrito un artículo para La Nación en el que ayuda a subir la imágen de su amigo y, a falta de fuentes, pues entrevista como fuente a otra periodista amiga de Francisco. Yo te rasco la espalda, tú me rascas la espalda. “Coronavirus: la pandemia trastorna el papado de Francisco y opaca su protagonismo”, es el título del aludido artículo, suponemos que si aparece en la edición impresa del periódico, llevará otro titular diferente.
Una de las curiosidades que cuenta Piqué es que, tal vez por aquello del temor al espionajes cibernético del cuál ha sido objeto el Vaticano (ver aquí y aquí), el grupo de seis cardenales —anteriormente nueve— que ayuda a Francisco en la reforma de la Curia, el cual antes de la pandemía se había venido reuniendo en el Vaticano con una periodicidad de unos tres meses y tenía planeado hacerlo en Abril de 2020, no ha adoptado la modalidad de las reuniones vía Zoom, como se volvió recurrente en todos los ámbitos estos tiempos pandémicos. Escribe Piqué:
Si bien el Papa creó una task force contra la pandemia y durante la cuarentena llegó a hogares de todo el mundo a través de misas por streaming desde la capilla de Santa Marta, otras reformas cruciales parecieron quedar en stand by. La última reunión del denominado C-9, el consejo de cardenales de diversos países que asesora al Papa, fue en febrero. Y aunque en todas las empresas del mundo el Zoom multiplicó adeptos, en el Vaticano, por miedo a infiltraciones y por cuestiones de seguridad, en los niveles más altos rehúyen de este tipo de reuniones virtuales.