Saturday, December 30, 2017

Clerus-App, la aplicación para preparar las homilías


Información de agencia EFE, Dic-30-2017.

La Congregación para el Clero y la Secretaría para la Comunicación del Vaticano han lanzado la aplicación "Clerus-App" para ayudar a párrocos y sacerdotes a preparar las homilías dominicales, informó hoy el diario vaticano, "L'Osservatore Romano".

La aplicación es "un instrumento ágil" destinado "principalmente a los párrocos y sacerdotes, pero también a aquellos que quieran tener un comentario semanal sobre la palabra de Dios".

Supervisada por el técnico informático del dicasterio, Alessandro Haag, se actualiza cada jueves con la inclusión de la homilía del domingo siguiente.

De momento, la preparación de las homilías ha sido confiada al jesuita Marko Ivan Rupnik.

Por ahora, los textos están disponibles solo en italiano, pero la intención es ofrecerlos próximamente en otros idiomas, según el diario vaticano.

La aplicación es gratuita y ofrece la posibilidad de escuchar la lectura de la homilía, escribir notas en el texto, archivar comentarios y descargar contenidos sin conexión a internet.

Según el card. Brandmüller, estas serían las respuestas a las Dubia sobre Amoris Lætitia

En una entrevista con Kath.net, Dic-29-2017, el card. Walter Brandmüller, uno de los dos que todavía quedan vivos de los cuatro cardenales que en 2016 elevaron cinco preguntas (Dubia) a Francisco sobre Amoris Lætitia y que hasta la fecha no han sido contestadas, respondió cuáles serían las respuestas a las mismas.

Para refrescar la memoria, estas son las cinco preguntas.

1. Se pregunta si, según lo afirmado en "Amoris laetitia" nn. 300-305, es posible ahora conceder la absolución en el sacramento de la Penitencia y, en consecuencia, admitir a la Santa Eucaristía a una persona que, estando unida por un vínculo matrimonial válido, convive "more uxorio" con otra, sin que se hayan cumplido las condiciones previstas por "Familiaris consortio" n. 84 y luego confirmadas por "Reconciliatio et paenitentia" n. 34 y por "Sacramentum caritatis" n. 29. La expresión "en ciertos casos" de la nota 351 (n. 305) de la exhortación "Amoris laetitia", ¿puede aplicarse a divorciados que están en una nueva unión y siguen viviendo "more uxorio"?

2. ¿Sigue siendo válida, después de la exhortación post-sinodal "Amoris laetitia" (cfr. n. 304), la enseñanza de la encíclica de San Juan Pablo II, "Veritatis splendor" n. 79, fundamentada en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia, respecto a la existencia de normas morales absolutas, válidas sin excepción alguna, que prohíben acciones intrínsecamente malas?

3. Después de "Amoris laetitia" n. 301, ¿es posible afirmar todavía que una persona que vive habitualmente en contradicción con un mandamiento de la ley de Dios, como por ejemplo el que prohíbe el adulterio (cfr. Mt 19, 3-9), se encuentra en situación objetiva de pecado grave habitual (cfr. Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Declaración del 24 de junio del 2000)?

4. Después de las afirmaciones de "Amoris laetitia" n. 302 sobre las "circunstancias que atenúan la responsabilidad moral", ¿se debe considerar todavía válida la enseñanza de la encíclica de San Juan Pablo II, "Veritatis splendor" n. 81, fundamentada en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia, según la cual: "las circunstancias o las intenciones nunca podrán transformar un acto intrínsecamente deshonesto por su objeto en un acto subjetivamente honesto o justificable como elección"?

5. Después de "Amoris laetitia" n. 303, ¿se debe considerar todavía válida la enseñanza de la encíclica de San Juan Pablo II, "Veritatis splendor" n. 56, fundamentada en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia, que excluye una interpretación creativa del papel de la conciencia y afirma que ésta nunca está autorizada para legitimar excepciones a las normas morales absolutas que prohíben acciones intrínsecamente malas por su objeto?

Y estas las respuetas proporcionadas por el card. Brandmüler

Como puede Usted ver, estas son preguntas básicas de fe y moralidad.

Si las seguimos, las preguntas 1, 4 y 5 tendrían que ser claramente respondidas con no, las preguntas 2 y tres con un sí.

Card. Müller: “El libro de Buttiglione ha disipado las dudas de los cardenales”

Esta es una entrevista hecha por el bergogliano Andrea Tornielli en Vatican Insider, Dic-30-2017, al card. Gerhard Ludwig Müller, anterior prefecto de la CDF, sobre el candente tema de las, ahora famosas, Dubia de los cuatro cardenales a Francisco sobre Amoris Lætitia. Ello en razón de que el card. Müller, como se supo anteriormente, escribió la introducción del libro del filósofo Rocco Buttiglione sobre Amoris Lætitia.

Eminencia, ¿por qué ha apoyado el libro del filósofo Rocco Buttiglione sobre “Amoris laetitia”?

La intención de mi amigo Rocco Buttiglione en este libro es la de ofrecer respuestas competentes a preguntas formuladas de manera competente. Yo he querido apoyar esta contribución a un diálogo honesto sin facciosidades y sin polémicas. En alemán hay un dicho: “quien quiere pacificar acaba golpeado por ambas partes”. Pero creo que debemos aceptar este riesgo por amor a la verdad del Evangelio y a la unidad de la Iglesia.

¿Usted cree que el libro del profesor Buttiglione ha respondido a las famosas “dudas” formuladas por los cuatro cardenales?

Estoy convencido de que ha disipado las dudas de los cardenales y de muchos católicos que temían que en “Amoris laetitia” se hubiera alterado sustancialmente la doctrina de la fe tanto sobre la manera válida y fecunda de recibir la santa comunión como sobre la indisolubilidad del un matrimonio válidamente contraído entre bautizados.

La impresión que se tienen al leer el texto de las cinco “dudas” de los cardenales es que no se trata de verdaderas preguntas, es decir dudas expresadas para tener una respuesta positiva o negativa, sino más bien de preguntas un poco retóricas que conducen hacia una dirección establecida de antemano. ¿Qué piensa al respecto?

Siempre que he expresado mis posiciones, que me las han pedido desde muchas partes, he tratado de superar las polarizaciones y una manera de pensar por campos contrapuestos. Por ello, el profesor Buttiglione me pidió una introducción para su libro titulada “Por qué se puede y se debe interpretar «Amoris laetitia» en sentido ortdoxo”. Pero ahora ya no debemos perder más tiempo con la cuestión de la manera en la que entramos a esta situación llena de tensiones, sino concentrarnos más bien en la manera para salir de ella. Necesitamos más confianza y atención benévola los unos por los otros. Como cristianos, nunca debemos dudar de la buena voluntad de nuestros hermanos, sino que “cada uno de ustedes, en toda humildad, considere a los demás superiores a sí mismo” (Fil. 2,3); así el Apóstol nos amonesta para que tengamos todos los mismos sentimientos en el amor.

En la introducción al libro de Buttiglione usted habla por lo menos de una excepción en relación con los sacramentos para quienes viven en segundas nupcias, la que tiene que ver con los que no pueden obtener la nulidad matrimonial en el tribunal pero están convencidos, en consciencia, de la nulidad del propio matrimonio. Esta hipótesis ya fue considerada, en el año 2000, por el entonces cardenal Joseph Ratzinger. En este caso, ¿se puede abrir la vía a los sacramentos? ¿“Amoris laetitia” podría ser considerada como un paso más de aquella posición?

Frente a la a menudo insuficiente instrucción de la doctrina católica, y en un ambiente secularizado, se plantea el problema de la validez incluso de matrimonios celebrados según el rito canónico. Existe un derecho natural de contraer un matrimonio con una persona del sexo opuesto. Esto también vale para los católicos que se han alejado de la fe o que solamente han mantenido un vínculo superficial con la Iglesia. ¿Cómo considerar la situación de los católicos que no aprecian la sacramentlaidad del matrimonio cristiano o incluso la niegan? Sobre esto, el cardenal Ratzinger quería que hubiera reflexión, sin tener una solución bonita y lista. No se trata de construir artificialmente un pretexto para poder dar la comunión. Quien no reconoce o no toma en serio el matrimonio como sacramento en el sentido en el que lo considera la Iglesia no puede tampoco, y esto es lo más importante, recibir en la santa comunión a Cristo, que es el fundamento de la gracia sacramental del matrimonio. Aquí debería estar antes que nada la conversión al misterio de la fe entero. Solo a la luz de estas consideraciones un ben pastor puede aclarar la situación familiar y matrimonial. Es posible que el penitente esté convencido, en conciencia y con buenas razones, de la invalidez del primer matrimonio incluso sin poder ofrecer la prueba canónica. En este caso, el matrimonio válido frente a Dios sería el segundo y el pastor podría no conceder el sacramento, claro, con las precauciones oportunas para no escandalizar a la comunidad de los fieles y no debilitar la convicción sobre la indisolubilidad del matrimonio.

Estamos frente a un número cada vez mayor de casos de matrimonios celebrados sin verdadera fe entre personas que después de pocos años (a veces incluso meses) se dejan. Y tal vez después de haber contraído una nueva unión civil, encuentran verdaderamente la fe cristiana y emprenden un camino. ¿Cómo hay que comportarse en estos casos?

Aquí todavía no tenemos una respuesta consolidada. Pero deberíamos desarrollar criterios sin caer en la trampa de la casuística. En teoría, es bastante fácil definir la diferencia entre un no creyente bautizado y un “cristiano solo de nombre”, que llega más tarde a la plenitud de la fe. Es más difícil verificar esto en la concreta realidad de cada una de las personas en el peregrinaje de sus vidas. Fiel a la Palabra de Dios, la Iglesia no reconoce ninguna ruptura del vínculo matrimonial y, por lo tanto, ninguna división. Un matrimonio sacramental válido frente a Dios y ante la Iglesia no puede ser roto ni por los esposos ni por las autoridades de la Iglesia y, naturalmente, tampoco por un divorcio civil y un nuevo matrimonio. Es diferente el caso, que ha hemos citado, de un matrimonio inválido desde el principio por la falta de un verdadero consenso. Aquí no se rompe o no se considera irrelevante un matrimonio válido. Se reconoce simplemente lo que parecía ser un matrimonio cuando en realidad no lo es.

En su introducción al libro de Buttiglione, usted habla también sobre la reducida imputabilidad de la culpa de quien «no sea capaz de satisfacer todas las exigencias de la ley moral». ¿Qué significa?

El pecado mortal nos quita la vida sobrenatural en la gracia. Su principio formal es la voluntad de contradecir la santa voluntad de Dios. A ello se suma la “materia” de acciones en grave conflicto con la doctrina de la fe de la Iglesia y su unidad con el Papa y los obispos, la santidad de los sacramentos y los mandamientos de Dios. El católico no puede excusarse diciendo que no sabía todas estas cosas. Pero existen personas que, sin una culpa grave propia, no han recibido una suficiente instrucción religiosa y viven en un ambiente espiritual y cultural que pone en peligro el “sentiré cum Ecclesia”. Aquí se necesita un bien pastor que, esta vez, no rechace a los lobos con su bastón, sino, según el modelo del Buen Samaritano, derrame aceite y vino en las heridas, y acoja al herido en esa posada que es la Iglesia.

En su introducción, usted recordó también la doctrina tradicional, según la cual «para la imputabilidad de la culpa en el juicio de Dios hay que considerar los factores subjetivos como la plena conciencia y el deliberado consenso en la grave falta contra los mandamientos de Dios». Entonces, ¿puede haber algunos casos en los que, al faltar la plena conciencia y el deliberado consenso, la imputabilidad sea reducida?

Quien, en el sacramento de la Penitencia, pide la Reconciliación con Dios y con la Iglesia debe confesar todos los pecados graves de los que se acuerde después de un profundo examen de conciencia. Solamente Dios puede medir la gravedad de los pecados cometidos en contra de sus mandamientos, porque solo Él conoce el corazón de los hombres. Las circunstancias, conocidas solamente por Dios, que disminuyen la culpa y la pena frente a su tribunal, son de tipo diferente de las que se pueden juzgar desde el exterior, como las que pueden poner en entredicho la validez de un matrimonio. La Iglesia puede administrar los sacramentos como instrumento de la gracia solo conforme a la manera en la que Cristo los instituyó. Santo Tomás de Aquino distingue el sacramento de la penitencia de la eucaristía en cuanto la primera es una medicina que purifica (purgativa), mientras la segunda es una medicina que edifica (confortativa). Si se intercambian se daña al enfermo o al sano. Quien se acuerde de un pecado grave primero debe recibir el sacramento de la penitencia. Por ello es necesario el arrepentimiento y el propósito de evitar las próximas ocasiones de pecado. Sin esto no se da el perdón sacramental. Esta es, de cualquier manera, la doctrina de la Iglesia. En la introducción al libro de Buttiglione cité también los pasajes relevantes del magisterio más autorizado. Sin embargo, los creyentes también tienen derecho a un acompañamiento atento que corresponda a su itinerario personal de fe. En el acompañamiento pastoral y, sobre todo en el sacramento de la penitencia, el sacerdote debe ayudar en el examen de conciencia. El creyente no puede decidir solo, en consciencia, si reconocer o no los mandamientos de Dios como justos y vinculantes para él. En cambio, debemos examinar en consciencia nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras obras y nuestras omisiones a la luz de Su santa voluntad. En lugar de justificarnos solos, debemos rezar humildemente a Dios y “con espíritu contrito” (Salmo 51,19) por el perdón de los pecados que no sabemos que hemos cometido. Solo así es posible un nuevo inicio.

¿Cómo se superan los peligros opuestos del subjetivismo y del legalismo? ¿Cómo se pueden considerar los casos concretos individuales, a veces dramáticos?

En la visión católica, la consciencia del individuo, los mandamientos de Dios y las autoridades de la Iglesia no están aislados unos de otros, sino que están unos con otros en una conexión interior atentamente calibrada. Esto excluye tanto un legalismo como un individualismo auto-referencial. No es nuestra tarea justificar una nueva unión que se parece a un matrimonio con una persona que no sea el cónyuge legítimo. No se nos permite considerar “mundanamente” que Jesús no puede haber tomado en serio la indisolubilidad del matrimonio o que esta no pueda ser pretendida por el hombre de hoy que, debido a la extensión de la duración de la vida, no puede resistir tanto tiempo con un único cónyuge. Pero hay situaciones dramáticas en las que es difícil encontrar una salida. Aquí el buen pastor distingue cuidadosamente las condiciones objetivas de las subjetivas y da un consejo espiritual. Pero él no puede erguirse como Señor sobre la conciencia de los demás. Aquí debemos conectar la palabra de salvación de Dios, que en la doctrina de la Iglesia solo se trasmite, con la situación concreta, en la que se encuentra el hombre en su peregrinaje. Es bueno recordar también el antiguo principio según el cual el confesor no debe turbar la conciencia del penitente en buena fe antes de que este haya crecido en la fe y en la conciencia de la doctrina cristiana hasta el punto de reconocer el propio pecado, y formular el propósito de no cometerlo más. Entre la obediencia a Cristo Maestro y la imitación del Buen Pastor no hay un o-o, sino un e-e.

Las líneas guía pastorales-aplicativas de “Amoris laetitia” de los obispos de la región de Buenos Aires, elogiadas por el Pontífice, fueron publicadas en “Acta Apoatolicae Sedis”. ¿Qué le parecen?

Esta es una cuestión sobre la que no me gustaría ofrecer ningún juicio. En mi prefacio al libro de Buttiglione hablé en general de la relación entre el magisterio papal y la autoridad de las directivas pastorales de los obispos diocesanos. No se trata de decisiones dogmáticas o de una especie de evolución del dogma. Solamente se trata de una posible práctica de la administración de los sacramentos, puesto que en casos tan graves el sacramento de la penitencia debe anteceder poder recibir la comunión. Pero al respecto habría que recordar que, según la fe católica, el sacrificio eucarístico, la santa misa, no se puede recibir a recibir (con la boca) la comunión. El Concilio de Trento habla de una triple modalidad para recibir el sacramento: según el deseo (“in voto”); recibir con la boca la santa hostia (la comunión sacramental); la íntima unión de gracia con Cristo (la comunión espiritual).

Relación Rusia-Vaticano: Confianza creciente y cercanía de posturas


Artículo de Sputnik (anteriormente conocida como Ria-Novosti), Dic-28-2017.

Embajador ruso comenta las actuales relaciones entre el Vaticano y Rusia

ROMA (Sputnik) — Las actuales relaciones entre el Vaticano y Rusia destacan por una confianza creciente y una cercanía de posturas respecto a los problemas internacionales más importantes, declaró a Sputnik el embajador ruso ante la Santa Sede, Alexandr Avdéev.

"¿Qué distingue nuestras relaciones actuales? En primera instancia, una confianza creciente", señaló el diplomático ruso.

Según Avdéev, "dos visitas del presidente de Rusia, Vladímir Putin, al Vaticano, sus conversaciones telefónicas con el papa de Roma Francisco, crearon relaciones personales de confianza".
"Existen simpatías mutuas, basadas no solo en temas eclesiásticos, sino en la actitud respecto a importantes problemas internacionales", señaló el embajador.

El diplomático añadió que "en este asunto juega un papel muy importante la cercanía de nuestras posturas en materia de política exterior".

"Tome cualquier problema internacional relevante y advertirá enseguida la cercanía de posturas del Vaticano y Rusia", constató.

Al referirse a los logros de año que concluye, Avdéev subrayó que esta etapa puede ser calificada como una de las más interesantes en la historia de las relaciones contemporáneas entre el Vaticano y Rusia.

"El Vaticano está interesado de que en todas partes del mundo en donde hay cristianos, y sobre todo, católicos, se garantice la paz, la estabilidad y la seguridad", indicó.

El diplomático recordó que actualmente en el mundo hay 1.200 millones de católicos, para los cuales la palabra y la autoridad del Papa de Roma por momentos resulta más importante que las posiciones de sus propios jefes de Gobierno o Estado.

Según el diplomático ruso, el punto más alto de la cooperación entre ambos Estados fue la visita a Rusia del secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Pietro Parolin.

"Nunca antes en la historia de nuestras relaciones un jefe de Estado ruso había recibido a un secretario de Estado de la Santa Sede, pero en esta ocasión el presidente Putin recibió al cardenal Parolin, quien viajó especialmente para ello a Sochi, donde sostuvieron una conversación muy sustanciosa e intensa literalmente sobre todos los principales problemas internacionales", explicó.

Avdéev aseveró que durante el último año la Cancillería rusa ha establecido un sistema muy interesante de consultas políticas con la entidad diplomática del Vaticano, gracias a lo cual "el Ministerio de Exteriores todo el tiempo se pone al día, lo cual genera una buena atmósfera de asociación".

"Nuestros ministros se reúnen periódicamente, algo que no sucedía antes, en la actualidad (el canciller ruso) Serguéi Lavrov sostiene anualmente entre dos o tres reuniones extensas con el arzobispo Paul Richard Gallagher", observó.

El diplomático recordó que "el último rencuentro de este tipo tuvo lugar en diciembre durante la reunión del Consejo de ministros de Exteriores de la OSCE en Viena".

El embajador añadió que este año fue firmado un acuerdo entre la Agencia Federal de Archivos de Rusia (Rosarjiv) y el Archivo Secreto del Vaticano, cuyo primer fruto fue la inauguración en Moscú este mes de la exposición "Los Románov y la Santa Sede: 1613-1917, Rusia y el Vaticano".

"Por cierto, inmediatamente tras la firma de este acuerdo, nuestros expertos comenzaron a visitar el Archivo Secreto para recopilar materiales para sus investigaciones, y el Vaticano les apoya totalmente", constató.

Avdéev también se refirió a la cooperación entre ambos Estados en medicina, al comentar que el hospital pediátrico del Vaticano Bambino Gesù opera anualmente de 20 a 25 niños rusos.

Además, este centro médico ha compartido con sus colegas rusos algunas tecnologías de tratamiento quirúrgico que ya se utilizan en el Centro de ayuda médica pediátrica especializada Voyno-Yasenetski de Moscú, concluyó.

La decisión de EEUU sobre Jerusalén

El Vaticano y Rusia rechazan el reconocimiento estadounidense de Jerusalén como capital de Israel, sostuvo el embajador ruso en la Santa Sede.

"Es una ciudad de las tres religiones abrahámicas y no puede ser politizada mediante el traslado de la capital (…) Son las palabras del papa Francisco (…) y esto patentiza su desacuerdo con la decisión estadounidense (…) Nosotros también tenemos la misma posición", dijo el diplomático a Sputnik.

Avdéev subrayó que en una de sus últimas declaraciones el papa Francisco exigió que se respete el statu quo de la ciudad sagrada de Jerusalén.

"Es más, en cuanto al destino de Jerusalén, son similares las posiciones del Vaticano como Estado, la Santa Sede como el núcleo de la Iglesia Católica, la Iglesia Ortodoxa Rusa y Rusia como Estado", puntualizó.

El embajador dijo que están en juego el futuro del pueblo palestino, la normalización de sus relaciones con Israel y el propio estatus de Jerusalén.

Tras recordar que el Vaticano y Palestina firmaron en junio de 2015 un acuerdo sobre las relaciones entre los dos Estados, el diplomático indicó que "la amenaza del inicio de la tercera intifada provocada por la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, preocupa mucho al Vaticano".

El 6 de diciembre, el Gobierno de Estados Unidos anunció su decisión de reconocer oficialmente a Jerusalén como capital de Israel y reubicar allí su embajada, situada en Tel Aviv.

La decisión estadounidense desencadenó protestas por parte de los palestinos que disputan ese territorio y provocó severas críticas por parte de la comunidad internacional.

El 21 de diciembre la Asamblea General de la ONU proclamó nula la decisión de EEUU de reconocer a Jerusalén como capital de Israel.

La situación en Siria

Rusia y el Vaticano abogan por la integridad territorial de Siria, declaró a Sputnik el embajador ruso ante la Santa Sede.

El diplomático recordó que el Vaticano fue el primero en llamar a evitar una intervención militar en el país árabe cuando los países de la OTAN lo planeaban.

"En septiembre de 2013 cuando se celebró en San Petersburgo la cumbre del G20 bajo la presidencia de Rusia, el papa Francisco envió una carta al presidente (de Rusia, Vladímir) Putin en la que exhortó a los países del G20 a hallar una solución pacífica de la crisis siria", dijo Avdéev.

Agregó que a medida que evolucionaba la situación en torno a Siria, el Vaticano que siempre había abogado por una solución pacífica de todos los problemas, de hecho apoyó el uso de la fuerza militar contra el grupo yihadista de Daesh, proscrito en Rusia y otros países.

"El Vaticano apoyó los esfuerzos de Rusia para liberar Siria de los yihadistas de Daesh, en una intervención del papa Francisco hubo una frase inhabitual para la retórica del Vaticano de que abogaba por aplicar las medidas militares contra el Daesh si era necesario", indicó.

El país árabe vive desde marzo de 2011 un conflicto armado en el que las tropas gubernamentales se enfrentan a grupos armados de la oposición y a organizaciones terroristas.

Daesh intervino en la guerra civil siria en 2013.

El pasado 6 de diciembre el Estado Mayor General ruso anunció que todos los territorios en Siria antes controlados por Daesh fueron liberados por completo.

Según datos de altos cargos de la ONU, desde 2011 unas 400.000 personas perdieron la vida en el conflicto sirio.

El Vaticano y Rusia ven las mismas amenazas para el mundo en el siglo ХХI

El Vaticano y Rusia coinciden en su visión de las principales amenazas para el mundo en el siglo ХХI, declaró Alexandr Avdéev.

"Tenemos una visión común de las amenazas y los peligros del siglo ХХI, es un punto fundamental que nos une", dijo el diplomático.

Agregó que "en primer lugar se trata de la amenaza de cualquier tipo de terrorismo: criminal, religioso o separatista; la segunda amenaza es el debilitamiento de los regímenes de no proliferación; además, el narcotráfico y la división de la sociedad en pobres y ricos representan un peligro especial".

"Compartimos la visión del peligro de la desigualdad socioeconómica y el terrorismo, que provocan la migración masiva, que se ha convertido en uno de los desafíos más serios de la actualidad", añadió Avdéev.

El embajador subrayó que Rusia y el Vaticano coinciden en la necesidad de mantener el régimen de no proliferación de armas nucleares, químicas, bacteriológicas y biológicas, así como de tecnologías de misiles.

Avdéev también mencionó que la globalización no regulada que está relacionada con los valores neoliberales preocupa tanto al Vaticano como a Rusia.

"El Vaticano considera que el modelo, distribuido a través de Internet y otros mecanismos de globalización, en el que los derechos y las obligaciones no están equilibrados, provoca serias deformaciones en las sociedades civiles, e insiste en que la globalización no debe deformar los valores morales y éticos cristianos", puntualizó el diplomático.

Las Iglesias Rusa y Romana estrechan lazos ante peligros para la civilización cristiana

La Iglesia Ortodoxa Rusa y la Iglesia Católica Romana amplían la cooperación para afrontar la destrucción de los fundamentos ético-morales de la civilización cristiana que opera en el mundo contemporáneo, declaró el embajador de Rusia ante el Vaticano.

"Amabas Iglesias ven una seria amenaza en la situación actual en que se destruyen las bases ético-morales de la civilización cristiana, que deben respetarse en igual medida por los creyentes y por los ateos, se corroe la institución de la familia, del matrimonio, de la procreación y de la educación de los niños", señaló.

En esta situación se profundiza el diálogo entre ambas Iglesias, a lo que contribuyeron las declaraciones del Pontífice sobre dos cuestiones que siempre han dividido a los cristianos ortodoxos y los católicos, dijo.

Por primera vez en la historia del pontificado el papa Francisco calificó el proselitismo como un pecado y también dijo que la cooperación y el diálogo entre los católicos y los ortodoxos deben desarrollarse en pie de igualdad y basándose en el principio de que cada uno debe seguir manteniendo su identidad, recordó, agregando que lo declarado en La Habana en 2016 durante el histórico encuentro entre el Patriarca de Moscú y toda Rusia, Kiril, y el cabeza de la Iglesia Católica Romana, Francisco, se llena hoy día de contenido concreto.

Las Iglesias cooperan en la prestación de la ayuda humanitaria en el Medio Oriente, intercambian la experiencia de sus actividades en la esfera social, el Vaticano estudia con interés la coexistencia pacífica entre los cristianos y los musulmanes en el territorio de la Federación Rusa que dura más de cinco siglos.

A la parte rusa le interesa la experiencia de los católicos en materia de la educación religiosa y la conservación de los valores familiares, dos últimas asambleas del Sínodo de Obispos convocados por Francisco se dedicaron a la situación de la familia en todas las regiones del planeta, el análisis se efectuó considerando 14 parámetros, recordó el diplomático subrayando que ni siquiera la ONU hizo tal estudio.

Funcionan el Consejo Interreligioso, copresidido por el jefe del Departamento de Vínculos Eclesiásticos Exteriores del Patriarcado de Moscú, metropolita Ilarión, y el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, cardenal Kurt Koch, y una comisión de cooperación en materia de cultura.

En el Vaticano se montarán próximamente dos exposiciones, una dedicada a los mártires canonizados en el siglo XX y otra a la arquitectura religiosa moderna; dentro de medio año en Rusia se exhibirán obras del pintor ruso Leonid Brailovski que se guardan en el Vaticano, refirió.

Preguntado por los periodistas sobre las perspectivas de una visita del Pontífice a Rusia, el embajador ruso ante el Vaticano contestó citando las palabras del metropolita Ilarión: "Cada día que pasa nos acerca a este acontecimiento".