Esos eufemísmos para decir que no se sigue el Magisterio los hemos oído en casos similares. La expresión es del desertor Alberto José Linero Gómez, mediático sacerdote colombiano de cuyo abandono dimos recientemente cuenta y quien es entrevistado en la revista Jet-Set, Dic-12-2018, sobre el tema de su retiro del ministerio, el cual explica en un libro: “Mi vida de otra manera”.
En su libro hay una frase un poco cruel: “La buena noticia es que estás en crisis”.
La crisis es una buena noticia si somos capaces de descubrir que detrás de ella hay oportunidades y un nuevo orden. Esa idea no es mía, es del libro Génesis. Todas las crisis duelen, generan heridas... Aunque nos da miedo cambiar, siempre es posible salir adelante.
¿Tuvo una crisis cuando colgó los hábitos?
Mis preguntas parecían dagas porque se metieron en mi alma. Me generaron mucha inquietud, luego vino una experiencia de soledad, pero no fue por la ausencia de Dios. No estaba conectado con los otros. Había llanto, no tenía un burladero donde meterme. Me tocó salir al ruedo.
¿Acaso fue la confrontación con el pensamiento de la Iglesia?
Mis superiores fueron como una madre, pero algunas de mis expresiones no coincidían con el discurso oficial. Hoy mi mirada está muy apartada de la institución, aunque sigo siendo católico, soy un hombre de fe. Los ritos tienen que adecuarse a la gente y hay problemas morales que los sacerdotes no quieren asumir.
¿Hubo desilusión por los curas pederastas?
Sí. Tengo que decir que nosotros, los invitados a hacer voceros del amor transparente, terminamos dañando a varios niños, a los monaguillos. No acepto bajo ninguna circunstancia el encubrimiento.
La comunidad LGBTI reclama más compasión de los sacerdotes.
No hay por qué juzgar a los demás. El papa dijo en uno de sus viajes: “¿Quién soy yo para juzgarlos?”. Creo que a la Iglesia le hace falta darle amor a todo el mundo.
¿Estaba cansado del celibato?
Es un don de Dios y hay personas que lo cumplen. Pero no estoy de acuerdo con que sea obligatorio. La Iglesia debe instituir la figura del presbítero no célibe: en sus primeros once siglos existieron los curas casados. Sueño con que el papa Francisco haga cambios. Los jóvenes de hoy empiezan a ‘tirar’ muy rápido y esta es una realidad que compromete nuestro reclutamiento.
¿Se enamoró de una mujer?
No vamos a tapar el sol con las manos. Es seguro que una persona como yo va a tener pareja. Pero no entiendo por qué todo el mundo piensa en mi genitalidad como si fuera lo más importante.
¿Cree que la Iglesia debe cambiar su pensamiento frente a la sexualidad?
Se le ha hecho creer a la gente que el placer es malo. La sexualidad es un don de Dios, Él nos creó sexuados. No podemos decirles a las personas que tocarse los genitales es una tragedia. Sin embargo, hay que tenerle miedo al placer cuando se asume de manera promiscua.
¿Cómo alcanzar la felicidad?
Tengo tres claves. Uno: aceptarnos como somos. Tienes tendencia a la obesidad, entonces cuídate; si tu condición sexual es diferente no vayas en contravía de lo que eres. Dos: aceptar a los otros. No hay que pedirles mangos a las papayas. Tres: necesitamos una experiencia espiritual, de vez en cuando ver un atardecer, hacer silencios, orar...
¿Qué miedos lo asaltaron antes de asumir su nueva vida?
Todo me daba pánico. Me daba susto el juicio de la gente. Vivía en un seminario y no sabía vivir de otra manera, hasta pagar los servicios hoy es raro para mí. La gente cree que tengo dinero. Me daba miedo equivocarme, porque a uno le dicen que el fracaso es malo.
¿Cómo ha reaccionado la gente en sus redes sociales?
Eso ha sido duro. Me han deseado un cáncer, me han dicho que me muera, que Dios me va a cobrar todos mis actos.
¿Qué idea tiene del infierno?
Es un estado del alma. Es no tener amor, pensar que la vida no está llena de oportunidades.
Dónde hay más diablos: ¿en la política o en la Iglesia?
En el mundo entero. Los diablos somos los seres humanos cuando nos negamos al amor.
¿Qué personajes se merecen el infierno?
Nicolás Maduro y los curas pederastas.
¿Es posible alcanzar la santidad?
Si se trata de la perfección moral, nadie puede ser santo. Tenemos ira y malos pensamientos. La santidad es vivir a plenitud la vida y estar llenos del amor de Dios.
¿Qué hizo las sotanas?
Nunca tuve propias, siempre me las prestaban. Hasta el cáliz lo devolví.