Tuesday, January 23, 2018

Stella: se está estudiando “la hipótesis de ordenar sacerdotes ancianos casados”


Como presumimos anteriormente, el artículo de Andrea Tornielli en Vatican Insider originalmente publicado en italiano en el que recogía el bosquejo que ha hecho el card. Beniamino Stella sobre cómo sería la ordenación de viri probati, ha sido traducido al español. Seguidamente el texto completo.

Stella: se está estudiando “la hipótesis de ordenar sacerdotes ancianos casados”

El cardenal Prefecto del Clero, entrevistado en el libro “Todos los hombres de Francisco”, habla sobre esta posibilidad para la Amazonia y algunas islas del Pacífico: «Se recuperaría una estructura ya existente en la Iglesia de los orígenes. No está en discusión el celibato»

ANDREA TORNIELLI | 22/01/2018
CIUDAD DEL VATICANO


La de ordenar sacerdotes ancianos casados, los llamados “viri probati”, es una hipótesis que debe ser «evaluada con atención y sin cerrazón ni rigidez». Lo afirmó el cardenal Beniamino Stella, Prefecto de la Congregación del Clero, en la entrevista que aparece en el libro “Todos los hombres de Francisco” (ediciones San Pablo), un volumen del vaticanista italiano Fabio Marchese Ragona, dedicado a los cardenales creados por Bergoglio.

«También los sacerdotes podrán casarse, pero solo a cierta edad…», decía la canción italiana de Lucio Dalla “L’anno che verrà”. El argumento del posible matrimonio de los sacerdotes, presentado como una posibilidad para contener la disminución de las vocaciones, está desde hace tiempo en la agenda de algunos movimientos progresistas, pero nunca ha sido tomado verdaderamente en consideración por la Iglesia; de hecho, todos los últimos Pontífices han insistido en la importancia del celibato para los sacerdotes. El celibato que nunca ha sido un dogma, pero que es considerado como un don precioso que debe ser atesorado.

La posibilidad de ordenar sacerdotes a hombres casados de edad madura, los llamados “viri probati”, representa una hipótesis diferente: no se trataría de permitir que los sacerdotes se casen si así lo desean (celibato opcional), ni de ordenar sacerdotes jóvenes que antes de llegar al sacerdocio se hubieran casado, como sucede en las Iglesias ortodoxas y como también sucede en las Iglesias católicas de rito oriental. Se trata de responder, en cambio, a emergencias en determinadas zonas de misión, encomendando la guía de las comunidades, a menudo inaccesibles para el sacerdote, a hombres ancianos casados de comprobada fe para que puedan celebrar los sacramentos.

El Papa Francisco en una entrevista afirmó: «Debemos reflexionar si los “viri probati” son una posibilidad». En el libro, Marchese Ragona le pregunta al cardenal Stella si se está tratando de recorrer esta vía. «Se trata de un tema que, a menudo, vuelve a surgir –respondió el “ministro” vaticano del clero. El peligro es que haya lecturas instrumentales e ideológicas. De esa entrevista, sin embargo, surge la intuición del Pontífice, que exhorta a la Iglesia a “reconocer el momento preciso en el que el Espíritu sugiere algo”. Es decir, no se trata de estar a favor o en contra de algo, sino más bien de evaluar con atención las diferentes posibilidades, sin cerrazón ni rigidez. Con respecto a la crisis de las vocaciones, en algunas zonas del mundo (se piense, por ejemplo en la Amazonia o en las lejanas Islas del Pacífico, pero no solo) hay un sufrimiento agudo por una verdadera “emergencia sacramental”, que los pocos sacerdotes presentes no logran satisfacer; se trata de preguntarse cómo responder a esta urgencia, tomando en consideración (por lo menos para las comunidades más aisladas) la posibilidad de encomendar la evangelización y la celebración de los sacramentos a los “viri probati”».

Hay que notar que Stella habla de “emergencia sacramental”: la eventual decisión a favor de la ordenación de los “viri probati” (que todavía es una hipótesis que debe ser verificada y sobre la que probablemente se hablará durante el Sínodo sobre la Amazonia) estaría motivada por la ley suprema para la Iglesia, esa ley que debería ser la base para cualquier reforma: el bien de las almas. Es decir el bien de las personas y comunidades que por diferentes motivos no logran ser alcanzadas por los sacerdotes sino algunas veces al año.

«Del estudio de la cuestión –observó el cardenal Stella en la entrevista– surgen perspectivas interesantes, de las que se podría evaluar el alcance efectivo, como, por ejemplo, la posibilidad de ordenar en algunas comunidades a algunos “ancianos”, según la propuesta que el obispo emérito de Aliwal, en Sudáfrica, monseñor Lobinger, hizo hace ya algunos años; aquí se alude no a cada uno de los “viri probati” que podrían ser ordenados, sino a la madurez y a la responsabilidad de la comunidad cristiana, de la que podrían surgir algunos “ancianos” que, una vez recibida la ordenación, se ocuparían de garantizar la celebración eucarística, el sacramento de la reconciliación y el de la unción de los enfermos».

«Recibiendo la orden sacra –continúa el cardenal Prefecto del clero–, estos “ancianos” se dedicarían al ejercicio del “munus sanctificandi”, puesto que entre las tareas del sacerdote (como recordaba en una audiencia Benedicto XVI) está el de “santificar a los hombres, sobre todo mediante los sacramentos y el culto de la Iglesia”, convirtiéndose en ministros de la santificación que Cristo comunica, “dispensadores de sus misterios, ‘puentes’ del encuentro con Él, de su mediación entre Dios y los hombres, y entre los hombres y Dios” (Benedicto XVI, Audiencia general del 5 de mayo de 2010). La idea fundamental, según el axioma de Henri de Lubac, varias veces desarrollado en el magisterio de Juan Pablo II, es que “la eucaristía hace a la Iglesia y la Iglesia hace la eucaristía”. Esto significa recordar “la verdad esencial, no solo doctrinal, sino también existencial, de que la eucaristía construye la Iglesia, y la construye como auténtica comunicad del Pueblo de Dios, como asamblea de fieles” (Juan Pablo II, “Redemptor Hominis”, n. 20), y, como consecuencia, la Iglesia, a través de la celebración sacramental, hace que el misterio eucarístico se actualice en el tiempo y en el espacio».

«Por ello –explica Stella, ofreciendo las razones de la eventual decisión de ordenar sacerdotes a hombres ancianos casados–, si “la Iglesia vive de la Eucaristía” y la eucaristía “es el núcleo del ministerio de la Iglesia (Juan Pablo II, “Ecclesia de Eucharistia”, n. 1), entonces a cada comunidad cristiana, incluso en situaciones complejas o en contextos culturales y eclesiales difíciles, se debería garantizar este alimento espiritual. En tal sentido, cuando surgiera la emergencia, se podría pensar en la ordenación de “ancianos” que, conservando su familia y su trabajo, y recibiendo una formación contextualizada en el ambiente, podrían ofrecer un servicio parcial en la misma comunidad de la que provienen, para garantizar la pastoral sacramental y, en particular, la presidencia de la celebración eucarística».

El purpurado recuerda que la hipótesis de los “viri probati” representaría una vuelta al inicio del cristianismo: «Se recuperaría esa estructura ya existente en la Iglesia de los orígenes, que distinguía a los ministros ordenados célibes (como Pablo y otros fundadores de comunidades) de los responsables de comunidades, como los “ancianos” de Corinto”. Los primeros, con formación más específica y compromiso a tiempo completo en el ministerio, serían más itinerantes; los segundos, en cambio, nacidos dentro de las mismas comunidades, serían más fijos, según las necesidades sacramentales de la colectividad. En sustancia, cada comunidad apartada y a menudo casi inaccesible podría expresar los propios “ancianos” para la presidencia de la eucaristía, mientras que los ministros ordenados célibes, al ser itinerantes, se ocuparían de la animación y de la formación de estas comunidades, además de los ancianos mismos que las presiden establemente».

Para concluir, el cardenal Stella en la entrevista con Marchese Ragona precisa que la eventual ordenación de los “viri probati” en algunas zonas del mundo no afectaría la figura del sacerdote célibe tal y como se ha consolidado a lo largo de siglos de historia. «Se trata solamente –explica– de hipótesis que serán profundizadas y de sugerencias que deberían ser verificadas mediante un estudio atento y un amplio discernimiento eclesial. Sin embargo, una propuesta de este tipo no sustituiría la tipología de sacerdote actual ni pondría el acento sobre el celibato opcional. Por el contrario, iría a completar esta figura, añadiéndole la de los miembros de la comunidad, elegidos por su edad madura y su vida ejemplar, que podrían ofrecer un precioso servicio, presidiendo la eucaristía y garantizando la confesión y la unción de los enfermos. Sobre el tema, el camino y la discusión acaban de comenzar».


Fabio Marchese Ragona, “Todos los hombres de Francisco”, Ediciones San Pablo (2018), 384 pp.

La fuerza de una Iglesia viva con rostro amazónico, comunicado del encuentro de preparación del sínodo especial para la Amazonía


Como se decía en otra entrada cuando tradujimos una entrevista con el obispo Erwin Kräutler, después de que Francisco se reuniera con los pueblos indígenas en Puerto Maldonado, Perú, se realizó una reunión preparatoria del Sínodo sobre la Amazonía que se abrirá el próximo año en el Vaticano. Bien, este es el comunicado oficial (español, portugués) respecto de dicha reunión, Ene-20-2018 (esa es la fecha, pero sólo se publicó ayer), firmado por el card. Cláudio Hummes, Presidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM).

COMUNICADO DEL ENCUENTRO DE PREPARACIÓN DEL SÍNODO ESPECIAL PARA LA AMAZONÍA

Comunicado
Sínodo en la Amazonía
La fuerza de una Iglesia viva con rostro amazónico

Convocados por el Papa Francisco, mediante el Secretario General del Sínodo los Obispos, Su Eminencia Lorenzo Cardenal Baldisseri, nos hemos reunido los días 19 y 20 de Enero en la Ciudad de Puerto Maldonado, Perú, Obispos delegados de diferentes países: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. Tales delegados son miembros de la Red Eclesial Panamazónica -REPAM-, red que pertenece al Consejo Episcopal Latinoamericano -CELAM-.

Esta ha sido la primera reunión preparatoria para el Sínodo de la Amazonía, tal como lo anunció el Papa al final de su discurso a los Pueblos Indígenas Amazónicos. Nos sentimos honrados por haber participado en esta sesión de consulta, en la cual pudimos expresar las inquietudes de los pueblos que acompañamos, y los desafíos de nuestras propias realidades pastorales. También valoramos el signo de que el proceso formal del Sínodo haya comenzado en el territorio Amazónico.

El siguiente paso será la elaboración de los documentos preparatorios, como corresponde en todo proceso Sinodal, mediante los cuales los Obispos del territorio Amazónico, y su pueblo, continuarán siendo consultados. Estos pasos seguirán las orientaciones dadas por el Papa Francisco, sobre todo en la Exhortación Apostólica "Evangelii Gaudium" y en la Encíclica "Laudato Si" sobre el cuidado de la casa común”.

Queremos hacer eco de las palabras del Santo Padre sobre el reconocimiento de nuestros pueblos como interlocutores que, con su sabiduría ancestral y su diversidad cultural, hacen posible el cuidado de la casa común.

Confiamos que, en comunión con nuestros pueblos originarios, podamos encontrar nuevos caminos para plasmar una Iglesia con rostro amazónico.

[firmado]
Card. Claudio Hummes
Presidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM)