Tuesday, November 20, 2018

Francisco a Rumania, Bulgaria y Macedonia en Mayo de 2019

Eso dice Religión Digital, Nov-20-2018, con lo que por ahora solamente es un rumor que se consigna, como suele suceder en estos casos.

(Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano).- En un 2019 que estará marcado por al menos 10 visitas ya previstas dentro y fuera de Italia, se confirmó cuál será el viaje que hará el papa Francisco en Europa: el pontífice irá a Rumania, Bulgaria y Macedonia la primera semana de mayo, casi seguramente del 3 al 7, confirmó Religión Digital.

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El resto lo pueden leer allí.

Un rebaño sin pastores


Esta es una versión en español, proporcionada de orígen, de la columna aparecida originalmente en The New York Times, Nov-18-2018, pág. 9, bajo el título “Sheep Without Shepherds” (en la imágen, click para ampliar) y firmada por Ross Douthat, al que suelen llamar “el columnista conservador” de dicho periódico.

Un rebaño sin pastores

Ross Douthat


He aquí un hecho impresionante sobre la Iglesia católica romana en Estados Unidos. La crisis provocada por los abusos sexuales de principios de la década del año 2000, las espantosas revelaciones de depredación que comenzaron en Boston en 2001, no tuvieron un efecto evidente a largo plazo en la práctica de la fe.

Sí, el catolicismo estadounidense ha perdido millones de feligreses bautizados en los últimos 50 años. Sin embargo, ese declive fue más pronunciado en las décadas de los sesenta y los setenta; para el cambio de milenio, las tendencias como ir a misa, casarse y bautizarse se habían estabilizado o estaban en un declive más lento.

Después de los escándalos de 2001, Gallup mostró una caída temporal en la asistencia registrada a misa, seguida de una rápida recuperación. Otros datos no mostraron un efecto claro en la asistencia. Ni las ordenaciones ni las conversiones de adultos disminuyeron drásticamente. Hubo colapsos locales y crisis individuales de fe y la autoridad moral de los obispos se debilitó considerablemente. Sin embargo, como institución, la Iglesia católica romana pareció sobrellevar la tormenta mejor de lo que se podría haber esperado. La creencia católica de que los sacramentos son más importantes que los pecados de los hombres responsables de ofrecerlos se puso a prueba y aparentemente perduró.

La interrogante que se cierne sobre el catolicismo estadounidense en la actualidad, mientras atraviesa por una segunda experiencia de purgatorio con el escándalo, es si en esta ocasión es diferente, si la peculiar mezcla de resiliencia, estancamiento y decadencia de la Iglesia posterior a los setenta puede sobrevivir una segunda agonía.

La pregunta se ha agudizado con el fiasco de la semana pasada en Baltimore, en la Asamblea General de la Conferencia Nacional de Obispos Católicos, donde se suponía que los pastores de la Iglesia estadounidense votarían por una especie de plan para manejar las actividades ilícitas en sus filas. Desafortunadamente, sus intenciones fueron acalladas a última hora por la insistencia del Vaticano en que las medidas de rendición de cuentas se debatan en Roma dentro de algunos meses.

El fiasco no sorprendió. La sordera y autoprotección de la intervención romana, el desconcierto y las divisiones internas entre los obispos estadounidenses, y los debates de liberales contra conservadores que siguieron fueron características de la crisis del catolicismo bajo el pontificado del papa Francisco.

Sin embargo, a pesar de no sorprender a nadie, el fiasco fue revelador. Cuando los escándalos de abuso sexual aparecieron en 2001 fue posible imaginar que eran solo sobre abuso sexual, que la iglesia podía simplemente tratar a los sacerdotes depredadores con terapia, comenzar a expulsarlos del sacerdocio y seguir adelante corregida y renovada.

Diecisiete años después, no hubo una respuesta adecuada de parte de los obispos estadounidenses y de Francisco ante la revelación de que un famoso cardenal era un depredador cuyos pecados se sabían incluso mientras ascendía y queda claro que esto estaba mal. La Iglesia se ha comportado mucho mejor desde 2001 en la tarea más básica de mantener a los niños a salvo. No obstante, en todo lo demás vinculado con el escándalo, ha habido pocos avances debido a que los líderes del catolicismo no pueden ponerse de acuerdo en lo que deben hacer para evolucionar.

Es evidente que hay una corrupción sexual y financiera purulenta en la jerarquía; es evidente que hay problemas con la forma en la que la Iglesia educa a los sacerdotes y selecciona a los obispos. No obstante, sus facciones teológicas están suficientemente apartadas como para que cada una prefiera no actuar antes que dejar al otro bando encabezar una reforma: porque los liberales piensan que los conservadores quieren la inquisición, los conservadores piensan que los liberales quieren el episcopalismo, y hay algo de verdad en ambas caricaturizaciones.

El resultado, como ocurre en la política secular estos días, es el estancamiento y la confusión, con una Iglesia cada vez más insegura de lo que enseña, dirigida por hombres que no pueden ponerse de acuerdo en cómo podría expiarse a sí misma. Lo cual a su vez deja a los fieles católicos con menos esperanzas de las que tenían en 2001 de que sus obispos puedan alcanzar la idoneidad y la decencia, por no hablar de la santidad cristiana.

Recientemente, dos periodistas católicos que conozco, Damon Linker y Melinda Henneberger —uno católico converso, atraído a la Iglesia a pesar de sus dudas, la otra una “verdadera creyente, graduada de escuelas católicas en las que se reza el rosario y la novena”— han escrito artículos sobre cómo los nuevos escándalos los están presionando a pasar de ser católicos practicantes a no practicantes y de ahí a “excatólicos”.

Algún día no muy lejano (tal vez para Adviento o Navidad) escribiré una columna sobre por qué esta retirada es un error garrafal. No obstante, por hoy es suficiente plantear la posibilidad de que Henneberger y Linker sean representativos de muchos católicos vacilantes, quienes se quedaron con un liderazgo corrompido en 2001, pero no se quedarán con una jerarquía que parece estar en quiebra en 2018... O durante todo el tiempo que el estancamiento interno de la Iglesia obstruya la justicia y evite la reforma.

Me parece que la reunión de los obispos en Baltimore sabe que esta es una posibilidad, que pueden ser responsables de la pérdida de feligreses, la pérdida de almas. Me parece que muchos verdaderamente tienen buenas intenciones, una desesperación auténtica por determinar qué debe hacerse.

Así mismo, me parece que su impotencia es una lección, demasiado literal, del camino que las buenas intenciones suelen empedrar.

Card. Cupich niega que él y el card. Wuerl tuvieran con antelación propuesta alternativa para manejo de casos de abuso sexual


Como anotamos en una entrada de ayer en la que tradujimos una información que aludía a los cardenales Blaise Cupich, arzobispo de Chicago, y Donald Wuerl, arzobispo de Washington recientemente renunciado pero nombrado al mismo tiempo administrador apostólico en exactamente la misma jurisdicción, había habido una negación de lo que en esa información se decía. Pues bien, este es el artículo que contiene su respuesta.

Información de Crux, Nov-19-2018. Traducción de Secretum Meum Mihi.

Cupich niega que él y Wuerl tramaron un plan rival antes de Baltimore

Christopher White
19 de noviembre de 2018
CORRESPONSAL NACIONAL


NUEVA YORK -
El cardenal Blase Cupich está rechazando las afirmaciones de que buscó promover una propuesta alternativa para la responsabilidad del obispo antes de la reunión de la semana pasada en Baltimore, en lugar del plan presentado por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB).

“La acusación es falsa”, dijo el arzobispo de Chicago a Crux el Domingo, en respuesta a un informe de Catholic News Agency (CNA) el Viernes de que él y el cardenal Donald Wuerl de Washington colaboraron en una propuesta separada.

“En ningún momento antes de la reunión de Baltimore, ninguno de los dos colaboramos en el desarrollo, ni siquiera hablamos, de un plan alternativo”, dijo.

Al comienzo de la reunión de la semana pasada de los obispos de Estados Unidos, el cardenal Daniel DiNardo, presidente de la USCCB, hizo el anuncio sorpresa de que el Vaticano había solicitado un retraso en la votación hasta después de la cumbre de Febrero en Roma, donde el Papa Francisco convocará a los presidentes de todas las Conferencias de todo el mundo para enfrentar la crisis global de abuso sexual.

Sobre la mesa había una propuesta de nuevas normas de conducta para los obispos, así como el establecimiento de una nueva comisión laica que investigaría las acusaciones contra los obispos.

Las dos propuestas se presentaron en respuesta a las revelaciones de este verano de que el ex cardenal Theodore McCarrick abusó serialmente a seminaristas durante décadas mientras ascendía a los puestos de liderazgo de la Iglesia, junto con los hallazgos de un informe del gran jurado de Pensilvania en Agosto que relataba siete décadas de abuso sexual y encubrimiento.

Si bien no se hicieron votos en Baltimore, los obispos continuaron en una discusión abierta tanto el Martes como el Miércoles, en la que surgió otra propuesta que utilizaría una agencia de terceros independiente, que recibiría denuncias, las informaría a las autoridades civiles según corresponda, y luego informaría tanto al presidente de la junta de revisión independiente dominada por laicos del obispo metropolitano y al metropolitano.

En el caso de una acusación contra un obispo metropolitano, una agencia de terceros informaría al Presidente de la Junta de Revisión del obispo sufragáneo principal y al sufragáneo principal.

Cupich, quien privilegió la propuesta y presentó una versión escrita a los funcionarios de la USCCB, dijo que ella “proporciona una respuesta a un nivel más local que nacional, lo cual está de acuerdo con las responsabilidades pastorales de la Iglesia de cuidar a los que han sido heridos”. También se libra de la disposición de aceptación [de la propuesta original de USCCB] al hacer obligatoria la cooperación del obispo acusado”.

También dijo que “desde el principio, hay participación y visibilidad de los laicos”, que serviría como un control simultáneo del responsable metropolitano de investigar al obispo en cuestión.

Si bien CNA informó que Wuerl y Cupich colaboraron en la propuesta, que, según su versión, se conocía en Roma como el “plan Wuerl”, tanto Cupich como un representante de Wuerl niegan que se haya realizado tal cooperación anticipada.

El Domingo, un portavoz de la archidiócesis de Washington dijo que si bien Wuerl había discutido, en términos generales, una propuesta similar a principios de este verano, nada se había formalizado, presentado o discutido con nadie.

Tanto Wuerl como Cupich son miembros de la Congregación para los Obispos del Vaticano, cuyo prefecto, el cardenal Marc Oullet, envió una carta a DiNardo el Domingo pasado por medio del Nuncio Apostólico a los EE. UU., el arzobispo Christophe Pierre, solicitando la demora.

Cupich dijo que él, junto con los otros cardenales, fueron convocados a la suite del hotel de DiNardo por el Secretario General de la USCCB, Monseñor Brian Bransfield, el Lunes por la mañana antes del inicio de la reunión general, y se les informó del [pedido de] retraso. Aunque todos los cardenales fueron invitados a asistir a la reunión, solo él y el cardenal Joseph Tobin de Newark, Nueva Jersey, estuvieron presentes, recordó.

Contrariamente al informe de CNA, que alega que Wuerl y Cupich colaboraron “durante semanas y lo presentaron a la Congregación para los Obispos del Vaticano antes de la asamblea de la conferencia de obispos de Estados Unidos en Baltimore”, tanto Cupich como un portavoz de Wuerl insisten en que eso es falso.

Cupich le dijo a Crux que al llegar a Baltimore, y al enterarse de la demora en la votación, consultó con numerosos obispos sobre el plan que finalmente presentó.

“El arzobispo [Salvatore] Cordileone [de San Francisco] ayudó a hacer más completas mis referencias al Código de Derecho Canónico, y el Arzobispo [Charles] Chaput [de Filadelfia] brindó apoyo en la conversación y abogó por completo por un plan Metropolitano”, dijo. “El cardenal Wuerl estaba entre la media docena de obispos a los que di el borrador en la reunión, pero fue el único obispo que no ofreció ningún comentario o sugerencia”.

Cupich dijo que su propuesta apunta a profundizar la responsabilidad de los obispos para que las acusaciones no sean subcontratadas con una entidad separada donde “no hay provisión para el ministerio pastoral y el cuidado de las víctimas y para los afectados por el abuso o el mal manejo que esté en consonancia con la vida de la Iglesia”.

“También me ha quedado claro, ya que he reflexionado sobre el desarrollo de los eventos durante el verano, que ya tenemos un tipo de plan Metropolitano que está funcionando. Esto queda claro por la experiencia de la Arquidiócesis de Nueva York en el caso del Arzobispo McCarrick y de la Arquidiócesis de Baltimore en el caso del Obispo Bransfield”, continuó.

“Ambos de estos arzobispos demostraron que valía la pena explorar un plan que involucró al Metropolitano”, sostuvo.

Al concluir la reunión de la semana pasada, DiNardo dijo que trabajaría con un grupo de trabajo para continuar consolidando ideas tanto para la propuesta Metropolitana como para la propuesta original antes de viajar a Roma para la cumbre de Febrero.

Cupich le dijo a Crux que no había hablado con el Papa Francisco ni con ningún miembro de los dicasterios romanos sobre la propuesta presentada la semana pasada, él creía que era importante que los católicos conocieran el estado actual de la reforma propuesta.

“Si bien no conozco todos los motivos para la demora de esta decisión, tomé nota de inmediato de que ahora tenemos que decirle a nuestro pueblo dónde estamos y también ayudar al presidente de nuestra conferencia mientras se prepara para esta importante reunión en Febrero, y abordarla en un espíritu de sinodalidad, que es caminar juntos como una Iglesia global con el sucesor de Pedro para abordar una necesidad urgente en la vida de la Iglesia”, dijo Cupich.

“Esta respuesta global también es parte de la urgencia del momento”, agregó.