Este es un artículo de Libero, Ago-10-2018, pág. 10 (en la foto, click para ampliar). En realidad es un análisis, para nosotros más bien una columna de opinión, aunque en el periódico no lo cataloguen como tal. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Las dos caras de Bergoglio
El Papa es comunista con nosotros y conservador en casa
En Argentina no pasa la legalización del aborto por la decidida oposición de la Iglesia. La cual en Europa piensa más en los migrantes
GIANLUCA VENEZIANI
Se podría llamar al extraño caso del Dr. Bergoglio y el Sr. Francesco, y entonces creer, si no en un desdoblamiento de personalidad, al menos un desdoblamiento de la doctrina. Pero más probablemente se podría reducir esta dicotomía a una diferente orientación de las jerarquías eclesiásticas locales: o sea en un clero sudamericano que desempolva un estado de ánimo conservador y en una Curia romana ahora casi afirmada desde hace tiempo, y de forma unilateral, en posiciones progresistas.
Ciertamente asume un valor simbólico enorme, no solo político, sino también religioso, la victoria en Argentina del frente antiabortista con respecto a la ley sobre la interrupción voluntaria del embarazo. Ayer en Buenos Aires el Senado rechazó por 38 votos en contra y 31 a favor de la propuesta, ya aprobada por la Cámara, la legalización del aborto antes de la semana 14 (en Argentina, en el momento, sólo se puede tener un aborto después de una violación o si existe un peligro para la vida de la madre). El triunfo de los pro-vida, en el país de Francisco, se puede leer como una afirmación de la Iglesia católica local, que se gastó concretamente con sus vértices para conjurar el peligro de una vía libre para la interrupción del embarazo. Y esto es un síntoma de un manejo rigorista en términos de la doctrina que atraviesa el mundo latinoamericano, el mismo donde en los años 70 habían surgido las tendencias marxistas de la Teología de la Liberación. Es como si, cómplice o no Bergoglio, el cristianismo de los orígenes hubiera sido redescubierto en las periferias del mundo, y el corazón del mensaje evangélico se hubiera relocalizado, encontrando otro centro, en los confines...
EL OTRO BERGOGLIO
Este movimiento de recuperación de la Tradición choca con la otra alma de la Iglesia bergogliana, que en Europa ha manifestado muchas veces una actitud cercana a los reformadores de «de izquierda». El énfasis exclusivo en algunos aspectos del mensaje cristiano —la atención a los últimos, a los pobres, a los desheredados— al aplanamiento del Verbo desde una dimensión vertical a una orientación horizontal, y la deriva filantrópico-social del Evangelio —para la cual se convierte en prioritario hablar de migrantes y desempleados en lugar de la salvación de las almas— marca este enfoque de la Iglesia romana a las posiciones de aquellos que quieren reducirían la institución eclesiástica a una gran agencia humanitaria. Incluso cuando Bergoglio aclara las cuestiones éticas —ver las palabras sobre el aborto selectivo, comparado con «lo que hacían los nazis»— el valor otorgado por los medios de comunicación y la Curia a estas afirmaciones pasa a segundo plano respecto a la línea tercermundista, sindicalista y pauperista suya.
CAIDA DE POPULARIDAD
Hecha esta aclaración, se podría, sin embargo, comprender la convivencia del Bergoglio tradicionalista en Argentina y el Francesco reformador en Europa no ya como la esquizofrenia geográfica. Pero en todo caso como la presencia simultánea de dos aspectos existentes en el pontificado de Paulo VI: por un lado, las aperturas progresistas sobre cuestiones económicas y sociales, por el otro el rigor conservador sobre cuestiones éticas. Bergoglio se mueve con dos piernas: la izquierda sobresale en avanzada, la derecha permanece firme en las posiciones adquiridas. Es solo que en Sudamérica prefieren el perfil derecho, por nosotros fotografiado solo desde la izquierda.
Por supuesto, en ambos casos, el Papa corre el riesgo de sufrir una caída de popularidad. Las posiciones buenistas sobre la acogida están alienando el consenso del núcleo duro de los fieles y de los laicos cansados de la inmigración. La línea intransigente sobre el aborto, por el contrario, lo podría enemistar con la mayor parte de vanguardia de la sociedad, incluyendo el mundo de las feministas y los llamados «pañuelos verdes» en Argentina, que ayer salieron a las calles para protestar contra la falta de aprobación de la ley del aborto. En el primer caso, el Papa debería darse cuenta de que su populismo buenista ahora ha sido desmentido por el populismo realista de quienes nos gobiernan. En el segundo, podría consolarse pensando que nadie ha tenido éxito alguna vez en ser profeta en su tierra.