Aparecen hoy dos entrevistas en dos medios españoles con el Arzobispo emérito de Milán, card. Angelo Scola, una en Alfa y Omega y otra en el periódico ABC. De esta última seleccionamos el siguiente aparte.
—Usted afirma que «las divisiones entre los católicos han surgido sobre todo en los últimos años», ¿cree que el Papa tiene alguna responsabilidad en ello?
—Esta es una cuestión sobre la que se discute mucho últimamente porque se ha puesto de moda. Y es algo que ha sucedido con todos los papas. Un factor significativo en la historia de la Iglesia es que entre un papado y otro es importante que se den elementos de discontinuidad dentro de la unidad. Esto está vinculado al hecho de que también en el carisma petrino el espíritu se sirve del temperamento, del estilo de vida, del carácter del elegido. Por lo tanto es evidente que Francisco no es Benedicto. No es que yo no quiera considerar su pregunta, pero desde el principio he dicho que Francisco está constituyendo un puñetazo en el estómago a nosotros europeos y habitantes del norte del Atlántico que estamos cansados y sentados. Por tanto tenemos que aprender del Papa.
—Este Papa, ¿tiene más enemigos que sus antecesores?
—A mí parecer no. Se puede decir quizás que, sobre todo después de Amoris Laetitia, una justa preocupación por la doctrina no siempre acepta el estilo de guía del Papa y sus indicaciones. Pero a mi parecer, excepto grupos minoritarios, el Papa es muy seguido, también fuera del mundo católico. .
—¿Es comprendido Francisco en Europa en esa sensibilidad que usted denomina «catolicismo popular»?
—No. Por eso yo afirmo que hay que entender al Papa. Por ejemplo, cuando alguno le acusa de no tener una formación intelectual comete un grave error porque ciertamente el Papa no es un académico pero, en cambio, ha tenido una sólida formación, la típica de los jesuitas de su generación.