Saturday, September 08, 2018

Entrevista del card. Farrell en la que ratifica que nunca supo de comportamientos inapropiados de ex-cardenal McCarrick


Consignamos a manera de constancia esta entrevista del card. Kevin Farrell en Vatican Insider, Sep-05-2018, realizada por Andrea Tornielli y en la que expresa nuevamente algo que ya había dicho en una entrevista a Associated Press sobre el ex-cardenal McCarrick, a saber, que pese a haber vivido bajo el mismo techo por varios años jamás se enteró de comportamientos inapropiados de McCarrick. Hay que aclarar que esa entrevista la dio antes de que surgiera el “testimonio” Viganò, en el que Farrell es mencionado por nombre propio.

¿Cuándo se encontró por primera vez con Theodore McCarrick? ¿Había tenido algo que ver con él antes de que fuera nombrado arzobispo de Washington?

Nunca había visto a McCarrick antes de su nombramiento, el 21 de noviembre de 2000. Me encontré con él junto con el resto del equipo de la arquidiócesis en la capilla de las oficinas, después del anuncio de su nombramiento.

¿Por qué al llegar a Washington McCarrick le eligió como su vicario general?

El vicario general cuando fue McCarrick fue nombrado era el obispo Lori, que continuó en su puesto hasta que dejó Washington para convertirse en obispo de Bridgeport, en marzo de 2001. Yo fui nombrado vicario general en marzo de 2001. En ese momento, yo era párroco en la parroquia de la Anunciación y director de la oficina Finanzas y Administración de la arquidiócesis.

¿Cuándo se mudó a la misma residencia de McCarrick? ¿Durante cuánto tiempo vivió con él?

Cuando fui nombrado vicario general yo vivía en la parroquia de la Anunciación. Cuando nombraron al nuevo párroco, me fui a vivir a la parroquia de Santo Tomás el Apóstol. Me mudé a la residencia del arzobispo en noviembre de 2002 y viví allí hasta que McCarrick se retiró, en 2006. Seguí viviendo allí incluso después del nombramiento del cardenal Wuerl, hasta que me nombraron obispo de Dallas, en mayo de 2007.

¿Cuántas personas vivían con el cardenal McCarrick? ¿Qué tan grande era y cómo estaba dividida la vivienda?

Durante todo ese tiempo vivieron, mínimo, cinco personas; máximo, siete. En el piso superior vivían el cardenal McCarrick, dos sacerdotes que eran sus secretarios y yo mismo. En el piso inferior vivía otro obispo auxiliar, el párroco de la parroquia de la Reina de las Américas, y a veces otro párroco asistente. La residencia (un departamento) tenía seis suites en el piso superior y la cocina; en la otra ala estaban la sala de almorzar y las habitaciones que ocupaba McCarrick. En el piso inferior había tres suites.

¿Cuáles eran sus actividades como vicario y obispo auxiliar? ¿En dónde trabajaba principalmente?

Me ocupé de la administración de la arquidiócesis, a excepción de los sacerdotes y de los seminaristas, una tarea del vicario para el clero y del mismo cardenal.

¿Durante los cuatro años en los que vivió con McCarrick notó comportamientos inconvenientes por parte del arzobispo? ¿El cardenal recibía a seminaristas en su casa?

Durante el periodo en el que viví en la residencia nunca vi que McCarrick se comportara inadecuadamente. No recuerdo haber visto seminaristas en la residencia arzobispal.

¿Cuándo se enteró por primera vez de los rumores negativos sobre McCarrick? ¿Cuándo supo que las diócesis de Metuchen y Newark habían pagado indemnizaciones?

Mientras me encontraba en un retiro con los obispos de la región, en enero de 2003, le pregunté al obispo Michael Saltarelli (que fue el vicario para el clero de McCarrick en Newark) qué tal era trabajar con el cardenal, puesto que era muy diferente del arzobispo anterior. Hacia el final de nuestra conversación me preguntó si McCarrick había llevado a algunos seminaristas a la plaza, pero en ningún momento se refirió a malos comportamientos. No pensé demasiado en ello, porque no teníamos ninguna casa en el mar y la mayor parte de nuestros seminaristas no iba al seminario en Washington. Después de aquella vez, no me acuerdo de ninguna conversación sobre las conductas inapropiadas del cardenal. Estuve cerca de los arzobispos Gabriel Montalvo y Pietro Sambi, los dos nuncios apostólicos durante mis años en Washington, y tampoco ellos me dijeron nada o aludieron al respecto.

¿Cómo se comportaban durante esos años el cardenal McCarrick y la diócesis de Washington en relación con los abusos de menores?

Fuimos de las primeras diócesis que tuvo un Consejo de revisión de laicos (Lay Review Board), definieron nuestras líneas de acción y también nuestros casos. También tuvimos un canciller laico. No recuerdo que el cardenal estuviera en contra de sus opiniones.

¿Cómo respondería a la acusación del ex nuncio Viganò, es decir que usted no podía no estar enterado de los comportamientos de McCarrick?

No conocí al arzobispo Viganò en Washington. Creo que el arzobispo Sambi murió en verano de 2011 y Viganò fue nombrado inmediatamente después. Me habían enviado a Dallas cuatro años antes. Sé también que nunca hubo ninguna queja sobre McCarrick durante los años de su episcopado en Washington. Fue nombrado en 2001 por Juan Pablo II, por lo que ¿por qué habría debido pensar que había algo equivocado en su “forma de ser”? Había sido obispo durante muchos años y, por lo menos aparentemente, gozaba de buena reputación entre los demás obispos.

Durante los años en los que usted vivió en los Legionarios de Cristo, ¿supo algo sobre los crímenes del fundador Marcial Maciel?

Durante mis años entre los Legionarios de Cristo nunca vi o escuché algo negativo sobre Maciel. Nunca tuve ningún papel de autoridad en la Legión, nunca fui el superior de ninguna comunidad, etc. Por lo que nunca estuve tan cerca de él. Me pidió que fuera su chofer cuando visitaba el Vaticano, pero nada más.

Carta confirma que Vaticano supo de caso McCarrick en 2000


Información de agencia Associated Press, Sep-08-2018.

Carta confirma que Vaticano supo de caso McCarrick en 2000

Por NICOLE WINFIELD

CIUDAD DEL VATICANO (AP) —
Una carta escrita en 2006 por un alto funcionario del Vaticano confirma que la Santa Sede recibió información sobre la conducta sexual de un excardenal de Estados Unidos en 2000, y otorga credibilidad a las acusaciones de encubrimiento en los escalafones más elevados de la Iglesia católica.

Catholic News Service, la agencia de noticias de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, publicó el viernes la carta del entonces arzobispo Leonardo Sandri a Boniface Ramsay, un sacerdote de Nueva York que realizó la acusación inicial.

En noviembre de 2000, Ramsay informó por carta al Vaticano del comportamiento de Theodore McCarrick, quien entonces fungía como cardenal, con seminaristas del Seminario de la Inmaculada Concepción de la Universidad Seton Hall. Ramsay, que en ese año formaba parte del cuerpo docente de la institución, dijo que mandó la misiva a pedido del entonces nuncio de la Santa Sede porque había escuchado muchas denuncias de seminaristas a los que McCarrick habría invitado a su casa en la playa y a su cama.

Sandri, que ahora es un importante cardenal y en aquel momento era el número 3 en la secretaría de Estado, escribió a Ramsay el 11 de octubre de 2006 pidiendo referencias sobre un exseminarista para un empleo en la Santa Sede.

En su carta se refirió a la escrita por Ramsay seis años antes, diciendo: “Pregunto con especial referencia a los graves asuntos que afectan a algunos de los estudiantes del Seminario Inmaculada Concepción, sobre los que en noviembre de 2000 usted tuvo bondad suficiente para poner confidencialmente en conocimiento del entonces nuncio apostólico en Estados Unidos, el fallecido arzobispo Gabriel Montalvo”.

El arzobispo Carlo María Vigano, que está en el centro de una polémica que sacudió el papado de Francisco, citó la carta de Ramsay del 2000 en su propio artículo de denuncia sobre el encubrimiento del caso McCarrick. Incluyó a Sandri dentro de una larga lista de funcionarios vaticanos que sabían de la inclinación del religioso hacia los seminaristas. Vigano acusó también al actual pontífice de que, pese a estar al tanto del comportamiento de McCarrick desde 2013, lo rehabilitó tras las sanciones supuestamente impuestas por su predecesor, Benedicto XVI.

La carta de Sandri es significativa porque corrobora el relato de Ramsay y las denuncias de Vigano. Demuestra que el Vaticano sabía de las acusaciones contra McCarrick desde 2000, un año antes de que San Juan Pablo II lo nombrase cardenal, e implica a Benedicto por no actuar contra él durante años pese a que seguían llegando denuncias en su contra.

Según Vigano, el papa emérito puso algún tipo de sanción a McCarrick en 2009 o 2010, casi una década después de la carta de Ramsay. El hecho de que Sandri la citase abiertamente sugiere que no se perdió en una pila de correo sin abrir en alguna parte, sino que era relevante para pedir una simple referencia laboral.

Curiosamente, Sandri parecía más preocupado por la pureza sexual del candidato seminarista que por la posibilidad de que McCarrick pudiese haber abusado de él o lo hubiese acosado.

McCarrick presentó su renuncia como cardenal en julio luego de que una investigación de la Iglesia de Estados Unidos determinó que la acusación de tocamientos a un monaguillo adolescente en la década de 1970 era creíble. Desde entonces, varios seminaristas revelaron que él los acostaba habitualmente o los acosaba si se negaban a hacerlo.

Sacerdote dice en carta enviada al Papa que el cardenal Rodríguez Maradiaga es cómplice del sistema dictatorial y corrupto de Honduras


Este es un artículo del sitio Critero.hn, Sep-07-2018.

Sacerdote dice en carta enviada al Papa que el cardenal Rodríguez es cómplice del sistema dictatorial y corrupto de Honduras

Por: Redacción CRITERIO
redaccion@criterio.hn


• El sacerdote Bernardo Font, culpa a Rodríguez por haber perdido su patrimonio y dice que ha entablado una demanda por daños y perjuicios a su persona y a sus bienes, en los tribunales de justicia de Honduras.

• A través de la demanda pide que se le devuelvan todos los bienes materiales que ha perdido desde su expulsión hasta el día de hoy, y su reintegro a su servicio pastoral.


Tegucigalpa.- El sacerdote, Bernardo Font Ribot, envió la misiva al Papa Francisco el pasado 5 de julio y en ella denuncia que ha quedado en la quiebra por poner a la orden del cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, sus bienes patrimoniales heredados por su familia y que luego, cuando ya no tenía nada, el jerarca de la iglesia católica hondureña lo desechó, suspendiéndolo del sacerdocio, tras 50 años de servicio pastoral.




Font Ribot, de origen español y con residencia en el municipio de Amapala, departamento de Valle, Honduras, pone en conocimiento a Francisco que conoció a Rodríguez Maradiaga a través del padre Marco Renieri y del padre Juan Pablo Peluquín, en la parroquia de la colonia Miraflores de Tegucigalpa.

En la misiva el religioso dice que luego de ponerse al servicio del Cardenal Rodríguez Maradiaga, éste lo nombró como Secretario Ejecutivo de los Medios de Comunicación de la Iglesia Católica, donde puso a disposición su patrimonio heredado de sus padres, consistente en varias empresas de bienes y raíces, acciones en compañías aéreas y otras, tanto en Honduras como en Puerto Rico.

Font insiste en la carta que ayudó a Rodríguez Maradiaga a conformar los medios de comunicación de la iglesia católica y además de ello, contribuyó en el Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa, y en la parroquia Miraflores, en manos del padre Marco Renieri, y en la Arquidiócesis Metropolitana de Tegucigalpa.

Font dice en el escrito que desde un inició fue muy claro con Rodríguez Maradiaga sobre sus actividades empresariales, e incluso lo invitó que investigara sus negocios en Puerto Rico, a lo que el religioso le respondió: “No abandone sus negocios, mejor ayúdenos”.

Cuenta que continuó con sus trabajos empresariales, porque consideraba que de esa fuente podría ayudar más a la iglesia local. Pero que un día inesperadamente, fue víctima de calumnias por parte del abogado Jorge Alberto Madariaga, quien lo sorprendió con un contrato de compra-venta de un bien inmueble (un terreno), lo que después se solucionó de manera pacífica y a conformidad con las partes.

Posterior a este episodio, cuenta que el cardenal Rodríguez Maradiaga, junto con sus dos asistentes en la arquidiócesis, el ex obispo el auxiliar Juan José Pineda Fasquelle y el padre Carlo Magno Núñez, en una acción deliberada, el 9 de febrero de 2005, lo suspendió del sacerdocio, sin la menor oportunidad de explicación y defensa a la que mínimamente podría aspirar.

Font sigue contando que el año 2015 le envió una carta a Rodríguez Maradiaga pidiéndole una explicación sobre su suspensión, pero lastimosamente, hoy a tres años no ha recibido una respuesta.

Al no tener respuesta, el religioso se pregunta si fue desechado por el Cardenal porque ahora ya no tiene recursos económicos o si fue víctima de hermanos religiosos que deseaban ascender a una posición de mayor poder en la Arquidiócesis o por venganza del exobispo auxiliar, Juan José Pineda Fasquelle.

Font dice que a raíz de la situación en la que se encuentra actualmente, ha sido marginado y afectado económica, moral y sicológicamente, que se ha visto obligado a tomar tratamientos médicos prescritos contra la profunda depresión emocional en la que ha caído.

El sacerdote pide justicia y que algún día se le reintegre al servicio pastoral del que fue “usado y tirado, después de que di lo mejor de mi vida y mis recursos para apoyar las acciones de un arzobispo que hoy está henchido de poder y soberbia”.

Mediante la carta, el religioso informa al Papa Francisco que ha procedido a entablar una demanda por daños y perjuicios a su persona y a sus bienes, proceso que está activo en los tribunales de justicia de Honduras, “cuyos resultados aspiro sean a mi favor. De no ser así procederé a las instancias internacionales de acuerdo a los tratados judiciales, comerciales, penales y de derechos humanos suscritos entre la República de Honduras y los demás países firmantes”, advierte.

CRISIS DE LA IGLESIA

Mediante la misiva el padre Font le dice al pontífice que en la iglesia católica hondureña hay atropellos contra muchos sacerdotes y una “crisis dramática”, en temas tan delicados como la “crisis de homosexualismo en el Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa, y por cierto, dicha crisis está relacionada con el Obispo Auxiliar Juan José Pineda Fasquelle”.

También apunta que existe descuido del clero hondureño, marginación y persecución de aquellos clérigos que no son afines al gobierno, pues penosamente la jerarquía, con pocas excepciones, está en demasiada evidencia en complicidad con el sistema dictatorial y corrupto”, e incluso informa a Francisco que el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, ha sido señalado por la sociedad hondureña de ser cómplice de lo antes señalado.