Saturday, January 12, 2019

“Cínica real(Papa)politik”, columna de opinión en Il Foglio


La columna la firma Matteo Matzuzzi y fue publicada en Il Foglio, Ene-12-2019, primera página. Traducción de Secretum Meum Mihi.

Cínica real(Papa)politik

Los obispos venezolanos definieron a Maduro “ilegítimo”. Pero el Vaticano participa en la fiesta de posesión

Roma. “La pretensión de iniciar un nuevo período presidencial el 10 de enero [por parte de Nicolás Madura, ndr] es ilegítima por su origen, y abre una puerta al desconocimiento del Gobierno porque carece de sustento democrático en la justicia y en el derecho”, escribieron los obispos venezolanos reunidos en asamblea plenaria el pasado 9 de enero. Al día siguiente, mientras gran parte de los embajadores europeos desertaron de la enésima ceremonia de instalación del delfín de Hugo Chávez, bien visible era la figura de Msgr. George Koovakod, encargado de negocios de la Santa Sede. A Maduro no le parecía verdad, estaba casi conmovido: aislado de los vecinos latinoamericanos y con el pueblo contrario, cada vez más abroquelado en su fortaleza como solo pueden hacer los déspotas, inmediatamente agradeció a Monseñor su presencia “valerosa”. Otra medalla para colgarse en el pecho, frente a sacerdotes maltratados o amenazados de muerte —“Muerte a los curas”, escribieron en el costado de alguna iglesia venezolana —con obispos obligados a descender del altar para dar lugar a las arengas de los colectivos del régimen y protegidos solo por los heroicos fieles, que tal vez pueden renunciar al pan pero no a la misa, incluso si —como Mons. Manuel Felipe Díaz Sánchez, obispo de Calabozo, “ya no tenemos más las biblias”. La Santa Sede ha querido participar en el laico rito, porque —es cierto— nunca ha roto relaciones con ningún estado. Deja siempre una puerta abierta, y haber enviado a un funcionario de bajo nivel es una manera de indicar el propio “disgusto” por lo que está sucediendo en el país, dijo una fuente a la Nación, un diario de Buenos Aires muy bien informado sobre todo lo que gira en torno al Papa. Lo cual es comprensible: dialogar lo más posible, siempre, para buscar mejorar la situación. Está en la naturaleza misma de la Iglesia. Esto es lo que se ha visto con China, incluso antes con Vietnam. Este caso, sin embargo, es diferente: la realpolitik vaticana —desde hace algunos meses, el Sustituto es Mons. Edgar Peña Parra, venezolano— rechazó de hecho a los obispos locales que solo veinticuatro horas antes llamaron a Maduro "ilegítimo”. ¿Que sea un intento extremo de facilitar la mediación, llevando a las partes de nuevo a la mesa de negociaciones? ¿Una manifestación de la buena voluntad del Vaticano en la búsqueda de un canal eficaz de “negociación” con el régimen? Es posible, incluso si el resultado más inmediato y visible del caso consiste en el posterior debilitamiento de la Conferencia Episcopal, que cada día tiene que lidiar con el guardián de la ideología chavista. (Mateo Matzuzzi)


Entradas Relacionadas: Declaración del portavoz vaticano interino sobre presencia de representante de la Santa Sede en posesión del dictador Nicolás Maduro.





Card. Wuerl sabía de conducta abusiva de ex cardenal McCarrick desde 2004


Artículo de The Washington Post, Ene-11-2018. Traducción de Secretum Meum Mihi.

Wuerl sabía de las acusaciones de abuso de McCarrick, según funcionarios católicos.

Por MICHELLE BOORSTEIN


El cardenal Donald Wuerl de Washington conocía de las acusaciones de conducta sexual inapropiada contra el ex cardenal Theodore McCarrick y las reportó al Vaticano en 2004, confirmaron funcionarios de la iglesia el Jueves por la noche, a pesar de que desde el verano pasado se había retratado como ignorante de cualquier queja relacionada con McCarrick.

Robert Ciolek, un ex sacerdote que llegó a un acuerdo con la iglesia en 2005 después de acusar a clérigos, incluido McCarrick, le dijo a The Washington Post que recientemente se enteró de que la Diócesis de Pittsburgh tiene un archivo que muestra que Wuerl estaba al tanto de sus acusaciones contra McCarrick. El archivo incluye documentación de que Wuerl, quien era obispo de Pittsburgh en ese momento, compartió la información con el entonces embajador del Vaticano Gabriel Montalvo.

El contenido del documento, que Ciolek le dijo a The Washington Post vio en Diciembre, choca bruscamente con las declaraciones públicas de Wuerl sobre McCarrick desde que el clérigo fue suspendido en Junio debido a una queja de que acosó a un monaguillo décadas atrás.

Las explosivas acusaciones contra McCarrick, que incluyen otras dos acusaciones de abuso a menores así como de acoso a seminaristas, dieron lugar a una crisis en la Iglesia Católica en los Estados Unidos. Desde el principio, Wuerl ha rechazado ampliamente las acusaciones de que tuvo algo que ver en ello.

El caso de McCarrick está a punto de ser decidido en uno de los procesos por abuso de clérigos de más alto perfil que se realizará en de Roma.

Tanto la Arquidiócesis de Washington como la diócesis de Pittsburgh reconocieron el Jueves por la noche que Wuerl lo sabía y lo dijo al Vaticano, y dijo que simplemente estaban tratando de proteger la confidencialidad de Ciolek.

Ciolek lo desestimó el Jueves. “No había nada que les impidiera hablar con alguien” sobre su caso. Wuerl en el peor de los casos podría haber dicho: ‘Estoy consciente, pero no puedo nombrar a esa persona’”.

El propio Wuerl se vio obligado a retirarse a principios del verano debido a su presunto mal manejo de la mala conducta sexual del clero cuando era obispo de Pittsburgh, y se rumorea que su reemplazo será nombrado en las próximas semanas. Un informe del gran jurado por fiscales de Pennsylvania detallando extensos abusos sexuales del clero y encubrimiento en el estado y criticando a Wuerl por no hacer más ha alimentado la creencia de que la Iglesia Católica no ha reformado sí en sus niveles más altos.

Muchos católicos se han enojado y han sido heridos por los informes de que el popular y prominente McCarrick, quien fue el predecesor de Wuerl como arzobispo de Washington, se involucraba regularmente en conducta indebida y que era un secreto a voces entre la jerarquía.

Wuerl, un aliado cercano del Papa Francisco visto como leal, eficaz y cauteloso administrador, ha presentado el asunto de McCarrick como una noticia para él cuando se le ha preguntado desde Junio.

En Junio, dijo: “Puedo informar que no se ha hecho ninguna reclamación —creíble o de otro tipo— contra el cardenal McCarrick durante su tiempo aquí en Washington”. Negó en esa declaración y en otras que conocía los cargos, y dijo solamente después de la primera denuncia de los jóvenes que estaba “conmocionado y entristecido”.

En una entrevista del 31 de Julio en el periódico arquidiocesano Catholic Standard, se le preguntó a Wuerl sobre “numerosas historias o publicaciones en blogs que repetían rumores o insinuaciones de larga data que podría haber por ahí con respecto al arzobispo McCarrick”. Wuerl respondió: “En el último mes, he visto algunos de esos nuevos reportes públicos. Pero en mis años aquí en Washington e incluso antes de eso, no los había escuchado. Con los rumore —especialmente los viejos 30, 40, incluso 50 años— no hay mucho que podamos hacer a menos que la gente salga a compartir lo que sepa o lo que experimentaron”.

La declaración de la Arquidiócesis de Washington el Jueves dijo que Wuerl no tenía la intención de “ser impreciso” con sus declaraciones públicas.

“Además, el cardenal Wuerl ha intentado ser preciso al abordar preguntas sobre el arzobispo McCarrick. Sus declaraciones anteriormente se referían a las denuncias de abuso sexual de un menor por parte del Arzobispo McCarrick, así como a los rumores de tal comportamiento”.

Los documentos que Ciolek dijo que vio en Diciembre en el archivo de personal de sacerdotes de la Diócesis de Pittsburgh muestran que Wuerl fue al representante del Vaticano en los Estados Unidos en el otoño de 2004 sobre McCarrick. En Mayo de 2006, el Vaticano anunció el retiro de McCarrick como arzobispo de Washington y el nombramiento de Wuerl para reemplazarlo como jefe de la arquidiócesis, una de las más prestigiosas del país.

Ciolek compartió los documentos con The Washington Post con pesar, dijo, porque primero había pedido en repetidas ocasiones reunirse con Wuerl y finalmente fue rechazado después de que Kim Viti Fiorentino, canciller y consejera general de la arquidiócesis de D.C. le proporcionara una lista de restricciones propuestas. Entre ellas, dijo: Si se reunía con Wuerl, no podía tomar notas, grabar o hacer preguntas. Se le dijo que la visita tenía por objeto ofrecer la atención “pastoral” de Wuerl, dijo Ciolek, quien ahora es un abogado casado en New Jersey.

En un correo electrónico del 8 de Enero a Fiorentino, Ciolek dijo que estaba frustrado de que una reunión con Wuerl fuera postergada y luego cancelada. Él le dijo que tenía esperanza en una reunión cara a cara para agradecerle a Wuerl por llevar el problema de McCarrick al embajador del Vaticano en 2004. Pero también dijo que esperaba decirle lo doloroso que es —como la víctima que hizo visible los detalles sensibles de la queja hace 14 años— escuchar a Wuerl negar públicamente que supiera sobre la participación de McCarrick.

“Para mí, como víctima de abuso, es menosprecio que él, como sacerdote y líder de la iglesia, pase por alto, ignore o mienta sobre lo que él sabe que compartí. Es simplemente irrespetuoso en términos de lo que me indica cuando dice esas cosas”, dijo Ciolek a The Washington Post de los comentarios públicos de Wuerl.

“Es como si yo no existiera. Disminuye el significado de los eventos en sí mismos”, dijo Ciolek. Nada cambiará “a menos que la gente salga”, dijo.

The Washington Post informó el otoño pasado sobre el acuerdo de Ciolek en 2005, que había sido revelado en Junio por las diócesis de New Jersey el día en que se anunció la suspensión de McCarrick . Los funcionarios de New Jersey dijeron que habían resuelto dos casos con adultos que informaron haber sido acosados sexualmente por McCarrick. Sólo se mencionaba a New Jersey.

Lo que no se supo hasta el artículo de septiembre de The Washington Post era que el acuerdo no solo incluía las acusaciones de Ciolek de que había sido abusado en una escuela secundaria católica en New Jersey, sino que también había sido objeto de abuso y mala conducta en el seminario por un sacerdote de Pittsburgh y por McCarrick. Esa es la razón por la cual el asunto de McCarrick se presentó ante la junta de Pittsburgh, y [ante] Wuerl.

La historia de The Washington Post señaló que el nombre de Wuerl, como obispo de Pittsburgh, estaba en el documento del acuerdo, lo que planteaba dudas sobre lo que Wuerl sabía. Ciolek también viajó a Pittsburgh en 2004 para declarar ante la junta de revisión de la diócesis.

El portavoz de la Arquidiócesis de Washington, Ed McFadden, este otoño le dijo a The Washington Post en respuesta a preguntas que Wuerl no sabía “sobre el acuerdo”.

Ciolek dijo que eso lo llevó a querer entender lo que Wuerl sabía y si alguna vez había hecho algo con la información del testimonio de Ciolek. Eso lo llevó de regreso a Pittsburgh este pasado Diciembre.

Solicitó una copia del testimonio que había ofrecido a la junta de revisión cuando llegó allí el 4 de Noviembre de 2004. El documento de nueve páginas que le dio la diócesis incluye una introducción y luego secciones sobre sus tres situaciones abusivas: en la escuela secundaria, con un profesor de seminario y luego con McCarrick, quien era el obispo supervisor de Ciolek en New Jersey.

En el testimonio, Ciolek dijo que McCarrick lo presionó a él y a otros seminaristas para que durmieran en una cama doble con él y les pediría que dieran y recibieran frotamientos en la espalda. En el testimonio, Ciolek describió la supuesta conducta del ex cardenal como “conducta inapropiada” porque McCarrick “ejerció una autoridad extraordinaria sobre mí”.

Ciolek dijo en el documento que McCarrick sabía que él había sido molestado cuando era un adolescente, y por lo tanto sus acciones “violaron la confianza que yo le había otorgado” al ejercitar sobre él sus “impulsos egoístas y distorsionados”.

En una sección final titulada “impacto en mi vida”, Ciolek dijo que el abuso que experimentó dejó “profundas cicatrices internas, traumas emocionales”.

Su archivo incluía una carta de presentación del 9 de Noviembre de 2004, de Ciolek a la coordinadora de la diócesis, Rita Flaherty. “En respuesta a su solicitud, la Diócesis de Pittsburgh está autorizada a compartir esta información con funcionarios eclesiásticos, incluido el nuncio papal”.

Después de pedir saber qué más había en el archivo, Ciolek viajó a Pittsburgh a principios de Diciembre, donde se le permitió ver una parte de un archivo sobre su caso. Era el archivo del personal sacerdote del sacerdote de Pittsburgh que Ciolek dice que abusó de él en el seminario. Los funcionarios diocesanos no le permitieron a Ciolek hacer copias o fotografiar los documentos.

Sin embargo, dijo que vio un muy breve —tal vez uno o dos párrafos cortos— memorándum en el archivo. De su recuerdo, Ciolek dijo que el documento estaba fechado en la época de su testimonio en Pittsburgh. Las palabras fueron mecanografiadas, dijo.

“[El testimonio] recordaba la reunión de Wuerl con el nuncio papal a principios de esa semana e indicaba que había compartido con el nuncio papal, el arzobispo Montalvo, los detalles relacionados con las denuncias que Yo había hecho sobre McCarrick”. El memorándum estaba en primera persona, dijo Ciolek, e incluía las iniciales manuscritas de Wuerl después de su nombre impreso. No decía nada sobre ninguna respuesta de Montalvo o de cualquier otra cosa, dijo Ciolek.

Preguntas a funcionarios de la iglesia en Pittsburgh y Washington sobre lo que Wuerl le dijo a Montalvo y lo que el representante del Vaticano dijo no fueron respondidas de inmediato el Miércoles.

Según reportes, Wuerl ha estado en Roma esta semana como miembro del organismo de selección de obispos, participando en conversaciones sobre su sucesor. Fue vocal en Noviembre en la reunión anual más reciente de la Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU., donde los obispos presentaron argumentos sobre cómo reformar sus procesos en casos de abuso para que sean más transparentes.

Wuerl también forma parte del cuerpo más amplio del Vaticano que maneja los casos de abuso de clérigos, la Congregación para la Doctrina de la Fe, que supervisa el juicio de McCarrick. Otra portavoz de la arquidiócesis, Chieko Noguchi, le dijo a The Washington Post esta semana que Wuerl no está involucrado en los procedimientos de McCarrick, pero no dijo por qué.

El Jueves, Ciolek elogió a Wuerl por llevar el informe de McCarrick directamente a Roma. En ese momento, en 2004, Ciolek ya había transmitido su abuso a varios otros obispos y, por lo que sabía, ninguno en ese momento había tratado de llevarlo a los altos mandos que podían actuar.

“Al leer el documento, sentí que Wuerl hizo lo correcto. Pero esa buena sensación de lo que había hecho se ha visto ensombrecida completamente por su mentira acerca de su conocimiento de ello”.

El Jueves, Fiorentino le envió un correo electrónico a Ciolek para decirle que lamentaba que se negara a reunirse con los abogados de la arquidiócesis en lugar de con Wuerl.

“Lamento Sinceramente que se sienta de esta manera hacia la Diócesis de Pittsburgh, el Cardenal Wuerl y la Iglesia”, dijo ella, ofreciendo nuevamente a Ciolek la oportunidad de reunirse con abogados. “Le deseo muchas bendiciones en el Año Nuevo y continuaré manteniéndolo en mis oraciones”.

Ciolek , que proviene de una familia devota y que asiste a la iglesia, dijo que quería que Wuerl se disculpara y admitiera lo que sucedió, acciones que él cree que podrían ser una parte importante de sanación católica.

“Mi esperanza era una reforma real, un cambio permanente, pasos serios”, dijo. “La honestidad y la disculpa de Wuerl habrían contribuido en gran medida a dar a la comunidad católica una mejor esperanza de que la iglesia se toma en serio el cambio”.