Información de agencia ANSA, Dic-04-2019.
(ANSA) - SANTIAGO DE CHILE, 4 DIC - La defensa del ex arzobispo de La Serena, Francisco José Cox, alegará demencia senil para evitar el careo del 19 de diciembre con dos de sus presuntas víctimas de abusos sexuales.
Lo dio a conocer Hernán Godoy, el primer denunciante contra el prelado, al relatar que hace poco más de una semana recibió un llamado de la Policía Civil de parte del juez del caso, Christian Le-Cerf Raby, pidiéndole presentarse en los tribunales en la región Metropolitana, donde también comparecería quien fuera arzobispo de La Serena entre 1990 y 1997.
A Godoy le pareció injusto que él tuviera que viajar y no Cox, que es el imputado, pero finalmente accedió y ahora está a la espera de la notificación oficial.
En entrevista con el diario El Dia de La Serena, reconoció que "no será fácil verlo después de tanto tiempo. Cuando me llamaron estaba en mi trabajo y tuve que salir por un momento a tomar aire, porque me afectó bastante".
"Se me revolvió el estómago, porque es muy fuerte. Fueron demasiados años los que yo me demoré en contarlo, y son cosas que nunca se superan. Uno sólo aprende a vivir con el dolor", relató.
Ahora, su principal temor es que Cox no se presente al careo por el eventual estado senil.
"Me preocupa, me preocupa profundamente y me da miedo que se lo saque todo por demencia senil, por enfermedad. Si no asiste a esta audiencia sería un muy mal precedente para lo que viene", afirmó.
Godoy no cree en el presunto deterioro mental de Francisco José Cox, "Tengo mucho respeto con las personas de edad y sé que sufren enfermedades, pero no creo que sea el caso. No creo que se haya olvidado de todo, que haya perdido la conciencia. Vimos cuando fue abordado en Alemania que respondió lúcidamente. Sabía que se trataba de la televisión y dijo que no hablaría con los medios".
Sostuvo que si no llegase a recordar algunas cosas, "durante el mismo careo puede ir recordando. Yo sé que si me ve no se va a acordar, pero sí va a recordar los hechos, recordará cómo me decían en ese tiempo. Hay que llevarlo a esos momentos, pero lo que no puede pasar es que no se presente".
Desde la defensa del imputado, el abogado Cristián Urquieta, manifestó que la audiencia del 19 de diciembre no está confirmada y creen que es poco probable que se realice.
"Las diligencias se están haciendo bajo secreto de sumario, por lo que no es posible dar detalles, pero lo que sí es que el estado de salud mental de monseñor Cox, no permitiría en ningún caso que se produjera algo como un careo", enfatizó.
Desde la Agrupación de Laicos Juan XXIII de La Serena, señalaron que "se trata de una estrategia de encubrimiento más, que me parece no está a la altura de los tiempos. Ellos deberían facilitar la justicia, y no entorpecerla".
El sacerdote Manuel Hervia, quien fue el primero en denunciar a Cox cuando lo vio teniendo relaciones sexuales con un joven al interior del Arzobispado de La Serena, cree que la justicia civil debe actuar.
Valoró que, al menos, la iglesia Católica haya aplicado una sanción al expulsarlo del sacerdocio, pero asegura que no es suficiente para quienes fueron víctimas.
"Según las referencias que yo tengo, y que se vio hace un año por televisión, él no estaba mal, en ningún caso senil, entonces, yo no sé qué tanto pudo empeorar en este tiempo. De todas formas, siento que más allá de lo que pueda pasar en lo legal, a ellos -Hernán Godoy y Abel Soto- se les debería dar una compensación económica por el daño causado", expresó.
Cox fue ubicado por Televisión Nacional en la casa principal de la Congregación de Schoentatt en Alemania, hasta donde huyó en 2002 cuando se empezaron a conocer las primeras denuncias.
El Vaticano resolvió el año pasado expulsarlo del estado clerical y luego la propia congregación lo trajo de vuelta a Chile para enfrentar las acusaciones. Hoy vive en una casa particular en Santiago al cuidado de la comunidad Schoenstattiana, encargada de hacerse cargo de por vida del acusado de abuso sexual en contra de menores.
Cox ejerció los más altos cargos dentro de la Iglesia chilena. Juan Pablo II lo puso al frente de la Congregación de la Familia, con sede en Roma. En 1987 estuvo a cargo de la visita del Pontífice a Chile.
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