¿No dizque la decisión de garantizar el acceso a la Comunión a los divorciados vueltos a casar residía en cada obispo? Bueno, eso es lo que nos dicen de dientes para afuera, pero al parecer no hay tal.
La cúpula del episcopado argentino fue recibida ayer por Francisco, como se señalaba en la entrada inmediatamente anterior. Nos llamó la atención que en el sumario del reporte en italiano de Vatican News sobre dicha audiencia se dijera:
El Papa Francisco ha encontrado el sabado 3 de Febrero a la comisión ejecutiva de la Conferencia episcopal argentina (cea).
Los próximos sínodos sobre la Amazonía y los jóvenes, la unidad de los obispos en la aplicación de Amoris Lætitia y el testimonio personal de vida, han sido los temas principales de la conversación.
[Papa Francesco ha incontrato sabato 3 febbraio la commissione esecutiva della Conferenza episcopale argentina (cea). I prossimi sinodi sull’Amazzonia e i giovani, l’unità dei vescovi nell’applicazione dell’Amoris Laetitia e la testimonianza personale di vita, sono stati i temi principali del colloquio.]
El reporte se basa en una entrevista que después de dicho encuentro concedió a Vatican News Mons. Oscar Ojea, Presidente de la CEA. Como parte de la entrevista fue grabada y se desarrolló en español, quisimos corroborar si lo que entendieron en Vatican News, y que acabamos de traducir, es correcto. Bien, en un video de Youtube de la entrevista con Mons. Ojea proporcionado por Vatican News se contiene la afirmación (entre 1:06 y 1:30).
Estamos muy felices de habernos encontrado con el Santo Padre. Ha sido, Yo diría, un encuentro sumamente fecundo. Hablamos sobre la necesidad de la unidad en el episcopado argentino en torno al Magisterio de la Iglesia. En particular a cosas muy concretas en torno al Magisterio del Papa Francisco, como la exhortación Amoris Lætitia.
En el caso concreto de Argentina, ¿significaría ello que se establece una dictadura y no se admite la posición de un obispo que discrepe de la interpretación manguiancha que han dado sus homólogos, constriñéndolo a que adopte él también una posición laxa? Lo decimos porque hay al menos un caso concreto de un obispo argentino que respecto al acceso a la Sagrada Comunión para los divorciados vueltos a casar, se mantiene fiel al Magisterio inmemorial de la Iglesia.
¿Y qué pasa en otros puntos del globo, por ej. Suiza, donde hay evidencia de que en una diócesis su obispo también se ha mantenido fiel al Magisterio de 2.000 años de la Iglesia prohibiendo la Comunión a los divorciados vueltos a casar? ¿Van a ejercer presión grupal, bullying, para doblegarlo y que se una al rebaño en aras de la tal “unidad de los obispos en la aplicación de Amoris Lætitia” que desea Francisco?