Sunday, November 17, 2019

“Dejen al Papa tranquilo”, por Mons. Victor Manuel Fernández, arzobispo de La Plata, Argentina


No es de pasar por alto a la persona que habla, porque es uno de los grandes amigos de Francisco, su protégé, ghostwriter de muchos de sus documentos (uno destacado es el de Aparecida), y puede afirmarse que lo que dice es lo que siente/piensa Francisco.

Con respecto a las recientes nuevas manifestaciones de preocupación que hizo Francisco por el lawfare y las reacciones en Argentina, especialmente las del presidente electo de Argentina, también este último amigo de Francisco, el Sr. arzobispo de la Plata, Mons. Victor Manuel Fernández, publicó en la tarde de ayer el siguiente texto, que tiene por título “Dejen al Papa tranquilo”.

“Dejen al Papa tranquilo”

Me llama poderosamente la atención que se piense que cada cosa que dice el Papa Francisco está pensada para Argentina. Hoy es un líder mundial escuchado en todas partes, que incluso ha logrado enormes avances en la relación de China con el cristianismo, y en definitiva con occidente. Ahora se está acercando a Japón y Tailandia, con sus milenarias culturas no cristianas. Por no mencionar cientos de aportes que ha hecho al mundo. Sin embargo, aquí piensan que se la pasa leyendo los diarios argentinos y pensando en nosotros en cada cosa que dice.

Cuando te toca ocuparte de la puerta de entrada, no te vas a sentar al gallinero. Si él se reúne con juristas y opina sobre las prisiones preventivas –diciendo lo mismo que opinó toda su vida- ya dan por sentado que sólo lo hace para inmiscuirse en la justicia argentina. Basta que lo diga un periodista para que luego lo repitan los mismos católicos. Y las redes lo multiplican, logrando hoy lo que una década atrás no conseguían los grandes medios. Con un poco de dinero es fácil instalar cualquier cosa, porque de auténtica cultura crítica hay poco en Argentina.

Escuchando a Francisco he aprendido mucho, pero me asombra el escaso profesionalismo de quienes repiten muletillas sin investigar un poco más a fondo su pensamiento y su propia trayectoria. Ahora que ya pasaron las elecciones, puedo contar que tiempo atrás le escuché hablar muy bien de Lavagna. Sin embargo, no hubo fotos con él dando vueltas por todos los medios. Lo mismo ocurre con otras personas que muchos sabemos que él valora bastante -de distintos partidos políticos- pero que no han aparecido promovidas por él, como dicen que hace. ¿Cuántos periodistas han sido capaces de descubrir y analizar esa información?

Ahora también encontraron una muletilla llamándole “populista”, y hay quienes lo repiten aun sin saber qué significa esa palabra. Un gobierno populista como el de Salvini en Italia, aprovechaba los peores instintos xenófobos de la población para conquistar popularidad, pero encontraba un fuerte escollo en el discurso del Papa, que invitaba a la apertura y a la acogida de los migrantes. Sin embargo, por este discurso del Papa se lo considera populista. Resulta que el muro populista de Trump también encontró en Francisco su más férreo opositor. ¿Pero el populista es el Papa? Dicen que Francisco alienta la vagancia, cuando pocos como él insisten que un objetivo fundamental de la política es que haya trabajo para todos, para que no hagan falta los subsidios. Parece que ni leyeron la única encíclica que él escribió (Laudato si') y que bastaría para entenderlo.

Ante esta situación uno se pregunta: ¿a quién se le puede ocurrir que venga a la Argentina, a exponerse y desgastarse inútilmente? A su edad, seguramente pensará en qué quiere invertir los pocos años que le quedan. ¿Tendría sentido venir aquí a entregarse a una carnicería?

Para darle palos a él se unen, paradójicamente, los ultraconservadores, los neoliberales más fanáticos y la izquierda troskista, incluyendo unos cuantos católicos entre los primeros. Y no creo que sea para defender los valores republicanos.Tienen intereses diversos, pero los junta el mismo enemigo. Es verdad que la mayor parte de la población lo quiere y lo respeta. Pero no parece prudente dejar a esa mayoría a merced de quién sabe qué movida podrían hacer, donde los lobos se unen contra la misma presa, aunque después se peleen entre sí para quedarse con los restos. Ignoro lo que él piensa hacer al respecto, pero me parece que la realidad muestra claramente qué es lo que no le conviene hacer.

¿Qué quedó de las visitas a la FSSPX/SSPX que hizo el Obispo Athanasius Schneider?

La siguiente es una traducción al español de Secretum Meum Mihi del capítulo X del reciente libro-entrevista “Christus Vincit. El Triunfo de Cristo sobre la Oscuridad de la Época”, Obispo Athanasius Schneider en conversación con Diane Montagna (Angelico Press, 2019); publicado en Septiembre de 2019. Diane Montagna es periodista de LifeSiteNews, más recientemente fue una de quienes en las ruedas de prensa diarias durante el Sínodo para la Amazonía puso en aprietos (1, 2), especialmente al Prefecto del Dicasterio para las Comunicaciones, al indagar sobre la omnipresencia que en los eventos del Sínodo se observaba de las ahora famosas figuras de madera tallada, a las cuales el Vaticano quiso rebajarles el perfil y/o minimizarlas, mismas que después se supo eran de la Pachamama, porque fue Francisco mismo el que lo admitió al avisar que varias de esas figuras habían sido recuperadas, luego de que un joven austriaco las arrojara al río Tíber.

El capítulo escogido obedece al sensible y notable enfriamiento que desde hace casi tres años han experimentado las relaciones Vaticano-FSSPX/SSPX, al respecto se sabe más vía fuentes extraoficiales que por medio de los directamente implicados; con lo que con este texto trataremos de entender en algo lo que ha sucedido con ellas, habida cuenta de que en 2015 Mons. Schneider fue uno de los obispos que realizó una serie de visitas a varias casas de la FSSPX/SSPX a petición del Vaticano. Tampoco se trata de informaciones oficiales, pero dadas las circunstancias de mutismo, eso es lo más cercano.

En el capítulo traducido Mons. Schneider habla de sus experiencias durante las dichas visitas; que fue él quien propuso una fórmula de acuerdo que el Vaticano podría presentar a la FSSPX/SSPX para que la firmara, pero el Vaticano presentó una diferente en 2017; y teoriza lo que podría suceder caso que se alcance un reconocimiento y después el Vaticano forzara cambios doctrinales y litúrgicos en contra del carisma de la FSSPX/SSPX.


Nuestra última conversación terminó con una mención del Arzobispo Marcel Lefebvre. Pasemos a la Fraternidad de San Pío X directamente. Usted fue elegido en 2015 como uno de los visitadores de la FSSPX. ¿Por qué cree que fue elegido?

No se las razones. La Pontificia Comisión Ecclesia Dei me pidió que visitara varias casas de la FSSPX para guiar discusiones teológicas con un grupo de sacerdotes y con el Superior General, el Obispo Bernard Fellay¹. Quizás fui elegido porque celebro públicamente la Misa tradicional. Sería mejor enviar a la FSSPX un obispo así que enviar al cardenal Kasper o al cardenal Marx...

¿Cuáles fueron sus impresiones sobre la Fraternidad de San Pío X una vez que hizo la visita?

En general, tuve una impresión positiva. Viví todo el horario del día con los seminaristas y los sacerdotes. Participé en las oraciones, en las comidas en el refectorio, en el recreo. A petición suya, también hablé con seminaristas y sacerdotes individualmente, y por supuesto, hablé extensamente con el obispo Fellay y otros superiores de la FSSPX. De esta manera, tuve suficiente experiencia para hacer una evaluación razonable de la situación de la FSSPX.

Por supuesto, hay puntos negativos en cada comunidad, de lo contrario estaríamos ya en el cielo. Sin embargo, en general tuve una impresión positiva. Humanamente hablando, experimenté una atmósfera agradable. Conocí a sacerdotes y seminaristas equilibrados y normales. Me recibieron como un obispo, con respeto. Incluso vi una fotografía del papa Francisco en las paredes. En la sacristía vi placas con el nombre del papa Francisco y del obispo diocesano local, pero no del nombre del obispo Fellay. Esto es eclesiológicamente correcto. Creo que la mayoría de la gente se sorprendería al saber que el FSSPX tiene la imagen del papa actual en la pared de sus casas, y placas del papa actual y del obispo diocesano en la sacristía.

Cuando se lo comenté a los sacerdotes de la FSSPX, me dijeron: “No es que solamente pusiéramos la foto del Papa Francisco justo antes de que Usted viniera”.

¿Vio muchas fotos del arzobispo Lefebvre o del obispo Fellay?

Nunca vi una foto del obispo Fellay en las sacristías, sino solo el nombre y, a veces, incluso la foto del papa y del obispo local. Había fotos del arzobispo Lefebvre y de San Pío X, por supuesto.

¿Y qué encontró al examinar la Fraternidad? La gente dice que ahora es muy rica y que puede haber algo de corrupción. ¿Vio algo de eso?

Las casas que visité tenían buena observancia religiosa y fidelidad y celo por la oración. No noté ningún lujo en los lugares que visité. Yo he visto la riqueza y el lujo en algunos seminarios y cancillerías episcopales en Alemania y Estados Unidos. No vi eso en las casas de la FSSPX. Visité la Casa general en Menzingen en Suiza y era hermosa y simple. Donde visité, no vi riqueza y lujo.

¿Y qué encontró en sus discusiones teológicas?

Con respecto a las discusiones teológicas, noté una actitud de desconfianza hacia Roma, hacia otros que no son de la FSSPX. Sin embargo, tal actitud es psicológicamente comprensible. Durante cuarenta años, el FSSPX no ha tenido relaciones canónicas formales con Roma y con los obispos locales. Tal situación contiene un peligro, y se lo dije al obispo Fellay y a los otros sacerdotes. Les dije: “Este es su peligro, que con el tiempo desarrollarán un espíritu de autosuficiencia eclesiástica y una especie de mentalidad de gueto”. Sugerí que solicitaran el reconocimiento canónico de la Santa Sede. Evité decir “reconciliación”, pero en su lugar hablé de “reconocimiento”. Les dije: “Tienes derecho a ser reconocidos por la Iglesia”, porque están preparando seminaristas, predicando, enseñando el catecismo y celebrando los sacramentos como siempre lo ha hecho la Iglesia.

En las casas que visité, la Casa General en Menzingen (Suiza), los seminarios en Flavigny (Francia), en Winona (Estados Unidos) y en Zaitzkofen (Alemania), participé en las oraciones durante la solemne Exposición del Santísimo Sacramento. Me conmovió cuando escuché la solemne oración por el Papa cantada en canto gregoriano: Oremus pro pontifice nostro Francisco. En muchos seminarios e iglesias en el mundo católico, no cantan la solemne oración por el Papa, pero la Fraternidad de San Pío X sí. En una ocasión conocí a un grupo de familias afiliadas al apostolado de la FSSPX y los padres me dijeron que sus hijos rezan el Rosario por el Papa Francisco. ¿Cómo se puede considerar que tales actitudes y actos sean los de los cismáticos?

¿Cree que volverán a la plena comunión, sea lo que sea que eso signifique?

“Comunión plena” no es la expresión correcta en mi opinión. Ya están en comunión con la Iglesia, ya que reconocen al Papa actual, lo mencionan en el Canon, rezan públicamente por él y rezan por el obispo diocesano local. La FSSPX ha recibido facultades del Papa para la absolución, y los sacerdotes de la FSSPX ahora pueden canónicamente obtener facultades del obispo diocesano o del párroco para asistir en los matrimonios.

¿“Regularizados”?

Regularizados, eso es mejor. Pleno reconocimiento es mejor que la expresión “comunión plena”, porque los miembros de la FSSPX no están excomulgados. Les animé mucho a pedirle al Papa que les diera reconocimiento canónico.

También discutimos su afirmación de que la nueva Misa es “malvada” o “mala”. Les dije a mis interlocutores de la FSSPX: “No deben hablar de esta manera”. Les dije que tampoco Yo estoy contento con la nueva Misa. Les sugerí que usaran la expresión “La nueva Misa tiene defectos pero no es un mal”. También les dije: “Cuando dicen que la nueva Misa es mala, me están acusando de cometer un mal, un pecado, porque Yo también celebro la nueva Misa”. Les dije: “Deben escribir y presentar sus críticas, eso es bueno, pero háganlo con un lenguaje más cuidadoso”. Los sacerdotes con quienes hablé demostraron una buena formación teológica. Sin embargo, también tienen que considerar objetivamente lo que era bueno en el Concilio, y esto no significa que deben aceptar todo el Concilio. Lo que es, en sí, verdadero y bueno —incluso en la nueva Misa— podía aceptarse.

En mi opinión, la FSSPX debería ser reconocida y, de ser así, sería una verdadera ayuda espiritual y pastoral para toda la Iglesia, para fortalecer la doctrina y la tradición en la Iglesia. La FSSPX ofrece buena formación sacerdotal.

¿Cuál es su opinión sobre el intento más reciente de reconciliación?

Hubo señales muy ambiguas procedentes de Roma en Junio de 2017. El cardenal Müller les presentó una fórmula de acuerdo, que no era aceptable. Durante nuestra visita, los otros obispos y yo buscamos presentar una fórmula más realista y pastoral. Que yo sepa, la Pontificia Comisión Ecclesia Dei promovió la propuesta que Yo hice. Desafortunadamente, la fórmula fue cambiada, y no sé cuál es la situación actual ahora.

En Noviembre de 2017, el arzobispo Pozzo dijo que habían hecho todo lo posible y que la pelota ahora está en la cancha de la Fraternidad.

Sí, pero la Santa Sede presentó la última fórmula en 2017, y todos sabían que no sería aceptable para la FSSPX. Roma debería haber sido más pastoral y generosa.

Uno de los requisitos era que al papa se le debería dar tres nombres para el nombramiento de un obispo, y que elegirá uno de esos nombres. Esto suscita la preocupación de que los hombres maniobrarán para ser más favorables a la visión del Papa Francisco que tal vez a la de la Fraternidad, por lo que estos hombres llegarán a la cima y esto eventualmente debilitará a la Fraternidad.

Podría ser, pero el papa Francisco no es eterno. Les dije: “No pueden fijar su situación concreta a un pontificado y hacerla que dependa de eso. Esto es demasiado humano; tienen que tener una visión sobrenatural, de que Dios está guiando a su Iglesia”.

Si la FSSPX fuera reconocida, y Roma luego los obligara a aceptar cambios doctrinales y litúrgicos que serían contrarios a su carisma, la FSSPX tendría que rechazar dichos cambios, incluso a riesgo de perder nuevamente el estado canónico, como sucedió en 1975. En un tal hipotético caso, la FSSPX solo perdería el estado canónico y volvería a su situación anterior.

Tradicionalmente, esta es la razón por la cual las órdenes religiosas tenían un cardenal protector. Debía protegerla del mundo, pero también de la Santa Sede, de intervenir en su vida de una manera que fuera inapropiada.

De acuerdo con los estatutos propuestos de una Prelatura Personal de San Pío X, el prelado sería nombrado por el Papa de una lista de tres sacerdotes que son miembros de la FSSPX y son propuestos por las autoridades de la FSSPX.

Teóricamente, la Curia romana podría intentar interferir en la vida de una futura Prelatura FSSPX. Tuvimos el ejemplo de la Orden de Malta, que fue una intervención extrema en un estado soberano, y el papa finalmente eliminó al jefe de estado, por supuesto con el pretexto de que este jefe de estado también es un religioso con el voto de obediencia. Teóricamente, podría suceder que después de la erección de la Prelatura, Roma pudiera encontrar un pretexto para decir: “Deponemos al Prelado y nombramos un administrador apostólico y él gobernará la Prelatura con plena autoridad en nombre del Papa”. Sin embargo, estas son posibilidades políticas humanas y conjeturas, y tenemos que superar esta actitud con una confianza más sobrenatural en la providencia de Dios y en Su guía de Su Iglesia.

1 Desde el momento de esta entrevista, el Papa Francisco suprimió la Pontificia Comisión Ecclesia Dei y confió sus competencias a una sección dentro de la Congregación para la Doctrina de la Fe.