Este es un artículo de La Vanguardia de Barcelona, Dic-30-2019.
Cuando el único Gran Hermano es Dios
El canal de la Iglesia ortodoxa rusa se apunta a la telerrealidad y prepara su primer programa concurso en un monasterio
GONZALO ARAGONÉS
Moscú. Corresponsal
“Sólo tú y Dios”, promete el espectacular vídeo promocional que la cadena de televisión Spas (Salvador) a quien se atreva a participar en su nuevo reality show, una especie de Gran Hermano religioso que quiere ser sin embargo todo lo contrario. La televisión de la Iglesia ortodoxa rusa está buscando “novicios” para pasar un mes de retiro televisivo en uno de los históricos monasterios de la geografía rusa.
Con la ayuda del Estado, la Iglesia ortodoxa rusa ha ido recuperando presencia e influencia social desde el fin del comunismo. Con esta iniciativa quiere dejar que sean todos los ciudadanos de a pie los que experimenten la vida religiosa, unos participando como concursantes y otros desde sus casas a través de la televisión.
El canal de televisión Spas se creó con capital privado en el 2005 con la intención de promocionar los valores de la fe mayoritaria entre los rusos. Desde el 2016 pertenece ciento por ciento a la entidad Administración Financiera y Económica de la Iglesia ortodoxa rusa, y se difunde por satélite y a través de cable.
Borís Korchévnikov, director general de Spas, explicó que los aspirantes deben enviar a la cadena un vídeo explicando quiénes son y por qué quieren participar. Además de concursantes, el canal también busca la ubicación definitiva del monasterio.
“Conócete a ti mismo y la vida monástica. Uno de los monasterios más bellos de Rusia en el lago Seliguer. Vive durante un mes en el monasterio Nílov y encuentra las respuestas a las preguntas que hace tiempo te preocupan”, decía una voz en off que invitaba a engancharse a la aventura religiosa en el vídeo con el que causaron sensación el pasado mes de octubre.
El monasterio Nílov se encuentra en Stolobny, una de las 160 islas del lago Seliguer, en la provincia de Tver y a 370 kilómetros al norte de Moscú. El monasterio se fundó en 1594, 49 años después de la muerte de Nil Stolobenski, un ermitaño que estuvo rezando de rodillas o de pie durante 27 años en la isla sin permitirse ni sentarse ni tumbarse. Dice su leyenda que “en caso de agotamiento, se levantaba apoyándose en ganchos de madera clavados en la pared de su celda”.
Los monjes que actualmente ocupan el monasterio cuentan con un colmenar, cuya cera usan para fabricar velas; un taller de carpintería, un granero y un establo, cuyas vacas les dan leche. Así que a los participantes en el nuevo programa del canal Spas no les faltará qué hacer.
Pero en el último mes los medios locales aseguran que la filmación se trasladará a un escenario igual de paradisiaco, pero incluso más aislado: las islas Solovetski, en el mar Blanco (Ártico), un lugar de actividad monástica desde el siglo XV, con iglesias de los siglos XVI al XIX y con el sello de la Unesco.
Este complejo fue liquidado después de la Revolución Rusa y en su lugar funcionó en las décadas de 1920 y 1930 el campo de trabajo de Solovkí, el primer gulag del comunismo, al que el escritor Alexánder Solzhenitsin, Nobel de literatura en 1970, llamó la “madre del gulag”. La actividad religiosa volvió con el fin de la URSS.
Aunque en el centro religioso que el canal elija definitivamente sólo convivan monjes, Korchévnikov ha explicado que en el programa también podrán participar mujeres. En cada aventura, que durará un mes, hay sitio para diez participantes. Mantienen, sin embargo, los detalles en secreto, como el criterio de selección o cómo interactuarán entre sí los concursantes, e incluso el premio que recibirán si hay o no ganador.
Teniendo en cuenta los dos escenarios que se manejan, el programa de telerrealidad del canal Spas se llamará Óstrov (“La isla”, en ruso). “Queremos dar a la gente la oportunidad de vivir el espíritu de esa vida monástica. Por supuesto, habrá obediencia. Queremos que todo el país vea junto a nosotros esa vida genuina”, dijo Korchévnikov.
Los organizadores prometen que este programa no será como Gran Hermano, o como su versión rusa, Dom-2 (Casa-2), donde las relaciones románticas entre los concursantes acaparan el interés. “Las cámaras y el rodaje seguirán con delicadeza a los participantes en el proyecto, respetando la vida de oración y liturgia de los monjes del monasterio”, asegura su responsable.