Primero debía avanzarse en la “sinodalidad”, que es lo que hicieron en el Sínodo de los jóvenes de Octubre de 2018, con ello se consigue una copia —más o menos— de lo que ocurre en el anglicanismo, donde cada sínodo hace lo que le venga en gana sin perder la comunión.
Una vez conseguido ello, es importante estar atentos a lo que van a hacer en el Sínodo para la Amazonía, programado para Octubre de 2019 en Roma. El punto más sobresaliente es la ordenación de hombres casados. Porque casi inmediatamente se logre que una porción de la Iglesia (sínodo) lo haga, es previsible que en otros lugares (sínodos) pidan lo mismo para ellos. Y no es que se necesite ser todo un Sherlock Holmes para saberlo, ya el obispo de Osnabrück, Franz-Josef Bode, ha dado a entender que si en el sínodo amazónico —porción de la Iglesia en la Amazonía, no necesariamente restringida a un país, pueden ser varias regiones de Brasil, Perú, Colombia, Ecuador, etc— se ordenan hombres casados, el sínodo de Alemania va a pedir lo mismo.
El organismo propagandístico instituido para lograr los objetivos preconcebidos se llama REPAM (Red Eclesial Panamazónica), al mando del card. Cláudio Hummes, creada en Brasilia en Septiembre de 2014 y presentada “en sociedad” en Mar-02-2015. Para nosotros un organismo completamente inductista. En el punto concreto de la ordenación de hombres casados ha venido haciendo un fuerte trabajo para (1) sembrar en la mente de los pobladores amazónicos la necesidad de ello y (2) ir dando a conocer los líderes de diferentes partes de la Amazonía, para nosotros los futuros candidatos a la ordenación. Un tercer paso sería presentar la —artificialmente creada— necesidad de ordenación de hombres casados, como si hubiera nacido de los propios pobladores de la Amazonía, eso sería ya en Octubre.
Deteniéndonos en los candidatos, por ej., el sitio de internet de REPAM dedicó en Octubre pasado una nota en la que destacan a Santiago Manuin Valera (foto de la derecha), a quien introducen como “reconocido líder de los pueblos Awajún y Wampis, de la Amazonía norte del Perú”. Luego destacan las cualidades por la que se perfilaría como candidato para ser ordenado.
Lleva todo una vida en la defensa y promoción de los derechos de los pueblos originarios. El 2009 fue herido de varios disparos en los hechos del denominado Baguazo. Se recuperó y mas tarde se libró de una denuncia en su contra por tales hechos. El 2014 recibió el Premio Nacional de Derechos Humanos “Ángel Escobar Jurado”.
Su relación con la Iglesia data de hace mucho tiempo, especialmente a través de los jesuitas. Antes de responder algunas preguntas, cuenta que el gran Ajutap (dios de sus antepasados) le ha hablado al indígena awajún sin intermediarios, sin misioneros. Según narra, este contacto coincide con lo que el relato bíblico cuenta de Moisés, quien recibió el encargo de liberar a su pueblo. Igualmente, dice Manuin, el Ajutap le dijo al awajún que libere a su pueblo de la opresión.
Al mismo tiempo, la nota esta impregnada del —previamente inyectado— gérmen ese de “nosotros podemos solos”, el cual se hace patente en que subrayan cómo Manuin declara que los misioneros deben cumplir un papel cuasi-ornamental, porque los protagonistas son los pueblos amazónicos.
Los misioneros que han llegado a nuestro territorio han visto que realmente la defensa del territorio y todo lo que aquí se habla, debía de ser (hecho por) el mismo indígena. Entonces lo primero que han hecho (la Iglesia) es crear escuelas para formar indígenas para que ellos sean los protagonistas en la construcción de su propia historia. Entonces los awajún han estudiado, han leído, han terminado su primaria, su secundaria, y han estudiado en diferentes universidades. Entonces ellos son los que están asumiendo la lucha de su territorio, el misionero acompaña.
En esta parte Manuin hace una observación, afirma que, respecto a lo explicado en un principio, los misioneros en la Amazonia todavía no logran involucrarse con la historia y religiosidad de los pueblos indígenas. “Los misioneros no lo viven, no viven con el pueblo indígena, no transmiten desde su historia, desde su mitología no nos hablan. Entonces aquí, yo he visto que los indígenas de la Amazonía son muy sumisos, porque (el misionero) no les ha dado el verdadero rostro de Cristo. Entonces el awajún de principio es luchador, es guerrero, la formación que le han dado, el misterio del evangelio que le han inculcado reforzó nuestro movimiento de lucha.”
En otro aparte dice Manuin:
El rostro amazónico está en que el indígena asuma su responsabilidad y no el misionero, para mí el misionero es el encargado de llevar los materiales del evangelio.
Más recientemente, el mismo sitio de REPAM trae otra nota de Noviembre en la que presentan a otro líder, José Manuyama (foto de la derecha), “defensor ambiental”. Como en el caso anterior, destacan algunos aspectos de su hoja de vida por los que se haría candidato a la ordenación.
es profesor y miembro del Comité de Defensa del Agua, un colectivo que actúa en Iquitos (Loreto) y que está integrado por organizaciones juveniles, universitarias, ambientales y por figuras destacadas de la ciudad. Como reconocido activista ambiental lleva varios años promoviendo y acompañando acciones en defensa de los ríos, los bosques, y, en general, de los derechos humanos y de la naturaleza.
Luego viene una entrevista, basicamente sobre el tema ambiental. Obviamente en este caso también se hace énfasis en las deficiencias de la Iglesia, concretamente sobre el aspecto ambiental, bajo el gérmen ese de “nosotros podemos solos”, para sugerir como debe ser a futuro.
-De lo que usted ha podido ver, ¿cuál ha sido el trabajo de la Iglesia al respecto? ¿Ha habido algún trabajo conjunto?
La Iglesia participa, pone a disposición, por ejemplo, las oficinas de Derechos Humanos que tiene; apoya en las demandas (judiciales), por ejemplo, en el caso del proyecto Hidrovías. Hay sacerdotes que se involucran más que otros, pero todavía falta. De hecho, la gente, los fieles, la feligresía, no participa. La Iglesia reúne a gran cantidad de gente a veces en los grandes eventos religiosos, y si toda esa gente se informara y ayudara a que haya un mejor control de las actividades económicas, entonces estaríamos en mejores condiciones. Quizá esa parte es lo que falta de la Iglesia: promover más fuerte, en armonía a la encíclica Laudato Si. Pienso que hay las condiciones para una Iglesia mucho más involucrada en la conservación de la creación, en términos eclesiásticos.
Eso sólo dos ejemplos de cómo ya el asunto de la ordenación para hombres casados parece estar bastante avanzado, ¡si ya hasta candidatos tienen!