Este es un artículo del periódico Libero, Jun-11-2020, pág 18. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Renuncia mal escrita a propósito
Andrea Cionci
Entrevistado por el youtuber Decimo Toro, Fray Alexis Bugnolo, latinista y canonista, está difundiendo los contenidos explosivos del sitio www.fromrome.info donde afirma que Benedicto XVI escribió la Declaratio de renuncia al papado de forma que, con el tiempo, se descubriera que no era válida. Así, Ratzinger permitió a la “Mafia de San Galo”, el lobby masónico que lo constriñó para abdicar, tomar el poder y revelarse. Pero la invalidez de la renuncia permite que la “falsa iglesia” de Bergoglio pueda ser eliminada.
Esta es la tesis. Es cierto que, ya en 2013, clasicistas como Luciano Canfora y Wilfried Stroh habían notado graves errores gramaticales en el texto de la Declaratio. Fray Bugnolo ha notado recientemente otras 40 imperfecciones lingüísticas: si Benedicto, buen maestro del latín, hubiera estado poco lúcido, la renuncia, que requiere plena presencia mental, sería inválida.
Pero el problema es la construcción del texto. Wojtyla, en 1983, al cambiar el derecho canónico para blindar una eventual abdicación, impuso la renuncia al munus petrino, cargo del Pontífice, distinto del ministerium, el ejercicio del poder. Ratzinger escribe, de hecho, en la Declaratio que sus fuerzas “ya no son adecuadas para ejercer el munus adecuadamente”, pero luego: “Declaro renunciar al ministerium de obispo de Roma”. Al inicio, por lo tanto, cita el munus de modo genérico, pero formalmente después declara renunciar solo al ministerium, cosa, según muchos, totalmente inútil para la validez del acto. Además, Ratzinger ni siquiera escribe “renuncio”, sino “declaro renunciar”, lo cual no implica que su renuncia sea sincera, así como “declarar amar” no corresponde por fuerza a “amar”. Por esto —según fray Bugnolo— el Vaticano falsificó deliberadamente la Declaratio latina de Benedicto en italiano y otras lenguas, traduciendo con la palabra “ministerio” también el munus citado al inicio.
En efecto, en el sitio web del Vaticano, en ninguna traducción aparece la distinción fundamental entre las dos prerrogativas que Benedicto repite también en el último libro- entrevista, Ein Leben. En 2016, Monseñor Giuseppe Sciacca, secretario de la Signatura Apostólica, en un artículo complejo, sostenía (dando la Declaratio por buena) que renunciar al ministerium equivale automáticamente a renunciar al munus. “Esto no es verdad —replica fray Bugnolo— porque Benedicto muy bien habría podido designar a un Vicario para gestionar el ministerium y mantener el propio cargo, el munus, esencial también por razones teológicas”.
Sobre todo, un dato objetivo: en 18 días (hasta la vacante) nadie pudo o quiso corregir la Declaratio escrita así “tan mal” por Ratzinger. Sin embargo, es competencia de los cardenales corregir al Papa en caso de que se equivoque. “Esto de muestra —sostiene fray Bugnolo— que los cardenales estaban cegados por la prisa de tomar el poder, o que algunos eran “cómplices” de Benedicto y callaron. En ambos casos ha habido una usurpación”.
En resumen, precisamente sobre la renuncia de Benedicto XVI podría reabrirse el choque entre las “dos iglesias”.