LifeSiteNews, Jul-03-2019, ha presentado lo que ellos han llamado “nuevo testimonio de Viganò”, lo que en realidad es la publicación de una pregunta que no fue publicada por The Washington Post en aquella amplia entrevista que realizó vía correo electrónico a Mons. Carlo Maria Viganò y publicada recientemente en su sitio de internet (publicada en versión reducidísima en su versión impresa, traducción en español en Infovaticana). Es bastante probable que el diario no la haya publicado porque decidió investigar las acusaciones que contiene esa respuesta. Lo que no sabemos son las motivaciones de Mons. Viganò en hacer pública dicha respuesta.
Traducción de Secretum Meum Mihi (con algunas adaptaciones).
Nuevo testimonio de Viganò: el Vaticano encubrió las denuncias de abuso sexual de los monaguillos del Papa
3 de julio de 2019 ( LifeSiteNews ) - Nota del editor: La entrevista del arzobispo Carlo Maria Viganò con The Washington Post, publicada el 10 de Junio, contenía una respuesta que The Washington Post decidió expurgar de la entrevista. Esta respuesta contenía información importante sobre acusaciones no abordadas de abuso sexual contra un alto funcionario de la Santa Sede, así como el encubrimiento de un antiguo seminarista, ahora sacerdote, acusado de abuso sexual de adolescentes pre-seminaristas que actuaron como monaguillos del Papa. Sigue el texto completo de las respuestas no publicadas de Viganò a The Washington Post. El texto ha sido ligeramente modificado para incluir las mayúsculas que normalmente se usan en inglés. El nombre de un individuo ha sido eliminado por LifeSite porque en este momento LifeSite no pudo encontrar el apoyo suficiente para la acusación en su contra.
I.b. ¿Ve alguna señal de que el Vaticano, bajo el Papa Francisco, esté tomando las medidas adecuadas para abordar los graves problemas de abuso? Si no, ¿qué falta?
Las señales que veo son verdaderamente nefastas. No solamente el Papa Francisco no está haciendo casi nada para castigar a quienes han cometido abusos, sino que no está haciendo absolutamente nada para exponer y llevar ante la justicia a quienes, durante décadas, han facilitado y encubierto a los abusadores. Solo para citar un ejemplo: El cardenal Wuerl , quien encubrió los abusos de McCarrick y otros durante décadas, y cuyas repetidas y descaradas mentiras se han hecho manifiestas a todos los que han prestado atención (para aquellos que no han prestado atención, ver washingtonpost.com/opinions/cardinal-wuerl-knew-about-theodore-mccarrick-and-he-lied-about-it), tuvo que renunciar en desgracia por la indignación popular. Sin embargo, al aceptar su renuncia, el Papa Francisco lo elogió por su “nobleza”. ¿Qué credibilidad ha dejado el Papa después de este tipo de declaración?
Pero tal comportamiento no es de ninguna manera el peor. Volviendo a la cumbre y su enfoque en el abuso de menores, ahora deseo llamar su atención sobre dos casos recientes y realmente horripilantes que involucran acusaciones de delitos contra menores durante el mandato del Papa Francisco. El Papa y muchos prelados en la Curia están bien al tanto de estas acusaciones, pero en ninguno de los casos se permitió una investigación abierta y exhaustiva. Un observador objetivo no puede dejar de sospechar que se están encubriendo hechos horribles.
1. Se dice que el primero ocurrió dentro de los propios muros del Vaticano, en el Pre-Seminario Pío X, que se encuentra a pocos pasos de la Domus Sanctae Marthae, donde vive el papa Francisco. Ese seminario capacita a los menores que sirven como monaguillos en la Basílica de San Pedro y en las ceremonias papales.
Uno de los seminaristas, Kamil Jarzembowski, compañero de habitación de una de las víctimas, afirma haber presenciado docenas de incidentes de agresión sexual. Junto con otros dos seminaristas, denunció al agresor, primero personalmente ante sus superiores del pre-seminario, luego por escrito a los cardenales, y finalmente en 2014, nuevamente por escrito, al Papa Francisco mismo. Una de las víctimas fue un niño, presuntamente maltratado durante cinco años consecutivos, a partir de los 13 años. El presunto agresor era un seminarista de 21 años, GabrieleMartinelli.
Ese pre-seminario está bajo la responsabilidad de la diócesis de Como y está dirigido por la Asociación Don Folci. Se confió una investigación preliminar al vicario judicial de Como, don Andrea Stabellini, quien encontró elementos de evidencia que justificaban una investigación adicional. Recibí información de primera mano que indica que sus superiores le prohibieron que continuara la investigación. Él puede testificar por sí mismo, y les insto a que vayan y lo entreviste. Ruego que él encuentre el valor para compartir con ustedes lo que tan valientemente compartió conmigo.
Junto con lo anterior, supe cómo las autoridades de la Santa Sede trataron este caso. Después de que Don Stabellini recolectó la evidencia, el caso fue inmediatamente encubierto por el entonces obispo de Como, Diego Coletti, junto con el cardenal Angelo Comastri, vicario general del Papa Francisco para la Ciudad del Vaticano. Además, el cardenal Coccopalmerio, entonces presidente del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos, a quien Don Stabellini consultó, le recomendó encarecidamente que detuviera la investigación.
Usted podría preguntarse cómo se cerró este horrible caso. El obispo de Como sacó a Don Stabellini del puesto de Vicario Judicial; el denunciante, el seminarista Kamil Jarzembowski, fue expulsado del seminario; los dos compañeros seminaristas que se habían unido a él en la denuncia abandonaron el seminario; y el presunto abusador, Gabriele Martinelli, fue ordenado sacerdote en julio de 2017. Todo esto sucedió dentro de los muros del Vaticano, y ni una palabra salió durante la cumbre.
Por lo tanto, la cumbre fue terriblemente decepcionante, porque es una hipocresía condenar los abusos contra menores de edad y afirmar que se conduele con las víctimas al tiempo que se niega a enfrentar los hechos con honestidad. Una revitalización espiritual del clero es muy urgente, pero en última instancia será inefectiva si no hay voluntad de abordar el problema real.
2. El segundo caso involucra al arzobispo Edgar Peña Parra, a quien el Papa Francisco ha elegido para ser el nuevo Sustituto en la Secretaría de Estado, convirtiéndolo en la tercera persona más poderosa de la curia. Al hacerlo, el Papa esencialmente ignoró un aterrador expediente que le envió un grupo de fieles de Maracaibo, titulado “¿Quién es verdaderamente Monseñor Edgar Robinson Peña Parra, Nuevo Sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano?” El expediente está firmado por el Dr. Enrique W. Lagunillas Machado, a nombre del “Grupo de Laicos de la Arquidiócesis de Maracaibo por una Iglesia y un Clero según el Corazón de Cristo”. Estos fieles acusaron a Peña Parra de terrible inmoralidad, describiendo en detalle sus presuntos crímenes. Esto podría incluso ser un escándalo que supere al de McCarrick, y no se debe permitir que el silencio lo cubra.
Algunos hechos ya han sido publicados en los medios de comunicación, especialmente en el semanario italiano L'espresso (ver espresso.repubblica.it/inchieste/2018/10/18/news/buio-in-vaticano-ecco-l-ultimo-scandalo- 1.327923). Ahora agregaré hechos conocidos por la Secretaría de Estado en el Vaticano desde 2002, de los que supe cuando me desempeñé como Delegado para Representaciones Pontificias.
• En Enero de 2000, el periodista de Maracaibo Gastón Guisandes López hizo acusaciones serias contra algunos sacerdotes de la diócesis de Maracaibo, incluyendo a Mons. PeñaParra, que incluyen abuso sexual de menores y otras actividades posiblemente delictivas.
• En 2001, Gastón Guisandes López pidió dos veces ser recibido por el nuncio apostólico (el embajador del Papa) en Venezuela, el arzobispo André Dupuy, para discutir estos asuntos, pero el arzobispo inexplicablemente se negó a recibirlo. Sin embargo, informó a la Secretaría de Estado que el periodista había acusado a Mons. Peña Parra de dos delitos muy graves, describiendo las circunstancias.
o Primero, se acusó a Edgar Peña Parra de haber seducido, el 24 de Septiembre de 1990, a dos seminaristas menores de la parroquia de San Pablo, que ingresaron al Seminario Mayor de Maracaibo ese mismo año. Se dice que el evento tuvo lugar en la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, donde el reverendo José Severeyn fue párroco. El Reverendo Severeyn fue luego removido de la parroquia por el entonces arzobispo Mons. Roa Pérez. El caso fue denunciado a la policía por los padres de los dos jóvenes y fue tratado por el entonces rector del seminario mayor, el Revdo. Enrique Pérez, y por el entonces director espiritual, el Revdo. Emilio Melchor. El reverendo Pérez, cuando fue interrogado por la Secretaría de Estado, confirmó por escrito el episodio del 24 de Septiembre de 1990. He visto estos documentos con mis propios ojos.
o En segundo lugar, Edgar Peña Parra presuntamente estuvo involucrado, junto con [NOMBRE REMOVIDO], en la muerte de dos personas, un médico y un tal Jairo Pérez, que tuvo lugar en agosto de 1992, en la isla de San Carlos en el lago de Maracaibo. Fueron asesinados por una descarga eléctrica, y no está claro si las muertes fueron accidentales o no.Esta misma acusación también está contenida en el expediente antes mencionado enviado por un grupo de laicos de Maracaibo, con el detalle adicional de que los dos cadáveres fueron encontrados desnudos, con evidencia de macabros encuentros homosexuales lascivos. Estas acusaciones son, por decir lo menos, extremadamente graves. Sin embargo, a PeñaParra no solo no se le exigió afrontarlos, sino que se le permitió continuar en el servicio diplomático de la Santa Sede.
• Estas dos acusaciones fueron informadas a la Secretaría de Estado en 2002 por el entonces nuncio apostólico en Venezuela, el arzobispo André Dupuy. La documentación pertinente, si no ha sido destruida, se puede encontrar tanto en los archivos del personal diplomático de la Secretaría de Estado donde ocupé el puesto de Delegado para las Representaciones Pontificias, y en los archivos de la nunciatura apostólica en Venezuela, donde los siguientes arzobispos han servido como nuncios desde entonces: Giacinto Berloco, de 2005 a 2009; Pietro Parolin, de 2009 a 2013; y Aldo Giordano, desde el 2013 hasta el presente. Todos ellos tenían acceso a los documentos que informaban estas acusaciones contra el futuro Substituto, al igual que los cardenales Secretarios de Estado [Angelo] Sodano, [Tarcisio] Bertone y [Pietro] Parolin y los Substitutos [Leonardo] Sandri, [Fernando] Filoni y [Angelo] Becciu.
• Particularmente notorio es el comportamiento del cardenal Paroli, quien, como secretario de Estado, no se opuso al reciente nombramiento de Peña Parra como Sustituto, que lo convierte en su colaborador más cercano. Más aún: años antes, en Enero de 2011, como nuncio apostólico en Caracas, Parolin no se opuso al nombramiento de Peña Parra como arzobispo y nuncio apostólico en Pakistán. Antes de tales nombramientos importantes, se realiza un riguroso proceso informativo para verificar la idoneidad del candidato, por lo que estas acusaciones seguramente fueron traídas a la atención del cardenal Parolin.
Además, el Cardenal Parolin sabe los nombres de varios sacerdotes en la Curia que no son sexualmente castos, violando las leyes de Dios las cuales se comprometieron solemnemente a enseñar y practicar, y él sigue mirando hacia otro lado.
Si las responsabilidades del cardenal Parolin son graves, aún más las del Papa Francisco por haber elegido para una tan importante posición en la Iglesia, a un hombre acusado de delitos tan graves, sin primero insistir en una investigación abierta y exhaustiva. Hay un aspecto más escandaloso de esta historia horrible. Peña Parra está estrechamente relacionada con Honduras, y más precisamente con el cardenal Maradiaga y el obispo Juan José Pineda. Entre 2003 y 2007, Peña Parra sirvió en la nunciatura en Tegucigalpa, y mientras estuvo allí muy cerca de Juan José Pineda, quien en 2005 fue ordenado obispo auxiliar de Tegucigalpa, convirtiéndose en la mano derecha del cardenal Maradiaga. Juan José Pineda renunció a su cargo de obispo auxiliar en Julio de 2018, sin dar ninguna razón a los fieles de Tegucicalpa. El Papa Francisco no ha publicado los resultados del informe que el Visitador Apostólico, el obispo argentino Alcides Casaretto, entregó directamente y solo a él hace más de un año. ¿Cómo se puede interpretar la firme decisión del Papa Francisco de no hablar o responder a cualquier pregunta sobre este asunto, excepto como un encubrimiento de los hechos y la protección de una red homosexual? Tales decisiones revelan una verdad terrible: en lugar de permitir investigaciones abiertas y serias de aquellos acusados de delitos graves contra la Iglesia, el Papa está permitiendo que la Iglesia misma sufra.
Volviendo a su pregunta. Me pregunta si veo alguna señal de que el Vaticano, bajo el papa Francisco, esté tomando las medidas adecuadas para abordar los graves problemas de abuso. Mi respuesta es simple: El mismo Papa Francisco está encubriendo los abusos en este momento, como lo hizo con McCarrick. Lo digo con gran dolor. Cuando el Rey David declaró al codicioso hombre rico en la parábola de Natán digno de muerte, el profeta le dijo sin rodeos: “Tú eres el hombre” (2 Sam 12, 1-7). Esperaba que mi testimonio fuera recibido como el de Natán, pero en lugar de eso fue recibido como el de Micaías (1 Reyes 22, 15-27). Rezo para que esto cambie.