Saturday, September 02, 2017

Sacerdote colombiano en desacuerdo con Francisco que tendrá oportunidad de reunirse con él, dice que hay al menos otros 90 sacerdotes colombianos también en desacuerdo


Entre la hiperinflación de informaciones que se refieren a la inminente visita de Francisco a Colombia, encontramos una que habla de la insatisfacción de algunos colombianos con el rumbo que Francisco le ha dado a la Iglesia, y preferirían que no fuera. Pero más particularmente, en esa información habla un inconforme sacerdote —por supuesto bajo anonimato, no sea que lo misericordeen sus superiores en este remolino de la “revolución de la ternura”— que dice conocer de la existencia de al menos otros 90 sacerdotes colombianos insatisfechos con Francisco.

Artículo de RCN Radio, Ago-31-2017.

En la Iglesia Católica también hay inconformidad por la visita del Papa

Agosto 31, 2017 | 7:18 Am

Por Javier Jules


Sacerdotes católicos están entre las personas que se oponen a la visita del Papa a Colombia porque consideran que con sus declaraciones, especialmente sobre temas como la homosexualidad y la familia, Francisco ha afectado el magisterio de la Iglesia.

Hace 20 años que hace parte del sacerdocio. Llegó a Bogotá y dice que vive su apostolado en la fe de Cristo. Pide no revelar su identidad porque, sostiene que al igual que al menos otros 90 sacerdotes católicos en Bogotá, Medellín y Bucaramanga, no está de acuerdo con la forma en la que el Papa Francisco ha llevado las riendas de la iglesia.

Incluso asegura que hoy hay creyentes que rezan para que el sumo pontífice no toque tierras colombianas.

“Sacerdotes que están en diferentes diócesis, no puedo mencionarlas por supuesto, pero que están en total desacuerdo con la visita de Francisco, muchísimos grupos de oración y laicos comprometidos en oración para que no venga”, indica el religioso.

Asegura que en los pronunciamientos del Papa Francisco se han encontrado al menos 150 herejías, es decir, afirmaciones en contra de la doctrina religiosa, un hecho que le ha causado daño al poder que tiene la Iglesia de juzgar a los demás.

“Si yo estoy en mi parroquia y me llega un homosexual a confesarse conmigo y me dice mire es que yo soy homosexual y vivo con mi pareja y yo le digo mira estás en pecado y él me dice pero si el Papa me dijo que no, usted quien es para juzgarme, ahí sí que me desarme porque yo no podría aplicar la teología moral, expresando que es un pecado”, agrega el padre.

Este sacerdote estará en una de las comisiones que se reunirá con el Papa Francisco durante el primer día de su visita. Dice que de tener la oportunidad le expresará sus reparos. Incluso le dirá que muchos creen que el obispo de Roma está vinculado con la masonería.

“Voy a tener que estar presente en un par de ocasiones con él, simplemente le escucharemos y si en su momento hay que aclarar algunos temas, porque tal vez se pronunciará en temas como ya es habitual en él que vayan contrario a la fe, pues tendrá uno que decirlo”, revela el sacerdote.

Pero no solo dentro de la misma Iglesia hay inconformidad con la presencia de Francisco en Colombia.

Camila Rodríguez piensa que lo que se van a gastar en la visita papal podría servir para muchas otras cosas necesarias en nuestro país.

“La inversión que está haciendo tanto el Distrito como el Gobierno nacional es absurda, el presupuesto que están dirigiendo a la venida, al sistema de seguridad y a un montón de menesteres pequeños es presupuesto que le están quitando a cultura, a educación, al deporte”, señala.

Fernanda Castro, al estar en contra de la visita del Sumo Pontífice, cree incluso que su presencia puede ser usada para distraer a los colombianos.

“Todo lo que significa toda la campaña mediática en relación con el Papa, entonces hay más complicaciones, sobretodo porque la gente lo que hace es ver que viene el Papa y pueden estar pasando otras cosas por debajo de esa cortina de humo”, puntualiza.

A Francisco hay quienes lo llaman el ‘falso Papa’, otros creen que es comunista, muchos aseguran que viene a legitimar el proceso de paz con las Farc. Dicen que no cambian de parecer, aun sabiendo que son minoría.

El cardenal Sarah refuta al jesuita pro-gay

El card. Robert Sarah, Prefecto de la Congregación par el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, escribió una columna publicada ayer en The Wall Street Journal, en la que criticaba el libro pro-gay del jesuita estadounidense James Martin, “Building a Bridge”. Evidentemente esta columna ha sido objeto de ataque por los sitios liberales, progresistas y antieclesiales, como no podría ser menos. Incluso muy rapidamente el directamente aludido salió a responder en uno de esos sitios.

Sandro Magister ofrece una traducción de los pasajes más destacados de dicha columna.

CÓMO LOS CATÓLICOS PUEDEN RECIBIR A LOS CREYENTES LGBT

por el cardenal Robert Sarah

La Iglesia Católica ha sido criticada por muchos, incluyendo algunos de sus propios seguidores, por su respuesta pastoral a la comunidad LGBT. […] Entre los sacerdotes católicos, uno de los críticos más francos del mensaje de la Iglesia con respecto a la sexualidad es el padre James Martin, un jesuita estadounidense. En su libro “Building a Bridge” [Construyendo un puente], publicado a comienzos de este año, repite la crítica común que afirma que los católicos han sido duramente críticos de la homosexualidad, mientras descuidan la importancia de la integridad sexual entre todos sus seguidores.

El padre Martin tiene razón cuando argumenta que no debería haber ningún doble estándar con respecto a la virtud de la castidad, que por más desafiante que pueda ser es parte de la Buena Noticia de Jesucristo para todos los cristianos. Para los no-casados –no importa cuáles sean sus atracciones- la castidad fiel exige la abstención sexual.

Esto podría parecer un estándar elevado, especialmente hoy. Pero sería contrario a la sabiduría y bondad de Cristo exigir algo que no puede ser alcanzado. Jesús nos llama a esta virtud porque ha hecho nuestros corazones para la pureza, así como ha hecho nuestras mentes para la verdad. Con la gracia de Dios y nuestra perseverancia la castidad no sólo es posible, sino que se convertirá también en la fuente de la verdadera libertad.

No necesitamos mirar muy lejos para ver las tristes consecuencias cuando se rechaza el plan de Dios para la intimidad y el amor humanos. La liberación sexual que el mundo promueve no cumple su promesa. Más bien, la promiscuidad es la causa de tanto sufrimiento innecesario, de corazones rotos, de soledad y de tratar a otros como medios para la gratificación sexual. Como una madre, la Iglesia busca proteger a sus hijos del daño que provoca el pecado, como expresión de su caridad pastoral.

En su enseñanza sobre la homosexualidad, la Iglesia guía a sus seguidores mediante la distinción de sus identidades respecto a sus atracciones y acciones. Primero están las personas mismas, quienes son siempre buenas porque son hijos de Dios. Después están las atracciones del mismo sexo, que no son pecaminosas si no son deseadas o llevadas a cabo, pero que sin embargo están en desacuerdo con la naturaleza humana. Y finalmente están las relaciones homosexuales, que son gravemente pecaminosas y perjudiciales para el bienestar de los que participan en ellas. Las personas que se identifican como miembros de la comunidad LGBT son acreedoras a esta verdad en la caridad, especialmente por parte de clero que habla en nombre de la Iglesia sobre este tema complejo y difícil.

Rezo para que el mundo finalmente haga caso a las voces de los cristianos que experimentan atracciones homosexuales y que han descubierto la paz y la alegría al vivir la verdad del Evangelio. He sido bendecido en mis encuentros con ellos, y su testimonio me conmueve profundamente. Escribí el prólogo para uno de esos testimonios en el libro de Daniel Mattson, “Why I Don’t Call Myself Gay: How I Reclaimed My Sexual Reality and Found Peace [Por qué no me llamo a mí mismo gay: como recuperé mi realidad sexual y encontré paz]", con la esperanza de hacer que su voz y otras similares a la suya sean mejor escuchadas.

Estos hombres y mujeres dan testimonio del poder de la gracia, de la nobleza y resistencia del corazón humano y de la verdad de la enseñanza de la Iglesia sobre la homosexualidad. En muchos casos ellos han vivido apartados del Evangelio durante cierto tiempo, pero se han reconciliado con Cristo y con su Iglesia. Sus vidas no son fáciles, ni tampoco sin sacrificios. Sus inclinaciones homosexuales no han sido derrotadas, pero han descubierto la belleza de la castidad y de las amistades castas. Su ejemplo merece respeto y atención, porque tienen mucho que enseñarnos a todos nosotros sobre como recibir mejor y acompañar a nuestros hermanos y hermanas en una actitud de auténtica caridad pastoral.