Thursday, December 28, 2017

¡Viva la era de la parresía sin su respectiva dósis de misericordina!


Como el volúmen de informaciones a final de año disminuye sensiblemente, los medios de comunicación dan más espacio a los resúmenes y a los análisis. En temas de lo que acontece a la Iglesia no lo es diferente. En uno de esos artículos, en concreto uno publicado en Folha de São Paulo, Dic-25-2017, pág. A7, y que se titúla “Iglesia se divide bajo el papado de Francisco”, encontramos algo que nos llamó la atención.

En uno de los pasajes tocan el punto del teólogo capuchino estadounidense, Thomas Weynandy, miembro de la Comisión Teológica Internacional, quien este año escribió una carta a Francisco manifestando serias inquietudes sobre su papado, con la consecuente dósis de misericordina de su conferencia episcopal, i.e., la de EEUU, que lo obligó a renunciar al cargo que tenía en el Comité de Doctrina. Dice el diario que intentó contactarlo, a lo cual declinó, pero a renglón seguido también añade un detalle interesante.

Folha [de São Paulo] habló con Weynandy, pero él prefirió indicar teólogos alineados a sí en lugar de conceder entrevista. Ninguno aceptó hablar públicamente, pero bajo reserva uno de ellos llamó al papa “autoritario con quien discrepa de él”.

Con lo que se hace patente:

1- La circunstancia de que la disconformidad con este papado es mucho más amplia que la conocida y..

2- ...que para varios de los disconformes que ostentan cierto rango (o cargo) les es absolutamente imposible hablar abiertamente sin temer por ello consecuencias y/o represalias.

¡Viva la era de la parresía sin su respectiva dósis de misericordina!