Consejero de Ratzinger: “Exorcizar, para purificarla de los ídolos, la Basílica de San Pedro”
Exorcizar, para purificarla de los ídolos, la Basílica de San Pedro: esta es la clamorosa propuesta del consejero del Papa Ratzinger, el conocido teólogo Monseñor Nicola Bux.
Nicola Bux, sacerdote de la archidiócesis de Bari, ha estudiado y enseñado en Jerusalén y Roma. Profesor de liturgia oriental y teología de los sacramentos, Monseñor Bux fue perito en el sínodo de los obispos sobre la Eucaristía. Mons. Bux ha sido consultor de las Congregaciones para la Doctrina de la Fe y para las Causas de los Santos y consultor para la revista internacional de teología “Communio”. Benedicto XVI nombró a Mons. Bux consultor de la Oficina de Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice.
Monseñor Bux, en algunas imágenes vemos a la ahora discutida Pachamama no solo en la iglesia de Traspontina de Roma, sino también en San Pedro, ¿qué piensa?
“‘Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, el Padre busca esos adoradores’ (Jn 4,23): ‘en espíritu’ quiere decir que el culto no se limita a un solo lugar santo, como el templo de Jerusalén para los judios; ‘En verdad’ quiere decir que no está contaminado de idolatría o sincretismo, que es producido por nuestras manos. La iglesia no es solamente un lugar de reunión, sino la morada de Dios con el hombre, por lo tanto, se llama ‘casa de Dios’. Es el ‘Cielo que desciende sobre la tierra’, la Presencia del Señor que viene a salvar. El rito de Dedicación lo recuerda. Esta es la identidad católica: si se pierde, todo está destinado a colapsar. Se ha cometido un sacrilegio, es decir, se ha profanado o tratado indignamente un lugar sagrado. El sacrilegio es un pecado grave —afirma el Catecismo de la Iglesia Católica— especialmente cuando se comete contra la Eucaristía (2120), que está presente en las iglesias, vigilada y adorada. El espacio sagrado ayuda al hombre a no olvidar a Dios: si la iglesia, como ha sido el caso durante algunas décadas, se convierte en un salón de usos múltiples para conciertos, conferencias y otros protagonismos humanos, ¿adónde irá el hombre a buscar a Dios? Los comunistas convirtieron las iglesias en salones de baile, gimnasios, fábricas, etc. para que el alma humana en busca se detuviera ante el hombre y así dejara de buscar a Dios. Cuando, entonces, son los eclesiásticos mismos que entronizan un ídolo —caricatura del verdadero Dios y obra de Satanás— seguro, como lo enseñan las Escrituras, el Señor abandona el templo y necesitamos devolvérselo. El templo es un símbolo de nuestra alma: si lo ensuciamos con actos demoníacos, el Espíritu lo abandona. No olvidemos cómo, con una metáfora admirable, el Apóstol escribe: ‘Si uno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. Porque santo es el templo de Dios que sois vosotros’ (1 Cor 3,17). El cardenal Sarah, prefecto del Culto Divino, podría realizar un exorcismo en San Pedro y así purificar la basílica”.
¿Cuál es la opinión de Monseñor Bux sobre el desarrollo general del trabajo del sínodo sobre la Amazonía?
“La única razón por la que la Iglesia debería ocuparse de una región del mundo es porque el Señor le ha pedido hacer conocer el Evangelio hasta los confines de la tierra. El sínodo partió del presupuesto de que la Amazonía es una región rica pero devastada, y en cambio sus habitantes son pobres y miserables. Y el Señor ha venido a evangelizar a los pobres, por quienes la Iglesia debe tener una opción preferencial —no absoluta como quisiera a la teología de la liberación— porque con la pobreza, experimentan una de las consecuencias permanentes del pecado original. La pobreza es desigualdad social, falta de lo necesario. Por ejemplo, estar dotado de teléfono, que es una cosa superflua, a menudo costosa, o poder pagar al traficante de personas, no da derecho a ser contado entre los pobres. En cambio, la Iglesia, que en sus orígenes ‘carecía de lo necesario’ (2 Cor 8, 7-14) y aún hoy, en diferentes partes del mundo, es perseguida, es tan pobre y está hecha de pobres. La Iglesia conoce la pobreza debido a que su predicación tiene mayor aceptación en los pliegues pobres de las poblaciones. Ya para los profetas, la pobreza constituía el terreno más favorable para la fe. Esta es la razón por la cual Jesús evangeliza a los pobres —enfatizo, evangeliza— lo que significa dar a conocer la noticia de que con Él Dios vino para salvar al mundo. La Iglesia y sus santos, que durante dos milenios se han convertido en los más abandonados, esto no se ha olvidado: los papas Gregorio y León han evangelizado a los ‘bárbaros’, que eran los pobres de la época, hasta Francisco Xavier y Teresa de Calcuta; junto con el cuerpo y, más que esto destinado a perecer, se ocuparon del espíritu para salvar almas eternamente; para esto, enseñaron doctrina cristiana, oraciones, administraron los sacramentos, compartieron bienes ... Los pobres deben ser evangelizados, o sea llevados la conversión, no solamente ayudados materialmente. Por lo tanto, la pobreza es una condición permanente, debido al pecado original. Por eso, Jesús dijo: ‘A los pobres siempre los tendréis con vosotros y no siempre me tendréis a mí’ No tener a Cristo es la verdadera pobreza. El sínodo no se ocupó de esto, porque la salvación de las almas y la gloria de Dios ya no parecen ser la razón de la existencia de la Iglesia. Los obispos de hoy intervienen en controversias sociales, balbucean las frases de los políticos y los sindicalistas, en lugar de hablar con los trabajadores del alma, lo que Jesús definió como un bien incomparable en comparación con el mundo entero. Justo el desempleo indica que no hay nada seguro en este mundo, como Jesús proclamó en las bienaventuranzas”.
Monseñor Bux, ¿se corre el riesgo del cisma?
“La unidad de la Iglesia es el activo más precioso que se debe preservar, dice San Juan Crisóstomo, que prefirió el exilio cinco veces, para evitarlo. De varias partes se dice que la ruptura en la Iglesia Católica ya está allí, se habla de la coexistencia de dos religiones o de una anti-iglesia. El punto no es tirar de la cuerda. Por ejemplo, insistir en la Iglesia sinodal contrasta con la naturaleza de la Iglesia católica, que es jerárquica porque tiene un vértice: el primado del papa, principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad de la Iglesia, como declara el Vaticano II (Lg 23). La Iglesia Católica no puede ser sinodal, porque el sínodo es un instituto eclesiástico, mientras que solo el primado petrino y el episcopado fueron establecidos por Jesús. Por eso Pablo VI creó un sínodo consultivo, mientras que deliberativo puede ser sólo el concilio de todos los obispos con el Papa a la cabeza. El sínodo puede paralizar e incluso destruir la Iglesia —me dijo el patriarca ortodoxo Bartolomé— y los ortodoxos saben algo al respecto porque —como me hizo observar el patriarca armenio de Constantinopla— los católicos tienen un papa, los ortodoxos tienen uno para cada iglesia, por lo que no hay nadie que diga la última palabra. También por esta razón la Iglesia Católica no es la Iglesia Ortodoxa. Repito: atención a tirar demasiado la cuerda de un lado —vea el episodio de la pachamama— porque habrá quienes la tiren del otro y luego se romperá. El papa debe ser un padre capaz tener a todos sus hijos adentro, no de tomar partido por los unos contra los otros, porque entonces sería un padrastro. El catolicismo político de izquierda que permea las élites, las curias y las sacristías no expresa una buena parte de los católicos, practicantes y no; imponerlo, está en contraste con el diálogo, teorizado a todo volumen, y con el pluralismo que de hecho existe en la Iglesia”.
Sínodo, ¿realmente todo estaba escrito o previsto?
“El flautista de Hamelín parece haber regresado para dejar salir los ratones que felizmente lo siguen, sin entender dónde terminarán. ¿Qué quiere decir el arzobispo de Taranto cuando dice que la diferencia entre nosotros y los pueblos amazónicos radica en el hecho de que acumulamos cosas y ellos acumulan relaciones con la naturaleza y con las personas? La Iglesia debe ocuparse de que el hombre entre en relación con Dios; también debe enseñar a no deificar la naturaleza, sino a custodiarla con cuidado y hacerla progresar. La Iglesia no debe indicar cómo es el cielo, sino cómo se va allí. Un obispo debe ocuparse de esto. La propuesta de un rito amazónico, entonces, nuevamente corre el riesgo de llevar a la auto celebración de la comunidad, olvidando que la liturgia es el acto salvífico de Cristo ejercido en su nombre en la Iglesia, y de la cual él garantiza su eficacia. No la disponemos a nuestro gusto. No lo construimos de acuerdo con nuestros gustos y opiniones. Es suficiente insertarnos en las formas y expresiones del rito romano casi universal... La liturgia atestigua que Dios está entre nosotros, en medio de nosotros. Entonces, la liturgia es el lugar de la comunión eclesial. Ningún proyecto social, ningún acto de solidaridad puede alcanzar tal grado de comunión. Finalmente, la liturgia afirma que Él está en nosotros para la vida del mundo. A través de la ‘forma eucarística’ de nuestra existencia, la verdad de Dios se inscribe en nosotros, nos transfigura, nos hace libres”.
¿Qué piensa Monseñor Bux del celibato para los sacerdotes?
“El cardenal Ruini ha advertido que renunciar al celibato es una rendición al espíritu del mundo. El debate sobre este tema revela la deriva intramundana de los hombres de Iglesia. Se ha olvidado la continencia —que es la sustancia del celibato, como de la virginidad consagrada— es el signo de la tensión permanente hacia la eternidad. Los sacerdotes del Antiguo Testamento, en continuidad con los que en este punto son los del Nuevo, deben abstenerse de las relaciones conyugales porque anticipan en el tiempo la condición celeste donde no hay esposa ni esposo. Por supuesto, el ‘sumo sacerdote’ laicista Scalfari ha escrito que la Iglesia debe adaptarse al mundo, y en esta óptica aplaude al Papa y a los pastores que llevarían adelante esta agenda. Pero la adaptación al mundo es la traición de Cristo, quien dijo: mi reino no es de este mundo. Y la Iglesia es precisamente el comienzo del reino de Jesucristo, porque el mundo vive de palabras y acciones que pasan, no de la palabra de Cristo que no pasa. La Iglesia abandona a la humanidad cuando se adapta al mundo. La Iglesia ha sido enviada al mundo para que se convierta a Cristo: no tiene otra razón para existir y cumplir su misión. Es doloroso escuchar a los sacerdotes, que confunden el sacerdocio ministerial y la dignidad bautismal, o llegan a decir que uno puede practicar la homosexualidad y ser un buen cristiano. Si fueran coherentes, deberían abandonar el ministerio, renunciar a su estipendio y buscar otro trabajo. Han olvidado de que son administradores y no padrones de la Iglesia. Si una empresa viera a un funcionario que trabaja en contra de sus objetivos, lo alejaría. El celibato no es una ley eclesiástica —el estudio del jesuita francés Christian Cochini sigue siendo fundamental— sino la forma de vida que los apóstoles, incluso aquellos que eran casados, eligieron la imitación de Cristo, que quería mostrar que debemos luchar por la eternidad, donde el matrimonio ya no existe. El celibato es un dulce mandamiento de Cristo”.
Monseñor Bux, ¿pueden las mujeres convertirse en diáconos?
“En la época de Jesús, Israel estaba rodeado de cultos en los que actuaban como sacerdotisas, entonces ellas no estaban condicionadas por el machismo. ¿Por qué no las ha instituido en su Iglesia? Porque hizo de la Iglesia su esposa, mientras ha instituido el sacerdocio viril, que es su órgano generador, de lo contrario tendría una relación contra la naturaleza. Mientras el diaconado sea un grado del sacramento del orden sagrado, la Iglesia no tiene el poder de conferirlo a las mujeres. El término diaconisa existía en el Oriente, pero no era un ministerio ordenado sino un servicio para la administración del bautismo a las mujeres. También en esta cuestión hay un intento de adaptarse al mundo. La igualdad de dignidad entre el hombre y la mujer se confunde con la igualdad de funciones. En el cuerpo, los miembros tienen diferentes funciones pero igual dignidad, y la Iglesia es el cuerpo de Cristo, quien es su cabeza”.
¿Se ve afectada la doctrina de la iglesia?
“La doctrina o la enseñanza, el pasto (de donde vienen los términos pastor y pastoral) que los fieles deben nutrirse, debe ser ‘segura’, ‘saludable’ y ‘pura’, escribe el Apóstol a Tito. Escuchando a los obispos y sacerdotes en un diálogo con los laicistas, ha observado un sacerdote amigo mío, existe esta impresión: lógica 0, sentido de la realidad 0, doctrina 0, confusión 10, alineación al mundo 10, etc. No anuncian el evangelio de Jesucristo para convertir la mente y el corazón de los hombres a Dios, sino la ‘conversión ecológica’, aunque la Iglesia no ha recibido ningún mandato sobre la materia, ni tiene alguna competencia, los científicos están muy divididos sobre los llamados cambios climático. Entonces se olvidan de a qué fueron enviados, solo para llamar la atención de la gran prensa, mientras los fieles que quedan, se pierden y emigran. No pastorean el rebaño según el corazón de Cristo. El P. Giussani dice: ‘Si el cristianismo es un anuncio del hecho de que el Misterio se ha encarnado en un hombre, la circunstancia en la que uno toma una posición sobre esto, frente a todo el mundo, es importante para la definición misma del testimonio’”.
¿Quiénes son los viri probati?
“El tentativo de clericalizar a los laicos, aunque el Vaticano II los exhortó a permear las realidades temporales, dando testimonio y haciendo misión en la familia y en el trabajo. Además, algunos observadores se han preguntado: si el objetivo en la Amazonía es valorizar las culturas indígenas, incluso idolátricas, ¿para qué sirven los sacramentos y, por lo tanto, los sacerdotes? Si se teoriza que se necesita vivir la fe de un modo laico, ¿para qué sirve el sacerdocio? En la Amazonía, como en otras partes del mundo, uno debe evangelizar y promover la fe y la oración, así surgirán vocaciones”.