Este es un artículo de Univisión 41 (canal local de esa cadena en Nueva York), Jul-16-2018, basado en el artículo principal de The New York Times, Jul-16-2018.
Dormir en la misma cama y acariciarle los hombros: eso pedía un obispo de Nueva Jersey a un seminarista
El diario The New York Times narra el acoso sexual del prominente cardenal de Estados Unidos Theodore E. McCarrick a un par de seminaristas cuyos casos se resolvieron con un acuerdo monetario. Recién en junio, el religioso fue removido de su cargo luego de que una investigación encontró creíble otra acusación de abuso sexual ocurrida hace 47 años.
UNIVISION
16 JUL 2018
Robert Ciolek no supo cómo decirle que no al carismático obispo de Metuchen, New Jersey, Theodore E. McCarrick, cuando en las noches le pedía que se acostara con él en su cama y le acariciara "un poco" los hombros. Corrían los años 80 y Ciolek era apenas un seminarista veinteañero.
En una conversación con el diario The New York Times, el hombre de 57 años contó que por ese tiempo el obispo lo invitaba a paseos nocturnos que terminaban en su habitación rezando primero, y luego complaciendo las peticiones de masajes que le hacía el religioso.
Robert Ciolek no supo cómo decirle que no al carismático obispo de Metuchen, New Jersey, Theodore E. McCarrick, cuando en las noches le pedía que se acostara con él en su cama y le acariciara "un poco" los hombros. Corrían los años 80 y Ciolek era apenas un seminarista veinteañero.
En una conversación con el diario The New York Times, el hombre de 57 años contó que por ese tiempo el obispo lo invitaba a paseos nocturnos que terminaban en su habitación rezando primero, y luego complaciendo las peticiones de masajes que le hacía el religioso.
Recién el 20 de junio se conoció que McCarrick fue removido de su cargo como ministro del papa Francisco, luego de que una investigación considerara creíble una denuncia de abuso sexual contra un adolescente que ocurrió hace 47 años. Pero McCarrick, de 87 años, aseguró en un comunicado que era inocente y que no recordaba el abuso del que lo acusaban.
Según entrevistas y documentos obtenidos por el Times, esta acusación no es la única contra el religioso. Algunas autoridades de la Iglesia tenían conocimiento de que por décadas el cardenal había sido señalado de acoso sexual y toqueteos inapropiados a adultos.
De hecho, entre 1994 y 2008, dos casos, uno de ellos el de Ciolek, terminaron con acuerdos económicos secretos pagados por la Diócesis de Nueva Jersey. El de él fue por 80,000 dólares.
El segundo, que recibió 100,000 dólares, también era miembro del círculo selecto de seminaristas del arzobispo McCarrick. El exsacerdote, que no dio entrevista al Times pero que cedió los documentos de su caso y pidió el anonimato, aseguraba que el abuso en su contra no tuvo límites físicos, a diferencia de los ocurridos contra Ciolek, quien dijo que los toqueteos no bajaron más allá de la cintura.
Para 1986, McCarrick había sido ascendido por el papa Juan Pablo II a arzobispo de Newark, una de las mayores plazas del país. En el verano de 1987, este segundo exsacerdote contó que McCarrick lo llevó a cenar en un restaurante italiano en Nueva York y luego a un pequeño apartamento que tenía sobre un hospital.
Una vez allí, le pidió que se cambiara la ropa y se vistiera con una camisa de marinero, unos shorts que él tenía en su mano y que, luego, lo acompañara en la cama. "Me colocó las manos alrededor de mi cuerpo y colocó sus piernas entre las mías", se lee en el documento que el exreligioso compartió con el diario.
En el mismo, el hombre asegura que en una ocasión vio al arzobispo teniendo sexo con un joven sacerdote en una cabina en el campo de pesca Eldred. Esa misma vez, McCarrick lo invitó a ser el "próximo".
En el archivo de documentos de este exseminarista, cuenta el Times, también hay cartas que el arzobispo le escribió a mano bajo la firma de "Tío Ted" y "Tío T". Según Ciolek, McCarrick solía llamar "sobrinos" a los jóvenes a quienes se llevaba en sus viajes nocturnos.
Una de las cartas fue escrita en 1987, mientras el arzobispo viajaba en un avión a Polonia, en una misión para el Vaticano. En ella le decía al entonces joven de 26 años que estaba muy "contento porque pudimos estar juntos este verano", aunque agregaba que no estuvieron "con tanta frecuencia como me hubiera gustado, aunque sé cuán sociable es mi sobrino".
Aquel viaje a Polonia era una muestra de la prominencia que McCarrick tomaba en la Iglesia Católica. Para entonces, sus compañeros obispos en los Estados Unidos lo habían elegido como jefe de los comités de inmigración, política internacional y de ayuda a la iglesia en Europa Central y del Este.
En ascenso, a pesar de las denuncias
Fue hasta 1994 cuando un segundo sacerdote escribió una carta al nuevo obispo de Metuchen, Edward T. Hughes, acusando a McCarrick de haberlo tocado de forma inapropiada tanto a él como a otros compañeros seminaristas en los años 80.
En el documento de la queja, cuenta el diario, el hombre aseguraba que se había atrevido a denunciar porque creía que el abuso sexual y emocional del arzobispo y otras autoridades de la iglesia, lo había dejado tan traumatizado que lo habían llevado a tocar inapropiadamente a dos jóvenes de 15 años. La Diócesis de Metuchen decidió entonces enviarlo a terapia y lo transfirieron de parroquia. Pero McCarrick permaneció intacto e incluso recibió al papa Juan Pablo II en su visita de 1995 a Newark.
La carrera de McCarrick siguió en ascenso, incluso a pesar de las denuncias de otro reverendo, Boniface Ramsey, que habló por teléfono con el representante del Papa en Washington, monseñor Gabriel Montalvo, y envió una carta al Vaticano contando la historia de McCarrick. Nunca obtuvo una respuesta.
Cuando Ciolek recibió su compensación económica en 2005, llegó con una admisión de falta informal que le impedía hablar con los medios de comunicación sobre los abusos que sufrió. Pero con la suspensión del cardenal McCarrick, dos autoridades de la iglesia, el Cardenal de Newark y el obispo de Metuchen, se disculparon con él por lo ocurrido.
"Si la intención de la Iglesia es genuina sobre limpiar el resto del desastre, deben hacer algo", dijo. "Será entonces cuando juzgue la sinceridad de las expresiones de pena que estoy recibiendo".
El caso de Ciolek se conoce en momentos en que la Iglesia Católica está siendo fuertemente señalada por numerosas denuncias de abusos sexuales contra menores por parte de autoridades religiosas. Uno de los casos más sonados es el de la arquidiócesis de la ciudad de Rancagua, en el centro de Chile, donde 14 sacerdotes fueron suspendidos tras ser señalados por feligreses de haber tenido conductas sexuales inapropiadas.
Actualización Jul-21-2018: Del artículo de The New York Times que ha servido como base de esta entrada, ha sido publicada una versión en español por parte del mismo medio.
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