Thursday, May 07, 2020

Perú: Conferencia episcopal presenta al estado protocolo para reiniciar Misas con participación del pueblo



En el protocolo se lee en el punto 15 un ambigüo “se recomienda dar la comunión en la mano”, y sabemos en qué terminan ese tipo de ‘recomendaciones’, en que se violenta la conciencia del fiel obligándolo a recibir la Comunión en la mano.

Información de la Conferencia Episcopal Peruana, May-06-2020.

Conferencia Episcopal Peruana presenta “Protocolo para el culto religioso en tiempos de la pandemia”

La Conferencia Episcopal Peruana comunica a todos los fieles y a las personas de buena voluntad que ha elaborado el “Protocolo para el culto religioso en tiempos de la pandemia”, a tener en cuenta en la celebración de la Eucaristía y de los demás sacramentos, así como en las reuniones y actividades de las parroquias, atendiendo a las fases que se indican en el mismo.

Este documento recoge las experiencias de algunas Conferencias Episcopales de Europa y América Latina y se encuentra en total sintonía con las disposiciones de higiene y bioseguridad que ha emitido el Gobierno y las autoridades sanitarias que manejan la Emergencia por el COVID-19.

El presente Protocolo se aplicará cuando el Gobierno indique que se ha terminado la cuarentena y solamente donde se haya levantado la misma, por indicación expresa de la Autoridad Competente, acatando las normas establecidas para este tiempo de pandemia.

Como se recuerda, el pasado 15 de marzo, Gobierno del Perú declaró el Estado de Emergencia Nacional, prolongada hasta el 10 de mayo de este año, a esto se suma el toque de queda de 6:00 p.m. a 5 a.m. y la inmovilización obligatoria los domingos.

Ante esta situación y el avance de la pandemia del coronavirus, la Iglesia en el Perú también suspendió las celebraciones litúrgicas y cualquier tipo de actividad que congregue a los fieles, con el fin de evitar contagios.

El Consejo Permanente desea enfatizar que este Protocolo es un subsidio para los Obispos, el cual será aplicado, teniendo en cuenta que cada Obispo en su jurisdicción tiene la autoridad competente y plena para determinar el inicio de su aplicación y para normar más al detalle este documento, si lo ve oportuno.

En el documento, el Consejo Permanente señala que para la aplicación del Protocolo se cuenta con tres fases, cada uno con una serie de medidas para la “celebración de la Eucaristía y de los demás sacramentos, las reuniones y actividades de las parroquias”.

• La primera fase señala que terminada la cuarentena, se permitirá a los fieles asistir a los templos para las celebraciones eucarísticas dominicales y diarias, pero no de manera masiva, sino en grupos pequeños de acuerdo al espacio del templo, guardando el distanciamiento social requerido y observando las medidas dictadas en el protocolo.

• La segunda fase permitirá «las reuniones de formación catequética y pastoral, conservando estrictamente las normas y criterios organizativos y sanitarios, como aforo, higiene, distancia, entre otros».

• La tercera fase contempla el retorno de «la vida pastoral ordinaria, teniendo en cuenta las medidas que fueren necesarias hasta que se encuentre la solución médica a esta pandemia».

La Misa en Italia regresa atropellando y violentando el derecho del fiel a recibir la Comunión en la boca


La Iglesia en Italia se ha rendido al estado: Violentará la conciencia individual de los fieles obligándolos a recibir la Comunión en la mano.



Información de agencia AFP, May-07-2020.

La Iglesia católica y el gobierno italiano firmaron este jueves un acuerdo para la celebración de misas a partir del 18 de mayo, después de que hubieran sido prohibidas a inicios de marzo por la pandemia de coronavirus.

Los creyentes podrán asistir pero con la condición de usar mascarilla, respetar las distancias y no hacer uso del agua bendita.

El acuerdo entre la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) y el Estado fue aprobado también por el comité de expertos que asesora al gobierno, los cuales habían equiparado las misas, los bautizos y las bodas a un partido de fútbol por el nivel de propagación del virus.

La distribución individual de la comunión, uno de los momentos de mayor acercamiento entre el cura y los fieles, será realizado sin contacto directo y recibiéndola en la mano.

Igualmente se debe omitir todo gesto físico, como el saludo de mano para el rito de la paz, abrazo o beso.

El cura deberá desinfectarse las manos, usar guantes desechables y mascarilla protectora así como respetar "una distancia de seguridad adecuada".

Las filas dentro de la iglesia durante la celebración se consideran "inapropiadas" y las donaciones se deberán dejar en cajas colocadas en la entrada del lugar de culto.

En cuanto a las confesiones, deben realizarse en lugares "amplios y aireados" que permitan el respeto del distanciamiento y de la confidencialidad.

Tanto el confesor como el confesado deben llevar mascarillas. Además de exigir la limpieza de las instalaciones después de cada celebración, los oficiantes deben ser poco numerosos y mantener la distancia.

Se autorizó la presencia de un organista, mientras que los coros siguen prohibidos. Cada iglesia debe definir y exhibir a la entrada su capacidad máxima de recepción, teniendo en cuenta el respeto de la distancia social de un metro entre los participantes.

A través de carteles se debe recordar que está prohibido ingresar en caso de fiebre, gripe o síntomas respiratorios, o el contacto reciente con una persona que haya resultado positiva al coronavirus.

Los voluntarios o colaboradores garantizarán el acceso ordenado a las iglesias, lo que se deberá hacer en forma individual, con mascarilla y a 1,5 metros de distancia de otros fieles, evitando las reuniones.

Las puertas deberán permanecer abiertas para evitar que el público las toque y se debe disponer de gel desinfectante.

Desde el lunes, Italia entró en la llamada fase 2 para empezar a salir gradualmente del confinamiento, durante el cual no figuraban las actividades religiosas.

La decisión del gobierno de autorizar la apertura de fábricas, tiendas y museos y mantener la prohibición de celebrar misas por los riesgos "inevitables" de las manifestaciones masivas, suscitó la cólera de la Iglesia católica.

Pese a la dura reacción de la Conferencia Episcopal Italiana, el primer ministro Giuseppe Conte, católico practicante y con relaciones privilegiadas con el Vaticano, contó con el apoyo abierto del papa Francisco, el cual invitó a las partes a la prudencia y a negociar una salida.