Monday, January 29, 2018

Miembro de ICEL dice que el cambio del Padre Nuestro en inglés no está en agenda

Como ha habido una calentura en ciertas partes del globo de retraducir aquella línea del Padre Nuestro que dice “et ne nos inducas in tentationem”, todo a raíz de una declaración de Francisco en una aparición recurrente que hace en el canal de televisión de los obispos italianos, TV2000, hemos reportado recientemente lo que ha sucedido en Francia, Alemania e Italia. El tema ahora fue preguntado a uno de los miembros de ICEL, Comisión Internacional de Inglés en la Liturgia, que es la organización que se encarga de las traducciones litúrgicas para los países de lengua inglesa, y ha dicho que no está en agenda. Total, en inglés seguirán usando la traducción actual.

Traducimos los apartes principales al respecto de un artículo de NZCatholic, Ene-25-2018, que es el órgano informativo de la diócesis de Auckland, Nueva Zelanda, cuyo obispo es el representante de la Conferencia Episcopal de Nueva Zelanda ante el ICEL, y es la fuente consultada.

El Obispo de Auckland, Patrick Dunn, dijo que la Comisión Internacional de Inglés en la Liturgia actualmente no está considerando la línea en el “Padre Nuestro”, que el Papa Francisco consideró ser una traducción pobre del latín.

[...]

El obispo Dunn, presidente de la Conferencia Episcopal Católica de Nueva Zelanda y representante en ICEL, dijo que el tema no está en la agenda de la comisión.

“Creo que la mayoría de los angloparlantes saben que la frase es arcaica, y significa ‘no nos dejen caer en la tentación’”, dijo. “Las traducciones al español o al italiano también estarían bien en la versión en inglés”, dijo el obispo Dunn.

Cuando el card. Zen viajó a Roma y regresó con un auto nuevo


Nos quedó sonando el episodio que en la entrada inmediatamente anterior narró el card. Joseph Zen de una audiencia privada que en su reciente estadía en Roma le concedió Francisco, durante la cual el cardenal pedía ayuda para la —verdadera— Iglesia china y obtuvo unas consoladoras y reconfortantes palabras del Pontífice como respuesta. Nos referimos a este pasaje de su relato:

La pregunta más importante que le puse al Santo Padre (que estaba citada también en la carta) era si había tenido tiempo de “estudiar el caso” (como había prometido a Mons. Savio Hon). No obstante el peligro de ser acusado de romper la confidencialidad, decidí de deciros cuánto su Santidad dijo: “Sí, les dije a ellos (sus colaboradores en la Santa Sede) que ¡no creen otro caso Mindszenty”! Yo estaba allá en presencia del Santo padre, en representación de mis hermanos chinos que sufren. Sus palabras deberían ser bien entendidas como una consolación y un aliento más para ellos como para mí.

Y mucho nos tememos que esta es una situación parecida a la de aquel empleado de la arquidiócesis de Buenos Aires en tiempos del entonces cardenal Bergoglio, cuando éste último dio orden de echarlo, el subalterno de turno obedeció echándolo, el afectado decidió pedir audiencia al cardenal, le comentó el caso, el cardenal se mostró extrañado, explicándole que era una situación que estaba fuera de su control. Total, y para no alargar, el empleado efectivamente fue echado, pero salió con un auto nuevo como premio de consolación.

Este es el relato como lo reconstruye Omar Bello en su libro “El Verdadero Francisco. Intimidad, psicología, grandezas, secretos y dudas del Papa argentino. Por el filósofo que más lo conoce”, primera edición, capítulo 3, págs. 36 y 37, Buenos Aires, Ediciones Noticias, 2013.

—¡Hay que echarlo ya! —reclamó Bergoglio levantando la voz. Las paredes temblaron. —¡Ni un día más puede estar acá este tipo! ¿Entendieron?

Se refería a un empleado de la Curia que, según se dice comúnmente, se le había metido entre ceja y ceja.

—Me lo echa enseguida. ¿Entendido?

—Pero va a querer hablar con usted... —replicó uno de los ecónomos.

—Dije que lo eche ya. ¿En qué idioma hablo?

—Está bien, monseñor... Lo echamos enseguida.

"Promover para remover" es uno de los lemas no escritos más respetado de la Iglesia. Suena extraño pero alguien que se porta mal puede terminar en un puesto mejor, eso sí, muy alejado del lugar original donde cometió el pecado. Claro que a pesar del lema a veces es necesario echar gente, y en esos casos Bergoglio tampoco abandona sus mañas. Ya echado, el empleado en cuestión pidió una audiencia con el cardenal y se la concedió rápido, sin hacer preguntas.

—Pero yo no sabía nada, hijo. Me sorprendés... —aseguró el actual Papa cuando el "echado" le narró sus cuitas.

—¿Por qué te echaron? ¿Quién fue?

El hombre salió de las oficinas cardenalicias sin trabajo pero con un auto cero kilómetro de regalo, creyendo que Francisco era un santo empujado por circunstancias ajenas a su control, dominado por una caterva de asistentes maliciosos. La historia de ese despido es repetida hasta por los encargados de seguridad de la Curia porteña.

Lo que estamos diciendo sin ambajes es que el card. Zen de su viaje a Roma salió como el empleado de la curia porteña de aquel entonces: Sin obtener lo que buscaba, pero con un auto nuevo.

En la nota que ha hecho la agencia Associated Press, o sea, la que muchos medios seculares están incluyendo en sus sitios de internet y los periódicos incluirán en sus ediciones impresas, pintan al card. Zen como “oponente a la apertura de Francisco a China”, y dicen que con respecto a lo narrado por el card. Zen hoy en su blog, relanzado por AsiaNews, “el portavoz vaticano, Greg Burke, declinó comentar, o confirmar o negar el reporte de AsiaNews”.

“Queridos Amigos de los Medios”, card. Zen habla de recientes desarrollos en la relación Vaticano-China


“Queridos Amigos de los Medios” (“Dear Friends in the Media”, en inglés), es la entrada que ha publicado hoy en su blog personal el card. Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, en la cual ahonda sobre las recientes informaciones proporcionadas por AsiaNews que, en pocas palabras, reportan que el Vaticano ha pedido a dos obispos legítimos de la Iglesia clandestina en China —la verdadera— hacerse a un lado en favor de dos obispos de la Asociación Católica Patriótica —la falsa y cismática—, como tambien de su reciente presencia en Roma para entregar en propia mano a Francisco cartas de la Iglesia clandestina.

Lo más importante, según el card. Zen, sobre el caso Francisco ha dado órden a sus colaboradores de “no crear otro caso Mindszenty”.

La siguiente es una traducción al español proporcionada por AsiaNews, Ene-29-2018.

Lunes, 29 de enero de 2018

Queridos amigos de los medios,

Desde cuando AsiaNews reveló algunos hechos recientes de la Iglesia en China, de obispos legítimos al cual la “Santa Sede” habría pedido dimitir para dar lugar a “obispos” ilegítimos y hasta excomulgados en modo explícito, diversas versiones e interpretaciones de los hechos están creando confusión entre la gente. Muchos, sabiendo de mi reciente viaje a Roma, me pidieron algunas aclaraciones.

En octubre pasado, cuando Mons. Zhuang recibió su primera comunicación de la Santa Sede y pidió mi ayuda, le envié a alguien para llevar su carta al Prefecto de la Congregación para la evangelización de los pueblos, incluida una copia para el Santo Padre. No sé si esa copia que había incluido haya jamás llegado al escritorio del Santo Padre. Por fortuna, Mons. Savio Hon Taifai estaba todavía en Roma y pudo encontrarse con el Papa para una visita de despedida. En esa ocasión, él le llevó a conocimiento del Santo Padre y este le prometió que estudiaría el caso.

A causa de las palabras que el Santo Padre habría dicho a Mons. Savio Hon, los nuevos hechos de diciembre fueron aún más chocantes y sorprendentes para mí. Cuando el anciano y afligido Mons. Zhuang me pidió llevar al santo Padre su respuesta al mensaje recibido por la “delegación vaticana” a Beijing, no pude decirle que no. ¿Pero qué podía hacer de seguro para que su carta llegase al Santo padre, cuando no estoy seguro si mis cartas le llegan a él?

Para asegurarme que nuestra voz llegue al Santo Padre, tomé la decisión de ir a Roma. Dejé Hong Kong la noche del 9 de enero, llegando a Roma a la mañana temprano del 10 de enero, justo a tiempo- ¡Beh!, realmente levemente atrasado- para participar a la audiencia general del miércoles. Al final de la audiencia, nosotros, cardenales y obispos fuimos admitidos para el “besa manos” y yo tuve la posibilidad de poner en manos del Santo Padre el sobre, diciéndole que vine a Roma sólo para traerle la carta de Mons. Zhuang, esperando que él tu viese el tiempo para leerla (en el sobre estaba la carta original del obispo en chino con una traducción mí y otra carta mía).

Por obvias razones, esperé que mi presencia en la audiencia no fuese notada, pero mi llegada atrasada al aula fue notado. De todos modos, ahora todos pueden ver la entera secuencia de la Tv vaticana (a propósito, la audiencia se realizó en el Aula Pablo VI, no en la plaza de san Pedro y yo estaba atrasado para entrar a la audiencia, pero no “esperé haciendo la cola y al frío”, como algún artículo reportó en modo equivocado).

En Roma me encontré con el p. Bernardo Cervellera de AsiaNews. Nos hemos intercambiado informaciones, pero yo le dije a él que no escribiese nada. Él estuvo de acuerdo. Ahora que ya algún otro difundió la noticia, yo puedo decir que estoy de acuerdo y lo confirmo. Sí, por cuanto pude saber, las cosas sucedieron tal como fueron narradas en AsiaNews (el artículo de AsiaNews “cree” que el obispo que guiaba la delegación vaticana (a China) fuese Mons. Celli. Yo no sé con qué rol oficial él estuviese allá, pero es casi seguro que fuese justamente él quien estaba en Beijing).

En este momento crucial y a causa de la confusión que reina en los medios, conociendo en modo directo la situación de Shantou y en modo indirecto la de Mindong. Me siento en deber de compartir mi conocimiento de los hechos, para que las personas puedan conocer la verdad a la cual tienen derecho. Estoy perfectamente consciente que haciendo esto, estoy que haciendo esto, estoy hablando de cosas que técnicamente son calificadas como “confidenciales”. Pero mi conocimiento me dice que en este caso, el “derecho a la verdad” debería superar todo “deber de confidencialidad”.

Con esta convicción, me preparo para compartir con vosotros cuanto sigue.

En la tarde de aquel día, el 10 de enero, recibí una llamada de Santa Marta, en la cual me decían que el Santo Padre me habría recibido en audiencia privada la tarde del 12 de enero (si bien el boletín vaticano da la noticia el 14 de enero). Aquel era mi último día de mis 85 años de vida, ¡un gran don del cielo! (Noten que también era la vigilia de la partida de la partida del Santo Padre para Chile y Perú y por lo tanto el Santo Padre estaría muy ocupado).

Esa tarde, la conversación duró una media hora. Yo estaba bastante desordenado en mi hablar, pero pienso haber alcanzado la finalidad de hacer conocer al Santo Padre las preocupaciones de sus hijos fieles en China.

La pregunta más importante que le puse al Santo Padre (que estaba citada también en la carta) era si había tenido tiempo de “estudiar el caso” (como había prometido a Mons. Savio Hon). No obstante el peligro de ser acusado de romper la confidencialidad, decidí de deciros cuánto su Santidad dijo: “Sí, les dije a ellos (sus colaboradores en la Santa Sede) que ¡no creen otro caso Mindszenty”! Yo estaba allá en presencia del Santo padre, en representación de mis hermanos chinos que sufren. Sus palabras deberían ser bien entendidas como una consolación y un aliento más para ellos como para mí.

Esta referencia histórica al cardenal Josef Mindszenty, uno de los héroes de nuestra fe, es muy significativo y apropiado por parte del Santo Padre (el cardenal Josef Mindszenty era arzobispo de Budapest, cardenal primado de Hungría bajo la persecución comunista. Ha sufrido mucho durante varios años en la cárcel. Durante la corta vida de la revolución de 1956 fue liberado por los insurgentes, y antes que el Ejército Rojo destruyera la revolución, se refugió en la Embajada de los Estados Unidos. Bajo la presión del gobierno, la Santa Sede le ordenó que abandonara el país y nombró a su sucesor a placer del gobierno comunista.

Con esta revelación, espero haber satisfecho el legítimo "derecho a saber" de los medios y de mis hermanos en China. Lo importante para nosotros es orar por el Santo Padre, cantando el muy apropiado himno tradicional "Oremus": Oremus por el Pontífice nuestro Francisco, Dominus conservet eum et vivificet eum et beatum faciat eum et tierra no Tradat eum en animam inimicorum eius.

————————————-

Tal vez se necesite alguna explicación adicional.



1. Hago notar que el problema no es la renuncia de obispos legítimos, sino la solicitud de dar cabida a los ilegítimos y excomulgados. Aunque la ley sobre la jubilación debido a limitaciones de edad nunca se ha aplicado en China, muchos obispos subterráneos ancianos han pedido insistentemente un sucesor, pero nunca han recibido ninguna respuesta de la Santa Sede. Otros, que ya tienen un sucesor designado, y quizás incluso la bula firmada por el Santo Padre, han recibido órdenes de no proceder con la ordenación por temor a ofender al gobierno.

2. Hablé sobre todo de los dos casos de Shantou y Mindong. No tengo más información, además de la copia de una carta escrita por una mujer católica excepcional, una académica jubilada, muy profunda en los asuntos de la Iglesia en China, en la que advierte que monseñor Celli fue empujado a legitimar al "obispo" Lei Shiying en Sichuan.

3. Reconozco que soy pesimista sobre la situación actual de la Iglesia en China, pero mi pesimismo se basa en mi larga y directa experiencia de la Iglesia en China. De 1989 a 1996 paso seis meses al año enseñando en varios seminarios de la comunidad católica oficial. Y tengo una experiencia directa de la esclavitud y humillación a la que están sometidos nuestros hermanos obispos. De acuerdo con información reciente, no hay razón para cambiar esta visión pesimista. El gobierno comunista está produciendo nuevas y más estrictas regulaciones al restringir la libertad religiosa. Ahora están implementando las regulaciones que hasta ahora sólo estaban en papel (a partir del 1 de febrero de 2018, la reunión en la misa de una comunidad clandestina ya no será tolerada).

4. Algunos dicen que todos los esfuerzos para llegar a un acuerdo [entre China y la Santa Sede] son ​​para evitar un cisma eclesial. ¡Esto es ridículo! El cisma ya está allí, en la Iglesia independiente. Los Papas han evitado usar la palabra "cisma" porque sabían que muchos en la comunidad católica oficial no estaban allí por voluntad espontánea, sino bajo una fuerte presión. La propuesta de "unificación" forzará a cualquiera [a ingresar] en esa comunidad. El Vaticano luego daría la bendición a una Iglesia cismática nueva y más fuerte, lavando la mala conciencia de aquellos que ya han sido voluntariamente renegados y otros que están listos para unirse a ellos.

5. ¿No es bueno intentar y encontrar un terreno común para llenar la división de décadas entre el Vaticano y China? ¿Pero puede haber algo "común" con un régimen totalitario? O te rindes o aceptas la persecución, pero permaneces fiel a ti mismo (¿te imaginas un acuerdo entre San José y el Rey Herodes?).

6. Entonces, ¿quizás creo que el Vaticano está vendiendo la Iglesia Católica en China? Sí, definitivamente, van en la dirección que es obvia en todo lo que han hecho en los últimos meses y años.

7. Algunos expertos de la Iglesia Católica en China dicen que no es lógico suponer una política más religiosa de parte de Xi Jinping. En cualquier caso, aquí no estamos hablando de lógica, sino de la realidad obvia y cruda.

8. ¿Soy el mayor obstáculo para el proceso de acuerdo entre el Vaticano y China? Si este acuerdo es malo, estoy más que feliz de ser un obstáculo.