Friday, September 14, 2018

“El Papa y el encubrimiento”, editorial de Los Angeles Times


Como de vez en cuando hacemos notar en ocasiones parecidas, la siguiente es la posición editorial de Los Angeles Times, aparecida ayer en la página A10 de su edición impresa bajo el título “El Papa y el encubrimiento” (“The pope and the cover-up”, en la foto, click para ampliar). Tengan en cuenta que no solamente se trata de un diario, sino que se trata de un poderoso grupo editorial en Estados Unidos, “Los Angeles Times Media Group”. Y, como es apenas evidente, los medios de comunicación de la élite globalista han salido a cerrar filas en torno a Francisco desde el “testimonio” Viganò. La versión en español está proporcionada por el propio diario.

El papa debe despejar las dudas sobre los encubrimientos en la Iglesia católica, incluso sobre su propia conducta

THE TIMES EDITORIAL BOARD
SEP 13, 2018


Durante casi una generación, la Iglesia católica romana en Estados Unidos y en todo el mundo fue sacudida por las noticias de que un número significativo de sacerdotes había abusado sexualmente de menores, y que sus líderes no solo conspiraron para ocultar los delitos, sino que también les permitieron a menudo seguir teniendo contacto con niños, a veces asumiendo erróneamente que se habían "curado".

Sin embargo, en el último tiempo la ansiedad entre los fieles debido a las décadas de negación y engaños llegó a un punto de crisis que amenaza con empañar el papado reformista de Francisco.

El propio sumo pontífice fue acusado por un diplomático retirado del Vaticano, el arzobispo Carlo María Vigano, de reactivar en funciones a un excardenal de EE.UU., a pesar de saber que el prelado había acosado sexualmente a seminaristas. Mientras tanto, la Iglesia estadounidense ha lidiado con las réplicas de un informe emitido por un gran jurado en Pensilvania, que identificó a 301 "curas depredadores" que abusaron de más de 1,000 niños en seis de las ocho diócesis del estado durante un período de 70 años. El reporte generó pedidos de renuncia para el cardenal Donald Wuerl, de Washington D.C., quien fue acusado en el escrito por las decisiones que tomó como obispo de Pittsburgh. Wuerl adelantó que se reunirá pronto con el papa para pedirle que acepte su renuncia.

Si el papa Francisco quiere conservar su credibilidad en medio de lo que uno de sus asesores llamó 'el 11 de Septiembre de la Iglesia', deberá responder preguntas sobre lo que sabía y lo que hizo acerca de los presuntos delitos sexuales del excardenal Theodore McCarrick. También, y mucho más importante, necesita volver a comprometerse con su papado y con la Iglesia que dirige para proteger a los fieles -niños y adultos por igual- de los lobos vestidos de pastores.

Francisco se ha negado hasta ahora a comentar sobre las espectaculares acusaciones de Vigano, pero el "testimonio" rápidamente dividió a la jerarquía católica de EE.UU. en fracciones conservadoras y liberales. El cardenal Daniel DiNardo, de Houston-Galveston, quien es presidente de la Conferencia de Obispos Católicos del país, emitió un comunicado diciendo que las preguntas generadas por el exabrupto de Vigano "merecen respuestas concluyentes y basadas en evidencia". DiNardo y el arzobispo José Gómez, de Los Ángeles, vicepresidente de la conferencia, se reunirán con el sumo pontífice este jueves.

En ese encuentro, o poco después, el papa deberá responder a la acusación de que conocía la conducta de McCarrick con los seminaristas y, pese a ello, convirtió al cardenal retirado en su "consejero de confianza" (Francisco finalmente eliminó a McCarrick del Colegio de Cardenales después de que una investigación de la Iglesia halló reportes creíbles de que, hacía muchos años, había abusado de un menor).

Es comprensible que Francisco no quiera dignificar las críticas provenientes de Vigano, quien pertenece a una facción opuesta a su papado en la Iglesia y ha pedido su renuncia. Pero este papa es conocido por su lenguaje llano y su capacidad de autocrítica. Se disculpó, por ejemplo, después de denunciar inicialmente como "calumnias" las versiones de que un obispo chileno había encubierto un abuso sexual por parte de un sacerdote. Más tarde, aceptó la renuncia de dicho prelado. Ahora debería responder si sabía sobre las fechorías de McCarrick (y si las creía ciertas) y si lo alentó a retomar un papel activo en la Iglesia.

Más allá de la cuestión de la conducta personal del papa está su voluntad de abordar el legado de abusos y encubrimientos clericales. El miércoles, el Vaticano anunció que Francisco convocaría a obispos de todo el mundo a Roma, en febrero próximo, para discutir "la prevención del abuso de menores y adultos vulnerables". La incorporación de "adultos vulnerables" es importante. La Iglesia ahora tiene su propio movimiento #MeToo, y debe quedar claro que los obispos y sacerdotes serán castigados si acosan sexualmente a los jóvenes bajo su autoridad, incluso si son legalmente adultos.

En 2002, los obispos de EE.UU. adoptaron un Acta para la Protección de Niños y Jóvenes que, entre otras reformas, obliga a las diócesis a informar a las autoridades públicas las denuncias de abuso sexual de un menor. Ello ha hecho una diferencia. Incluso el gran jurado de Pensilvania reconoció que "muchas cosas cambiaron en los últimos 15 años" y que parece que "la Iglesia ahora notifica las denuncias más rápidamente a los agentes del orden".

Pero el informe también señala que los líderes individuales de la Iglesia "han escapado en gran medida a la responsabilidad pública". El documento añade: "Monseñores, obispos auxiliares, obispos, arzobispos y cardenales fueron protegidos, en su mayoría; muchos, incluidos algunos de los mencionados en este informe, fueron ascendidos. Hasta que eso cambie, creemos que es demasiado pronto para cerrar el libro sobre el escándalo sexual de la Iglesia católica".

Al solicitar la reunión del jueves con el papa, DiNardo adelantó que pediría a Francisco que apoye los planes de los obispos estadounidenses para "facilitar el reporte de abusos y mala conducta de los obispos y mejorar los procedimientos para resolver las denuncias contra estos". Esas acusaciones deben investigarse a fondo, y los hallazgos deben darse a conocer, incluso si involucran al obispo de Roma.

Inminente acuerdo entre el Vaticano y China sobre nombramiento de Obispos, afirma The Wall Street Journal


Esta es nuestra traducción de la explosiva información proporcionada hoy por The Wall Street Journal.

China y el Vaticano por Firmar Histórico Acuerdo sobre Obispos

Por Francis X. Rocca en Roma y Eva Dou en Beijing
Septiembre 14, 2018


Bajo acuerdo, Beijing reconocería al Papa como cabeza de los católicos de China a cambio del reconocimiento del Vaticano de los obispos chinos excomulgados.

El Vaticano y China se preparan a firmar un acuerdo histórico a fines de este mes con la intención de unir a las comunidades católicas no autorizadas y respaldadas por el Estado de China, según dos personas familiarizadas con el asunto.

El controversial acuerdo significaría el primer reconocimiento oficial por parte del gobierno de China del Papa como cabeza de la Iglesia Católica en China. A cambio, el Papa Francisco reconocería formalmente a siete obispos chinos excomulgados que fueron nombrados por el gobierno comunista sin la aprobación del Vaticano.

El acuerdo todavía podría fracasar o retrasarse debido a eventos imprevistos, dijo una de las personas.

Tal acuerdo vendría a pesar de que el gobierno de Beijing recientemente incrementó las enérgicas medidas contra los cristianos y personas de otras religiones, incluyendo el cierre de iglesias y el retiro de símbolos religiosos. Por lo tanto, se espera que provoque críticas al Papa, en un momento en que está bajo fuego por su manejo de la crisis de abuso sexual de la iglesia.

El acuerdo entre China y el Vaticano se ha retrasado durante gran parte de este año por las negociaciones sobre dos obispos que tendrían que ceder sus posiciones como parte del compromiso, y por una reacción de parte de la comunidad católica china contra las concesiones del Papa.

La búsqueda del acuerdo por parte del Papa Francisco refleja su deseo de mejores relaciones con China —donde el cristianismo está creciendo rápidamente, aunque principalmente entre los Protestantes— y por el fin de las divisiones entre los Católicos allí.

Se supone que los estimados 10 millones de católicos de China rendirán culto sólo en iglesias aprobadas por la Asociación Patriótica Católica China, un organismo controlado por el estado no reconocido por el Vaticano. Pero muchos católicos asisten a iglesias no registradas en las llamadas comunidades subterráneas dirigidas por obispos leales solamente a Roma.

Beijing está ansioso por el impulso publicitario que traería la reparación de los lazos con el Vaticano, incluso cuando el Partido Comunista prosigue una campaña sistemática para llevar al Catolicismo y todas las demás religiones bajo su control.

Un nuevo acuerdo permitiría al Papa vetar a los nominados para obispos propuestos por el gobierno chino. La principal condición de Beijing para la firma ha sido que el Papa reconozca a los siete obispos chinos excomulgados por Roma a lo largo de los años.

El Vaticano no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios. En una conferencia de prensa de rutina del Ministerio de Relaciones Exteriores de China el Jueves, el portavoz Geng Shuang se negó a confirmar el estado del acuerdo, pero dijo que China era sincera en sus esfuerzos por mejorar las relaciones con el Vaticano. Un funcionario de Asociación Patriótica Católica China dijo que el grupo no tenía nada que revelar. El Departamento de Trabajo del Frente Unido de China, que supervisa la regulación religiosa, no respondió a un pedido de comentarios enviado por fax.

China rompió relaciones diplomáticas con el Vaticano en 1951. En las últimas décadas, las dos partes han cooperado informalmente para acordar en la mayoría de los nombramientos de obispos, pero Beijing ha nombrado periódicamente obispos sin la aprobación del Papa.

En la última reunión de los equipos de negociación, en Roma en Junio, el Vaticano aseguró a los representantes chinos que el Papa Francisco firmaría el documento necesario para levantar las excomuniones de los siete obispos nombrados por el gobierno y reconocerlos como los obispos de sus diócesis aproximadamente la semana antes de que el acuerdo se firme, dijo una de las personas familiarizadas con el asunto.


Ese reconocimiento requerirá que dos obispos que han evitado el control gubernamental, en las diócesis de Shantou y Mindong, se hagan a un lado en favor de los obispos designados por el gobierno. Son los primeros obispos “clandestinos” a quienes el Vaticano les ha pedido que lo hagan. Las negociaciones sobre sus casos y la resistencia de algunos Católicos chinos explican las demoras más recientes para llegar a un acuerdo, el cual ambas partes esperaban concluir en la primavera, dijo la otra persona familiarizada con el asunto.

El obispo de Shantou, Zhuang Jianjian y el obispo de Mindong ,Guo Xijin, no pudieron ser contactados el Viernes para que hicieran comentarios.

También como parte del acuerdo, se espera que el gobierno reconozca al obispo “clandestino” de Qiqihar, en la provincia de Heilongjiang, dijo una de las personas. El obispo de Qiqihar, Wei Jingyi no pudo ser contactado el Viernes para que hiciera comentarios.

El acuerdo es explícitamente provisional, lo que significa que permite la posibilidad de revisiones después de uno o dos años si cualquiera de las partes considera que es necesario. Ambas partes acordaron que el texto del acuerdo no se publicará incluso después de su firma, dijo una de las personas.

Los críticos del posible acuerdo lo han catalogado como una capitulación del Vaticano.

“Haría una caricatura mostrando al Papa arrodillado y ofreciendo las llaves del reino de los cielos y diciendo: ‘Ahora, por favor, reconózcanme como papa’”, dijo el cardenal Joseph Zen, anterior obispo de Hong Kong, a un entrevistador en Marzo. “Los consejeros del Papa le están aconsejando que renuncie a su autoridad”.

El acuerdo sobre los nombramientos del obispo dejará sin resolver otras cuestiones importantes entre el Vaticano y China, incluyendo la posición de la mayoría de los más de 30 obispos reconocidos por Roma pero no por Beijing. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Beijing y el Vaticano sigue siendo un objetivo lejano.

— Kersten Zhang contribuyó a este artículo.